Capítulo 1; remordimientos.
-¿Por qué no me lo dijiste?
Se quejó un poco dolida la chica de dos coletas.
-Porque sé que no me quieres de esa manera...
Titubeó la rubia enrollando un mechón de su cabello en su propio dedo, nerviosa.
-¿Quién dijo que no?
Chloé despertó exaltada en su lujosa habitación, era la tercera vez en la semana que soñaba con lo mismo, más bien, repetía la escena en su cabeza. Encendió la lámpara que se encontraba a un lado de ella.
-¿Chloé? ¿Está todo bien? Son las 2:30 am.
Comentó Pollen, su kwami, tallandose los ojos, la luz la había despertado. Un pequeño dolor se presenciaba en el pecho de la rubia; remordimiento. Suspiró.
-Perdón Pollen, es solo que...
-¿Lo mismo de la noche pasada, verdad?
Chloé podía ser cruel con todo aquel que quisiera, pero no podía decir lo mismo con su kwami, era lo único que tenía.
-Sí, fue lo mismo, es solo que... ¿Crees que hice mal, Pollen?- Miró directamente a los ojos de la pequeña criatura que ahora flotaba frente a ella -Yo solo...¿cómo es que tengo algo que decir siempre y esa vez no pude decir lo que quería? Maldición, soy una estúpida...
Cubrió su rostro con ambas manos, al tiempo que abrazaba sus rodillas.
-Vamos Chloé, deberías descansar, mañana tienes clases.
La rubia dio un suspiro, resignándose a que aunque se arrepintiera las veces que fueran, su presente no cambiaría. Había hecho lo que había hecho, y eso la seguiría un largo rato, resultaba bastante importante para ella.
Había pasado una semana desde que Chloé llegaba algo decaída a la escuela, se lo podría negar a todos, menos a ella misma, tenía el corazón roto, lo que la joven no sabía, es que no era la única que se sentía así en su clase.
-Ay Marinette, ¿es que en serio no vas a hablar de la ropa nueva que está usando Adrien hoy?
La morena le dio un suave codazo a su amiga, intentando que ella prestara atención al rubio, últimamente, no lo mencionaba si quiera.
La peliazul echó un corto vistazo, desganada.
-Bueno, se ve...bien.
-¿Bien? ¿No deberías estar llorando de lo hermoso que piensas que es, mientras imaginas a tus tres hijos y el hámster que quieres tener?
Marinette soltó unas cuantas risas, su amiga sabía bien como animarla, aunque aún seguía queriendo ese futuro, Adrien no era la persona con quien quería tenerlo ahora.
-Claro, claro, y seremos felices por siempre.
Finalizó la chica, haciendo algunos ademanes con sus manos, mostrándole una sonrisa a su amiga.
Alya pronto se vio distraída por su novio Nino, quien le había hablado, fue ese momento en que la heroína de París aprovechó para trazar algunos garabatos en su cuaderno, por la parte trasera.
LB and QB. ❤
Por un momento sonrió, y después sacudió la cabeza, se sentía estúpida de solo pensarlo. Arrugó el papel sin más, ya no tenía sentido. Seguía con el mismo sentimiento de humillación que el día en que ocurrió y aunque seguía teniendo muy fuertes sentimientos, su orgullo era mayor que eso.
Se preguntaba quién estaría detrás de ese amarillo antifaz, esos azules ojos que impedían su sereno sueño, esa torpeza con la que a veces contaba su nueva compañera, pero que siempre se proponía a superarse, sin duda debería ser una persona ejemplar.
-Se te van a meter las moscas, panaderita.
Interrumpió Chloé, riéndose de Marinette, la peliazul se había quedado pensando tanto que no se dio cuenta de la cara tan absurda que había puesto.
-¿No tienes algo mejor que hacer antes que verme, Chloé?
Respondió molesta
-No te veía a ti, veía a Adrikins.
Dijo antes de soltar un beso por el aire a su amigo. Sin duda, Queen Bee no sería una persona como Chloé.
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