23

Jungkook solo había soñado con dos cosas en su vida, mismas que iban encadenadas de los propios obstáculos que podrían cruzarse en el camino hasta la realidad. Nunca, ni siquiera por un momento de su vida sintió que no era querido porque siempre se le demostró con hechos y palabras lo preciado que era, sin embargo, eso no significaba que nunca se le había pasado por la cabeza aquella posibilidad parpadeante de que aquel cariño tan fuerte se quebrara debido a su propia persona, a lo que era, por como era.

Era un miedo que venía persiguiéndolo desde su adolescencia, justo después de que se le diera a pensar como única verdad irrefutable lo horrible, indeseable y detestable que era una persona que se atrevía siquiera a pensar en gustar de alguien de su mismo sexo, porque aquello era asqueroso y enfermo, y definitivamente nadie querría a alguien con esos defectos. Jungkook lo entendió de inmediato, o al menos quiso hacerlo, porque aunque no lo ponga en voz alta, en su interior siempre prevalecían sus verdaderos pensamientos y verdades, esas que no le asustaban a menos que estuvieran en posición de ser objetos de burla o desprecio de alguien más.

Siempre se decía que calladas estarían mejor, al fin y al cabo, todos deberían regirse por lo que se consideraba normal, no por aquellas singularidades, formas o creencias que cada ser humano tiene por propiedad. Pero Jungkook se dejaba llevar de aquellos prejuicios asquerosos que le habían ejercido tanta fuerza que no le quedó más opción que caminar por aquella linea, y sinceramente, le daba vergüenza admitir que aquello había empezado en su propia familia y no por aquellos ataques indefensos que había sufrido de niño, cuando mostrarse como era, era lo último que le perturbaría.

De allí, a raíz a de algo que de alguna forma le obligaron a ver como raro, deseó ser aceptado por su familia. Y más adelante simplemente lo tachó como un deseo pequeño que escondía su grandeza detrás de su miedo, porque antes de soñador, era miedoso.

Sabía que aquella añoranza se mantendría así para siempre y decidió guardarla en lo profundo de su ser, evadiendo hasta las ideas de alguna vez decirlo en voz alta. Nunca lo intentó, y es que nadie con aquella sentencia lo haría, porque es que ya sabía como estaban los pensamientos de cada uno y las cosas que estaban dispuestos a aceptar. La verdad no le daba vergüenza él, tampoco dejarse ser a la vista de todo aquel que tuviera ojos para ver, lo hacia el tener que dar el paso de comunicárselo a sus padres. Y ni siquiera era vergüenza, era el indiscutible miedo, porque Jungkook no se imaginaba sin el amor de sus padres, siendo despreciado o echado a un lado. Él se imaginaba feliz y amado, y odiaría que aquello se quedara simplemente en su imaginación.

Y aquello otro con lo que soñaba, que en realidad ya no tenía que hacerlo, pero estaba negado a darlo por sentado, era Taehyung. Lo soñó incluso antes de conocerlo y sin tenerlo de una forma específica en aquella cabeza que vivía la mayoría del tiempo encerrando incertidumbre, pero una vez que lo tuvo de verdad, supo que era lo que estaba esperando.

Jungkook soñó con ese tipo de amor. Desde que supo que lo suyo no era tan convencional, tomando en cuenta la influencia bajo la que creció, él empezó a desearlo con todas sus fuerzas. Quizá hace un buen tiempo había perdido el interés y la esperanza de algún día ser como era y querer lo que quería querer, pero antes de eso se imaginaba de la mano de un amor que lo quisiera solo a él y le asegurara con una sonrisa que todo estaba bien, que aquello estaba bien, que él lo estaba. Alguien que le diera las fuerzas para hacerse escuchar entre sus propias negaciones, que le hiciera perder el miedo a aceptarse, que le hiciera feliz, que lo eligiera a él, entonces, le daría hasta lo que no tenía con tal de devolverle aquella felicidad.

Puede que probablemente las cosas que pasen por su cabeza sean la mayoría de lo tanto que desea que lo quieran aún cuando nunca tuvo carencia de amor, pero era justo eso quizá lo que lo hacía odiar la idea de que en algún momento desapareciera.

Y podría ser por esa razón que sus manos le temblaban en aquel momento, cuando se sentó en el sofá pequeño e intentaba interrumpir aquel momento en el que sus padres se dedicaban a ver un programa en la televisión, lo suficientemente concentrados como para no notar sus nervios. Debía respirar hondo, y empezó a hacerlo antes de que se pusiera ansioso e indispuesto, propenso a abandonar aquella idea de darle razones a sus padres por las que él, definitivamente y sin duda alguna, debía ser una mancha en sus vidas en camino a desaparecer.

La idea de no hacerlo y largarse de ahí corriendo lucía atractiva y parpadeante frente a él, sin embargo, Jungkook amaba muchísimo a Taehyung y no quería dejarlo esperando por él en un punto indefinido o esconderlo de aquellos que ama solo porque es demasiado miedoso para hacer lo que debía hacer.

Entonces, se aclaró la garganta, y decidió hablar.

— ¿Eso es Stand up? — preguntó aún cuando veía que aquello era justamente lo que se estaba reproduciendo, queriendo iniciar normal mientras hacía el camino hasta aquel tema que en realidad quería mencionar. O probablemente ni si quiera quería, no sabia en qué punto estaba, pero de lo que estaba seguro era que debía hacerlo.

Sus papás no le miraron cuando uno de ellos soltó una vaga afirmativa enrollada en una carcajada que les salía natural. Jungkook los vio darse golpecitos en la mano para confirmar que ambos concordaban con lo que sea que se dijo en la televisión, entonces, cuando su papá le miró, se puso tenso de inmediato.

— ¿No quieres unirte? Este hombre sí que sabe lo que es comedia — le ofreció mientras palmeó un lado del sofá en el que estaba, a lo que Jungkook negó tratando de parecer tranquilo.

— En realidad, quería hablar de algo con ustedes, pero no quiere interrumpirlos, así que lo haré en la noche.

Vio aquella oportunidad para prepararse más antes de decir aquello, entonces la tomó, sin embargo, algo tan simple como el silencio de la sala de estar se la arrebató sin dudarlo. Ni siquiera le dio tiempo de levantarse bien de aquel mueble cuando ya tenía dos pares de ojos sobre sí.

— Nada de eso, Jeon Jungkook, venga y díganos lo que le perturba — su mamá, con aquella voz autoritaria y recta que solía tener en ocaciones, le habló. Aquella voz no era más que una forma de parecer severa porque su actitud nunca iba a combinar con su tono de voz, a menos que trabajara en ello —. Te escuchamos, así que no dudes en decir hasta lo que no va con el tema.

Jungkook arrugó su nariz en dirección a los mayores, uno de ellos mirándole por encima de sus lentes cuadrados con aumento, mientras que la señora mantenía su mirada atenta y tranquila, animándole a hablar con una sonrisita.

— ¿Puedo decirles cualquier cosa? — inquirió, suave, demostrando cuánto dudaba —. O sea, son mis padres, me han demostrado que puedo hacerlo, sin embargo, no sé hasta que punto puedo llegar y contar con que me entiendan.

— ¿Embarazaste a alguien? — su papá preguntó, con seriedad, pero todavía relajado. Aquello fue lo más grave que probablemente se le pudo ocurrir, sin embargo, la inquietud y realidad de Jungkook podría parecerle catastrófica y gigante.

— No, papá — le respondió de inmediato. Jungkook tenía tanto tiempo sin meter el pene en algún agujero que probablemente ya se le había olvidado cómo se hacía, aunque, si la boca de Taehyung contaba, puede que no haya pasado tanto tiempo. Temía que decir que sus supuestos hijos en vez de correr hacia un ovulo corrían por un esófago, les volara la mente o los hiciera odiarlo directamente.

— Jungkook — habló su mamá, mirándole con dulzura, como si lo entendiera antes de que él dijera alguna cosa —. A menos que hayas hecho algo ilegal, no vamos a agarrarte de las orejas y llevarte a un cuartel y probablemente después de eso a la iglesia, así que no temas en decir las cosas que tienes en mente, somos tus papás, que podría parecerte como los menos indicados para hablarles de tus cosas, pero te prometo que te podemos entender igual, así que no dudes tanto.

— Tu mamá tiene razón, así que empieza por soltar la sopa antes de que me coma las uñas.

Jungkook se rio ante aquello, sin embargo, no estaba lo suficientemente relajado como para no tener que exhalar con fuerza y poder controlar su pies de gelatina que empezaban a moverse de arriba a abajo sin él darse cuenta. Su corazón ya era otro lío, Jungkook podría jurar que sus papás lo escuchaban a pesar de la distancia que guardaban.

Se aclaró la garganta por segunda vez, pensando en si debería introducir el tema de a poquito o simplemente ponerlo en la mesa de la forma más rústica y clara posible. Y claro que la segunda opción no fue la indicada, él prefería preparar el terreno.

— ¿Hay alguna cosa por la que me odiarían?

Aquella pregunta, que pretendía hacerlo sentirse seguro de que decir aquella verdad no era más que un tema normal, les pareció rara a sus papás, haciendo que se preocuparan en realidad y supusieran lo peor. Jungkook les vio clavar los ojos sobre él con sorpresa, entonces, después de tocarse entre ellos para decirse en silencio que se relajaran, carraspearon y hablaron.

— Jungkook, de alguna forma me duele que creas que alguna vez podría odiarte, pero entiendo que tengas tus dudas, quizá estos últimos días alejados no nos demostramos lo suficiente, quizá te sentiste solo, así que perdóname, corazón, si sientes que no te he amado demasiado — Jungkook, complacido con aquella respuesta que claramente no era la correspondiente a su pregunta, accedió al abrazo que ella le ofrecía, sentándose en medio de los dos, cosa que no sabía cuan conveniente era, pero de todas formas insistió en aquella pregunta.

— Mamá, no quiero que pienses demasiado al respecto, solo necesito una respuesta a lo que te pregunté.

La mujer lo miró con los ojos más abiertos de lo que debería, sin embargo, retomó la compostura de inmediato, dispuesta a responder con toda su sinceridad aquella pregunta tonta con respuesta sumamente obvia.

— Te amo, Jungkook, estás por encima de cualquier cosa en mi vida — respondió, sin soltarle la mano, acariciandole el rostro con la otra —. Estoy segura de que nunca, por nada en el mundo, haría algo tan horrible como guardarte un sentimiento tan destructivo.

Él le miró con aquellos ojos brillantes que sin
voz le gritaban su agradecimiento por aquel amor que nunca desearía perder. Sus labios se fruncieron hacia abajo un poquito, haciendo que el inferior sobresaliera y aquella expresión hizo reír a su mamá, que no le quitaba la mirada de encima ni lo soltaba.

— ¿Y tú, papá? — inquirió, deseando conocer ambas respuestas. El señor no dudó en responder, con una expresión seria que probablemente era su forma de ocultar la vergüenza que le daría explayar sus sentimientos.

— Yo digo lo que dice tú mamá.

— No, así no. Responde mi pregunta, por favor.

Ante aquella petición, él no tuvo más remedio que decidir responderle. Se acomodó en su lugar, queriendo pedirle que no se atreviera a mirarlo, sin embargo, omitió hacerlo y respondió.

— Eres mi hijo, Jungkook, el único — le dijo, evitó mirarle a él con sus ojos puestos en cualquier cosa en la sala, Jungkook sabiendo que su papá tenía la tarea de demostrar amor expresamente en lo último de su lista, entonces lo entendió —. Me dueles, no podría odiarte, hombre.

Después de aquello, pareció aceptar aquellas respuestas que le aseguraban el amor que tanto le aterraba que desapareciera de un día para otro, entonces supuso que no había por qué seguir dándole largas a aquel asunto, iba a hacerlo, era el momento.

Las manos de sus padres apretaron un poquito cada una de las suyas, esperando pacientemente que dijera aquello que quería decir, entonces, respiró hondo y finalmente lo dijo.

— Soy gay.

Sintió el agarre de su mamá apretarse, pero el de su papá flojarse.

Jungkook lo miró con miedo de inmediato, llegando a conectar ambas miradas y notar que lo que él expresaba con la suya era nada, o al menos eso era lo que veía. Cuando miró a su mamá, ello lo estaba mirando a él, dándole una sonrisa grande que le transmitía toda la seguridad que venía perdiendo de un lado, sin saber cómo tomarse en realidad aquella situación.

Lo había dicho, finalmente lo había hecho y no había vuelta atrás, y suponía que era lo mejor que podia hacer, pero no entendía por qué se sentía tan inseguro. Estaba total y completamente al descubierto, aquella única versión real que existía de él, pero ella no parecía suficiente para calmarle los nervios que la situación le ponía. En ese momento, ser él mismo no le daba tanta seguridad.

— Gay... — la voz tranquila de su papá alargó aquella palabra, y sinceramente Jungkook no sabía qué pensar. Que su mano no dejara la suya era probablemente una buena señal, sin embargo, todavía parecía estar demasiado sorprendido para tomar una reacción estable de su parte —. Eres gay, Jungkook.

— ¿Amor? — la señora llamó al señor con tranquilidad, sin alterarse, igual de confundida que su hijo —. Jungkook, eso es grandioso. Me encanta que tengas claro quien eres y no te tiemble la voz al decirlo, eso es maravilloso, corazón.

— Sí... — su papá murmuró, mirándole directamente antes de hablar —. ¿Estás seguro, Jungkook? — inquirió, mirándole con insistencia, deseando una respuesta inmediata —. Quiero decir, eres una entidad individual, tienes tus gustos propios y te los respeto porque soy tu papá, no tu brazo izquierdo, así que no me corresponde decir cosas como si tu vida fuera la mía, pero de nuevo, ¿estás seguro?

— Tanto como que, efectivamente, no eres mi brazo izquierdo — afirmó, haciéndole dejar salir una risa corta —. ¿Te parece mal?

— A mi no me parece mal mientras a ti no te lo parezca. ¿No sigues siendo Jungkook?

— Sigo siendo Jungkook, tu hijo.

— Pues que orgullo que mi hijo tenga pensamientos decisivos sobre su persona y no deje que su vida la definan opiniones ajenas que tienen poco o nada que ver con él — le dijo, despeinandole el cabello mientras Jungkook simplemente se dejaba hacer con una sonrisa que advertía de cuan feliz estaba, sin saber que la realidad era que antes de tener la valentía para decirlo, sus pensamientos estaban influenciados por opiniones ajenas —. Lo lamento, Jungkook, por no darte la confianza que perdiste ese día.

Él inmediatamente lo supo. De forma automática reparó en que su papá se refería al día en que había perdido toda la seguridad que tenía, cuando de un momento a otro pasó a cuestionarse a sí mismo y después de eso a aborrecer la idea de poner en voz alta quién era en realidad.

— No es tu culpa, papá, tú lo sabes — acotó, queriendo que aquel deslizamiento de labios que le dedicó le dejara tranquilo, por más pequeño que era —. Ahora ya no tengo nada de qué preocuparme ni algo que esconder.

— Y eso es perfecto. Nunca te calles, Jungkook, no te encierres en ti mismo por nada del mundo — le dijo su mamá, acariciandole la mano con su pulgar en un roce casi imperceptible —. Estoy orgullosa de ti por decidir ser feliz y repudiar la idea de vivir encerrado en una vida que va en dirección opuesta a lo que quieres tú.

— ¿Saben, papás? — inquirió, una pregunta que no exigía respuesta, sino una mirada de atención —. Estoy muy feliz por esto — confesó, descargando repentinamente todo el terror y ansiedad que tenía en su interior, sintiéndose ligero porque finalmente no tenía nada que ocultar —. Estoy feliz por ustedes, porque me aman, porque les parezco el mismo Jungkook aún cuando no soy lo que esperaban. Gracias por entenderlo.

Ellos le envolvieron en un abrazo mientras él lloraba sin vergüenza, sin censurar ni siquiera un hipido, dejando que sus sentimientos lo controlaran.

— No has cambiado en lo absoluto, Jungkook. Simplemente prefieres, como todo el mundo, algo diferente — le dijo su mamá, acariciandole la espalda —. Que seas así de valiente para decirlo y serlo me hace sentir más orgullosa, porque decidiste vivir libremente y compartirnos con seguridad quien eres.

— Tenía muchísimo miedo de que no me quisieran después de hoy.

— Muchacho, que te vamos a querer todos los días — su papá le confirmó con un tono de voz que le dejaba en claro que aquello no estaba en discusión —. Si quisiéramos odiarte o algo así, lo hubiéramos hecho cuando eras un bebé porque eras el más cagón que he visto. ¡Y que llorón eras, caramba!

— ¡Papá! — se quejó entre lágrimas, pero coincidiendo los tres en una risa que les calentó el corazón.

— Eras un come y caga, Jungkook. Eso no es problema mío — se burló —. Como pasa el tiempo, fuimos de "¡Papás, ya terminé!" a "Papás, el incidente de primaria no fue un accidente".

— ¿Recuerdas eso? — la señora inquirió entre risas, mientras Jungkook simplemente no sabía donde meter la cara ni cómo dejar de llorar —. Mi bebé siempre ha tenido sus gustos claros.

— Eso fue un accidente de verdad.

— Jungkook, nos siguieron llamando por todo un mes.

— Bueno... — arrastró aquella palabra, sin ningún argumento para atacar aquella afirmación —. Eso ya pasó.

— Cierto, pero que no se nos olvide mencionarlo de vez en cuando — su mamá le dijo, arrugando su nariz mientras le apretaba las mejillas a aquel Jungkook que era más llorón de lo que parecía, sosteniendo siempre una actitud ruda cuando la realidad era que su sensibilidad comandaba cualquier emoción propia.

— Oigan — les llamó, pidiendo su atención en medio de aquella charla que se dividía en un asunto tan importante como aquella confesión y entre las burlas que de alguna forma había acarreado —.  ¿Qué hay de mi boda y sus nietos?

Los mayores le miraron pensativos por un momento, entonces, después de analizarlo por poquitos segundos, su papá habló.

— Pues esas son cosas que vas a decidir tú, si lo quieres de verdad, en algún momento del futuro — le restó más importancia de la que Jungkook podría imaginar, y aquello lo hizo sentir como que venía guardando desde hace tiempo un secreto que en realidad no era así de grande y terrible como lo pintaba —. ¿Tienes algún enganche? — le miró sugestivamente, subiendo y bajando las cejas con una expresión pícara —. Digo, ya que estamos siendo sinceros, pues a hablar hasta exagerar. ¿Verdad, amor?

— Claro que sí— concordó la mujer —. Estamos listos para conocer a ese tal.

Jungkook sonrió gigante con los ojos enchumbados todavía, aún cuando las lágrimas habían cesado.

— Se los voy a presentar cuando sea su novio — se quitó el rastro de lágrimas restante en sus pestañas y se puso de pie, siendo observado por sus papás —. Los amo, gracias por esto, ahora puedo ir a tumbarle la puerta y besarlo mientras le digo que a ustedes no le parece un problema que lo ame a él — coincidieron los tres en una sonrisa bonita y brillante que, de alguna forma, les hizo reparar en el lazo gigantesco entre ellos, en como estaban para apoyarse, quererse y amarse todos los días, como la gran familia que eran.

Jungkook, después de eso, no dudó en salir corriendo tan rápido como pudo, deseando darle a Taehyung aquella noticia que lo tenía tan feliz que ni siquiera podría explicar en palabras el inmenso sentimiento. Sus labios se mantenían estirados mientras se subía a su moto y la encendía, haciendo su camino a la casa de aquel que, desde ese momento, amaría bajo la mirada de quien sea, dónde sea, con todas sus fuerzas.

Siempre, pero siempre desde que pudo volver al lado de Taehyung, había estado intentando ser lo más abierto posible porque le había prometido ser mejor y, aunque no lo hubiera hecho, sabía que era lo que tenía que hacer porque definitivamente no podía volver al punto inicial. Algunas veces, sin quererlo, se encontraba pensando en si estaba bien ser demasiado liberal, actuar de aquella manera en público cuando era algo que hace un tiempo le parecía la peor idea que podía existir, y otras veces, sin embargo, no lo pensaba en lo absoluto y hacía lo que sentía. Se sentía bien, pero todavía no podía evitar cohibirse.

Si tener aquellos inconvenientes encerrados en su cabeza y que limitaban su actitud eran un gran problema que de alguna forma lastimarían a Taehyung, entonces se arrepentía de pensar demasiado e intentaría no hacerlo, no obstante, aquellos cuestionamientos eran difíciles de cortar de raíz porque se entrometían en cada paso que Jungkook quería dar. Estaba seguro de que era cuestión de tiempo, y que aquellos pensamientos molestos serían sustituidos con recuerdos que solo lo involucrarían a él y a Taehyung.

Todo estaba bien, a excepción de detalles que se corregirían de a poquito. Al final, sabía que podría ser aquello que Taehyung deseaba, no solo Jungkook, el chico que le gustaba tantísimo.

Cuando llegó a donde se dirigía, se desmontó de la moto después de encajar el casco en el timón, entonces corrió a toda velocidad hasta la puerta de la casa y empezó a tocar sin pausas, rápido y fuerte, hasta que la puerta fuera abierta. Y cuando el rostro amorrado de Taehyung se asomó, Jungkook le dio la sonrisa más grande que pudo haber expresado jamás, empujando la puerta hasta poder entrar y lanzarse a los brazos de Taehyung, que lo recibieron gustoso en medio de la creciente confusión en la que se había sumido.

Jungkook no dijo nada mientras lo abrazaba con todas sus fuerzas, un abrazo de alma y corazón que pretendía transmitirle sus razones y sentimientos para llegar de esa forma y abordarlo tan repentinamente. Taehyung tampoco habló mientras Jungkook le rodeaba el cuello con sus brazos, simplemente llevando los propios a su cintura mientras le acariciaba la espalda en medio de la incógnita que le dejaba un abrazo tan desesperado y latidos que podía sentir martillar su propio pecho.

El menor lo dejó ir de a poco, sin permitir que sus brazos dejaran de rodear el cuello ajeno, pero al menos le dejaba espacio para respirar. Le miró con los ojos brillantes, probablemente por las lágrimas que había empezado a derramar, pero también podría ser simplemente el reflejo de todos sus sentimientos revueltos en su interior, sin embargo, Taehyung seguía sin saber cómo interpretar aquel asunto.

Lo próximo que el mayor sintió fue un beso en sus labios, un beso intenso, lento y sincero. Reparó en que Jungkook no estaba triste, que aquellas lágrimas eran de felicidad, también que estaba temblando y que seguramente lloraría por un buen rato, que estaba siendo el Jungkook que tanto le aterraba ser, que en la puerta de su casa, a la intemperie, se había roto en medio de un beso la necesidad de filtrar sus propios sentimientos. Y fue, definitivamente, lo único que Taehyung entendió de aquella actitud.

Cuando Jungkook dejó sus labios, le limpió las comisuras y luego las lágrimas propias que habían humedecido un poco las mejillas de Taehyung, entonces, volvió a sonreírle.

— Soy gay — le dijo, esnifando en medio de aquella afirmación que finalmente ya no era una confesión —. Antes también lo era. Y eso siempre estuvo bien.

Y aquello que ya no era noticia, de alguna forma se volvió el motivo de sus sonrisas como si fuera alguna novedad decisiva. No era más que Jungkook siendo Jungkook en la versión original, el que se escondía detrás de un personaje basado en criterios y prejuicios que nada tenían que ver con él y que solo rectificaban lo imponente que eran las opiniones ajenas en una mente débil que temía estar mal.

— Te ves precioso cuando te aceptas a ti mismo — le respondió Taehyung mientras le limpiaba las lágrimas que no paraban de correr por las mejillas del menor, sonriéndole bonito e intentando transmitirle toda la seguridad y apoyo que podía.

Después de secarle las mejillas, Taehyung lo jalo un poquito para adentro, entonces cerró la puerta y lo hizo caminar tomado de su mano hasta el sofa de la sala. Se sentó a su lado mientras Jungkook simplemente lo miraba con una expresión que demostraba todo lo sensible que se sentía, las emociones de aquel día sintiéndose cada vez más agresivas.

— Hablé con mis papás hoy — le contó con la ilusión clara en sus ojos, sus manos inquietas tocándole las piernas, el rostro y la propia mano de Taehyung —. Les pareció algo tan normal que me hicieron pensar en si el que estuvo mal siempre fui yo. Estoy tan arrepentido de asumir la peor de las reacciones de su parte cuando en realidad fueron tan comprensibles como se puede ser, me animaron y me dijeron que me aman, que están orgullos de mi, que sigo siendo el mismo Jungkook.

Taehyung le acarició la mejilla mientras Jungkook simplemente no paraba de llorar, probablemente demasiado feliz con lo bueno que había resultado aquello de lo que tanto temía.

— Sin duda alguna eres el mismo Jungkook — afirmó, sin quitar su sonrisa —. Valiente y precioso. Estoy tan feliz de que las cosas estén siendo buenas para ti, mi cariño — le besó la comisura, poniéndole después el pelo detrás de la oreja cuando Jungkook sonrió incontenible por aquel apodo —. Espero que siempre, pero siempre, te mantengas así de orgulloso de quién eres.

El pensar en todo lo que ocurrió desde el inicio hasta aquel punto, le dejaba un único factor como detonante de problemas que no estaban supuestos a suceder: él mismo. No estaba mal, estaba cegado.

Llegó un momento en el que todo lo que pensaba había cambiado rotundamente y empezó a basarse en un único miedo que le había dejado la advertencia que nunca murió con su emisor. Era un claro ejemplo de cómo ser tan crédulos y complacientes nos cambiaba por completo, porque Jungkook simplemente quería ser el favorito del abuelo y terminó tomando decisiones que lo convirtieron en una versión que en el pasado ni de lejos podría adivinar que se convertiría.

Y podría ser fácilmente aquel asunto lo único, porque aún cuando en su adolescencia había sido blanco de burlas pequeñas a las que no les prestaba demasiada atención, nunca pensó en ocultar lo que sentía y le gustaba sino hasta después de aquel inconveniente. En la actualidad, con toda la seguridad del mundo, podría decir a boca llena que estaba bien, y eso era todo en lo que necesitaba creer.

Empezó a pensar en qué momento fue que aquella faceta se derrumbó sin siquiera darle alguna advertencia, porque todavía Taehyung, teniendo pruebas de como era antes y viendo como era ahora, se atrevía a asegurar que no había cambiado en lo absoluto.

— Puedo hacer eso — respondió, recostándose del hombro de Taehyung —. Puedo hacer tantas cosas que me siento eufórico de solo pensarlo, pero lo que más me alegra es que ya te puedo presentar con mis padres con las manos entrelazadas mientras les digo que eres mi novio.

— ¿Novio? — Taehyung inquirió, sin poder mirarle porque Jungkook se mantenía pegado a él, haciéndole imposible mirarle a la cara —. Ya que lo mencionas, si estás esperando a que te lo pida, no lo he hecho porque no sé si estás preparado para eso.

— ¿Quién dice que tienes que hacerlo tú? — se despegó de su hombro y le miró con sus cejas fruncidas, volviendo a hablar de inmediato porque aquella pregunta no necesitaba respuesta —. Tú ya has hecho demasiado, déjame hacerlo.

Taehyung soltó una risa suave que resonó en su propia cabeza e hizo a Jungkook fruncir el ceño. Le miró mientras hipaba y se limpiaba las mejillas, esperando una explicación a aquella reacción.

— Lo dices como si hubiera salvado el mundo o eso fuera algo súper importante.

— Taehyung, ya deberías de saber que para mi cada minuto contigo es importante — su voz salió con un tono que rozaba la obviedad, haciendo que Taehyung simplemente volviera a sonreír ante aquello. Había notado que siempre le sonreía de aquella forma que le derretía cada parte de sí, y sin duda alguna, a Jungkook le encantaba en exageración —. Siempre vas a ser importante para mi, Taehyung, ya te dije que no quiero tomarte a la ligera.

— Aún así, Kook — sus dedos apretaron las mejillas coloradas del pelinegro, besándole el lugar antes de continuar —. Quiero decir, me encanta ser así de significativo para ti, y que se sepa que no quiero romper tus ilusiones, pero mi cielo, lo único que nos falta es aclarar lo que somos por pura formalidad, no porque no lo seamos ni lo sepamos.

— Me dijiste de nuevo que soy tu cielo.

— Eres mi cielo, Jungkook.

Primero se dejó caer hacia atrás, tapando su rostro sonriente con sus dos manos, mientras Taehyung simplemente lo miraba igual de feliz. Lo vio patalear indiscretamente, con aquel porte que no combinaba en lo más mínimo con su actitud, pero que dejaba en evidencia la verdadera personalidad de Jungkook. Después de eso, se acercó a su rostro sin pensarlo demasiado, atrapando los labios de Taehyung en un beso que no sería suficiente para demostrar cuánto amaba que lo considerada así de mucho, que le diera apodos bonitos y que le demostrara que, en realidad, era muchísimo en su vida.

Le acarició el cuello con una de sus manos, mientras que con la otra se apoyaba en la pierna de Taehyung, buscando acercarse más y queriendo profundizar aquel beso. El mayor, con sus dedos jugando con el cabello de la nuca de Jungkook, se dejó hacer, devolviéndole el beso con la misma entrega y cariño.

— Se pueden ir a la mierda los dos, ya lo saben.

La voz inconfundible de Namjoon se escuchó detrás de ellos, haciéndolos soltarse y mirar directamente al rostro enojado de aquel chico. Estaba de pie, presenciando con toda la molestia que la situación le causaba la reacción de los otros dos, que simplemente le miraban con algo de sorpresa.

No dijo nada más, continuó su camino sin querer detenerse a presenciar algo peor.

— Namjoon — sintió los pasos acompañados de la voz de Jungkook a sus espaldas, siguendole al mismo ritmo, pero sin llegar a alcanzarlo —. Espérate, hablemos.

Él ejecutó lo que se le pidió, pero solo la primera parte, porque la verdad era que no le interesaba hablar de aquel asunto.

— Yo te lo dije, Jungkook — espetó, señalándolo —. Ya te había pedido que no hicieras esto, pero tú preferiste hacer lo que te dio la gana incluso cuando te dije que nuestra amistad dependía de eso.

Namjoon volvió a darse la vuelta y empezar a caminar, ignorando a los otros dos que le seguían.

— ¡Nam! — Taehyung le llamó, sin embargo, hacerle caso era lo último en lo que pensaba —. ¡Namjoom, que te pares!

— ¿Por qué tendría yo que hacerles caso cuando lo que opino yo se lo pasan por el culo? — le respondió, llegando a la puerta de su habitación, mirándolos antes de abrirla —. Ámense mucho y ódiense después, ya no me importa porque yo no voy a quedar en medio de los dos.

Entonces, entró a su habitación y cerró la puerta con fuerza, sin olvidar ponerle seguro, totalmente indispuesto a escucharlos. El enojo lo carcomía por dentro, porque aunque aquella relación no le pertenecía en lo absoluto, al final las cosas terminarían mal y él quedaría en el medio por el hecho de ser cercano a los dos, y definitivamente, se negaba a terminar así.







hasta horita que estaba leyendo por encimita el two-shot (que cringe releer algo que escribí yo, que Dios me ayude a corregirlo sin matarme de la vergüenza y sin que quiera dejarlo en borradores por la eternidad) me di cuenta de que Taehyung es castaño en esta historia. NO SABÍAAAAA.

equis, el primer capítulo lo escribí en 2021, mi mente se va deteriorando a la vez que mi edad se pone más grande (tengo 19).

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top