04
Cuando Jungkook llegó a la casa de Namjoon aquel día, buscó disimuladamente en cada rincón al que pudo llegar sin levantar sospechas, con la única intención de ver a Taehyung allí, solo y dispuesto a hablarle.
Hizo su camino a la cocina con Namjoon detrás, porque debía saludar y actuar como si no estuviera allí mayormente porque quería ver a alguien en particular. Que no se malinterpretara, porque claramente le alegraba ver a los señores de la casa, pero alguien más le hacía brincar de alegría y no por las mismas razones.
— ¡Junkook, cielo! — la señora de unos cuarenta y pico, que siempre llevaba el pelo arreglado con ondas, usaba vestidos con escotes en forma de V y se pintaba los labios color nude, le saludó en su natural forma jovial. Era una mujer muy alegre y relajada, cosa que Jungkook celebraba por razones que a nadie más que a él le deberían de importar —. Estaba deseando verte.
Lo abrazó, él le aceptó el abrazo gustoso, apretándola igual de fuerte que ella a él. La mujer acunó las mejillas de Jungkook, escudriñando cada partecita de su rostro mientras le decía cumplidos que el pelinegro confirmaba humildemente con una sonrisita de timidez y satisfacción.
Cuando fue liberado, el señor Kim fue el próximo en abrazarlo, con menos efusividad, pero con el mismo sentimiento porque consideraban a Jungkook parte de la familia desde que Namjoon lo había llevado por primera vez años atrás. Claramente le mencionó lo guapo que ambos seguían, también le invitó a correr moto juntos usando chaquetas a juego, invitación que Jungkook venía rechazando desde hace un tiempo con la frasecita "un día de estos", que el señor Kim tomaba como un posposición para aquel plan.
No fue hasta que la cena estuvo puesta en la mesa que Jungkook finalmente pudo ver a Taehyung. Caminaba despreocupadamente hacia el comedor, arreglándose la manga de la camisa color vino que sinceramente le sentaba espectacular, y Jungkook no era quien para negarlo. Tomó su asiento sin si quiera molestarse en mirar a quien estaba única y exclusivamente esperando por él, porque no le daría el gusto de hacerle saber que su presencia era totalmente bien recibida por él.
Empezó a comer sin siquiera prestarle atención a la charla que ya había iniciado, solo abrió su boca para agradecer por la cena y para comer, porque no sentía que otra cosa fuera necesaria.
Claro que Jungkook empezaba a molestarse por aquella actitud, pero no podía hacer gran cosa porque estaba en una mesa con tres personas agenas a la guerra que estaban librando él y Taehyung, y de mencionar tal asunto o quejarse de aquella indiferencia, empezaría a levantar sospechas.
— Jungkook, ¿cuándo me vas a presentar a alguien? — la señora habló. Le miró atentamente, esperando por una respuesta positiva porque efectivamente se moría de ganas de que sus muchachos le presentaran a una pareja.
Jungkook tomó agua, luego sonrió forzado por la situación que se empezaba a crear.
— Cuando salga con alguien será la primera en saberlo — respondió con confianza, como si no ocultara nada. Taehyung le miró por primera vez es noche, con una ceja alzada mientras masticaba fuerte, porque la idea le molestaba, pero era más molesto saber que ese alguien no sería él.
— Vamos, eres joven y guapo — el señor le miró pícaro, como si compartieran pensamientos con aquella mirada —. ¿Cuántas chicas tienes?
— Adivine – le siguió el juego.
— Jungkook, últimamente no levantas ni el polvo — Namjoon se burló.
— Que tú sepas.
— ¿Entonces sí tienes? — la mujer inquirió.
— Me interesa alguien.
Taehyung se dio cuenta de quizá Jungkook dijo aquello para molestarlo porque lo miró enseguida, una mirada que no decía demasiado, pero que podía notar la expectación detrás de ella, como si estuviera buscando alguna reacción. El hecho de que aquella afirmación hubiera surgido con un propósito oculto que pretendía hacerle hervir la sangre, era lo que justamente le hacía hervir la sangre, porque definitivamente no había un motivo agradable detrás de cualquier cosa que Jungkook hacía.
El mayor masticó sus vegetales con total tranquilidad, fingiendo que no se había molestado un poquito más, o quizá demasiado, sin estar dispuesto a darle a Jungkook la satisfacción de obtener alguna reacción por su parte, porque si él quería jugar a un juego en el que se estaba empezando a autoproclamar ganador con aquella sonrisita discreta, entonces Taehyung no le daría la alegría de ganar porque ni siquiera iba a jugar sus cartas. Para un juego se necesitaban dos, y si uno no quiere jugar, entonces no hay ganador.
— ¿Cuándo la vas a conquistar? — él señor Kim quiso saber —. Date rápido porque nada te asegura que seas el único al que le gusta.
— Señor, no se preocupe, no hay forma de que me rechace — guiñó un ojo en dirección a él, haciéndole apreciar el atractivo que poseía y que según él era irresistible.
Así de egocéntrico era Jungkook, nunca se haría a la idea de que alguien pudiera rechazarlo, dejarlo o simplemente no gustar de él. Quizá porque era tan guapo Taehyung empezaba a confundirse, podía entenderlo un poquito, pero todavía era un asunto sin pies ni cabeza.
— Lo va a rechazar — dijo Namjoon.
— Imposible, amigo mío.
— ¿Y tú, Taehyung? — su papá preguntó, mirándole tragar su cena en total tranquilidad, esperando por una respuesta que nunca llegó —. ¿No sales con nadie?
Su mamá asintió, luego lo empujó un poquito por el hombro, animándolo a responder.
— No — fue lo único que respondió.
No era mentira porque no salía con nadie, Jungkook no contaba porque era solo sexo, pero por alguna razón sintió que lo estaba negando y aquello le hacía cuestionarse qué tan involucrado estaba con Jungkook para pensar en si le molestaría algo que dijera.
— Está mintiendo — Namjoon acusó —. Esta mañana llegó despeinado y con la camisa mal
abotonada, significa que se la quitó y volvió a poner, lo que quiere decir que estuvo desnudo. Eso deja una única opción: tu hijo tuvo sexo anoche.
— ¿Taehyung? — su mamá dijo su nombre con la intención de hacerlo hablar, sin ningún enojo de por medio porque sus hijos eran lo suficientemente grandes para decidir qué hacer con sus vidas, y ella se mantenía al margen a menos que ellos la involucraran.
— Que no, mamá. Estoy solo, no me gusta nadie.
Miró mal a Namjoon, pasó su mirada disimuladamente por Jungkook, viéndole aquel rostro que claramente decía que no estaba esperando ser excluido de aquellos sentimientos que según él eran mera confusión.
— Miente. Llegó triste diciendo que esa persona no lo quiere, yo no sé ustedes, pero por mi parte yo opino que esa relación debería de terminar.
— Namjoon, come.
— Sí, Namjoon, come — Jungkook imitó a Taehyung, pero en vez de hablar y quedarse quieto, le obligó a comer lo que había tomado de un plato cualquiera en la mesa para hacerlo callar, porque Namjoon siempre soltaría la sopa incluso en los momentos menos indicados . Y claro que la agresividad se debía a la forma en la que se oponía a aquella relación de la que no conocía a una de las partes involucradas que, casualmente, resultaba ser él —. No hables de la vida privada de tu hermano, tú ni sabes si el otro chico sí lo quiere, lo estás orillando a tomar decisiones que no te van a afectar a ti.
— A ti tampoco — respondió con la
boca llena, mirándole mal.
— Taehyung, dinos tú — su papá exigió.
— No salgo con nadie, papá, ya te lo dije — soltó un resoplido que dejó en evidencia cuanto le molestaba aquel tema —. Namjoon tiene un poco de razón, pero sigue estando equivocado en que estaba triste porque definitivamente no lo estaba, aquello fue algo de una sola noche, así que ya no me importa la otra persona, ¿contentos?
— Sí — respondieron con la intención de dedicarse solo a comer porque Taehyung no estaba tan feliz con aquel asunto.
— ¿Por qué no te importa la otra persona? — preguntó Jungkook, ganandose la atención de todos en la mesa. Claramente era de dominio público la mala relación entre ellos dos, por lo que aquello los dejó sorprendidos.
Su expresión no era la más alegre porque la situación no estaba en condiciones de hacerlo feliz, y Jungkook obviamente no quería quedarse con aquel golpe sin siquiera conocer las razones que lo provocaron.
Taehyung ni siquiera había entrado en su juego y era evidente quien iba ganando.
— Porque ya no tiene nada que ver conmigo.
— ¿Y si le gustas?
— No quiero descubrirlo.
— Deberías de darle una oportunidad.
— Tarde, mañana tengo otra cita.
— ¡¿Qué?! — soltó los palillos en la mesa con más violencia de la que debería, levantándose después de aquella exclamación que lo dejaría un poco en evidencia, mirándole molesto a Taehyung.
— ¡Namjoon! — Taehyung gritó.
— ¡¿Y yo qué?!
— ¡Dile a tu amigo que no se meta en mi vida!
— Jungkook, ya cállate — lo jaló del brazo para que volviera a sentarse —. ¿Ya? — le cuestionó a Taehyung, recibiendo un encogimiento de hombros como respuesta.
— ¿Se dieron cuenta que Namjoon mete chicas cuando no están? — las miradas de sus padres se clavaron en él, convirtiéndose instantáneamente en el blanco de todas las preguntas y regaños que vendrían.
Se supone que Jungkook había delatado a Namjoon como venganza por meterle cosas en la cabeza a Taehyung, por mandarlo a callar y porque le daba la gana de molestarlo, y estaba totalmente conforme con aquello.
Taehyung se tomó lo que quedaba en su vaso de agua y se levantó no sin antes anunciar que había terminado, haciendo su camino hacia su habitación bajo la atención de Jungkook que estaba sobre él de una forma no tan disimulada.
Dejó la puerta sin seguro a propósito, porque sabía que Jungkook lo iría a buscar y en realidad la idea no era molesta en ningún sentido. Ambos sabían que aquella noche estaba pautada para estar juntos aunque ninguno lo planeó, pero era lo que esperaban.
Ni siquiera pasaron cinco minutos cuando Taehyung, sentado sobre su cama, recostado del espaldar, escuchó dos golpecitos en su puerta, y en seguida ser abierta y cerrada con seguro.
— Hola.
Jungkook se acostó sobre él, ubicándose entre sus piernas, besándole el cuello expuesto como si nada hubiera pasado antes. A Taehyung le gustó, pero no lo demostró.
— ¿Qué haces aquí, Jungkook?
— ¿No quieres? — volvió a darle besitos en el cuello, más húmedos, más ásperos.
— No.
— ¿Me voy? — preguntó mientras empezaba a desabrochar los botones de la camisa de Taehyung, uno por uno, mientras le chupaba la mandíbula y después la besaba con deseo, con toda la idea de provocarlo.
— No.
Jungkook dejó salir un sonidito desde su garganta mientras continuaba con su labor en la piel de Taehyung, demostrando que estaba complacido y también opuesto a irse.
— ¿Me quieres?
Taehyung, que se mantenía viendo al techo mientras se dejaba complacer, le miro a la cara sin la respuesta de aquella pregunta, pero con la confusión siendo protagonista porque Jungkook estaba totalmente informado de la sentencia de aquella demanda, sin embargo parecía querer confirmarlo ya sea por gusto, por querer sentirse superior de alguna manera o porque simplemente le apetecía que se le reitere aquel hecho, como si eso aseguraba algo.
— Eso ya sería demasiado.
— Ajá — sabía que Taehyung mentía, o que ojalá lo estuviera haciendo, porque aunque huía de declaraciones comprometedoras, no podría resignarse a la idea de no ser una prioridad para el mayor.
Besó su pecho cuando había desabotonado su camisa, acariciandole la espalda con paciencia, tomándolo de la cintura con fuerza, porque a Jungkook le encantaba tomarlo de la cintura y amaba lo frágil y suyo que podía sentir a Taehyung cuando lo tocaba de esa forma, como si fuera el dueño definitivo, emocionándose con la idea de solo él tocándolo.
Taehyung le acarició el pelo mientras Jungkook le lamía los pezones y los chupaba con fuerza, porque podía ser todo lo fuerte que quisiera, pero en aquellos momentos ni siquiera él se daba la opción de negarse. La lengua de Jungkook hacía un baile sobre sus pezones que le animaba a dejarse tocar hasta la sombra, curvando su espalda producto de aquel sentir que sin duda era mágico, buscando estar más cerca de Jungkook, ser tocado sin mesura y devorado con hambre.
El menor le desabrochó el cinturón, luego desabotonó su pantalón y coló su mano dentro del bóxer ajustado de Taehyung, mismo que no pudo evitar jadear en respuesta. Sentía la mano áspera de Jungkook en su pene, su lengua en sus pezones y aquello ya era suficiente para empezar a imaginar cómo iba a ser el orgasmo que pronto tendría.
Era obvio que aquella postura sobre alejarse un poco había cambiado completamente y ya solo quedaba el Taehyung que pensaba con el pene y opinaba que aquella noche no iba a dormir solo de ninguna manera, aunque al día siguiente tenga ganas de jalarse el pelo por haber cedido ante sus impulsos, sin embargo, cuando aquellos impulsos son así de placenteros, no tienes más opción que dejarte llevar.
La cercanía de sus cuerpos hacía que aquel momento se sentiera más intimo de lo que realmente era, porque Jungkook estaba tan cerca que escuchaba sus latidos y su respiración que empezaba a alocarse con aquellos movimientos de su mano, y aquella era el tipo de locura que les encantaba.
— ¿Te puedes sentar en la orilla, por favor? — Jungkook pidió sin siquiera sacar su mano de los bóxers de Taehyung, pero mirándole aquella expresión que le excitaba al punto de querer sentarse en aquel pene por su cuenta y sin preparación, porque Taehyung era poesía en forma humana, pero era también deseo, y a Jungkook le parecía fascinante aquella dualidad, le encendía hasta el alma y lo volvía devoto de él.
Taehyung lo miró interrogante porque pensó que Jungkook simplemente lo masturbaria, pero no pudo procesarlo más que unos segundos porque Jungkook lo jaló por los pies y lo hizo acomodarse dónde quería. No pudo advertir hasta ese momento lo emocionado que estaría porque Jungkook le diera una mamada por su cuenta, la sola idea ya lo hacía endurecer.
— No te creo — soltó una risita corta que pretendía arrastrar burla, pero Taehyung no estaba seguro de si lo había logrado.
— Es que de verdad necesitas esa mamada.
Le bajó los pantalones junto con el bóxer, dejándolo caer hasta sus tobillos. Miró la intimidad de Taehyung y dejó salir un "wow", porque no estaba seguro de como se metería todo eso en la boca, pero lo iba a hacer porque Taehyung estaba demasiado estresado y el estrés le generaba pensamientos de los que Jungkook estaba totalmente en contra.
Primero bombeó su extensión sin ninguna suavidad, sintiendo como se iba endureciendo más con aquellos movimientos que prometían excitarlo sin demasiado esfuerzo. Después se lo metió a la boca sin meditarlo demasiado, porque aunque nunca había hecho aquello, así era como le gustaba a él y Taehyung también debía disfrutarlo de esa manera, sin tanto rodeo.
Empezó a mover su cabeza de arriba a abajo, sin llegar a una gran profundidad, pero complaciendo al mayor que había llevado su mano hasta el cuello de Jungkook, titubeando en tomarlo por el pelo porque pensaba que sería demasiado. Empezó a respirar pesado, a sentir como la calidez de la boca de Jungkook le hacía sentir placer sin esfuerzo, y la forma en que su boca apretaba su pene era simplemente mágica, porque cabía perfecto y el menor estaba haciendo un grandísimo trabajo.
Se lo sacó de la boca y lo escupió, después volvió a masturbarlo mientras se lamía los labios y le sonreía a Taehyung como si disfrutara de aquello tanto como ser follado por él, y realmente así era, porque sabía que lo estaba complaciendo y aquella expresión en el rostro de Taehyung lo confirmaba. Su labio inferior estaba preso por sus dientes, sus cejas fruncidas y aquella mano en su cuello apretando con fuerza, porque las sensaciones en su vientre bajo empezaban a hacerlo desear más contacto y así era como podría controlarse.
Si dijera que no sentía ganas de jalar a Jungkook y besarlo con tanta agresividad que sus labios quedarían hinchados, estaría mintiendo, porque aquella era la única idea en la cabeza de Taehyung y en realidad debía contenerse demasiado para no hacerlo.
El pelinegro lamió el glande de Taehyung, lo chupó varías veces sin dejar de masturbarlo, y aquello hacía a Taehyung apretar las sábanas con su mano libre mientras luchaba con los gemidos que quería dejar salir, pero que no podía porque podría ser descubierto.
La adrenalina de tener que ser discretos sin la seguridad de tener éxito era una gran jugadora aquella noche, le encendía saber que podrían sospechar lo que pasaba en aquella habitación sin tener pruebas para confirmarlo, que pudieran escucharlo gemir o jadear cuando no tenían la mínima idea de que aquel chico que parecía odiar con empeño era quien le estaba haciendo enloquecer con la forma en la que succionaba su pene.
Jungkook tomó la mano que Taehyung tenía en su cuello y la llevó a su pelo, dándole una orden silenciosa de que lo agarrara y apretara tanto como quisiera.
— Guíame.
Aquella palabrita fue el detonante que Taehyung necesitaba, porque cuando recibió aquella petición, accionó de inmediato. Empezó a embestir la boca de Jungkook sin delicadeza, manteniendo un agarre fuerte en su pelo mientras el menor estaba de rodillas frente a él, apretando sus muslos con tanta fuerza que sus dedos quedarían marcados allí.
Enloqueció cuando sin meditarlo se enterró por completo en la boca de Jungkook, y el menor no se quejó, porque incluso su propio pene se había endurecido y lo único que deseaba era ser follado no solamente por la boca, sino en cuatro e incluso amarrado a la cama.
Taehyung no pudo evitar que algunos gemidos se le escaparan, mucho menos el escalofrío que cruzó su espalda cuando se sintió cerca del orgasmo que la preciosa boca de Jungkook prometía darle, porque sentirse llegar hasta su garganta era tan excitante que él simplemente no podía contenerse, quería venirse en la boca de Jungkook y después besarlo para sentir su sabor en aquella lengua ajena que sabría dejarle saber a qué sabía su líquido y definitivamente disfrutaría saborearse desde ahí.
Solamente bastó que Taehyung le follara la boca un poquito más para que el orgasmo llegara, sacó su pene de la boca de Jungkook antes de venirse, entonces todo su líquido se deslizó por su pene y goteó en el piso. Grande fue sorpresa cuando Jungkook lo volvió a lamer completo y se tragó todo lo que pudo lamer de aquel pene que había succionado con total dedicación.
Se limpió la comisura mientras le miraba a la cara, con los ojos aguados, pero con una sonrisita orgullosa porque sabía que, humildemente, le había dado probablemente la mejor mamada de su vida, y eso que nunca lo había hecho.
— ¿Qué tal? — preguntó, levantandose del suelo y sentandose en sus piernas, sobre su pene desnudo, llevando sus labios hacia la barbilla de Taehyung. El mayor sentía el pene de Jungkook en su vientre, duro, pero aquel día Jungkook sería castigado y no recibiría nada a cambio, de esa forma estarían a mano porque la primera vez que intimaron, Taehyung también se quedó erecto y sin atención.
— Estoy sorprendido.
— ¿Todavía necesitas espacio? — llevó una mano hacia el hombro y otra al pelo de Taehyung, sin dejar de besarle el cuello, la mandíbula e incluso moviéndose sobre él. La cara de Taehyung se matenía hacia arriba, mirando al techo mientras Jungkook le besaba todo menos los labios.
— Puede.
— ¿Quieres que te la vuelva a chupar?
— No es necesario.
— ¿Salimos mañana? — ofreció, dejando de besarlo para mirarlo.
— Mañana no puedo.
— ¿Por qué no?
— Mi cita es real.
Y aquello que Jungkook estaba evitando volvió a aparecer a arruinar las cosas que parecían estar bien hace segundos. Porque no lo dijo, pero la mención de una cita con alguien que no era él le hacía perder la cabeza, Taehyung no podía, aquello era simplemente imposible.
— ¿Me estás jodiendo? — se bajó de encima de Taehyung, atónito por aquel atrevimiento.
Jungkook soltó una risa sarcástica que salió seca de su garganta, sintiéndose descartado inmediatamente porque al parece Taehyung lo veía como algo reemplazable, y le molestaba tanto que quería golpear la pared para evitar enojarse tanto como aquella situación prometía hacerlo.
— Te estoy avisando — se levantó y subió sus pantalones, actuando indiferente, como si la situación no fuera tan pesada como parecía.
— ¿No soy suficiente para ti?
— No me perteneces.
— Pero estamos en algo.
— ¿Según quién?
Jungkook golpeó el escritorio que estaba a su lado, frustrado y enojado a partes iguales. Taehyung estaba actuando como un idiota y aquello no estaba en discusión, era tanto el enojo que incluso los latidos de su corazón se volvieron violentos, y podía ser por aquella razón o por los nervios y quizá el poquito de miedo que tenía de ser echado de la vida de Taehyung definitivamente.
— ¿Qué? — soltó un resoplido cargado con toda la sorpresa que le causaba cada palabrita del mayor.
— Dejemos de vernos, Jungkook. Hoy tuvimos un buen cierre, que así se quede.
Porque Jungkook era un enigma con que el que Taehyung no podría lidiar por más tiempo, un día estaba abierto a recibir comentarios de esos que dejaban en evidencia cuanto valían aquellos encuentros casuales para Taehyung, pero al siguiente le molestaba que lo quisiera de aquella forma. Sinceramente, ya no sabía de que manera tratar con él, qué quería o que repudiaba, porque Jungkook era demasiado cambiante sobre aquel tema, y a Taehyung le gustaba la constancia.
Esperaba que salir con alguien le aclarara la mente, que lo hiciera salir de dudas, enamorarse quizá y con un poco de esfuerzo sacar a Jungkook de su cabeza, pero el menor no era alguien que pudiera simplemente alejar aunque no le hiciera tanto bien, y las probabilidades de olvidarse de él eran tan inexistentes como aquella cita que decía tener.
— Esto es una maldita broma, ¿verdad? — Jungkook empezó a caminar por la habitación, frustrado. Se despeinaba el pelo en señal de molestia, sin poder digerir aquella información —. Todavía tengo tu semen en la boca y te atreves a decirme que dejemos las cosas así, definitivamente estás jugando conmigo.
— Es lo más inteligente, saldremos lastimados si seguimos fingiendo no darnos cuenta.
— ¡Ese es tu problema, no el mío! — gritó, enojado —. Fuiste tú quien lo propusiste y fuiste tú quién empezó a confundirse.
— Porque me confundes es que quiero dejarlo — Taehyung se había sentado en la cama, actuando con más desinterés del que planeó, dándole miraditas poco frecuentes para estar al tanto de como se estaba tomando aquello.
— ¿Yo? — se señaló, soltando una risa irónica —. No tengo la maldita culpa de que te hayas enamorado de mi solo porque te presto el culo para que me la metas. No pretendas dejarme después de convertirme en un maldito raro.
— ¿Te estás escuchando, Jungkook? Raro, ¿eso soy? — quería llorar, quería abofetear a Jungkook y también golpearse él. Aquello hizo que se decepcionara por completo del menor, porque aquel comentario podía ser tan indefenso como peligroso dependiendo del contexto, y a Taehyung le había dolido demasiado. Era obvio por qué lo tachaba de raro, y de otra persona probablemente le dolería menos, pero con Jungkook no había punto medio y estaba seguro de que no había palabra que excusara lo que él acababa de decir.
— No me mires con esa maldita cara porque no tengo intenciones de maqquillar mis palabras. Yo era normal antes de ti, y estaba demasiado bien cuando me metiste en esto.
Iba a llorar, era seguro. Aquellos comentarios sonaban como si le acusara de estar enfermo o probablemente mal de la cabeza, pero Taehyung se recordaba normal, con gustos diferentes, pero normal. Y Jungkook le hizo empezar a analizarse de vuelta y a obligarlo a pararse en aquel punto de inicio en donde creía que había algo malo en él.
— Siempre has sido indiferente jungkook, mañana mismo estarás besándote con otra y el viernes vendras a tener sexo con dos más, pero no es lo mismo para mi — Jungkook le vio los ojos aguados, también supo que había sido un poco duro, pero no iba a detenerse a excusarse porque el que estaba siendo usado era él. Taehyung le señaló la puerta mientras se mordía los labios para no sollozar, luego los liberó para hablar —. Vete, no quiero que estés aquí.
— No soy un juguete, Taehyung, arregla tu mierda y vuelve a ser como antes.
Salió de aquella habitación con un portazo que resonó en toda la casa, dejando a Taehyung con el dolor que aquellas palabras le causaron y con el pensamiento de cuán repugnante debía ser.
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