14

En los últimos meses Taehyung se había acostumbrado a decepcionarse, cosa que quería pasar por alto y esconder detrás de la posibilidad de un cambio y la esperanza de mejoría, pero siempre se quedaba sin recursos que le hicieran la contraria a las múltiples negaciones de Jungkook. No a besarlo, no a abrazarlo en público, no a salir de día, nada de hablar de eso con otros, y ya era demasiada restricción para un alma que solo quería ser libre.

Se había percatado, claramente, pero siguió adelante con la misma excusa, porque siempre pensó que Jungkook tendría el valor de expresarse con libertad respecto a sus sentimientos, a aceptar sin vergüenza sus preferencias y a dejar de darle importancia a opiniones ajenas, sin embargo, aquello nunca pasó.

Y justo en el momento actual, en ese que se dio cuenta de que el otro era peor de lo que pensaba y que no tenía escrúpulos a la hora de soltar veneno, también se dio cuenta de que había sido un estúpido de los grandes. Puede que aquello ya lo hubiera sabido desde antes, incluso desde el principio, pero era una afirmación sin valor alguno cuando seguía conservando la esperanza de un Jungkook dispuesto.

No encontró camino que tomar ni de qué sostenerse para poder digerir aquellas palabras que se le habían sido lanzadas con tanta intención de lastimarlo que al final lo lograron, sin saber cómo sentirse, simplemente queriendo arrancarse el corazón para que dejara de doler.

Que si se sinceraba consigo mismo, estaba claro que el suceso más probable era aquel, en el que terminaba destrozado sufriendo el que Jungkook se cansara de explorar su sexualidad con él, de fingir quererlo y preocuparse por él. Pero había sido tan optimista que no pudo decidir con conciencia y al final terminó lanzándose a la cueva del lobo, justo donde se encontraba el final que venía evitando desde que lo vio como posibilidad.

Hasta ese día no supo que podía llorar tanto y sin pausa, que la cabeza podría dolerle hasta el punto de dejarlo débil y que el desprecio por él mismo fuera mayor que el que debería de sentir por quien le ocasionó aquel sentimiento. Estaba hecho un pedazo de basura, utilizado hasta el cansancio y finalmente desechado.

Y lo único que le dolía más que todo era que seguía teniendo fe en Jungkook y seguía calculando la probabilidad de cuan falso podría ser aquello último que tuvo el descaro de decirle. Porque de la misma forma en que se acostumbró a decepcionarse, también se acostumbró a excusarlo. Y al final de cuentas, cualquiera de las dos, era para su propio beneficio.

Taehyung quería encararlo, porque el sentimiento de estar devastado le quedaba demasiado grande y no sabía cuánto podría soportarlo, y que al menos si le obligara a retirar sus palabras o preguntarle la veracidad de las mismas le haría sentir mejor, porque podría asegurar que no eran ciertas, que a Jungkook siempre lo sintió tan para él que no había forma de no sentirse suyo, y aquello no incluía intenciones de las que dañan.

Se querían, claramente.

Taehyung creía que se querían.

No, estaban enamorados, Jungkook ni siquiera lo dijo en serio.

El solo intento de convencerse de mentiras tan claras que se aprovechaban de lo ingenuo que uno podría ser, ofendía. Y a pesar de saber que lo mejor era mantenerlo lejos, lo quería cerca, porque Taehyung era masoquita y se enganchaba hasta de lo que le advertía tirarlo en medio del peligro.

Ni siquiera había pasado tanto tiempo de terminar todo aquello y ya estaba perdiendo su lucidez y sentido de amor propio. Quería irse lejos para no cruzarselo a menudo, ni escucharlo a media noche en la habitación del fondo, ni mirándole con descaro cuando nadie los veía.

Entonces, como lo mejor era estar lejos de todo, unas horas más tarde empezó a hacer su equipaje con la intención de recuperar la rutina que había echado a la basura porque estar al lado de Jungkook así lo exigía. Y probablemente era la única cosa de la que no era culpable, porque quien decidió alterar el estado de una vida en completo orden fue él, solo para estar con alguien que no cambiaría absolutamente nada de lo suyo para mantenerlo a su lado.

— ¡Ya llegué! — escuchó la voz de Namjoon con aquel aviso, haciéndole aguilizar sus movimientos perezosos y meter más cosas en su maleta. No respondió, ni siquiera tenía que hacerlo —. ¿Ya comiste?

Asomándose a la puerta, sin meter más que la cabeza en la habitación ajena, preguntó. La respuesta inmediata nunca llegó, tampoco una dilatada, porque lo único que escuchó fueron los hipidos de Taehyung mientras metía ropa en una maleta que ya no le cabía otra prenda.

Entró, cerrando la puerta detrás de él y observando a Taehyung mientras se acercaba, retirando sus manos de la pila de ropa mal organizada y obligándolo a mirarle a la cara cuando puso una mano en su mejilla. Le limpió las lágrimas, sintiéndose mal por verlo de esa forma, preocupado y molesto a partes iguales.

Lo hizo sentarse en la cama, luego se sentó él. Entonces, le recostó la cabeza en su pecho dejándole llorar todo lo que quisiera, que se desahogara y aliviara sus dolores a su lado, sin que se sintiera solo o abandonado. Probablemente aquel sentimiento no dejaría a Taehyung en los próximos días porque él no era quien podría llenar aquel vacío, pero esperaba que sintiera que siempre podía contar con él, en todo, para lo poco como para lo demasiado.

Taehyung se abrazó a su hermano con fuerza, sintiéndolo acariciar su espalda y cabello, tomándole la mano y besándole la frente. Estaba hecho pedazos, y era tan evidente que ni siquiera se quería esforzar en querer demostrar que no estaba tan dolido como parecía, que podía con ello o que se le pasaría en un rato, porque se notaba que estaba marcado y aquellos dolores no se van de la noche a la mañana.

— No... no estoy bien, Nam — declaró, algo que su hermano afirmaba con pruebas de sobra, porque el llanto desgarrador que parecía rasparle la garganta ya era suficiente para asumirlo por cuenta propia —. Me duele tanto el corazón... no puedo, de verdad no puedo soportarlo.

Namjoon sintió cada palabra articulada con dificultad por culpa de los hipidos de Taehyung, y le dolieron en el alma. Le abrazó más fuerte mientras lo dejaba llorar en su pecho, cerrando sus propios ojos con fuerza para que el llanto de su hermano no le hiciera ablandarse también.

— Tú sí puedes, verás que ya pronto va a pasar — le apretó más la mano, un acto simple, pero que transmitía fuerza. Y quizá Namjoon no estaba totalmente al corriente de lo que pasaba, pero sí que sabía la razón principal. Justo como había supuesto, en algún punto Jungkook metería la pata tan hondo que las cosas podrían cambiar entre ellos, incluso cuando el lastimado no haya sido él —. Los dolores te duran hasta que los dejes quedarse, así que no te enganches tanto a lo que te haya pasado para que puedas superarlo rápido.

Taehyung negó, Namjoon lo sintió removerse sobre sí, luego soltarle la mano para limpiarse las lágrimas.

— No, Nam, tú no sabes — dijo, con la voz quebrada, dejándole saber que aquello era más que solo un dolor al que aferrarse.

— ¿Me quieres contar?

— No puedo — esa vez, Taehyung negó con más fuerza, como si lo último que podría hacer era sacar a relucir aquella información.

— ¿Por qué?

— Él se va a odiar si alguien más lo sabe, y puede que también me odie a mi después.

Taehyung le seguía cuidando el orgullo y guardándole el secreto aún después de todo lo qué pasó, y no se basaba solo en que no quería lastimarlo siempre que pudiera evitarlo, sino en que era un asunto suyo, y él no tenía el derecho para dar noticias que no le pertenecían. Esperaba que Jungkook algún día fuera lo suficientemente valiente como para abrazarse a sí mismo conociéndose en realidad, porque era él, suyo, y no tenía nada de malo.

— Si no quieres hacerlo, te comprendo completamente. Yo voy a estar dispuesto a escucharte y acompañarte siempre, ¿está bien? — asintió, esnifando, todavía recostado de su pecho —. ¿Te estás yendo por eso?

Taehyung se despegó de Namjoon, girándose a ver el desastre de ropa y neceseres que tenía sobre la cama y el suelo, sintiéndose sin control  sobre él mismo al estar huyendo, porque aquello solo le confirmaba que, de quedarse, haría las cosas injustas para él incluso cuando en el momento sostenía una postura que parecía inquebrantable, pero era totalmente claro que Jungkook podría destruirla si quisiera.

Definitivamente, no había forma de que Taehyung le odiara algún día.

— Me voy porque soy idiota, masoquista y conformista, que me lleno los ojos con cualquier cosa y cedo ante cualquier impulso sin pensar en las consecuencias — respondió, sin dejar de llorar. Aquel llanto parecía infinito, provocado por el mal sentir que era más grande que cualquier cosa que podría experimentar en el momento.

— No te estoy siguiendo muy bien, Taehyung.

— Me voy porque estoy enamorado, Namjoon. Y si me quedo aquí, me va a destruir — respondió, levantándose a organizar lo que le quedaba, aunque aquello no parecía más que un bollo de ropa dentro de una maleta que no cerraría.

Namjoon le vio caminar por la habitación intentando armar un equipaje de la forma más desastrosa, sin saber qué decirle al respecto porque solo él sabía en realidad cómo se sentía y estaba negado a dar detalles de aquel asunto. No quería verle tomar decisiones tomando en cuenta su actual estado porque probablemente ni siquiera era lo que quería en realidad, pero no era como que podía frenarlo y sugerirle hacer lo que él creía correcto.

— ¿Crees que es lo mejor que puedes hacer? — inquirió, viéndolo meter su laptop en una mochila —. Está bien darse un tiempo y alejarse cuando las cosas no pintan bien, pero huir ya es otra cosa. Y no es que te esté diciendo que te quedes y busques la forma de arreglarlo con esa persona, sino que lo arregles para ti.

Si Taehyung lo pensaba, no daba con ninguna forma de arreglarlo para él.

— ¿Cómo? — lanzó una sudadera en la pila que tenía, haciendo que se cayera una parte sobre la cama —. No hay manera de arreglarlo ni siquiera para mi, porque soy débil y si lo veo no voy a hacer más que fingir odiarlo cuando en realidad quisiera que se acercara a decirme que no quería decir lo que dijo. Si me sigue gustando, no puedo estar cerca de él.

— Si estás enamorado, no vas a olvidarlo por el momento aunque te vayas al otro lado del mundo. Te vas, pero vas a pensar en él, lo vas a extrañar y vas a querer verlo, ¿crees que va a ser diferente? — preguntó, sin dejar de verlo, atento a sus expresiones.

— No lo sé, pero podría serlo. Si estoy lejos no hay forma de que me deje llevar por él.

— Pon límites, Taehyung. Que no puedes querer cambiar tu vida cuando alguien la embarre contigo.

— No la estoy cambiando, la estoy volviendo a la normalidad — respondió, encogiéndose de hombros, como si no hubiera sido una gran hazaña haber cambiando el orden de sus cosas para que encajara con el de alguien más.

Aún cuando Taehyung tardaba semanas sin volver a Busan, Jungkook nunca fue a visitarlo sin importar cuanto lo extrañaba, según él. Que si alguien lo veía con él iba a asumir que era gay, que si los padres de él lo veían llegar iban a descubrir lo que tenían, y sobre todo, si se enteraba Namjoon, dejarían de ser amigos porque a parte de que estaba con su hermano, le parecería horrible el hecho de tener un amigo con gustos cuestionables. Entonces, como Namjoon era su único amigo, Jungkook no quería arriesgar aquella relación.

Y Taehyung nunca lo dijo, pero aquella excusa le hizo pensar en si en realidad su hermano lo aceptaba, si no le molestaba su orientación sexual o si le avergonzaba decir que su hermano era gay, pero aquellos pensamientos llegaban a perder su valor cuando reparaba en que nunca Namjoon le había demostrado malos sentimientos, que lo veía siempre de la misma forma. Entonces, al final, también llegaba la decepción de saber que Jungkook estaba siempre poniendo las mismas excusas.

— ¿Significa que ya renunciaste?

— ¿A qué?

— A él.

Taehyung lo pensó, soltó un suspiro pesado cargado de cansancio, cuestionándose si ya había renunciado a Jungkook o si seguía esperándolo.

— Si te digo que le tengo esperanza, ¿me vas a juzgar?

— Claro que no, aunque preferiría que no se la tuvieras — Taehyung le miró, expectante ante lo que diría después porque aquella respuesta no parecía indefensa —. Si le tienes esperanza es porque probablemente él te haya demostrado que es mejor que lo que sea que te hizo. O tal vez que puede actuar tan bien que te ha vendido una imagen de él totalmente falsa — Taehyung se lo pensó, o al menos eso le pareció a Namjoon. Esnifó, soltando una exhalación justo después, sentandose en el lugar que ocupaba anteriormente.

Estaba pensando en eso último, en si en realidad le había comprado el cuento a Jungkook que parecía venderle en cada ocasión que se veían, actuando de una forma que no era la suya solo para que lo vieran justo como él quería que Taehyung lo hiciera. No quería que ese fuera el caso, estaba claramente negado, pero si aquello era cierto, entonces Jungkook sabía hacer sus cosas y Taehyung era simplemente un estúpido.

— No puede ser posible, de ninguna manera — pareció restarle importancia, pareciéndole estúpida la sola la idea, queriendo que le parezca estúpida, pero en realidad le aterraba que ese fuera el caso.

— ¿Por qué?

— Porque yo sentí que me quería.

Nadie, nunca, ni el mismo Jungkook podría negarle que lo quería porque Taehyung lo sintió, y estaba seguro de que era real. Estaba totalmente enterado de que parecía un iluso de los grandes, queriendo excusarle todo a quien quiere para seguirlo queriendo con bases, pero es que no había forma en el mundo de que aquel sentimiento fuera falso, porque uno puede ser buen actor, pero nadie actuaria como que te quiere con tanta dedicación.

En aquel punto, ya Taehyung no sabía quién estaba más incorrecto, porque en su interior, sus propios pensamientos seguían justificando a Jungkook.

— A veces uno se convence de que vio algo que en realidad nunca existió para evadir lo que arrastra el aceptar que nunca hubo nada — dijo, mirándole aquella expresión pensativa —. No tienes que atormentarte por eso, es normal actuar para nuestro propio beneficio aún si tenemos que engañarnos en el proceso.

— Que no, Namjoon, que sí me quiere — estaba seguro, sus palabras salían firmes aún cuando tenía la voz un poco rasposa y apagada —. Yo no vi nada que no había ni sentí solo lo que yo quería sentir, él me hizo sentir así, no fue falso, y pobablemente sea de lo que estoy más seguro en el mundo.

— ¿Y esa vez que llegaste a la casa sintiéndote como el culo? — inquirió, recordando la vez que lo vio llegar en la mañana sin ánimos, decepcionado y con una expresión de miseria. Su voz había pasado de sonar pacifica a sonar más fuerte, molesta y demandante, como si aquel asunto le afectara directamente —. ¿Ese día también sentiste que te quería y que lo que sea que te hizo fue por amor? No te pases, Taehyung, ya está bueno.

— ¿Por qué te alteras si no sabes nada? — se levantó, queriendo huir de los cuestionamientos de Namjoon incluso cuando le estaba dando pie para que siga.

Namjoon suspiró, mirándole con obviedad.

— Porque lo veo, te estoy viendo justo ahora.

— Y eso es todo lo que sabes al respecto, así que no me riñas si no estás al corriente de las cosas.

— Entonces dímelas, porque según lo que yo sé, las cosas no pretenden cambiar.

Taehyung le miró cansado, sabiendo que la respuesta a aquella petición no iba a cambiar.

— Que no puedo.

— Sinceramente, no sé por qué intentan ocultarme las cosas si son tan evidentes y descuidados — se levantó de la cama, masajeándose la nuca a la espera de la respuesta de Taehyung, misma que nunca llegó —. Mira, solamente no quiero que el meterte en la cabeza un amor cuestionable te haga retroceder, de verdad. Se te nota que quieres que te quieran, y el amor no se mendiga, se recibe. Si no te lo dan donde estás, entonces no estás en el lugar indicado, así que sé tu propia fuente de amor y piensa seriamente si así es como te quieres tratar.

— ¿Por qué me dices todo esto? — inquirio, sin querer mirarle porque parecía querer llorar de nuevo —. ¿Parezco tan miserable?

— No, Taehyung. Es porque te conozco lo suficiente como para saber que vas a caer en el hoyo de nuevo, y de mi parte, estoy en contra.

— No, se acabó de verdad.

— Espero que mantengas esa postura, entonces — Taehyung asintió, claramente dudoso, pero queriendo dar una respuesta. Namjoon señaló la ropa sobre la cama, haciéndole mirarle de lado, confundido —. ¿Todavía te quieres ir?

Taehyung soltó una risa nasal, arrugando su nariz.

— Me conoces lo suficiente como para saber que si me quedo voy a caer en el hoyo de nuevo.

— Ya — respondió, yendo hacia él para abrazarlo —. Recuerda que yo te quiero, de verdad, muchísimo.

Lo apretó a él con fuerza, lo que hizo que Taehyung le correspondiera el abrazo.

— Me rompieron el corazón, pero no me voy a morir — soltó una risita que pretendía dejarle saber que estaba bien, pero tanto la intención como la acción eran falsas a partes iguales.

— Para que sepas.

— Ya lo sabía.

Cuando Namjoon abandonó la habitación después de darle un beso en la frente, Taehyung se encerró con seguro y lloró sobre su cama llena de ropa. Lo hizo mientras se iba de casa la mañana siguiente y cuando iba en el bus, volviendo a querer parecer estar normal cuando estuvo a punto de llegar a su casa en Seúl, fingiendo una sonrisa cuando sus papás lo saludaron.




👋

Yo creo que este MINI fic, según yo MINI, ya no va a ser tan mini. Yo quería namás diez capítulos, luego me llevé del gusto y dije que solo veinte, pero ahora como que quiere alargarse a los veintitantos. No estoy soportando.

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