18

Frente al bus que lo llevaría hasta Seúl, se encontraba Jungkook. A sus pies una maleta y una mochila en sus hombros, tratando de descubrir quién era el más preocupado allí, si su mamá o su papá. Por su parte estaba tranquilo, al menos en ese momento que estaba seguro duraría hasta que estuviera cerca de la universidad, tratando de hacer ver aquello como casi nada para que sus padres no se preocuparan por algo que estaba bajo control.

— Recuerda llamarnos siempre antes de dormir, cerrar la puerta del dormirtorio y comer todo a tiempo — habló su mamá, una pelinegra delgada con ojos brillantes que en nada se parecían a los de él. Si debía señalar alguna similitud, entonces diría que no más que el cabello, porque no tenía otra cosa que señalara que era hijo de aquella mujer.

Ella le tocaba la mano cada vez que podía, apretándola como muestra de ánimo y preocupación a la vez, dejando en claro que lo extrañaría aquellos meses.

— Ya me dijiste eso, mamá — recordó, dejando ver una sonrisita que buscaba tranquilizarla.

— Estudia mucho, Jungkook — esta vez habló su padre, viéndolo asentir, aquel que era la referencia de lo que era Jungkook en todo su exterior —. Si logramos que el consultorio esté totalmente estable, lo manejarás tú cuando termines de estudiar, así que tienes que ser de los mejores, eh.

Entonces, Jungkook volvió a sonreír. No era un tema que le molestaba, pues aunque no le encantaban muchas cosas y no tenía idea alguna de su futuro, la medicina era lo que más le agradaba, y si sus padres iban en camino a hacerle una vida más fácil más adelante, él no se molestaría por aquello.

— ¡No lo atosigues más con eso! — reprendió la mujer, mirándole mal a su esposo —. No te desveles, duerme bien y no metas chicas a tu cuarto.

— Es un dormitorio de hombres, mamá — recalcó.

— Le dije que no te diga eso — su papá reprendió con una mirada fugaz a la señora —. No te preocupes por nosotros, vamos a estar bien.

Le apretó el hombro por unos segundos, aquella probablemente la única muestra física de afecto que iba a darle.

— Sí, eso. Termina rápido y vuelve a casa.

— Actúan como que me voy por un año.

— Te vamos a extrañar como si lo fuera — su mamá le apretó la mejilla con una sonrisa enternecida, justo de esa forma en la que sonreiría una mamá para confirmarte silenciosamente lo mucho que te quiere, cálida y bonita.

Después de unos abrazos fuertes, Jungkook se subió al bus, viendo a sus padres irse justo después de que el vehículo se pusiera en marcha.

Se sabía que el motivo de aquel viaje no era única y exclusivamente el miedo a atrasar sus estudios porque, si era realmente sincero, entonces llegaría a la conclusión de que aquello le daba igual. Lo que en realidad le hizo tomar aquella decisión sin pensarlo demasiado era el hecho de que estaría cerca de Taehyung, y aquella era una oportunidad que no debía dejar pasar por nada del mundo.

Se acercaría como si no hubiera ido allí con el propósito de hacerlo, trataría de mantener una conversación con él y si podía, aprovecharía para demostrar lo arrepentido que estaba.

El pensamiento de si aquello era demasiado le llegó de inmediato, haciéndole plantearse nuevamente sus ideas y sentirse inseguro al respecto, porque una cosa era querer estar cerca, otra actuar como un acosador. Tenía razones suficientes para estar allí y no había forma de que sus actos pasaran a ser tomados de mala manera, o al menos eso esperaba.

En gran parte del viaje sus pies no dejaron de moverse con un nerviosismo que no le era demasiado familiar, pero que claramente conocía el origen. Estaba deseoso de terminar de una vez por todas con aquella lejanía que la situación le había impuesto y finalmente ser aquella persona que Taehyung quería con él.

Entonces, cuando finalmente el autobús se detuvo en la última parada después de cuatro horas, indicándole que había llegado a su destino, Jungkook supo que no había marcha atrás. Estaba más decidido que nunca, debía arreglar lo que estaba mal en aquel lapso que, de alguna manera, parecía insuficiente.

Tomó el segundo autobús que lo
dejaría frente a los dormitorios de la Chung-Ang University, aquella a la que también asistía Taehyung. En ese momento agradecía haber conocido a Namjoon justo antes de decidir a la universidad que iría, porque de no hacerlo, probablemente hubiera entrado a cualquiera porque seguiría sin tener amigos sin importar donde fuera. El maravilloso hecho de seguirlo le estaba dando una oportunidad que le
iba perfecta, y aquello lo ponía tan feliz que podría bailar en medio del bus.

Los dormitorios estaban bien, mejor de lo que podría haber imagínado, pero lo único que le molestó fue saber que compartiría habitación con alguien, aunque aquello no estaba tan lejos de sus suposiciones. Y allí estaba aquel individuo, revolcándose cómodamente en aquella cama individual, a punto de caerse al suelo si se movía otro centímetro a la izquierda.

Ni siquiera el sonido que hizo el seguro cuando Jungkook abrió la puerta los alertó, y él no era tan aguafiestas como para interrumpir el que parecía ser el sexo de bienvenida de su compañero de habitación, así que entró con toda su calma, cerró la puerta detrás de él y se dirigió a la cama vacía, poniendo su mochila sobre ella.

El sonido que provocó la maleta cuando Jungkook la tiró al suelo fue lo que alertó a los otros dos, quienes estaban a punto de quitarse la ropa por completo.

— ¡¿Qué mierda?! — gritó uno de los dos. Jungkook no sabría quien fue porque no tenía sus ojos puestos sobre ellos, lo hizo después de escuchar aquella pregunta que simulaba una queja.

Un castaño que estaba sobre el cuerpo fornido del pelinegro que parecía cargar un repentino enojo con el que Jungkook no iba a lidiar, empezó a cubrirse mientras lo miraba horrorizado.

— Ay, perdón — hizo una reverencia cortita que para nada iba en serio. No había nadie más molesto que Jungkook en ese momento porque la envidia que sentía al ver a esos dos hacer lo que él no podía con Taehyung le carcomía, y ese hecho ya le hacía tomarle desagrado a los otros.

— ¿Eres voyerista o algo por el estilo? — inquirió el pelinegro. Jungkook suponia que había sido también quien se había quejado al inicio porque tenía la misma voz —. Si querías unirte, debías preguntar, no quedarte mirando como un degenerado.

Eso dejó a Jungkook helado, totalmente sorprendido por aquel descaro, sin embargo, no fue el único que se sintió así.

— ¿Disculpa?

— Mingyu, ¿qué te pasa? — preguntó el castaño, ofendido —. ¿Se supone que debas armar un trio en mis propias narices?

— Míralo, se ve bien y al parecer le gusto — se encogió de hombros, como si hablar de aquella forma no era gran cosa.

— ¿Perdón? — inquirió Jungkook nuevamente, atónito.

— ¿No te gusto yo? — inquirió Mingyu con tal sorpresa que parecía a punto de ofenderse —. ¿Entonces te gusta Wonwoo?

— Este es mi dormitorio, no se confundan — habló, eliminando cualquier duda de los otros dos que pretendiera dejarle ver como alguien interesado en ellos. Le sorprendía el nivel de ego que vivía dentro de aquel muchacho, era hasta desagradable aquella actitud, a su parecer.

— Ah, que eres el famoso compañero, debiste decirlo antes — ignoró completamente la existencia de Jungkook después de eso, girándose hacia el otro chico que ya estaba vestido —. Ven aquí bebé.

— No, ni creas que voy a dejarme toquetear delante de alguien más.

— ¿Por qué no? — el bultito en sus labios que pretendía hacerlo ver dulce fue lo suficiente repulsivo como para hacer a Jungkook poner una mueca de asco —. Te extrañé.

— No seas cochino.

— Bueno, pero no digas nada cuando no quiera acostarme contigo.

— Lo dices como si no me fueras a buscar primero.

Y después de eso, salió de la habitación con un gran portazo. Jungkook se quedó mirando la puerta cerrada fijamente, totalmente sumido en el sentimiento que le había dejado el presenciar aquella conversación que le recordaba su situación. Que aunque probablemente no tenían demasiado en común, o quizá la mayoría podría ser completamente similar, se sintió un idiota porque de esa misma manera fue capaz de tratar a Taehyung en alguna ocasión.

La forma en la que hablaba y el tono que usaba aquel muchacho era simplemente despectivo, y se sabía con demasiada exactitud que aquella no era la forma correcta de tratar a alguien con quien eres íntimo, y mucho menos delante de alguien ajeno a tal cosa. Sin embargo, aquella opinión silenciosa era algo que carecía de valor viniendo de Jungkook, y por eso sí que habían razones que sobraban.

— Oye — una almohada en su cara le hizo volver a la realidad —. Te vi mirándole el culo, ten cuidado.

Aquella mirada de advertencia que se le dio fue la que provocó su propia mirada de molestia.

— No soy gay — lo aclaró con tanta determinación que parecía todo lo convincente que planeaba ser.

— ¿Bisexual? — inquirió, recibiendo otra mala mirada de Jungkook. Parecía estar molesto desde el principio, y al parecer aquel sentimiento seguiría presente por un largo rato —. Es que es demasiado raro que un hetero no haya reaccionado como si besar a otro hombre fuera digno de crucifixión.

— Bueno, no todos somos así — se encogió de hombros —. A mi no me importa lo que hagan los demás, puedo tolerar muchísimas cosas.

— Hablas como si estuviera haciendo algo malo.

— Así lo veo yo — respondió, encogiéndose de hombres. Carraspeó antes de seguir hablando —. ¿Vas por ahí demostrando que eres gay o solo lo saben quienes se acuestan contigo?

Pregunta que parecía desinteresada, pero nadie más que él conocía lo interesado que estaba en el tema.

— Lo saben mis padres, mis amigos, conocidos y toda la universidad, ¿por qué lo escondería?

— Porque está mal.

— ¿Te criaron pastores? Pareces un gay reprimido — expresó con burla, cosa que hizo a Jungkook incomodar. Sus padres nunca le habían hablado de aquel tema porque daban por hecho su heterosexualidad, pero suponía que no sería una agradable noticia decirles que su único hijo en realidad no era tan hombre. No quería decepcionarlos, y a juzgar el abuelo que tuvo, suponía que aquella declaración traería justamente eso.

El hecho de vivir reprimido venía con razones, y le daba más miedo averiguar las consecuencias que orgullo por ser lo que era.

— ¿Parezco gay? — preguntó de inmediato, horrorizado —. No lo soy.

— ¿Por qué no? — aquella pregunta no traía motivos ocultos, era más una forma de decirle que estaba del lado incorrecto.

— ¿Tengo que tener una razón? Son gustos.

— ¿Te presento a mi hermana? — ofreció de inmediato.

— Me acabas de conocer.

— Eres nuevo, vas a ser la sensación, todas te van a querer y te ves rudo con esos piercings — lo estudió por unos segundos mientras asentía para chasquear los dedos en su dirección, justo después de terminar de mirarle cada partecita y llegar a una conclusión —. Confiable.

— Estás mal — negó mientras soltaba una risa nasal, suponiendo que aquel individuo era completamente raro.

— ¿No puedes?

— No.

— Que gay.

— ¡Te dije que no lo soy! — grito con exasperación, queriendo que se le tomara la palabra, sin embargo, la forma en la que se alteraba podría hacerlo ver muy asqueado con la idea o muy negado a ser descubierto.

— Ya.

— De verdad no lo soy, así que no me ataques con eso, por favor — le pidió, totalmente serio —. No quiero que me presentes a tu hermana porque no es mi tipo y ya.

— No la has visto — señaló.

— Y espero no verla.

— No tengo una hermana, solo te estaba molestando — soltó una risita que hizo molestar muchísimo más a Jungkook —. Joder a los nuevos es muy común, ¿sabes?

— Ya, no lo hagas ni lo digas de esa forma.

— Es que va con ambos sentidos.

— Como quieras, solo espero que no vuelvas a usar esta habitación como el lugar de tus encontrones que para nada me ponen feliz, te lo agradecería.

— No soy así de irrespetuoso, solo lo parezco — miró al otro con una expresión que no dejaba dicho demasiado, no más que la confirmación de aquellas palabras —. ¿Cómo te llamabas?

— No lo sé, me llamo Jungkook desde que nací.

— Ja, Ja — fingió una risotada mientras le lanzaba la segunda almohada —. Soy Mingyu.

— Y claramente una molestia también — le lanzó sus almohadas y empezó a quitarse sus zapatos, seguidamente acomodándose en la cama —. Voy a dormir, espero no despertarme a causa de sonidos raros.

Mingyu le miró con una expresión que pretendía demostrar su enojo, mismo que era tan falso como el que Jungkook fingía tener.

— Pues si te duermes te pierdes de lo bueno — sentenció, recibiendo ignorancia por parte de Jungkook —. ¿No te gusta el alcohol? Los riquitos hacen fiestas solo por respirar, el reingreso a clases ya es motivo para una. ¿Te apuntas?

— Claramente no.

De todas formas, allí no encontraría lo que estaba buscando, así que prefería descansar aún si tuviera que quedarse con los ojos cerrados sin poder dormir. Taehyung ni loco asistiría a tal desorden, entonces no había nada que lo animara a aceptar aquella invitación.

Después de unos largos minutos escuchó la puerta del dormitorio ser abierta y cerrada, entonces supuso que estaba completamente solo. Y en el silencio de aquella habitación, lo único que hizo fue hacer planes que no llevaría a cabo.

Lo primero era que quería deshacerse de unos nervios que le habían invadido repentinamente, porque Jungkook no era del tipo que se ponía nervioso com facilidad. Y lo segundo, definitivamente más urgente, era buscar la forma de estar cerca de Taehyung sin quedar muy expuesto, y no había forma de que la cosa fuera vista de la manera en que él lo quería porque realmente parecía un invasor, y lo único que dejaba aquello a la comprensión era que lo estaba persiguiéndo.

Era mitad y mitad, lo estaba, pero no lo estaba. Y debía hacer ver las cosas lo más natural posible, incluso cuando aquello necesitaba de un gran esfuerzo que al final sería nulo.

Sin querer pensar demasiado, le envío un mensaje a sus padres diciéndoles que había llegado hace un tiempo, tomó una ducha y preparó sus cosas para el siguiente día, quedándose dormido hasta la mañana.

El considerarse valiente parecía una afirmación falsa cuando, mientras caminaba perdido en los pasillos buscando su salón de clases, llegó a ver a Taehyung al lado de otros dos chicos, conversando animadamente y sonriendo de esa forma tan única. Ni siquiera tuvo tiempo de verlo todo lo que quería porque se escondió como quien estaba haciendo lo malo y planeaba ocultarlo. Lo único que pudo entender al instante era lo tanto que extrañaba aquella sonrisa y al portador, un hecho definitivamente evidente.

Se veía tan feliz y natural, sin presiones o la memoria de Jungkook influyendo en su ánimo, que parecía haberlo superado completamente. Sinceramente, no estaba seguro de cómo le caía aquella suposición porque claramente no quería pasar a ser un asunto sin importancia en la vida de Taehyung, no cuando estaba en el punto en que lo único que le importaba era él. Esperaba que lo único que haya cambiado fuera la forma en la que los asuntos pasado le afectaban, más no el amor que había entre ellos.

Jungkook estaba seguro que ese cariño seguía intacto aún después de pasar por tantas bajas, al menos por su parte, porque Taehyung nunca iba a ser un mero intento en su vida. Era en todo lo que se basaba para llegar a la conclusión del amor, y aunque probablemente no era tan profundo como la propia palabra, estaba seguro de que no era superficial como una simple mención. Había seguridad en aquella afirmación, y sabía que sentirse de esa forma no era nada parecido a una etapa que se difuminaría al mínimo descuido, era verdad.

La segunda vez que lo vio fue en la cafetería, y su plan nunca fue acercarse, mucho menos cuando parecía ajeno a toda la tristeza que había sufrido en su momento. Verlo tan tranquilo le hacía atrasar siempre aquel objetivo que consistía en recuperarlo, porque temía que su presencia fuera todo menos ligera. Y verlo así de bien era todo que necesitaba, probablemente en la misma medida que lo necesitaba a él. No lo quería arruinar, y así pasó una larga semana.

Compartía algunas clases con su compañero de dormitorio, lo que los hizo volverse un poquito amigos y pasar tiempo juntos de vez en cuando, solo esas veces en las que el otro no estaba durmiendo con un número no tan discreto de chicos y mientras intentaba resolver el tira y afloja con él que parecía ser su pareja favorita. Estaban en situaciones tan parecidas que Jungkook ya podría advertir el final, sin embargo, Mingyu tenía un nivel de descaro al que Jungkook nunca llegaría, suponía mientras estaba en aquella universidad a la que llegó por ir detrás del único chico que le gusta y justo después de hacerlo sentir como una mierda. Puro descaro que no quería ver.

— ¿Qué miras? — preguntó Mingyu, mirando en la misma dirección que él, seguidamente dándole una mirada de reproche —. No puedes ser mi amigo si vas a mirar de esa forma a Woo, y así dices que no le estabas mirando el culo.

Jungkook soltó un resoplido exagerado, mirándole mal, cómo había hecho la mayor parte del tiempo que habían compartido Juntos.

— A este punto mis suposiciones van de que estás deseoso de que confirme tus sospechas para darte cuenta de que te gusta, o que de verdad estás esperando que él me guste a mi para que tengamos un trío. Y tú ya conoces mi postura.

— Ni él me gusta ni quiero un trío — negó, haciendo un mueca de desagrado —. ¿Qué es lo que estás mirando?

— No puedes ser tan metiche.

— Viste que sí es a Wonwoo.

— Maldito seas, de verdad — con los dientes apretados, le insultó. Suspiró nuevamente, buscando calmar la repentina sensación de molestia, mirándole con seriedad —. ¿Él es el único hombre por aquí?

— Él más bonito sí que es — alardeó orgullosamente.

— ¡Ja! — la ofensa era clara en su rostro, dispuesto a desmentir aquella falsa afirmación, según él —. ¿Has visto a Taehyung? De seguro que no, porque de lo contrario no estarías diciendo eso.

— Claro que lo he visto, ¿Kim Taehyung? — inquirió, esperando confirmación, una que un Jungkook totalmente seguro le dió —. Si no fuera amigo de Woo, ya me hubiera acostado con él — dijo como si no fuera gran cosa, ignorando la sorpresa en el rostro de Jungkook —. A decir verdad, lo intenté, pero él muy pesado me dijo que ya tenía novio. Que sí me gustaba, pero Woo le gana.

— Si vuelves a comparar a Taehyung con alguien más te pongo hormigas en la cama, si se te ocurre mirarlo demasiado te parto la cara y si te replanteas la idea de querer acostarte con él, ahí sí que te muestro lo que puedo hacer — advirtió con tal seriedad que al otro chico ni siquiera le dieron ganas de dudar.

Mingyu le miró de lado, con burla y nada de sorpresa en la cara porque seguía suponiendo que el que Jungkook estuviera así de alterado por alguien significaba una sola cosa, misma que parecía querer ocultar, pero había quedado completamente en evidencia.

— ¿Por qué? — inquirió con una sonrisita y un tono que hizo a Jungkook carraspear porque sabía que había sido demasiado obvio.

— Me pidieron el favor.

— Te lo estás tomando muy en serio, eh — lo empujó por el hombro, revoloteando las pestañas en su dirección —. Ya dime la verdad, yo no te juzgo, a mi encanta comer de esos también.

— Yo no me estoy comiendo nada — la verdad era que se lo comían a él, y eso no le molestaba en lo absoluto —. ¿Cuándo fue que te dijo que tenía novio?

— Uhm — fingió pensarlo demasiado para molestar a Jungkook, recibiendo un golpe en el hombro de su parte —. Hace como dos meses.

— Ya.

— ¿Terminaron?

— ¿Por qué me preguntas a mi?

— Por si lo sabes — se encogió de hombros, fingiendo inocencia.

— No sé nada, no me importa, no me preguntes. Me voy.

Entonces, se levantó de aquella mesa en la esquina de la cafetería, saliendo por la puerta más cercana para evitar ser visto. Ni siquiera sabía cómo había evitado a Taehyung por tanto tiempo y con tanto exito, pero lo agradecía.

Y en esas pasó unos cuantos días más, pretendiendo evitarlo por un gran tiempo, aunque claramente no era lo que quería. Entonces, mientras salía de su salón de clases después de tomar la última hora de ese día, lo primero que vio fue el cuerpo de Taehyung, recostado de la baranda del segundo piso, y esperaba que no estuviera esperándolo a él si aquello atraería el choque que venía evitando.

Primero pensó en una forma de huir, y aunque su cerebro estaba trabajando a toda velocidad, no pudo hacer más que quedarse de pie allí. Le
vio mirarlo con aquella expresión seria, sin rastro del buen ánimo que le había mantenido alegre todos esos días que Jungkook llevaba observándolo. Parecía estar enojado, y sinceramente, Jungkook no podría hacer algo al respecto.

— Hablemos — dijo, sin demasiado rodeo.

Aquella palabra hizo que a Jungkook se le pusiera la piel de gallina, y por alguna razón que se debía a la esperanza que se suponía había perdido, pero que en el fondo sabía que no lo había hecho, también le alegró el momento. Ya no había nada que Taehyung pudiera decirle que le haga más infeliz, o bueno, habían demasiadas cosas, pero no creía que él le diría algo tan grave. Quería pensar positivo, esperaba una charla positiva.

Caminó detrás de Taehyung que ya llevaba varios pasos adelantados, siguiéndolo en silencio hasta que él decidiera donde parar. En las gradas de la cancha, a la vista de todos los que estaban cerca, Taehyung tomó asiento, palmeando su lado para que Jungkook hiciera lo mismo.

Lo hizo en silencio, sentándose un poquito demasiado alejado mientras actuaba como que no era a propósito, queriendo evitar que la gente sacara conclusiones, incluso cuando sentarse al lado de alguien no significaba nada. Sentía que el estar cerca de Taehyung iba a exhibir ante todos lo mucho que le gustaba, y eso, para un gay escondido, era un gran desplome.

— ¿Ahora me tienes miedo? — preguntó el mayor, soltando una risa nasal que hizo a Jungkook sentir mal por aquello.

— No — respondió de inmediato.

— Entonces es vergüenza, pero algo te hace querer evitarme — habló, mirándole mientras Jungkook simplemente jugaba con sus dedos, tomando una actitud tan débil que no parecía él. Recordó que aquello era lo que venía dejándole entender y expresado directamente en palabras, así que se corregiría —. No importa, no es cómo que me apetezca forjar lazos.

Jungkook le miró de inmediato.

— ¿Entonces por qué quieres hablar? — inquirió, a la defensiva.

— Te he visto desde la semana pasada, ¿estás aquí por mi?

— No.

Y aquella negación le dolió a Taehyung en el alma.

Claramente él era la razón más importante que lo había llevado a ese lugar, sin embargo, después de escuchar aquella respuesta de Taehyung, no quería hacerlo tan evidente.

— ¿Entonces?

— Estoy en el plan de movilidad estudiantil, me dieron la opción de venir aquí porque allá no puedo tomar una materia que me falta.

— ¿Es todo?

— ¿Quieres que haya otra razón?

Taehyung carraspeó, pretendiendo que no se notara que quería ser aquella razón, la única.

— Se nota que no.

— Pues yo no lo noto — respondió, acercándose un poquito, mirándo alrededor antes de volver a hablar —. También estoy aquí porque te extraño.

Había confesado aquello en un susurro que pretendía no serlo, sin embargo, actuar desinteresado con aquel tema y lo que arrastraría no era algo que Jungkook controlaba todavía, y aunque intentara mostrarse lo más confiado posible ante Taehyung, aquellos simplemente pasarían a ser intentos nulos a menos que ponga demasiado de su parte.

Estaba en una situación parecida a querer gritar cuando no se tiene voz, con la diferencia de que él sí la tenía, pero todavía le faltaba valentía.

— ¿Qué extrañas concretamente, Jungkook? — preguntó con interés, ansioso por aquella respuesta. Se lamió los labios después de hablar, como si estuviera saboreando aquel nombre, atrayendo la atención inmediata del mencionado. Le encantó saber que él no era el único débil cuando del otro se trataba.

— A ti — respondió con determinación, carraspeando antes de decirlo —. Lo sabes tan bien y te atreves a preguntarlo, ¿quieres que te suba el ego o algo así?

— Yo no soy tú.

— Y no tienes que serlo para darte cuenta de lo que quiero.

— ¿Qué es lo que quieres? — era una pregunta de la que ya conocía la respuesta, y querer buscar que se le reitere era asunto de complacencia, no de inseguridad.

— Ser tuyo, que seamos nuestros.

Jungkook le miró a los ojos, un contacto que se sentía decidido incluso cuando era algo que no podía palpar, como si le estuviera ordenando que lo mantuviera, que no lo rompiera. Y Taehyung lo hizo, porque quizá lo que buscaba no era hacerle caso, sino hacerlo sentir de la forma en que el otro quería hacerlo sentir a él. Incontenible, que dejara salir sus verdaderas intenciones.

De pronto, Jungkook olvidó dónde estaba y lo que no quería demostrar.

— Quiero rechazarte, sin embargo — le respondió con el mismo tono, calmado y decidido.

— Pues que necesidades tan diferentes — se acercó más, porque lo que se pudiera interpretar ya había pasado a ser un asunto sin importancia para él, queriendo demostrarle a Taehyung que no había cosa que se imponiera entre ellos en ese momento, solamente él —. ¿Te divierte hacerme esto?

— Tú te divertiste primero, es un trato justo — se encogió de hombros, pasando sus ojos sin querer y de la forma más discreta posible por todo el rostro de Jungkook. Estaban tan cerca que aquello no se iba a interpretar como una simple conversación amistosa de ninguna manera, y que preocupación más inexistente dentro de aquella burbuja en la que se luchaba por ver cuál cedía primero.

Taehyung no iba a olvidar el hecho de que sufrió por Jungkook y con él, pero tampoco iba a borrar aquellos sentimientos que tenía tan dentro e insistentes. Era simplemente imposible, y aunque sabía que en algún momento podría ceder sin mucho esfuerzo, no era el momento de querer descubrir la sinceridad de Jungkook.

— Eso no fue para nada divertido y lo sabes de sobra — dijo, poniendo una mano en el muslo de Taehyung, atrevimiento que no le molestó en lo absoluto —. Ni siquiera reaccionaste cuando te dije que era gay, y ese era el secreto que más había guardado. Siento que estuve protegiendo nada porque pareció ser un asunto al que le pasaste por encima sin más.

Sin embargo, aquel anuncio era un gran contribuyente en sus días felices, incluso cuando pensaba hacer nada al respecto.

Taehyung le quitó la mano de su propio muslo antes de hablar.

— No quiero que piensen cosas de ti — dijo después de poner aquella mano ajena en su lugar —. Aunque, ahora que no escondes tu sexualidad, supongo que actúas orgulloso de ello.

— Puedo hacerlo contigo.

— ¿Conmigo? — sonrió, claramente una sonrisa falsa que pretendía mostrarle a Jungkook la burla detrás de ella —. Desaprovechaste la oportunidad.

— Sinceramente, no tengo claro que intentas hacer ahora — se sentó derecho, olvidando por completo la idea de tener todo el contacto físico capaz por su cuenta —. ¿Me pides hablar porque quieres darme esperanzas o porque quieres saber el estado en el que estoy?

— Yo no busco darte esperanzas de nada, Jungkook — nego, tranquilo y como si no fuera gran cosa —. Que las tengas solo significa que es un problema muy tuyo.

Jungkook se sobó la nuca, claramente estresado. Soltó un suspiro que lo demostró.

— Creo que es obvio que me muero por ti, quizá por eso quieras intentar tomar venganza, cosa que no te agradecería. Solo tienes que darme una oportunidad, incluso con dudas y sospechas, yo las voy a hacer desaparecer, te lo prometo.

Eso hizo que a Taehyung se le acelerara el corazón, siempre por Jungkook. Aquella idea le tentaba tanto que no estaba seguro de tener la fuerza suficiente para negarsele a esos ojos que le miraban con el brillo de la esperanza, pero iba a hacerlo.

— Aquí nadie está buscando venganza.

— De alguna forma siento que este mi karma y que me lo merezco — habló con la voz apagada, pero nada lamentable. Soltó una risita que evadía perfectamente la felicidad que estas usualmente demostraban, pero que él no tenía —. Es mi culpa por darme cuenta tarde de lo tanto que me gustas.

La verdad era que siempre lo supo, pero quería esconderlo. Sabía que no estaba en posición de revelar aquello, ni siquiera en el presente lo está, pero suponía que por alguna cosa debía empezar.

Taehyung carraspeó al escuchar lo anterior, levantándose de donde estaba de inmediato.

— Quería saber si estabas aquí por mi para pedirte respetuosamente que abortaras tu misión, no creo seguir interesado — respondió  —. Pero te agradezco el hecho de que me hayas confiado tu secreto, espero que se te quite el miedo a vivir tu vida siendo tú.

— ¿Eso es lo único que tienes para decirme? — Taehyung no se giró a mirarlo cuando empezó a bajar por las gradas, queriendo ignorar aquella pregunta —. No me hagas renunciar a ti, por favor — dijo, yendo detrás de él, deteniéndolo por la muñeca cuando Taehyung pretendía continuar su camino —. No puedes pretender que me resigne cuando estoy seguro de que puedo ser lo que quieres.

Porque el hecho de tener que rendirse le aterraba, mucho más cuando se sentía tan cerca de ser el hombre  para Taehyung. Quizá no podía ser el ideal, pero estaba seguro de que sabría quererlo mejor de lo que ya lo hacía.

— No quiero que seas lo que yo quiero cuando eso no es lo que quieres tú.

— Eres todo lo que quiero, y mi deseo más grande es también poder ser todo lo que tú quieres.

— Por ahora estoy conforme con que seas quién me deje ir — le sonrió sin gracia, meramente la mueca de una sonrisa sin emoción. El menor quedó de piedra después de eso, y el terror se podía identificar en su mirada —. Mi mano, Jungkook.

Lo soltó de inmediato, entonces Taehyung empezó a hacer su camino por dónde vino, alejandose de un Jungkook que empezaba a estar al borde de la locura.

— ¡Dijiste que me dejarías abrazarte todos los días! — gritó, haciendo que Taehyung se detuviera al recordar aquella pequeñita promesa con Jungkook, misma que en el momento no significaba demasiado, pero que al parecer Jungkook la veía como bastante. Se acercó a pasos apresurados hasta llegar a donde Taehyung, ignorando las miradas puesta sobre él —. Dijiste que me tomabas la palabra, eso para mi fue una promesa. ¿Tienes que ser tan irresponsable con lo que prometes?

No sabía por qué aquello parecía querer afectarle al punto de querer hacerlo llorar, podrían ser los ojos brillantes y expectantes de Jungkook, o tal vez el hecho de que no había tomado con tanta seriedad un asunto que para el otro era importante. Había algo que le hacía entristecerse, y Taehyung no sabía qué era.

— Yo no le falté a mi palabra, Jungkook. Fuiste tú — y eso era todo lo que él no quería escuchar.

Claramente le dolía el recordar todo aquello, porque quería que fuera una asunto pasado, sin embargo, aunque no lo parecía, era un dolor presente en Taehyung.

— Está bien — asintió con tristeza, con todos aquellos sentimientos revueltos —. Si en realidad no me quieres, voy a intentar con todas mis fuerzas no quererte — le dio una sonrisa a Taehyung que no llegó a sus ojos, pero que pretendía verse convincente y conforme aunque no lo estaba —. Mientras tanto, no olvides que nos queremos, te lo ruego, porque yo estoy seguro de que por más que lo intente, olvidar algo sobre ti es algo que nunca voy a lograr.

Taehyung no respondió, pero tuvo que contenerse para no llorar. Soltó un gran suspiro que le hizo ganar fuerzas despues de ver el rostro derrotado de Jungkook, empezando su andar hasta la salida, dónde tomó un taxi hasta su casa.




Holis, últimamente tardo mucho en actualizar, pero es que soy de la gente que si no lo siente, no lo hace. Y si me obligo, hago un tollo.

Gracias por leer y esperarme, misamores. Se les quiere. 💗

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