—Lo siento chicaaaas, pero este mínimo tiene que retirarse.

Mencionó Chat Noir haciendo sonar su cascabel antes de irse, estaban por terminar su patrullaje diario, no se habían encontrado con algún peligro, así que ninguno uso alguna de sus habilidades, por lo tanto, sus transformaciones se quedarían mucho tiempo si quisieran. Lo que Chat Noir tenía en mente era otra cosa.
Lanzó una cierta mirada a Rena Rouge, esperando que comprendiera su mensaje.

—Oh, ¿ya vieron la hora? Creo que yo también debería irme.

Rió nerviosa la castaña, la intención de ambos era dejar solas a Ladybug y a Queen Bee para que arreglaran sus asuntos, los últimos combates habían sido algo incómodos por las diferencias que tenían.

—Las vemos luego, chicas.

Se despidieron al unísono, dejándolas rápidamente atrás, ambas chicas se quedaron sentadas a la orilla del tejado en que se encontraban, sus pies colgaban de este, así que las dos concentraban su mirada en el movimiento que hacían sus piernas.

—Yo...¡Lo siento, lo arruiné!

Soltó desesperada la del traje moteado.

—No es cierto, ¡fui yo!

Se culpó la abeja, no habían tocado ese tema desde que sucedió y hasta ahora, seguía siendo algo delicado. El silencio reinó entre las dos, ambas esperaban a que la otra diera la primera palabra.

—¿Quieres hablar de ello?

Chloé se moría de las ganas por resolver tantas dudas, así que aceptó sin pensarlo dos veces.

—¿Me quieres?— preguntó ella con su corazón latiendo al mil, apenas y podía respirar por todos los nervios que la invadían.

—No, yo nunca dije eso — se excusó Ladybug, a lo que Queen Bee reaccionó algo confundida, pero sin decir palabra — seguro me malinterpretaste, yo nunca quise decir eso.

Queen Bee no respondió, a lo que Ladybug prosiguió. —¿Sabes? Quizá deba irme.

Sin recibir respuesta, la catarina se marchó, dejando a la rubia ahí sola.

Queen Bee se quedó ahí unos segundos, meditando todo antes de salir del lugar usando su trompo. No lo entendía, sabía perfectamente lo que Ladybug había dicho anteriormente, conocía de memoria las frases que le dijo, lo que le confesó, ¿por qué negárselo ahora? ¿acaso se equivocó o fue ella quien hizo algo mal? Todo eso le parecía estúpido.
En cuanto llegó a su hogar, terminó su transformación, necesitaba a Pollen.

—¿Por qué me hizo eso?

Cuestionó, con sus ojos cristalizados y su voz rota, Chloé no era alguien fácil de quebrar, pero aquella chica vestida de carmín bien sabía como hacerlo, era su debilidad, era su todo. Los últimos meses los había pasado junto a ella, conociéndose ambas tan bien como podían, riendo, compartiendo anécdotas, nadie se había ganado la sincera amistad de Chloe más que Adrien, pero Ladybug realmente merecía lo mejor de ella. O eso fue lo que ella creyó.

—Chloé, todo estará bien, estaré tu lado siempre, verás que tu amistad con la heroína volverá a estar como antes, ¿quién no quisiera a una amiga como tú?

Ese era el problema. Ser una amiga cuando ella quería ser algo más. Dio un profundo suspiro.

—¿Me lo prometes?— preguntó alzando su meñique, a lo que su kwami se acercó y lo tomó con su corto brazo.

—Lo prometo.

La rubia sonrió, si su compañera le prometía eso, es porque debía ser cierto, ¿no? Confiaba mucho en Pollen, podía decir que se había vuelto su mejor amiga.

—Marinette, Marinette, Marinette...¿por qué mentiste?

—¡Porque ella me rechazó antes! ¿Qué quería ahora? ¿Restregarme que ella no me quiere y yo a ella sí?

—Marinette, sabes que Queen Bee no es así... Creo que todo esto forma parte de una confusión.

—Una confusión que ha llegado muy lejos, Tikki, creo que no tiene sentido intentar nada si ni siquiera logramos entendernos.

—¿Estás segura de eso? Yo creo que tú también le gustas mucho.

—Yo no creería lo mismo.

—Solo intentalo una vez más, ¿si?

La peliazul solo sonrió sin dar una respuesta exacta, ya que ni ella sabía si quería volver a intentarlo.