Capítulo 41.
Al llegar a casa, no esperaba encontrarme a casi todos aquí, incluyendo a Paul.
— Pensé que este lugar sería el más seguro para todos nosotros así que espero no molestarte. — me dice Eric en voz baja.
— Bien pensado, no te preocupes. — por la presencia de Cooper, deduzco que Karol también está. — ¿Y Karol? — me acerco y le pregunto.
— Se tomó unas pastillas y está dormida. Me da miedo que no pueda soportar tanto dolor. — me contesta.
— Es fuerte, saldremos de esto. Puede quedarse aquí si quiere.
— Muchas gracias, hija pero tengo que solucionar algunas cosas de mi trabajo. Volveré mañana temprano y cualquier cosa, avísame por favor. — me da mucha ternura que me llame hija por cariño.
— Está bien, muchas gracias...por todo. Freddy lo acompañará a la puerta. — y así lo hace. Se despide de todos y se va. Eric y Jacob no dejan de ver las noticias ni un segundo mientras Lisa creo que está lavándose la cara y Freddy nos prepara algo rápido y sostenible de comer.
— Bien, puedes empezar a hablar. — Jacob le ordena a Peter, quienes, después de convencerlos de no hacerle daño, lo han traído con nosotros.
— Ya les dije. Jack habló conmigo antes de desaparecer porque sabía que algo malo le pasaría. Quiso asegurarse de que protegiera a Melanie. Como lo he hecho desde hace muchos años. — se refiere a los tiempos en los que trabajaba para mi padre.
— ¿Solo te pidió eso? ¿Seguro que no hay algo más? — lo sigue presionando.
— No. Y si lo supiera tampoco se los diría. — Jacob lo mira con rabia y prefiere no seguir empeorando la situación.
— Todo sigue igual, nadie sabe nada. Dicen que el presidente hablará dentro de media hora, así que solo nos queda...esperar. — comenta Paul.
— ¿Puedes venir un momento conmigo, por favor? — le pido a Peter. Siento todos los ojos en mí pero les aseguro que estaré bien. Peter accede y me acompaña hasta el billar para poder hablar tranquilamente.
— Soy todo oídos. — lo examino con la mirada unos segundos más.
— Si Jack te buscó es porque confía en ti. Entonces mi pregunta es... ¿también puedo hacerlo yo? — soy directa.
— Por supuesto que sí, señora.
— ¿Y qué opinas de todo esto? — intento descubrir si sabe algo más.
— Bueno...yo...es una pena todo lo que está pasando. No quiero ni imaginarme cómo se siente usted.
— Deja las formalidades, ¿quieres? Estuviste muchos años en mi sombra y tratándome como una niñita. No tiene caso. — lo interrumpo. — Y honestamente, la única razón por la que estoy más tranquila es porque estoy segura de que todo esto no se trata de otra cosa más que un plan de Jack. Y las únicas personas que saben estas suposiciones mías son solamente Melodie, Jacob y ahora tú. Bueno, los únicos que creen lo mismo en realidad. — aclaro. — Y si decides confiar en nosotros, necesitaremos tu ayuda para poder encontrarlo.
— Puede contar conmigo para lo que se le ofrezca. — su actitud de guardia obediente me está cansando.
— No quiero que me responda la persona que Jack contrató, sino el Peter rebelde que era cómplice de mi padre en todas sus locuras. — le exijo. Por su expresión, creo que lo estoy poniendo algo nervioso.
— Solo quiere que siga su corazón. — sus palabras estallan en todo mi interior. — Siga todas las señales y mantenga los ojos abiertos. — vuelve a decir. Sonando cada vez más a palabras que Jack me diría. Los escalofríos no permiten que pueda formular ninguna palabra que pueda decir y justo cuando intento reponerme, escuchamos la voz del presidente a través de la pantalla en el salón donde están todos los demás.
Antes de que pueda decirle muchas cosas, se retira y lo sigo.
— Sé que todos tienen muchas dudas y están muy asustados por los recientes acontecimientos en el funeral de uno de nuestros mejores hombres en el servicio: el ex agente Connor. Desde aquí mis condolencias para toda su familia. — cuando mira a la cámara, parece que me lo estuviese diciendo directamente a mí. — Efectivamente estamos ante un ataque de parte de...los rusos, después de tener un pequeño desacuerdo de intereses y me temo que con lo despiadados que son, seguirán atacando. Por consiguiente declaro a todo Washington bajo cuarentena. Nadie podrá salir de sus casas hasta cierto horario para evitar muertes innecesarias y nuestros dispositivos dejarán de funcionar por varias horas para impedir que puedan robar nuestra base de datos. Hemos armado las calles pero me temo que eso no será suficiente. Ellos han empezado la guerra y nosotros no nos doblegaremos. El estado de emergencia comienza en cuanto corten esta transmisión. Estados Unidos no está solo y lo demostraremos. — es lo que dice detrás de ese podio, siendo visto y escuchado seguramente por miles de personas a través de los monitores de sus casas.
Ahora enfrentaremos las consecuencias de esta locura.
Dos meses después.
Han sido semanas intensas, confusas, desesperantes y tenebrosas. Por la cuarentena (como si de alguna pandemia se tratara) nadie ha podido salir en las horas que quedan fuera del toque de queda y ha sido muy agotador. Eric y Paul tuvieron algunos problemas con su nueva jefa, ya que descubrió que estaban utilizando su tecnología para investigar sobre Jack, a quien hoy día, dan por más que muerto. Jacob y Melodie están en una especie de investigación extraña de la cual no he querido saber hasta que la ausencia de Jack deje de dolerme. Los demás intentan seguir con sus vidas, excepto Karol y yo. En el fondo de nuestros corazones existe la esperanza de que todo esto no sea real y que Jack esté en alguna parte. Pero lo que ha pasado, lo destruye todo.
Cada foto que veo de nosotros, cada ropa suya o cualquier cosa que le pertenecía es como un puñal directo a mi corazón. Ni siquiera he llorado lo suficiente por su muerte porque sigo aferrándome a la idea de que todo esto solo es un plan para protegerse. Han sido meses difíciles y la única razón por la que aún estoy de pie, es por mi bebé.
Hoy sabré su sexo y a pesar de las circunstancias, estoy emocionada. Peter hace de mi chofer y guardaespaldas, y me acompaña a todos lados por seguridad. Incluso sin estar presente, Jack sigue cuidando de mí a través de él. Desde el discurso del presidente, no hablo sobre nada con nadie. El silencio y la soledad se han convertido en mis mejores amigos.
Peter me espera en la puerta mientras la doctora me da su pésame y me atiende como de costumbre. Ya tengo 5 meses de embarazo y ha crecido un montón. Ya se pueden ver claramente sus piernitas, sus brazos, su cabeza y otras extremidades. ¡Dios, es tan hermoso! Las lágrimas invaden mis ojos por dos razones: de felicidad porque está muy sano y fuerte; y de tristeza porque Jack no está. Tenía otros planes para este momento pero las cosas no salieron como las esperé.
— Felicidades. Es un niño. — dice cuando lo confirma. Un niño. Un mini Jack está creciendo dentro de mí y no puedo sentirme más afortunada.
Cuando termina esto y otros chequeos más, me deja ir. No sin antes, darme nuevas indicaciones y cambiarme algunas recetas.
— ¿La llevo a casa? — pregunta Peter, abriéndome la puerta.
— No. Quiero ir a otro lugar.
— ¿A dónde?
— Al cementerio. No tuve tiempo de saber dónde está la lápida que le hicieron a Jack. Me gustaría visitarla y llevarle flores.
— Por supuesto. Sé dónde queda, suba. — me indica el interior de la Cherokee y entro. Mientras vamos de camino, observo algunas construcciones destruidas por culpa de los rusos. Todavía nadie entiende qué sucede pero tampoco he querido meterme en el tema. Hay muros pintados con la cara de Jack que dicen "¿De verdad está muerto?" "Esto no estaría pasando si él estuviera aquí" y cosas así.
Llegamos.
Me dejo guiar de Peter hasta que llegamos a su lápida. En memoria de Jack Connor Hemsworth. 1991- 2022. Es lo que dice. Parece que mucha gente ha venido aquí, ya que hay muchas flores y velones a su alrededor.
Me arrodillo suavemente en la grama y coloco el ramo de rosas blancas que he comprado de camino. Estoy a punto de romperme, lo presiento.
— ¿Puedes dejarme un momento a solas, por favor? — le pido a Peter. No quiero que sea testigo de mi sufrimiento. — Estaré bien. No creo que nadie se atreva a matarme en un cementerio.
— Está bien. Estaré cerca, de todos modos. — dice y se aleja. Es extraño cómo, aunque evidentemente no haya nadie aquí, siento su presencia. Jack ha marcado mi vida de una manera sorprendente.
— Sé que no estás aquí pero aun así, necesitaba buscar una forma de comunicarme contigo. — miro el anillo en mi dedo. — Estamos esperando un hermoso niño. — toco mi vientre. — Es un niño. Acabo de verlo y está enorme, fuerte y muy sano. Y es la única razón por la que sigo de pie, luchando contra todo esto, incluso con tu ausencia. — seco las lágrimas que caen por mis mejillas. — No sé qué está pasando, no sé qué pasó para que desaparecieras así pero espero que haya sido por una buena razón. Te prometo que me mantendré fuerte como lo he hecho hasta ahora para sacar a nuestro hijo adelante. Donde quiera que estés, recuerda que te amaremos por siempre. — en cuanto lo digo, una desahogada sensación recorre todo mi cuerpo y me hace sentir más tranquila.
El sonido de una pisada que rasga las hojas secas del suelo me asusta y miro hacia la dirección de donde vino. Es la dirección contraria a la que Peter se fue, así que no puede ser él. Me levanto e intento acercarme pero alguien más camina detrás de mí. Al girarme, antes de que pueda atacarme, alguien desde la dirección de las pisadas le dispara tres veces en el pecho, salvándome la vida y matándolo instantáneamente.
¿Qué ha sido esto? ¿Quiénes están haciendo esto? Todo pasa tan rápido que me cuesta analizar.
Cuando vuelvo la mirada, hay un hombre con un arma y vestido completamente de negro con una capucha de ladrón que solo deja ver sus ojos. Sus enormes ojos azules. ¡Oh, por Dios! ¡Es él! ¡Es Jack! De tan solo ver la forma en que mira, es suficiente para saberlo.
— ¿Jack? — intento acercarme pero se aleja. Es él. Definitivamente es él. — ¡Jack! — cuando se echa a correr, también lo hago para poder alcanzarlo. Lo hago con mucho cuidado para no caerme y lastimarme pero va demasiado rápido. — ¡Jack! — grito cuando lo pierdo de vista. ¿A dónde se fue? Solo hay un montón de tumbas y ya estoy cansada de correr. La adrenalina no me deja respirar con normalidad.
Unas manos cubren mi boca y me mueven de lugar junto a él.
— Shhh. — me susurra al oído. Quiere que me quede quieta y en silencio, y solo cuando escucho a más rusos hablar en su idioma cerca de nosotros, entiendo por qué. Estoy muy nerviosa. Sus manos siguen sujetándome y la forma en la que me aferra a él es muy familiar. Aunque sigue cubriéndome la boca, siento la sutileza con la que lo hace y eso me genera confianza.
Cuando mueve una de sus manos y la coloca sobre mi vientre mientras lo acaricia con suavidad, me confirma todo. Es Jack, sabía que era él. Esa conexión me da escalofríos y cierro mis ojos para calmar mis emociones. Hunde su cabeza en mi cuello y huele mi perfume, lo que hace que pierda el equilibrio.
Cuando los rusos se alejan lo suficiente, quita su mano de mi boca. Me doy la vuelta y lo miro a los ojos. Ni siquiera sé qué decirle, solo siento cómo los nervios me hacen temblar.
— Siempre tuviste razón. No estoy muerto. — intenta acercarse pero me alejo. ¿Será esto una alucinación? ¿Me estaré volviendo loca de verdad? — Mira. — toma una de mis manos y la coloca en su rostro. — Quítame la máscara. — me ordena. Sigo temblando pero lo hago. Definitivamente es él. Es Jack. Es mi esposo. Todo este tiempo supe que no estaba muerto y ahora que lo veo frente a mí sano y salvo, no sé cómo reaccionar.
— Tú...
— Todo fue un plan. Sabía las consecuencias pero siempre estuve vigilándote. — sostiene mis mejillas en sus manos. — Te dije que haría lo necesario para protegernos y detener todo esto pero las cosas se salieron de control. — aprieto su ropa con miedo a que vuelva a desaparecer.
— ¡Estás vivo! — es lo único que puedo decir en estos momentos.
— Sí, estoy muy vivo. Tú y mi hijo... me mantienen vivo. — parece que estuvo escuchando mi conversación con su falsa lápida. — Respira conmigo. — me indica al notar que estoy muy conmovida. Inhalo y exhalo junto a él hasta poder calmarme. — Escúchame, los rusos siguen buscándome. Todavía corro peligro pero ya tenemos un segundo plan para detener todo esto desde la raíz. Peter es el único que sabe que sigo con vida pero necesitaré de la ayuda de todos los que sean posibles. — saca una memoria de sus bolsillos y la entra en los bolsillos de mi cárdigan. — Aquí está todo lo que necesitan saber. Necesito que Jacob y Melodie sepan la verdad. Sé que están persiguiendo cosas que nosotros ya sabemos y no será necesario que se metan en la boca del lobo. Sé que son los únicos que actuarán con frialdad si es necesario.
— ¿Qué? — intento entender.
— Pediría la ayuda de Eric y Paul pero sé que estando bajo las órdenes de su nueva jefa jamás nos ayudarán sin meterse en problemas y no quiero más cargos en mi conciencia.
— ¿Desaparecerás de nuevo? — el corazón se me hace añicos de pensarlo.
— Es necesario. Esto aún no termina y para protegerte, debo estar lejos de ti.
— ¿Y tu madre? La está pasando muy mal. Esto la está matando. — mira al suelo, como si lo estuviera reconsiderando. — Tuvo las cenizas de otra persona en sus manos y lloró tu muerte como si fuese real.
— Lo sé. Y no creas que la he pasado bien viéndolos pasar por todo esto pero la razón es más fuerte y teníamos que convencerlos de mi muerte a como diera lugar.
— ¡Señorita...Connor! — dice Peter, alcanzándonos.
— No te preocupes, ya lo sabe todo. — Jack le avisa. Le pregunté sobre esto y tuvo el valor de mentirme a la cara, aunque dijo algunas palabras extrañas, nunca me confirmó nada. — No te desquites con él, solo hace lo que le pedí. — me susurra. Me conoce muy bien.
— ¿Qué hago con la memoria? — estoy empezando a pensar con claridad.
— Muéstrasela a Jacob, él sabrá qué hacer. — le toco la cara otra vez para asegurarme de que es real. — De todos modos, si las cosas salen mal, todo el mundo lo verá pero necesito que ustedes lo hagan primero.
— ¿El ministro está en esto también?
— Sí. Kristen y muchos hombres armados más. Estamos actuando bajo la oscuridad.
— Y Gwen también, supongo.
— No, Gwen no. Desapareció y no sabemos nada de ella. Kristen tenía sus dudas pero lo más probable es que haya decidido escapar por su propia cuenta.
— Después de todo lo que arriesgó para ayudarte, no lo creo. Además, Melodie dijo que volvió al hospital en donde la dejó y solo encontró su camioneta sin un rastro de ella. Pensé que estaba contigo pero si no es así, entonces ¿dónde está?
— No tengo idea pero lo averiguaremos. Ahora vuelve con Peter y ve a casa. Respeta el toque de queda y mantente a salvo, ¿sí? — acaricia mi vientre una vez más. — Te amo. — que siga vivo y que todo este tiempo mi corazón tuvo razón, es surrealista. No puedo creer que después de tanta incertidumbre finalmente siga con vida y siga luchando por nosotros. Es demasiado valiente para sacrificarse de tal forma.
— También te amo. — rompo en llanto y lo beso. Un beso desesperante, lleno de pasión, amor y deseo. Anhelaba con todas mis fuerzas volver a besarlo. Volver a sentirlo cerca de mí. — No podré estar tranquila sin saber cómo estás. ¿No hay alguna manera en la que podamos hablar? — pegamos nuestras frentes y hundo mis manos en su cabello.
— Nuestro lugar. Te esperaré esta noche ahí. El mapa que te dejé, sabrás el camino. — me susurra y vuelve a besarme con la misma intensidad. Sé a cuál se refiere, así que ahí estaré. — Ya te tienes que ir. Peter cuídala por favor. Hace rato uno de ellos intentó matarla. No te separes de ella fuera de casa aunque te lo pida.
— Cuente con ello, señor. — responde obedientemente. Antes de poder desaparecer de su vista y salir completamente de este cementerio, vuelvo a mirarlo con felicidad.
Está vivo y lo he comprobado, eso es lo único importa ahora.
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