Capítulo 2. Bungy / Fukō    

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Seguí intentándolo, no iba a rendirme, quiero decir ¿Por qué ese hombre si había muerto y yo no? Eso era simplemente... horrible.

El doctor había comenzado a ponerme vendas, según el para que no me hiciera más daño, es claro, no puede vigilarme todo el tiempo, pero no es como si una simple venda me impidiera hacerlo. Bueno, todo fue bien hasta que Elise llego, una niña que siempre estaba conmigo, al parecer amiga del doctor, por que dudo rotundamente que sea su hija, como él dijo, no soy un estúpido. Quiero decir,... ¡ese jodido viejo quiere tirarse a la niña!

Como sea, investigue un poco entre los aldeanos del pueblo, el mercado con las señoras chismosas uno se entera de todo, y el doctor vivía en ese pueblo precisamente por la calamidad... Un señor había saltado desde lo alto de la iglesia y me basto un viaje a la biblioteca para saber la longitud exacta con la que necesito caer a un lugar para morir

Y adivinen que... ¡no lo logre! Pero les contaré como fue:

Según mis cálculos, el consultorio del doctor alcanzaba esa precisión a duras penas, pero si no lo hacía en el consultorio sería perseguido por Elise por todo el pueblo, así que lleve algunas sillas al techo

― ¿Qué estás haciendo? – me pregunto Elise

― Subo unas sillas para ver las estrellas más tarde, Elise-chan

― ¡te ayudaré! – grito emocionada

Claro, como una niña tonta cayo en eso, era un chico fuerte, pero la falta de sangre y las heridas en mis brazos no me dejaban hacer las cosas bien, pero mi mente siempre permanecía cuerda, eso es algo que siempre tendré en mi mente, seguramente estoy sonriendo de mis pensamientos, pero es cierto lo que digo, si no quiero ser descubierto no puedo llevar una máscara, necesito miles encima mío y el suicidio será quien me las quite.

Cuando terminamos, justo el doctor nos gritó para cenar

― Adelántate – le pedí a Elise quien me miro sin aprobar mi decisión – es que quiero acomodarlas bien para subir después de cenar

― Bien - respondió está vez – no tardes

La vi marcharse como si nada y juro que casi bailo la macarena al librarme de ella

Subí una silla con otra, creando la longitud perfecta, ― a duras penas claro ― subí en ellas, y sonreí, el precipicio era alto y el viento comenzaba a soplar, lo iba a lograr, iba... ¡iba a morir!

A lo largo de mi vista pude ver el atardecer llegar, y pensé » ¿Por qué no irme con el sol? « En mi cabeza sonó como algo hermoso y puro, me puse de espaldas, abrí mis brazos, cerré los ojos y deje que mi cuerpo fuera hacia atrás, cuando no sentí nada entre mis pies, los abrí, el cielo entre azul claro y naranja, aquello me entristeció, era una fabulosa combinación de colores, el azul con el naranja, pero volví a sonreír por ser lo último que veía

Después de eso todo se volvió oscuro

No sé qué sucedió, supongo que es el infierno o el purgatorio, podría ver unos ojos azules y un cabello naranja precioso, más no podía ver a nada más, esa persona era completamente negra del cuerpo ¿era negra? Su sonrisa era brillante pero cuando sonrió... sentí que debía odiarlo, así es... porque esa sonrisa, me hizo despertar

Mire a mi alrededor, era el consultorio del doctor, me intente levantar pero mi cabeza me dolía demasiado, con mi quejido alerte al doctor quien pude ver que se paró de inmediato de su silla y se acercó a verme

― Me alegra que despertaras Dazai-kun, si no hubiera sido por él no estarías aquí

― ¿por él? – pregunté confundido

― Mira a tu lado, será tu guardián a partir de ahora

Giré mi rostro, lo vi perfectamente, era un perro, un enorme perro de pelaje naranja y ojos azules, descansaba en la misma camilla que yo

― Caíste sobre él, sufrió un derrame pero siendo yo tan excelente doctor los curé a ambos

― El... ¿impidió que yo muriera?

― Así es, ¿Cómo quieres llamarlo?

― Fukō

― ¿Fu-Fukō?

―  Sí, con el Kanji de muerte, es una desgracia,por eso se llamara Fukō y ¡no lo quiero cerca mío! – grité