08

No había salido el sol por completo cuando Taehyung salió de aquella cama, huyendo de aquellos sentimientos abrumadores que podrían ser tan falsos como aquella afirmación en la que se convencía de no querer al chico por el que volvía a caer siempre que pensaba estar con los pies sobre la tierra.

Ni siquiera tomó las cosas que pretendía llevarse a Seúl, él simplemente se fue porque estar lejos era lo mejor para su propio bien. Se estaba alejando queriendo quedarse aún cuando las cosas no pintaban estar de su lado, pero estaba tomando una decisión que definitivamente le cuidaría el corazón. Aunque en aquel momento sentía que lo más probablemente era que se lo partiera en pedacitos.

Para no aceptar que estaba huyendo, había tomado como excusa sus clases del lunes, porque era el único día al que iba a la universidad debido a que estaba tan metido en todo el asunto con Jungkook que hizo lo posible para mover sus clases todas a un solo día. Era más difícil, pero con tal de estar con el menor, estaba dispuesto a lidiar con aquello.

Moverse desde Busan a Seul todas las semanas no era fácil, tampoco era un acto de discreción, pero aquello era lo que menos le importaba sabiendo que al final del día vería y tocaría al pelinegro. Sinceramente, cuando le propuso aquellos encuentros no pensó que llegarían hasta allí, mucho menos que él quedaría en desventaja, y aún si lo hubiera sabido probablemente lo hubiera hecho de todas formas porque no tenía la opción de contenerse.

Sus pensamientos iban de lo verídico que era gustarle a Jungkook a lo falso que podría ser, y cuando pensaba en lo segundo, quería quedarse en Seul viviendo con sus padres para no tener que verlo nunca más. Y cuando pensaba en no volverlo a ver, su corazón empezaba a quebrarse sin aviso porque aquella decisión era tan justa como dolorosa, totalmente consciente de que nunca se decidiría por aquello.

Necesitaba pensar en todo lo que estaba pasando entre ellos, sin tenerlo bajo sus narices, influyendo en las decisiones que pretendía tomar con sabiduría y a favor de su bienestar, mismas que se veían volteadas con la mínima influencia de Jungkook.

Cuando Jeon despertó al día siguiente en aquella cama vacía que ni siquiera conservaba la calidez del cuerpo de Taehyung, lo primero que sintió fue un dolor de cabeza terrible, luego felicidad porque había dormido con el otro aunque ni siquiera hicieron más que toquetearse, entonces se quedó despierto, sonriente, esperando que Taehyung volviera de dónde estaba.

Le esperaba con tanta ilusión que parecía un niño a la espera de su regalo de navidad, pero aquello él no lo admitiría así como así porque sobrepasaba sus propios límites.

Si se proponía a bajarse de la nube en la que estaba, quizá se diera cuenta de que estaba demasiado emocionado por estar así de cerca de alguien, que aquel sentimiento no significaba única y exclusivamente atracción sexual y que debajo de aquella capa gruesa de negaciones, podrían existir verdades que nunca querría aceptar.

Era incluso obvio lo mucho que huía de aquel de punto en el que se daba cuenta de lo que realmente pensaba, quería y sentía, porque ya llevaba un tiempo convenciéndose de que las cosas eran contrarías a lo que realmente eran, y cuando practicas por mucho tiempo lo mismo pueden haber dos opciones, que en su caso eran volverse completamente alguien que niegue su realidad porque ya está demasiado acostumbrado a hacerlo, o alguien que nunca podría acostumbrarse y al final acabar delatándose porque es simplemente imposible vivir bajo aquel peso.

No le parecía que cualquiera de las dos fueran buenas opciones porque ambas lo condenaban, pero ser completamente sincero incluso con él mismo era muchísimo peor que volverse un gran fingidor.

Esperó a Taehyung por tanto tiempo que las esperanzas disminuyeron y su ánimo fue cayendo poco a poco, porque aún después de esperarlo por casi dos horas, nunca llegó. Concluyó en que simplemente se había ido para no verlo al despertar porque simplemente no le apetecía verlo, ya habían estado juntos lo suficiente como para saber que Taehyung nunca lo dejaría despertar solo, y de hacerlo, le avisaría la noche anterior o lo despertaría con caricias que Jungkook simplemente amaba.

La primera vez que lo hizo estaba molesto, y nada aseguraba que esta vez no haya sido por el mismo motivo, porque en realidad no están en los mejores términos que se pueda estar. Quizás se merecía que lo evitara, pero por lo menos le gustaría una nota o un mensaje que le aclarara las razones para no sentirse tan miserable.

Ese fue su tema de fin de semana porque aquel no era un asunto que podría superar de la noche a la mañana, estaba seguro de que Taehyung lo quería y gustaba de él, pero había algo que lo hacía comportarse de aquella forma tan extraña. Deseaba que no sea en realidad un alguien, porque de ser así, no sería capaz de soportar lo que arrastraría aquella decisión.

Todavía el lunes, mientras caminaba al lado de Namjoon en los pasillos de la universidad, esperaba un mensaje o llamada de Taehyung que le ayudara a pasar de ese tema que le tenía hundido en una desgracia que no pudo advertir hasta ese momento. Ya su amigo le había confirmado que había vuelto a Seúl, y aquello era probablemente lo peor de la situación porque no tenía forma de buscarlo para encararlo y exigir una explicación.

— Oye, Nam — le tomó del brazo para llamar su atención, al mismo tiempo que guardaba su teléfono en su bolsillo y se acomodaba la mochila en el hombro —. ¿Qué significa dormir con alguien y despertar solo?

Namjoon se encogió de hombros bajo la mirada de Jungkook.

— No sé, le texteas y le preguntas — respondió mientras ojeaba su cuaderno, revisando el contenido de su próxima clase.

— ¿Y si me tiene bloqueado desde antes de volver a dormir conmigo?

— Quizo que se la metieras, pero no te quiere.

Hizo una mueca que eliminó enseguida, no solo porque la idea le parecía atroz, sino porque, en realidad, Jungkook no metía nada en aquella relación. Se había dado cuenta que desde que empezó a estar con Taehyung era mucho más pasivo de lo que podría imaginar. Le gustaba ser complacido y si era por parte de Taehyung, mejor.

— Pero sí me quiere — insistió, con el ceño fruncido hacia Namjoon que ni siquiera le miraba a la cara.

— Entonces el problema eres tú.

Aquellas respuestas salían como si ya estuviesen programadas, ni siquiera sopesaba opciones, él simplemente le contestaba con lo que le llegaba a la mente, sin estar realmente metido en aquella conversación.

— ¡Namjoon! — lloriqueó, jalándole de la manga de la chaqueta con fuerza porque aquella respuesta no era la que esperaba. Le frustraba tener aquello como una posibilidad realista, porque lo último que deseaba era ser ese gran problema que les estaba empeorando el vínculo que tenían —. ¿Cómo puedo ser yo el problema?

Namjoon detuvo su repaso, cerró el cuaderno y le miró. Antes de responderle, lo estudió, luego soltó un resoplido que, sinceramente, a Jungkook le molestó. Aquello último lo había inquirido con tanta pena que a simple vista se podía notar como aquel asunto le sobrepasaba, porque aunque se proponía ocultar como de afectado estaba, aquello no era algo que podía manejar solo con decirlo.

— No te tomas nada en serio, ese puede ser el problema principal — señaló, asintiendo, convencido de su respuesta —. No a todas las chicas les gustan los líos de una noche, pero esa es tu especialidad, lo que puede traer problemas si te topas con una que de verdad le gustas.

— Ya, pero si tal persona me sedujo primero, entonces no es mi culpa — se excusó, como que aquello eliminaría la culpa que cargaba —. Empezó a tener sentimientos por mi de un día para otro, no es algo que pueda digerir con éxito cuando sus declaraciones vienen como atropellos.

Namjoon le miró con una ceja alzada, su mirada siendo demasiado pesada como para que Jungkook la pudiera soportar.

— Jungkook, sentir es propio del ser humano, no puedes prohibirle a alguien que se enamore de ti solo porque tú no te enamorarás también.

— Ni siquiera se lo pido, solo me gustaría que se controlara porque me hace sentir presionado.

Parecía no tener pelos en la lengua a la hora de responder, cosa que se agradecía en la búsqueda de respuesta sincera, sin embargo, aunque Namjoon esperaba que sus respuestas no fueran alteradas, le parecía un poquito rudo que se expresara de aquella manera, como si aquellos sentimientos dirigidos hacia él eran una carga desagradable.

— Estoy seguro de que si ella se pudiera controlar, lo haría. Si pudiera retirar los sentimientos que te tiene, también lo haría, pero no, Jungkook, uno no tiene control sobre lo que siente — iban a pasos tan lentos que parecían estar contándolos, Namjoon siendo seguido por Jungkook cuando les tocó subir escaleras —. No puedes culpar a una persona porque te quiere, en vez de eso, agradécele, porque sinceramente eres bien difícil de querer.

— No seas así conmigo, Namjoon — lo empujó, dándole un puñetazo en el brazo que temía que su amigo le devolviera —. La verdad es que me encanta gustarle, pero me siento mal porque sé que no le podré tratar como se merece. Y, de todas formas, no quiero que me deje de querer.

— Lo cual te hace un egoísta — afirmó.

— Soy lo suficientemente imbécil como para aceptar que soy egoísta cuando se trata de él. No quiero dejarlo, tampoco voy a hacerlo.

Jungkook estaba decidido a continuar con aquel tira y afloja entre ellos porque se sentía depender de Taehyung de cierto modo, ya sea sexualmente o solo su urgencia de tenerlo a su lado solo para él. Podría soportar cualquier mal rato y pedir disculpas hasta quedarse sin orgullo, solo y siempre que tuviera por seguro que Taehyung no se iría de su lado.

— ¿Un él? — Namjoon le miró con los ojos desmesuradamente abiertos, esperando que se le aclarara lo anterior.

— ¡No! Me equivoqué — se excusó torpemente, dejándole inseguro —. Soy hombre, Namjoon.

— Yo también, y si el profesor de Geografía me ofrece su culo, lo tomo con gusto.

— Pues la verdad no alardea de su belleza en vano, pero respétate, Namjoon.

Namjoon soltó una risa ante aquel comentario que iba con toda la intención de ser homofóbico, todavía dudoso sobre lo que Jungkook afirmaba haberse equivocado, pero que en su momento dijo con seguridad.

— ¿No has pensado en si te gusta? — preguntó, obteniendo una mirada interrogante por parte de Jungkook, por lo que se vio obligado a aclarar que había vuelto al tema principal —. El chico, quiero decir.

— No me puede gustar — Namjoon le dio una mirada de ojos entrecerrados, siendo esta reprobatoria y analítica —. ¿Cómo sé si me gusta?

— ¿Él? — volvió a tantear.

— ¡Ella! ¡Es una ella, Nam!

— Ya — asintió sin estar convencido —. Supongo que vas a estar feliz siempre que estés con ella, la vas a extrañar, la vas a cuidar, harás incluso cosas que nunca haz hecho o no te gustan solo porque a ella le hace feliz, pero no creo que a ti te pasen esas cosas — le pasó la mano por el hombro y continuaron con su camino, ya cerca del aula en la que compartían matemáticas —. Probablemente para ti sea quererla solo para ti, lo que más que gustar, te hace propio de un comportamiento posesivo, y eso no es sano.

— No estoy enfermo, también siento cosas.

— ¿Cuáles?

— Son muchas, mixtas y confusas — miró sus propios pies mientras caminaba, pensando en su respuesta —. Me duele el corazón siempre que estoy a su lado porque sé que no lo merezco, pero también he sido lo más feliz siempre que estoy con él porque... no sé, me hace tan bien como yo le hago mal.

— ¿Él está dispuesto a irse?

— Ella, Namjoon. Y sí, probablemente no ve la hora de deshacerse de mi — respondió con dolor, porque se consideraba una plaga en aquella vida ajena de la que quería formar parte a como de lugar, pero no se permitía comportarse como alguien que merezca aquel espacio. Lo sabía, pero quería quedarse.

— ¿Y por qué le cierras el camino?

— Porque me dolerá más verlo con alguien más — confesó —. Antes nunca discutíamos, pero siempre que lo hacemos le digo cosas fuera de lugar porque creo que si le hago sentir mal, le gustaré menos, y si le gusto menos probablemente volveríamos a ser como antes. O quizá solo intento ponerlo inseguro para que no se de cuenta de lo valioso que es y que estar conmigo no es lo mejor que le pasará — soltó un resoplido que parecía haberle drenado todo el cansancio que le daba aquel tema, pero solo parecía —. Ya sabes, mi matemática. Con ella solo yo consigo resultados que me atrevo a poner como correctos.

— Estoy orgulloso de que aceptes tus errores, Jungkook, no todo el mundo admite lo que hace mal, sin embargo, no es un comportamiento que te pueda aplaudir porque no se le apaga el brillo a los demás para que sientan que son muy poco para alguien que parezca tener un poquito más de luz. Eso es justamente lo que pretendes, ¿no? — inquirió, buscando la respuesta en aquellos ojos que se había puesto sobre sí.

— Es todo lo que puedo hacer para no perderlo.

— Así no lo estás cuidando, lo estás apagando — habían caminado muchísimo más allá de lo que pretendían, enfrascados en aquella conversación que los llevó hasta el final de aquel pabellón, ambos deteniéndose frente a las barandas blancas de la orilla —. No puedes andar por la vida haciéndole creer a alguien que es menos solo para que piense que estar contigo es un gran privilegio, date cuenta que le estás creando una inseguridad. No sentirse suficientemente, es sentirse limitado e inservible, y lo mejor de estar vivo es tener la libertad de derribar esos límites.

— Debo cambiar, ¿verdad?

— No — le respondió, mientras, mirándole el perfil porque Jungkook mantenía su vista al frente, le apretó el hombro, en forma de apoyo —. No necesitas cambiar, Jungkook, estás perfecto. Solo tienes que tomar mejores decisiones y aceptarte.

Porque aunque Jungkook intentó esconder que aquella persona era un chico, la verdad salía de sus labios de forma natural. Entonces, sin saberlo, estaba enfrentando la segunda opción que le ofrecía el imponerse a reprimirse, porque Jungkook no era tan fuerte como para vivir bajo aquella presión y, tarde o temprano, terminaría desmantelando por completo su propio espectáculo.

Aquello le ofrecía como consecuencia el volverse la peor versión de sí mismo, porque no solo se estaba cohibiendo de permitirse dejar salir todo lo que pensaba y sentía, sino que en su camino a querer mantener todo aquello bajo llave, hería a alguien que no merecía recibir dolor por querer. Quizá quererlo a él fue lo peor que le había pasado a Taehyung en su vida, y aún con aquella suposición en mente, Jungkook se esforzaría un poquito más para que aquella cerradura no se rompiera y dejara en libertad aquella realidad que debía permanecer en las sombras.

Taehyung, por su lado, con pensamientos que ni siquiera se rozaban con los de Jungkook, en medio de sus clases, lo único que quería era volver a Busan. Se había ido por impulso y aquello le estaba costando su cordura, sacando de su lista de prioridades las clases de una semana para poner al pelinegro en su lugar.

Normalmente lo extrañaba tanto que tomaba el bus el mismo lunes después de clases, un taxi si quería llegar más rápido, aunque aquello le salía tan caro que su bolsillo dolía. A aquello le daba la mínima importancia porque tenía dinero para pagar, y las ganas de ver a Jungkook eran demasiado grandes como soportar un día más.

Probablemente aquel gustar se le había ido de las manos desde hace un buen tiempo, pero el suponer que también le gustaba al menor le hacía tacharlo como algo que no le alarmaba.

Aquel día, después de que sus clases terminaron, Taehyung ni siquiera volvió a la casa cuando tomó un taxi en dirección a Busan. Así mismo como se había ido por un arrebato, volvería de la misma forma porque pensaba tener todo encasillado donde pertenecía, aunque con ciertas dudas que solo su próximo atrevimiento le aclararía. Aquellas horas serían cansadas, pero estaba demasiado emocionado como para calcular cuanto, de todas formas, el dolor de extrañar a Jungkook era muchísimo peor que cuatro horas de viaje.

Y cuando estuvo finalmente frente a la casa de este, con su mochila al hombro y una que otra mancha de pintura en su piel y ropa, lo llamó.

— Hola — se escuchó en la linea la voz adormilada de Jungkook, mismo que parecía haber despertado gracias al sonido del teléfono.

— ¿Podemos vernos?

— Depende quién seas — respondió todavía sin darse cuenta de que aquella vocecita que pretendía pasar como un susurro era la de Taehyung —. Envíame un mensaje, tengo demasiado sueño ahora como para decidir si te veo o no.

Y le colgó.

No supo como sentirse al respecto, pero el deseo de verlo no le dejaría pensar en eso tampoco. Lo volvió a llamar, contestó después del cuarto pitido.

— Soy Taehyung — dijo una vez escuchó un "uhm" en la línea.

— ¿Qué? — claro que Jungkook revisó la pantalla de su teléfono y comprobó si en realidad era el número de Taehyung, y cuando confirmó que sí lo era, se sentó en la cama, olvidando cualquier rastro de sueño que podría tener —. Tae, ¿me quieres ver? Eso significa que te sigo gustando y que cuando me dejaste despertar solo no era porque me odiabas, sino que en realidad debías irte por tus clases, ¿verdad?

Taehyung notó la ilusión en la voz de Jungkook y aquello probablemente le haya ilusionado más a él.

— Puede.

— ¿Puede?

— ¿Me abres la puerta?

— ¿Estás aquí? — Jungkook corrió a abrir su ventana, checando que Taehyung en realidad estuviera allí y no fuera una broma por su parte. Cuando lo vio mirando en su dirección, saludándole con la mano después de que Jungkook abriera su ventana, tuvo que pestañear varias veces para creérselo.

Taehyung parecía volver a ser el de antes, ni siquiera sabía qué había causado aquello, pero lo agradeció internamente cuando abrió la puerta y el mayor lo abrazó con unas ganas que le prohibieron el querer soltarlo.

Jungkook estaba siendo feliz aquella noche, olvidando por un momento que vivía oculto detrás de un cristal de contradicciones que se esforzaba por no terminar de quebrarse, pero feliz. De todas formas, Taehyung ni siquiera notaría que aquella noche sus sentimientos no estaban siendo filtrados, y de hacerlo, todavía podía hacerlos pasar como equivocados.

Hola.

No sé si en este capítulo excusé a Jungkook o di más razones de por qué es una bandera roja con patas. Pero ajá.

pd: Cuando no sepan cómo tomar las cosas, digan "pero ajá" y sigan adelante.

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