Respuesta tardía a una tiradera injustificada

Transformas el vaho en oxígeno,
conduces en reversa por la vida.
Misántropo de calle, sin carisma,
quien se cree rapero solo adquiere lástima
y lastimas las manos que creen en vos,
que rezan por vos. Se deshacen en voz

porque solo amas ignorar las rimas.
Postrado en una cama, sin ornamentación.
Gruñe el poeta manco, el rapero deshuesado.
Sos solo piel, sin emoción, porque ¿qué importa?
El invierno sedujo tus venas, así es más fácil.
Es más fácil fingir que no caminas entre gente
que no ves los ojos de la gente, que no eres
uno de esos inservibles que desean servir.

Sin dones, sin cosecha. Solo un pantalón
manchada con tierra. Un glaciar crucificado
como amonestación por no saber vivir.
Solo respiras. Aire, agua estancada
que se ha vuelto hielo, pura insolación.

Las palmas tuyas arañan tu cara,
te arrancaste la piel sin sentir nada,
estabas sedado con el hielo
porque sí. Así sos vos.

Mira esos ojos, ¿qué son?
Una casa sin puertas ni ventanas,
solo madera escarchada,
rígida y a punta de quebrarse.

Todos hablan de vos,
te rezan a vos, te besan los pies.
Mirate las manos, la jeta. El espejo
siempre te mintió.
Tomaste el puñal
y decapitaste el cambio de estación.

Agua. Agua estancada sos,
con los pies llenos de calcetines
y las carnes bailando sin ritmo.
Tirame un piropo en la calle, dale,
para cortarte la lengua yo.

El solitario copo de nieve se cree
en peligro de extinción
porque la visión no es nítida
en ninguno de los polos.

Compararte con el invierno me da arcadas.
Pobrecito, sin flora ni fauna,
porque todo lo inundó.

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