26


Taehyung podría asegurar, con una sonrisa en los labios y mirada risueña lo ligera, pacífica y serena que estaba siendo su vida últimamente. Se sentía como si todo estuviera donde tiene que estar, en su sitio, en total armonía.

La complacencia lo hacía feliz, tanto que ni siquiera recordaba la última vez que había despertado indispuesto por causa de problemas sociales o personales, a menos que dentro de esto incluyera la ausencia de Jungkook, que era lo único que podría darle razones para estar triste, pero que gracias a lo seguido que se veían, el gran sentimiento de necesidad se apagaba medianamente.

Lo extrañaba con el alma, y le sonreía con amor en cada video llamada, le reiteraba sus sentimientos en cada mensaje y le confesaba lo mucho que lo extrañaba antes de dormirse y al despertar. Y lo único que provocaba aquella distancia, era que cada vez que se vieran se amaran con más intensidad, se tocaran y besaran con necesidad y que aumentara el hambre de cercanía.

Y allí, en aquella habitación que apenas había sido cerrada con la espalda de Jungkook, compartían un beso intenso que no pretendía ser interrumpido con otra cosa que no fuera la necesidad obligatoria de aire.

Las manos de Jungkook hurgaban por todo el torso y espalda de Taehyung, pegándose más a él mientras introducía su lengua en aquella cavidad. El mayor aprobaba gustoso aquella intromisión, ladeando la cabeza en busca de intensificar el beso, chupando aquella lengua y dejando que la misma jugara con la suya. Lo saboreó tanto que de los labios ajenos salió un gemido pequeño que aterrizó en los suyos y le sacó una sonrisa.

El cuello del menor quedó a su completa disposición cuando buscó un espacio donde morder, lamer y dejar marcas. A través de una cadenita de besos que le ponían los pelos de punta a Jungkook, empezó a preparar el lugar que pronto quedaría afectado por moretones que dejaban en evidencia cuan desesperados estaban por el otro. Primero lo mordió, nada fuerte, pero que hizo a Jungkook entreabrir los labios y ladear más su cabeza para que Taehyung tuviera más acceso, entonces se aferró a su cuello mientras una serie de lamidas y chupones se turnaban en aquel punto suyo.

Con un jalón violento, Taehyung hizo que el cuerpo de Jungkook chocara con el suyo, entonces le apretó la cintura antes de volver a atacar sus labios. El menor vio una sonrisita pícara antes de cerrar sus ojos y dejarse llevar por la forma en que su novio lo besaba. Cada movimiento, cada apretón en su cuerpo, cada roce mínimo se sentía con tanta exageración que su única respuesta era jadear, gemir y dejarse complacer. Sin embargo, ese no era el plan aquel día.

Cuando Taehyung lo cargó, apretándole las nalgas en el proceso, Jungkook no puedo decir que no. Lo apretó fuerte, lo hizo sentir suyo, también le encendió más el cuerpo. Se encaminaron hasta la cama mientras Taehyung simplemente se limitaba a dejar a Jungkook comerse sus labios, y cuando el mayor se sentó en esta, con Jungkook sobre sí, el beso finalmente se rompió.

Jungkook le miró, apreciando totalmente enamorado aquel rostro del amor suyo, siendo tentado por sus labios hinchados y esa mirada intensa que lo ponía débil. Pasó su pulgar por los labios ajenos, lamiéndose sus propios labios sin dejar de mirar los de su novio, posteriormente mirándole fijo a los ojos, mientras él también lo observaba con el deseo dibujado en su expresión.

— Eres tan precioso — dijo Jungkook, acercando su rostro al de Taehyung y lamiéndole descaradamente los labios, dejándolo con las ganas de un beso que pensó que recibiría —. Tan precioso y tan mío — continuó. Le acarició la mejilla, luego bajó esa mano a su cuello y la deslizó con lentitud hasta llegar al primer botón de la camisa de Taehyung —.  Pero siempre, siempre, siempre te cedo a ti el control.

Cada movimiento venía después de una oración que lo único que hacía era llenarlos de anticipación. Taehyung no se aguantaba mucho y Jungkook parecía querer jugar, y con ese contraste de necesidades, no estaba seguro el rumbo que tomaría la noche.

— Porque la cama es el único lugar en el que puedo manejar las cosas contigo.

Aquella afirmación que Jungkook no se tomaba con tanta confianza salió de los labios de Taehyung mientras su expresión era una de total encanto, lujuria y expectación. Él siempre había podido manejar las cosas, pero se rendía demasiado rápido con Jungkook. Y aquella verdadera conjetura le hizo sonreír, mordiéndose el labio inferior sin demasiada fuerza.

— Ay, amor, las cosas que no sabes — le susurró en el rostro, empezando a desabotonar aquella camisa holgada que cubría el cuerpo del mayor. Le beso los labios, un toque suave y corto mientras lo hacía echarse un poquito para atrás, logrando que Taehyung se recostara del respaldo de la cama.

— Y esas que tú me haces.

Jungkook, como respuesta, le besó el pecho. Empezó por bajar desde su clavícula, beso por beso, creando un sendero húmedo hasta sus pectorales. Con sus manos lo acarició, deslizándolas lentamente por aquella piel suave, entonces, sin previo aviso, pasó su lengua por uno de los pezones de Taehyung.

Los chupó como si tuviera hambre, haciendo que con la succión aquella partecita fuera exprimida, apretada con aquella boca que apenas iniciaba su caminata por aquella anatomía. Eso hizo que Taehyung gimiera repentinamente debido a la sensación de tener aquella parte de su cuerpo en la boca de Jungkook, dejándose chupar con total gusto, con una mano que había enterrado en los cabellos de Jungkook apretándolo con fuerza, no queriendo que se despegara de allí.

Mientras su boca se ocupaba de un pezón, su mano atendía el otro. Lo pellizcaba sin mucha fuerza, lo apretaba entre sus dedos, lo amasaba a su antojo.

Cuando dejó ir la tetilla de Taehyung, quedó totalmente complacido con lo roja que estaba. Hizo lo mismo con la otra, escuchando gustoso los gemidos que Taehyung no podía evitar dejar salir, y aquello era música para sus oídos. Entonces, cuando dejó igual de colorado que el primero aquel pezón, le sonrió a Taehyung que se mantenía con sus labios entreabiertos, sin cohibirse en sus reacciones. Le pasó la lengua por el mismo lugar, y de alguna forma, el hilo de saliva que iba desde allí hasta su lengua, lograba encenderlos más.

Su lengua se movió por allí como si estuviera haciendo una danza experta, y Taehyung solo podía dejar que su cuerpo reaccionara de la mejor manera. Cuando sintió su entrepierna endurecerse, se movió debajo de Jungkook, lo que hizo que este le tomara con una mano de la cintura, ordenándole silenciosamente que se quedara quieto. Pero es que aquella mano, la forma en que lo apretaba y él cómo había dejado sus pezones hinchados para pasar a dejar mordidas en su pecho lo ponía duro y ansioso.

— ¿Quieres ir al grano tan rápido? — inquirió, su tono de voz ronco y excitante. Se acercó hasta besar la barbilla de Taehyung, luego sus labios, mismos que dejaron escapar un gemido cuando Jungkook dio un salto sobre su entrepierna.

— Por favor.

Y su respuesta venía afectada por la sensación de Jungkook dejando caer su trasero repetidas veces sobre su pene duro, con aquellos pantalones vaqueros de por medio.

— No, no, no — esa fue toda la contestación que Jungkook le proporcionó. Taehyung no quedó complacido con ella, pero otro salto logró que se arqueara y gimiera, buscando de inmediato más contacto. Empezó con el amago de desabrochar sus pantalones, pero Jungkook no lo dejó. Condujo sus manos hasta los lados de su cuerpo, sobre la cama, lejos de tocar cualquier partecita —. Hoy me toca complacerte, amor. Déjate mimar.

Pero es que, para Taehyung, aquellos mimos iban a hacerlo sufrir de forma exagerada, y no estaba seguro de llegar muy lejos cuando su pene estaba amenazando con romper aquellos pantalones, seguramente con la punta empapada y todo el deseo agrupado en su vientre bajo. Creyó convencerse un poco, aguantarse para dejar a su bebé divertirse, pero cuando volvió a saltar sobre su pene, su mano simplemente fue hasta su cintura como si fuera una acción demasiado necesaria. Jungkook le retiró la mano, esa vez la colocó detrás de la espalda de Taehyung, justo en el hueco que había entre su espalda y el espaldar de la cama.

— Puedes gemir, apretar las sábanas y más adelante incluso puedes morder la almohada, pero no me puedes tocar y solo te vienes en mi boca. ¿Entendido?

Aquella sentencia no ponía a Taehyung en un estado totalmente tranquilo, la sola advertencia parecía prometerle una grandísima noche, pero no sabía hasta qué punto aguantaría a juzgar por lo ansioso que se sentía. Asintió, queriendo convencerse de que llegaría al final. Eso hizo sonreír a Jungkook que, de inmediato, fue a devorar aquellos labios rojos.

Mientras se comía aquella boca con agresividad, empezó a acomodarse sobre el cuerpo de Taehyung. Hizo que este bajara más, hasta tener su cabeza sobre la almohada, lo que logró que él pudiera estar completamente encima de este, con una rodilla entre sus piernas, una mano en su cuello y la otra sobre el colchón, recargando parte de su peso. Y las de Taehyung, que vagaban con libertad sobre la cama, picaban por sentir la piel de Jungkook contra ellas.

Aquel beso, que nunca se sintió sencillo, se estaba volviendo todo lo desordenado que se podía. Y aquellos movimientos de la lengua de Jungkook en la cavidad de Taehyung solo hacían humedecer sus bóxer, experimentar un escalofrío por toda su espina dorsal que lo hacía estremecerse, y sentir como las olas de placer se estrellaban en su cuerpo en forma de ráfagas de calor que lo tenían, con aquellos besos, subiendo al cielo.

La rodilla de Jungkook empezó a acariciarlo entre sus piernas, primero un roce suave que lo puso alerta, luego una caricia certera que, nuevamente, le hizo arquearse. Y cuando el movimiento empezó a ser más continuo, alejándose y volviendo a tocarlo en aquella zona, sobre sus pantalones, Taehyung no pudo apresar un gran gemido que escapó de labios y fue atrapado por Jungkook, con su boca, interrumpió el beso que estaba a punto de romperse.

Podían sentir la saliva en sus comisuras, sus labios ardiendo debido a la forma tan agresiva en que se saborearon mutuamente, pero lo mejor de todo era la expresión de Taehyung, un poema que a Jungkook le encantó leer. Aquellos ojos oscuros, comunicando el deseo que sentía en ese momento de hacer al contrario suyo nuevamente, sus labios entreabiertos con aquella respiración errática que le ponía el pecho a subir y bajar, pero lo rendido que se mostraba era todo lo que tenia a Jungkook con esa sonrisita invencible en sus labios.

Con un movimiento lento, Jungkook se posicionó entre las piernas de Taehyung. No le quitó la mirada de encima mientras desabrochaba sus pantalones de espacio, lamiéndose los labios al notar aquel bulto, incapaz de sentir insatisfacción alguna. Cuando bajó aquel pantalón hasta la mitad de los muslos ajenos, presenció la humedad que había sido causada por aquellos besos intensos que habían compartido, y la reacción de Taehyung ante el rostro hambriento de Jungkook, fue empujar hacia arriba sus caderas, una clara invitación.

— Te lo puedes meter a la boca, cielo — ofreció Taehyung, mostrando una sonrisa pícara que hizo a Jungkook darle una mirada de ojos entrecerrados —. Aunque, en realidad estoy demasiado sensible, así que si te quitaras ese pantaloncito tuyo y me dejaras follarte, fuera un éxito.

— Denegado — le respondió Jungkook, bajándole los pantalones hasta quitárselo —. En su lugar, déjame hacerte esperar un poquito más.

— Es en serio, si no te tengo con las nalgas para arriba en los próximos segundos, se me va a explotar el pene.

— ¿Lo averiguo? — inquirió, rozando con su mano el pene de Taehyung. Movía un dedo de arriba hacia abajo, de un lado al otro, pero sobre sus bóxer, y la sensación era tan deliciosa y ligera que Taehyung solo podía apretar su labio inferior con sus dientes, mientras luchaba con la regla impuesta por Jungkook sobre no tocarse.

Taehyung no quería que Jungkook averiguara nada, pero si decía que no estaba esperando con ansías su próximo movimiento, entonces mentiría con descaro. Se quedó en silencio, dejándose sentir todas aquellas sensaciones gloriosas.

Gimió cuando Jungkook apretó su miembro y luego lo masajeó mientras lo miraba fijamente, dándole aquella mirada provocativa.

De un tirón bajó sus bóxer y tuvo a Taehyung casi completamente desnudo sobre aquella cama, para él, de él, sin embargo, no tocó su pene nuevamente, aún cuando todo lo que hacía era llamarlo de la forma más seductora. Taehyung llevó una de sus manos probablemente a masturbarse, pero Jungkook no se lo permitió, en su lugar, le dio una mirada de advertencia.

Besó sus muslos, se los acarició y quizá los arañó. Le dejó chupones rojos repartidos por todo aquel lugar, en su pelvis y también en su cintura, dejándole sentir el cosquilleo persistente que provocaban aquellas marcas de su paso por allí, pero seguía sin tocar la zona que Taehyung deseaba que le tocara, así que, tomándolo por el pelo, en un intento casi tembloroso, quiso dirigirlo hacia allí.

— No. Te dije que no.

— Jungkook... — empezó, dispuesto a quejarse, pero el menor no lo dejó continuar.

— ¿Te puedes girar? — le pidió, recto.

— ¿Qué quieres hacer?

— Bien, entonces lo hago yo.

Taehyung ni siquiera entendió como Jungkook logró girarlo tan fácil y rápido, ni siquiera como su propio cuerpo cedió sin chistar, mucho menos la razón de por qué quedó sobre sus codos y rodillas. No entendió nada, en absoluto, pero cuando la lengua de Jungkook aterrizó sobre su entrada, pudo captarlo, sentirlo, gemirlo.

La primera lamida hizo que se le contrajera la pelvis, que de sus labios se deslizara el gemido más ronco que Jungkook había escuchado ese día, también le hizo apretar aquellas sábanas con fuerza. Jungkook no perdió el tiempo antes de deslizar su lengua por segunda vez, apretando aquellas nalgas con fuerza, separándolas para tener mejor acceso.

— ¡Jungkook! — gritó el mayor, aquella su reacción cuando el pelinegro empezó a succionar sin darle respiro. Mordía sus masas de nalga sin ser delicado en absoluto, entonces pasaba su lengua por aquel lugar afectado, dejándolo lleno de saliva. Entonces, cuando Taehyung todavía no terminaba de digerir aquello, le succionaba de lleno su entrada, jugando con su lengua sobre esta, delineando sus bordes y enterrando su cara allí sin ninguna vergüenza.

Taehyung no podía negar que aquella sensación era deliciosa, que le estaba gustando que Jungkook se lo comiera sin dudarlo, pero era la primera vez que le hacían aquello y no estaba acostumbrado a tener algo rozándole el ano. No quería pensar, ni de amago, que Jungkook pretendía por lo menos meterle un dedo por ahí, porque la sola idea le hacía bajarse de las nubes.

Estaba excitado, sudando, gimiendo y temiendo por su culo.

— Uhm — le respondió, con su cara enterrada en el mismo lugar, totalmente concentrado en su tarea.

La cabeza de Taehyung no se mantenía al frente, porque mientras se le escapaban gemidos de la boca, giraba su cabeza para intentar conseguir la atención de Jungkook.

— No vas a — la oración quedó sin completar debido a que, la palabra que continuaba, fue sustituida por un jadeo que le salió del alma, moviendo sin pensarlo su trasero más para arriba debido a las sensaciones que estallaban en su interior —, no vas a meterme nada, ¿cierto?

Porque es que claramente sí le gustaba, pero debía asegurar su trasero.

— Disculpa, pero estoy ocupado comiéndote algo aquí atrás, no puedo hablar mucho — le respondió. Dejó su ocupación en aquel trasero ajeno y miró al dueño, que esperaba pacientemente por una respuesta que le disipara el miedo de recibir cualquier cosita por detrás —. Amor, no voy a abusar de tu confianza de esa forma, al que le encanta que se la metas es a mi. Y si me permites, voy a volver a lo mío.

Jungkook pudo escuchar el resoplido de Taehyung, que pareció haberle salido de lo más profundo. Siguió lamiendo, mordiendo y apretando aquellas nalgas que ya estaban coloradas, y Taehyung simplemente no paraba de gemir, buscando tocarse en repetidas ocasiones que Jungkook no permitió. Estaba al borde, sentía que podía explotar en cualquier momento, y no era para menos. La lengua de Jungkook estaba haciendo lo suyo entre sus nalgas, cada lengüetazo le hacía removerse y temblar sobre aquella cama, jadear y apretar las sábanas.

Todavía no entendía cómo aquello se sentía tan bien, y lo único que deseaba en ese momento era que, por favor, acabara la tortura por la que estaba pasando junto a su pene desatendido, porque estaba deseoso de liberarse.

Jungkook le hizo, de un rápido movimiento, acostarse a boca arriba, y lo recibió el rostro precioso de Taehyung que le miraba con las pupilas dilatadas y su marrón un poco más oscuro. Su pecho subía y bajaba, y se notaba en su expresión su debilidad y sorpresa por aquel movimiento. Sus brazos a sus lados estaban moviéndose de apoco hasta aterrizar en su estómago y empezar a bajar más y más. Claramente el pelinegro sabía lo que el otro quería, pero no le permitía tocarse él mismo.

El menor bajó hasta tener su cabeza cerca de su miembro erecto, húmedo, que había empezado a gotear. Lo lamió lentamente, desde el glande hasta el tronco, y Taehyung solo pudo abrir más sus piernas y tomar a Jungkook por el pelo para que siguiera ahí. Soltó un gemido que fue más lamentable que excitante cuando el otro se retiró, dejándole con las olas de placer golpeándolo sin compasión.

— Jungkook, por favor — gimoteó, y probablemente la sonrisa que él le dio como respuesta le encendió un poquito más —. Me voy a venir. Me quiero venir.

— ¿Sí?

Y no lo dejó hablar, pero cuando pasó su lengua por el glande de Taehyung, lo chupó con fuerza y se lo metió completo a la boca sin siquiera tocarlo, las respuestas empezaron a llegar. Sintió el cuerpo contrarío temblar y el apretón en su cabello, dirigiendo su cabeza como él quería, a la velocidad que quería, y aunque violaba aquella regla que Jungkook había impuesto, no le importó en lo absoluto porque lo estaba disfrutando.

Era obvio que el mayor disfrutaba muchísimo más, se notaba con lo entregado que estaba, llevando la situación como mejor le placía. Sentía todo su cuerpo ardiendo y el aviso de llegar a su límite presente en su vientre bajo, podía asegurar que tenía los pelos de punta y los ojos virados por culpa de lo tan bueno que era Jungkook para comérselo en cualquier parte de su cuerpo.

El menor sintió a Taehyung arquearse y apretarlo muchísimo más, mientras él solo se dejaba hamaquear a su antojo. Ni siquiera tuvo que hacer demasiado, porque Taehyung explotó en su boca, y tuvo que retirarse para no ahogarse. El semen ajeno se resbalaba por sus comisuras y también por el pene de Taehyung, y no había más preciosa imagen que verlo sensible, sobre su espalda y casi al desnudo, todo por obra de él.

Subió hasta estar cerca del rostro de Taehyung, y fue recibido por aquellos labios que eran para él, deliciosos y carnosos. Taehyung lo tomó por el mentón y lamió desde su comisura hasta llegar a su labio inferior y chuparlo, justo por el lado por el que se había corrido su liquido, y Jungkook se dejó besar con toda la violencia que Taehyung podía usar en ese momento.

Se sentó a horcajadas sobre su pene desnudo, aún con su pantalón puesto, y se concentró en besar y acariciar a Taehyung, encendiendo la llama que en realidad nunca se apagó, arañándole el cuerpo, chupando su cuello, dejándole probarse desde sus labios. Y se podía afirmar con seguridad que no había otra forma en la que Taehyung quisiera conocer su sabor.

Agarró a Jungkook por su cintura  cuando pudo sentarse, porque a Taehyung le encantaba tomarlo por allí, y entonces tuvo a aquel que había prohibido que se le toque, deshaciéndose en aquel agarre apretado mientras sus labios estaban siendo chupados. Empezó a bajarle el pantalón, haciéndolo rápidamente porque el propio Jungkook estaba ayudándolo, deseando montarlo hasta que ambos llegaran al orgasmo en conjunto.

Su bóxer estaba mojado y su miembro duro, aquello las consecuencias que sus actos también tenían en su cuerpo.

— Guau, creo que me vine yo también — habló el menor, sacando aquella conclusión por lo húmedo que estaba. Eso le sacó una sonrisita a Taehyung, que empezó a quitarle su camisa y la propia mientras ya podía sentir el trasero de Jungkook rozar su miembro.

Cuando el pelinegro se sentó en aquella extensión ajena, ambos gimieron por lo delicioso que se sintió el contacto en carne viva, deseosos de lo que vendría después.

— En realidad, yo te voy a hacer venir ahora.

Jungkook negó mediante un sonidito porque no tuvo oportunidad de articular su respuesta antes de que Taehyung le comiera la boca nuevamente. Sentado, con Jungkook sobre sus piernas, deslizó su mano desde su cintura hasta su trasero, metiendo un dedo en la entrada ajena sin pedir permiso.

Jungkook dio un saltito por la sorpresa, entreabriendo sus labios en medio de aquel beso. La entrada fue suave, su dedo se deslizó sin ningún problema por allí, así que entró otro, luego otro. Taehyung se separó y lo miró a los ojos, dándole una mirada sugestiva que dijo todo.

— Es una ayudita — le dijo, poniendo sus manos en su pecho y haciéndolo acostarse nuevamente —. Ahora puedo montarte sin esperar demasiado.

Ante eso, Taehyung solo pudo sonreír con picardía, amando el hecho de que Jungkook se hubiera atrevido a dilatarse por su cuenta porque eso solo lo hacía ver más suelto.

Se besaron nuevamente mientras sus cuerpos juntos sentían la suavidad del otro, la forma en que sus corazones latían a la par y la deliciosa sensación de estrujarse piel con piel. Jungkook le acariciaba el cuello y le mordía los labios, haciendo a Taehyung apretarlo fuerte contra su cuerpo, y ponerlo a gemir cuando estrujaba su trasero sobre su pene.

Taehyung no sabía cómo podía alcanzar las nalgas de Jungkook, pero se las apretó y cacheteó cuando el menor subió la intensidad de sus movimientos sobre su miembro, poniéndolo más duro, dejándose morder el mentón con suavidad y permitiéndose gemir por el mutuo placer que estaban recibiendo. Jungkook no estaba en posición de sobre estimularse de esa forma porque su pene goteante pedía una liberación para pronto, pero no había forma de que dejara de hacerlo si tenía a Taehyung afincándolo justo en el lugar correcto, su trasero haciendo una fricción deliciosa sobre aquel pene y sus nalgas siendo amasadas por su novio.

Estaban tan calientes que el corazón les amenazaba sin timidez con salírseles del pecho. Jungkook pudo sentir el sudor del cuello de Taehyung en su boca cuando fue a chuparlo allí, y de ninguna forma le causaba alguna mala sensación, a Taehyung se lo comería completito sin ninguna queja. Y aquel castaño, que nunca callaba sus gemidos, estaba sintiendo a todo lo que daba la tormenta de placer que lo estaba barriendo por completo.

Cuando Jungkook se despegó de su cuello, sin avisar ni dudar alineó el pene de Taehyung con su entrada y se dejó caer de una sola sentada. Dejaron salir un gemido en conjunto y con más fuerzas de las que pensaron, pero es que aquella primera entrada fue gloriosa. Jungkook estaba apretadísimo aún después de haberse preparado él mismo, y la forma en que su trasero apretaba el pene de Taehyung se sentía maravillosa, las consecuencias se manifestaban en su cuerpo de formas que simplemente no le permitían dejarlo pasar. Tenían que gemir, arquearse y jadear.

El pelinegro puso sus manos sobre los pectorales de Taehyung, que no eran tan marcados, pero eran excitantes. El cuerpo de Taehyung era precioso, esa era una palabra que Jungkook usaría en sustitución hasta que encontrara la adecuada para definirlo. No era un cuerpo musculoso, pero era tan delicado, tan limpio, tan suave y se veía tan malditamente caliente que simplemente le hacía babear. Lo podría ver desnudo por siglos completos sin parpadear, porque era atrayente de una forma que Taehyung no se imaginaba, lo encendía y lo debilitaba al punto de sacarlo de sí. Lo adoraba, a Taehyung, a todo él. Y era suyo, solo suyo.

Con sus manos en aquel pecho empezó a moverse, montándolo con rapidez, dejándose sentir por completo la extensión de Taehyung dentro de él. Subía y bajaba en una sincronía experta, y decir que ambos estaban hechos un desastre de gemidos sobraba. El sonido de sus cuerpos chocando se escuchaba obsceno, calentándolos más, y cuando se juntaba con los sonidos  que salían de sus bocas, entonces el ambiente se ponía perfecto.

La atmósfera quemaba, y ellos eran los más encendidos allí.

Sentía como por su propia obra el pene de Taehyung salía y entraba de su, efectivamente, mal dilatada entrada. Se sentía tan bien que, aún cuando le dolía un poco y sus piernas estaban cansadas, no quería ni siquiera hacer el amago de parar. Y lo que mejor le alentaba era esa expresión de Taehyung que lo derretía ahí mismo, arqueándose sobre la cama y entreabriendo sus labios sin callarse ni un segundo. Apretaba las piernas de Jungkook con tanta fuerza que ya sus dedos estaban allí marcados junto con las múltiples marcas que estaban en su cuerpo.

Sus miradas se mantenían conectadas mientras uno era montando por el otro, con su pecho sudado ardiendo por lo fuerte que las uñas del menor se clavaban allí. Cuando Jungkook sintió el orgasmo a la puerta justo en el momento en que se dejó caer tan fuerte que sintió el roce en su próstata, se convenció de que allí era donde quería venirse, arqueándose de una forma que hacía ver su cuerpo tan sexi y su cintura pequeña tan sensual que Taehyung solo quiso comérselo.

Brincó sobre Taehyung varias veces más, pero estaba tan cansado que se dejó caer hacia adelante, poniendo ambas manos a los lados de la cabeza de Taehyung, y fue el momento en que sus ojos conectaron con más lucidez. Los de Jungkook, mientras iba reduciendo sus movimientos, eran tan brillantes como dos estrellas en un cielo nocturno, estaban preciosos, y esa mirada tan cargada de amor descolocaba a Taehyung sin ninguna complicación.

Le acarició la espalda, bajando sus manos hasta sus nalgas y ayudándolo a moverse sobre su pene, sin saber en qué estaba Jungkook realmente concentrado: si en moverse sobre él o si en mirarlo de aquella forma que lo debilitaba.

Taehyung le gimió en la cara, y en medio de jadeos que le siguieron, habló dentro del silencio que se había instalado.

— Tus ojos están muy bonitos, mi cielo — su voz se escuchó como un susurro que podría derretir cualquier iceberg, porque se sintió tan cálida dentro del corazón de Jungkook, que él simplemente dejó que lo derritiera. Aquella frasecita venía cargada de un amor que Taehyung no puso expresamente en palabras, un te amo a corazón abierto que todo lo que significaba era que Taehyung se había entregado a él por completo, y aunque el pelinegro no conocía aquel sentido extra, estaba demasiado claro que podría hacerse una idea.

Era su nueva forma de decirle que lo amaba, pero con sentimientos más fuertes que la propia palabra, con sentimientos que finalmente había encontrado como nombrar.

— Porque te miran a ti — respondió Jungkook, jadeante, aguantando sus ganas de venirse finalmente.

— Dímelo — pidió Taehyung, y aquella petición vino acompañada de otro apretón que lo hizo respingar, pero que no lo detuvo —. Ponlo en palabras, quiero escucharte.

Es que sus ojos lo decían todo, Taehyung volvía a afirmar que Jungkook todo lo comunicaba con sus ojos, allí estaba su sinceridad.

No lo dudó, así que, mientras recuperaba un poco de velocidad, a punto de venirse, se lo dijo otra vez, otra de las tantas que faltaban y de las muchas que ya había dicho.

— Te amo, Taehyung. Eres mi beso de primavera.

Entonces, en medio de un beso que Taehyung inició de inmediato, Jungkook se vino sobre el vientre de este. Se mancharon los dos, pero eso era lo que menos importaba cuando se sentían llenos de amor, tan queridos, tan dueños de un corazón que les había dejado todo el espacio para el otro.

Taehyung buscó la forma de girarse hasta quedar sobre Jungkook, con él debajo mientras sus piernas se abrazaban a su cintura, y empezó a moverse allí hasta venirse en su interior. La sensación de liberación de nuevo volvió a sentirse perfecta, pero hacerlo mientras Jungkook lo abrazaba y se sujetaba a él con sus piernas, besándole aquellos labios con amor, simplemente lo mareaba y ponía su corazón a mil por hora.

Estaban enamorados. Se amaban. Se pertenecían. Y eso era todo lo que sabían en ese momento, lo demás lo sentían y lo gritaban con corazones acelerados que tenían un solo nombre por el cual latir con amor.

Quizá Jungkook para Taehyung no era el primero que había amado, pero sin duda alguna, era el primero que le hacía querer entregarle su vida. Era quien tenía aquellos brazos que le aseguraban el lugar que se había vuelto su favorito, y era el único que era capaz de hacerlo pensar en cuan insuficiente se podía sentir la palabra eternidad.


Holi, nos leemos después de un mes y alguito, ahora solo a un pasito de que hard to get finalmente termine. Quise poner esto para el último capitulo porque esta historia así fue como empezó, espero que les guste.

Queda el epílogo, que gracias al cielo está escrito.

No sé realmente si la frase "Beso de primavera" se use, tampoco si tendría un significado igual al que quise darle yo, que esto me llegó a la mente mientras intentaba crearme un correo sin mi nombre, pero con algo que me gustara, y a mi me gusta mucho la primera a la que en realidad no puedo presenciarle gran cosa porque donde vivo siempre parece verano. Era originalmente en inglés "Spring Kiss" que se lee más bonito.

Y bueno, nos vemos con el epílogo (es cortito), pero cuando lean este capitulo porque si subo los dos al mismo tiempo, ignoran este. 

Besouu.

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