Capítulo 47.

No perdí mucho tiempo para traerla a emergencias. La doctora ya tiene todo listo para empezar la labor del parto pero todavía dicen que le faltan algunos centímetros. No entiendo mucho del tema pero supongo que ellos saben lo que hacen y Melanie confía en ellos. He hecho todo tal como me lo explicó. He traído todos los bolsos que me mostró y las enfermeras ya sacaron lo que necesitarán de ellos.

Melanie tiene una bata y una cinta en su muñeca que dice su nombre y otros datos. Está llorando del dolor pero respira profundo mientras sostengo sus manos y dejo de recueste su cabeza en mi pecho.

— Todo saldrá bien, nena. Jensen ya quiere estar con nosotros. — intento animarla y logro sacarle una sonrisa en medio del malestar.

— No te apartes de mí, ¿sí? Tengo mucho miedo.

— Aquí estaré, no iré a ninguna parte. — beso su frente y la abrazo fuertemente.

— Señor Connor, ¿me deja un momento a solas con Melanie? — me pregunta la doctora.

— Claro. Estaré afuera. — soy obediente y espero pacientemente en la sala de espera.

— ¡Hijo! — mi madre llega acompañada de Jacob.

— Madre. — me abraza y Jacob me sonríe.

— ¿Dónde está Melanie? ¿Ya dio a luz?

— No, todavía. La doctora la está revisando. — no dejo de moverme de aquí para allá de los nervios.

— Entraré con ella por si necesita algo. Tengo experiencia en estas cosas. — entra a la habitación con la doctora.

— ¿Nervioso? — pregunta Jacob. Veo sus intenciones en su risita irónica.

— Mucho.

— Es normal. Son nervios de paternidad. Es una montaña rusa de emociones. — se sienta a mi lado. — Y creo que soy el indicado para decírtelo en estos momentos. — se refiere a su experiencia con Lía.

— Todo saldrá bien ¿verdad?

— Sí. Esta parte no es la preocupante. Cuando tengas ojeras por no poder dormir en las madrugadas por los gritos del bebé y cuando en vez de limpiar tus armas tengas que limpiar caca y cambiar pañales, conocerás el verdadero pánico.

— No me estás ayudando.

— Nunca quise hacerlo. — Jacob, mi adorable hermano, tan insoportable como siempre.

— Señor Connor, todo está listo. Acompáñeme por favor. — me indica una enfermera y la cara de felicidad de mi madre me hace saber que Melanie está lista para dar a luz. Les doy una última mirada antes de desaparecer en la habitación donde me colocaré una bata y gorro quirúrgico para estar presente en el parto. Ahora parezco todo un médico.

La enfermera me lleva hasta la sala de parto y veo a Melanie acostada en una cama con los mismos batines que yo.

— Estoy aquí, amor. Ya estoy aquí. — sostengo su mano mientras la doctora se sienta delante de ella. Una manta quirúrgica cubre sus piernas y desde esta posición no puedo ver lo que hacen. Melanie comienza a gritar mientras todos le dicen que puje. Esto está siendo más doloroso para mí que para ella. Seco su sudor con gasas limpias constantemente y no suelto su mano en ningún momento.

— ¡Vamos, puja un poco más, ya lo veo! — le anima la doctora.

— ¡No puedo! ¡No puedo! — verla llorando me está destruyendo por dentro.

— ¡Sí puedes! ¡Sí puedes! ¡Tu bebé necesita de ti! — vuelve a decirle la doctora.

— Nena, escúchame. — me acerco a sus oídos para que pueda escucharme mejor. — Eres la mujer más fuerte que he conocido en mi vida y no hay cosa que no puedas resistir. De todas las cosas que has pasado, este dolor es el único que vale la pena. Es nuestro pequeño, nuestro Jensen. Nuestro mini ninja. — sigue llorando pero sé que me escucha. — Tú puedes, amor. — asiente con la cabeza y sigue pujando.

La tensión termina cuando escuchamos sus gritos. Los primeros llantos de nuestro bebé. ¡Dios, es hermoso! Las enfermeras lo colocan en el pecho de Melanie y solo podemos sonreír de felicidad. Ni siquiera sé qué hacer. No sé si tocarlo o decirle algo. Esto es demasiado nuevo para mí.

— ¡Mira! ¡Dile hola a papi! — le dice mientras lo acaricia y me acerco.

— ¡Hola! — la emoción y las lágrimas me convierten en un niño pequeño que no sabe cómo reaccionar o qué decir. — Es hermoso. — toco su diminuta manita.

— Lo es. — nuestras voces lo calman y las enfermeras lo toman para limpiarlo, colocarle ropa limpia al igual que a Melanie y trasladarlos a otra habitación.

Me quito todo lo azul que llevo encima de la ropa y regreso a la sala de espera con mi madre y mi hermano, solo que ahora también están Eric, Junior, Melodie y Lisa.

— Ya nació. — les digo y sin pensarlo, me dejo caer en los brazos de mi madre. Ahora sé lo que sufrió para traernos al mundo a mi hermano y a mí. Solo ella podría entender lo que siento en estos momentos y Jacob también, creo.

Horas después.

Todos han venido a ver a Jensen, dejan sus regalos y nos dan sus felicitaciones. Melanie y yo no podemos estar más contentos que ahora. No perdí el tiempo y declaré a mi hijo con tal nombre y apellidos: Jensen Connor Cross. Frederick nos ha traído comida deliciosa y saludable, ya que nos quedaremos aquí hasta mañana.

Solo me he ido a casa por una hora para bañarme y cambiarme de ropa mientras mi madre se queda con Melanie y Jensen. Le he ayudado a ir al baño, he cargado a Jensen en mis brazos, le he dado de comer, cambié su primer pañal y todo como un novato padre perfecto.

— Esto es injusto. Es un mini tú. No sacó nada de su madre. — dice mientras lo tiene en sus brazos. Tiene una abundante cabellera y enormes ojos azules.

Me siento a su lado cuidadosamente.

— No es cierto. Se parece mucho a ti. — cuando me ve sonreír, también sonríe.

— Vez, hasta parece que ya son cómplices. Mira cómo te sonríe.

— Es porque sabe que soy su padre. El hombre que siempre lo protegerá. — aprieta mi dedo con mucha fuerza. Es un niño muy fuerte. Se ve tan tierno con ese bodie, gorro y puñitos de tela azul.

— Seremos una familia muy bonita. — me mira a los ojos.

— Lo seremos. — le aseguro y le doy un tierno beso lleno de amor. Ahora tengo ante mis ojos a las dos personas más importantes en mi vida: a mi hijo y a mi esposa.

Melanie Cross.

La maternidad, es hermosa pero muy dolorosa, y solo experimentándola pude entenderlo. Ahora sé lo que mi madre sintió, aunque su caso fue peor porque fuimos dos. Las gemelas Cross. Y entiendo cada vez menos cómo pudo ser capaz de hacernos esto. Cómo pudo ser capaz de hacerles daño a sus propias hijas después de pasar por tal dolor y llevarnos en su vientre por nueve meses.

Bueno, estaba enferma mentalmente, así que de ahí se deduce todo lo demás.

Antes tenía miedo de no ser una buena madre y de no ser suficiente para mi hijo pero ahora que lo tengo en mis brazos, solo tengo claro todas las cosas que haría por él para que nada malo le pase. O al menos intentarlo, ya que las dificultades siempre serán parte del desarrollo del ser humano pero aun así, prometo que a pesar de que muchas cosas le hagan daño, estaré ahí para secar sus lágrimas con un paño. Es mi Jensen. Mi hijo. Mi angelito. Mi felicidad.

Si para ser bendecida de esta forma era necesario pasar por tanto, volvería a enfrentarme a ello sin duda.

Día siguiente.

La doctora nos ha dado de alta y finalmente llegamos a casa. La habitación del bebé quedó más hermosa de lo que imaginaba y no puedo estar más contenta. Dejo a Jensen en la cuna para que duerma con tranquilidad mientras hago otras cosas. Tengo que guardar reposo durante 40 días más pero también sacaré tiempo para trabajar un poco desde casa.

No sé qué haría sin Junior, siempre es la cabeza de la empresa mientras no estoy.

Jack no puede portarse mejor. Está pendiente de nosotros a cada segundo y se asegura de que esté cómoda y sana. Es el esposo y padre perfecto. Karol se quedará con nosotros una temporada y me siento más segura con ella aquí. Está claro que tiene más experiencia, así que aprenderé de mi hijo y de sus enseñanzas. Freddy está como loco con Jensen y Lisa...bueno, Lisa es Lisa. No ha parado de traerme regalos y más ropita para él. Cada que viene le cuesta irse porque ahora creo que lo ama más a él que a mí.

Melodie es un poco como la tía a la que no le gustan los niños pero sabes que mataría por él. Solo lo cargó una vez y lo veía como si fuera una cosa extraña, desde entonces no quiso sostenerlo otra vez. Melodie siendo Melodie. Ya estamos acostumbrados a ella. Incluso Jacob me ha sorprendido con lo mucho que sabe tratar a un bebé pero es porque ya ha tenido esta experiencia con Lía. Junior y Eric también están igual. Jensen es muy afortunado.

Los primeros días son complicados, las pocas horas que duermo son en el día, ya que en la noche despierta mucho y nos turnamos para cuidarlo. La mayoría de las veces dormimos con él ya que nuestra cama es enorme y cabemos perfectamente los tres.

3:30am.

En una de esas noches, despierto del sueño y observo a los dos hombres que duermen profundamente a mi lado. Me siento silenciosamente y los observo. No puedo creer que hasta durmiendo se parezcan tanto. Tienen la misma carita y posición de dormidos que da mucha ternura. Jensen es una copia exacta de su papá.

Nuestros siguientes meses, han sido de mucho aprendizaje. Le hemos dedicado mucho tiempo a nuestra vida personal y a cuidar de nuestro pequeño. Después de salir de mis días de riesgo, dejo a Jensen con su abuela y Frederick en mi casa mientras me encargo de mi empresa y la venta de mis diseños. Hemos sido testigos de su crecimiento, de sus primeros pasos, de sus primeros dientes, de cada momento en el que dice algo nuevo, de sus primeras rabietas y es una experiencia muy hermosa.

— Bienvenida, señora Cross. Felicidades por su primer hijo. — dice mi asistente. — Es un gusto tenerla de regreso y en nombre de todos...lamentamos mucho todo lo que pasó con su esposo.

— Gracias linda. Es un gusto que finalmente todo vaya bien. — le sonrío. — ¿Algo nuevo por aquí?

— Lo mismo de siempre. Aunque las ventas han bajado un 7% sus últimos diseños siguen siendo un éxito y se han vendido en muchos países más. Nos estamos expandiendo.

— Eso es bueno.

— Por otro lado, en su ausencia hicimos reuniones y planteamos la idea de expandirnos en otras ciudades y colocar varias sucursales para vender nuestros productos. Tenemos los recursos suficientes para hacerlo.

— Esa idea me encanta. Ya tenía algo similar en mente pero me da gusto que lo hayan planteado. Tendremos otra reunión para ampliar más el tema y ver si ejecutamos la idea. ¿Qué te parece? — juego con los lápices de mi escritorio.

— Organizaré esa reunión entonces. — está tan emocionada como yo.

Jack Connor.

Salgo de una reunión del colegio del que soy dueño y me encuentro a Ovi en uno de los pasillos.

— ¡Jack! Pensé que nunca lo volvería a ver.

— ¡Ovi! — corre hacia mí y lo abrazo. — Que gusto verte otra vez.

— Lo mismo digo. Gracias a usted mi familia está muy bien. Unos hombres con traje nos dieron una casa cómoda y no nos falta comida. Mis madre trabaja en una panadería donde le pagan muy bien y mis hermanos también tienen empleo. Todo esto gracias a usted. — me alegra verlo tan contento.

— Le hice una promesa a tu abuelo y la cumplí. Es todo. ¿Y tú, cómo vas con la escuela?

— Muy bien. Tengo buenas notas y los profesores me quieren mucho.

— Que bueno. Espero que sigas así. Salúdame a tu familia. Pronto llevaré a la mía para que conozcan a Jensen.

— ¿Su hijo nació?

— Sí, hace algunos meses. Ya está grandecito.

— Me encantaría conocerlo.

— Lo harás. — pellizco sus cachetes. — Bueno, ya me voy y tú tienes que regresar a tus clases. ¡Ve, corre! — me obedece.

Al salir, saco las llaves de mi jeep y noto que Peter está siguiéndome en su auto. Camino hasta él y me apoyo en el ventanal de su coche.

— ¿Por qué me sigues? ¿No deberías estar con Melanie?

— Ella me pidió que lo siguiera a usted por...precaución. Tiene miedo de que algo le vuelva a pasar, señor.

— No necesito que me cuides la espalda. Ya no hay rusos enamorados de mí así que no te preocupes.

— ¿Desobedezco sus órdenes entonces? — aquí ya el tema se pone serio. No quiero hacerla enojar pero encontraré la manera de que deje de preocuparse por mí por lo que pasó la última vez.

— Hablaré con ella. Sígueme si quieres pero no seas tan obvio. Me incomoda. — regreso a mi jeep y conduzco a casa.

Un día de estos cumplo mi palabra y llevo a mi familia con la de Ovi para que se conozcan mejor. Están muy agradecidos conmigo al igual que yo y Melanie con ellos por todo lo que hicieron por mí, excepto haber vendido mi teléfono. Es algo que está superado pero de vez en cuando se lo recuerdo a los hermanos para molestarlos.

Volví a encender las noticias pero sin hacer más que verlas. Están haciendo remodelaciones al Departamento Federal y Eric al mando me da mucho orgullo. Aunque siempre negaba los ascensos, este era su momento y lo está haciendo muy bien. Muchos de los pasantes y agentes contratados decidieron retirarse por miedo después de lo que vieron que me pasó pero los que decidieron quedarse son los verdaderos valientes. Los que verdaderamente nacieron para esto.

No puedo negar que a veces me gustaría estar ahí para aconsejarlos y darles mi apoyo pero todavía no estoy listo. No quiero volver ahí. O el menos no por el momento. 

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