Capítulo 4.
Una semana después...
Finalmente hemos aterrizado en Washington. Por suerte, Jack fue inteligente al dejarle la jeep a uno de los trabajadores del aeropuerto que conoce para cuando regresáramos, volver a casa en vehículo propio. Lo cual, nos facilitado muchas cosas, dentro de ellas: comodidad.
— ¿Pasaremos por la casa de tu mamá primero? — pregunto mientras conduce.
— No. Iremos a nuestra casa. — me mira con una sonrisa y se la regreso.
Minutos más tarde, llegamos.
La entrada está reforzada con enormes portones negros por seguridad (no pude hacer nada para convencerlo de lo contrario). Las cámaras escanean nuestras caras y abren las puertas. Jack me deja pasar primero. Todo está más hermoso de lo que recuerdo. Tiene un toque rústico y moderno a la vez. La combinación de madera elegante con cristales, le da un toque refrescante y hogareño.
— ¿Podría hacer los honores, señora Connor? — me da las llaves de la casa. Lo miro mientras sonrío y me asiente con la cabeza para que abra. Lo hago. Los destellos luminosos de una lámpara enorme en el centro de la entrada, es lo primero que ven mis ojos. Todo está muy organizado y limpio. No puedo dejar de ver todo el interior. Está precioso.
— ¿Te gustó el resultado?
— Me encantó. Es mejor de lo que habíamos visto la última vez. — a pesar de que estuvimos muy adentrados en todo el proceso, quisimos dejar que el último toque sea sorpresa. Aunque por lo visto, él sí ya la había visto. — No puedo creer que esta sea mi casa. Nuestra casa. — lo miro. Se ha quedado arrimado en una de las paredes mientras observa mi felicidad.
— Entonces créelo. — se acerca y coloca sus manos en mi cintura. — Termina de instalarte y saldremos a comer. — me da un beso.
Su teléfono suena y abre la llamada.
— Connor. — se aparta un poco de mí. Escucha con atención. — Acabo de regresar. ¿No podrías esperar un poco? — vuelve a decir. — Ok, iré en cuanto pueda. — y cuelga.
— ¿Quién era? — indago.
— Jacob. Aparentemente mi madre le contó. Fue a la única a la que avisé que ya estamos aquí.
— Entonces ve. No te preocupes por mí. Terminaré de organizar mi ropa, me daré un baño y haré algunas cosas. Solo recuerda que comeremos juntos después.
— ¿Segura?
— Por supuesto. Ve. — lo animo. Si Jacob lo llama con tanta insistencia, algo importante tendrá que decirle, aunque también existe la posibilidad de que solo sea para fastidiarlo. Así es él.
— Ok, nos veremos más tarde entonces. — sonríe y me da un dulce beso. Acaricia mi mejilla y sale de casa con las llaves de su vehículo en manos.
Muy bien, hora de adaptarme a mi nuevo hogar.
La habitación es exactamente igual. Solo que sin ventanas pero muy fresca y acogedora. Hay una cama enorme, mesitas de noche, dos lámparas en cada lado, un armario gigante con espejos, un tocador, un enorme televisor y por supuesto, un sofisticado baño detrás de la puerta de una esquina. Mayormente Jack, se ha gastado una fortuna en esto. Podría decir que casi la gran parte de todos sus ahorros a pesar de que también ayudé en bastantes cosas. Desde ese año en el que rompimos, ha estado construyéndola y bueno, valió la pena la espera. Me alegra ser una parte indeleble de su vida ahora.
Acomodo la ropa que me he comprado en Italia en el armario y todas las cosas de su maleta también. Una vez que termino, me doy una relajante ducha, me peino un poco más luego de ponerme un lindo conjunto azul turquesa de pantalones y chaqueta, blusa fina blanca por debajo, unas lindas diminutas argollas y unos tacones muy cómodos.
Cojo mi móvil y abro los mensajes de Lisa.
"Ya regresé de la luna de miel. ¿Cuándo podremos vernos?" Le mando el mensaje mientras me subo en el auto. Mi móvil vuelve a vibrar con un mensaje entrante de ella.
"¡Wow! ¡Qué buena noticia! Si quieres, ahora mismo. Ven al bar". Me contesta.
"Perfecto, voy encamino". Dejo el móvil a un lado y conduzco hasta el famoso bar de Judith. Que ya es más de Lisa. Según tengo entendido, tiene otros bares en distintas ciudades y al parecer, después de que Jack dejó de ser su cliente, dejó de ser su favorito.
Dejo mi coche aparcado y cruzo las puertas traseras del bar.
— ¡Muñeca! ¡Regresaste! — Lisa se acerca con los brazos abiertos para abrazarme.
— ¡Sí! Es lindo estar de vuelta. — juego con su brilloso cabello rubio.
— ¿Qué tal Italia? ¿Es tan bonita como en las películas? — me guía hasta la barra y nos sentamos. Una de las trabajadoras termina de secar la brillante superficie y se va. También hay más, entrando y sacando cajas de bebidas.
— Es incluso mejor. Los paisajes y la gente...son hermosos. — le hace señas a la misma chica para que nos traiga dos shots. — No puedo beber tan temprano. Se me revolverá el estómago.
— Tranquila, solo será un trago. Necesito seguir nuestra tradición cada vez que nos reencontramos después de un tiempo. Aunque volviste antes, estuviste fuera más de dos semanas. Es demasiado para mí. — me extiende el vaso y antes de que pueda tomarlo, lo aleja. — A menos de que sientas la mínima sospecha de que puedas estar embarazada.
— ¿Qué? ¡No! Bueno, no creo que... — pensándolo bien, no me he cuidado lo suficiente en nuestra luna de miel. Normalmente voy donde mi doctora a inyectarme pero fuera del país, fue algo que no tomé en cuenta. La preocupación y los nervios dominan todo mi ser. ¿Y si lo estoy? Inconscientemente toco mi vientre con ambas manos mientras olvido que Lisa está viéndome.
— ¡No puede ser! ¿Crees que puede ser posible? — me regresa a la realidad.
— No creo que lo esté ahora. Sería raro y...no lo siento.
— Muy bien, entonces... ¡shot, shot, shot! — damos el sorbo al mismo tiempo y nos informamos de todas las novedades posibles.
Horas después...
— ¿Qué quería Jacob? — le pregunto a Jack mientras nos cambiamos para ir a cenar en casa de su madre.
— Más que molestarme, decirme algunas cosas de trabajo. — se peina el pelo hacia atrás.
— ¿Qué cosas de trabajo? No me digas que ya tienes una peligrosa misión que resolver. — me preocupa el hecho de que la historia de siempre vuelve a repetirse.
— No, tranquila. Son solo algunas remodelaciones que haremos en el departamento y Jacob quiere participar.
— ¿Participar?
— Quiere ser el cazarrecompensas de nuestra institución y hay un pequeño desacuerdo entre Eric y él respecto a eso.
— Pues sea lo que sea, estoy de acuerdo con Eric. — sonrío.
— No tienes nada de qué preocuparte. — echa mi cabello hacia atrás. — No volveremos a tener más problemas. — me mira a través del espejo y besa mi cuello. Una genuina sonrisa esboza mis labios y la calma regresa. — ¿Nos vamos?
— Vámonos. — tomo mi bolso, apagamos las luces y vamos en camino a la casa de Karol.
...
En cuanto Freddy abre la puerta, no contiene su emoción y me abraza. Se disculpa constantemente por no saber controlar su felicidad, mientras que a Jack solo le da la mano.
— ¡Qué bueno que llegaron! — Karol camina hacia nosotros y nos abraza como saludo. Pase el tiempo que pase, siempre seguirá siendo muy tierna. — ¿Qué tal el viaje? — su enorme sonrisa es contagiosa.
— Es Italia, ¿qué podría salir mal? — Jack responde mientras avanzamos al comedor. Me hala la silla para que pueda sentarme y le doy una sonrisa como agradecimiento. Lo mismo hace con su madre. La cena ya está en la mesa y cuando todos se sientan, empiezo a servirle a Jack. Sé exactamente la cantidad de cosas que le gusta.
— Me alegra mucho tenerlos de vuelta. La ciudad no es la misma sin ustedes.
— ¿La ciudad o tú? — comenta Jack.
— Ambas. — sonríe mientras comemos. — Melanie, querida, supe que tu hermana se irá en dos días. A Francia, si no me equivoco.
— ¡Vaya! Nunca pensé que de verdad este día llegaría. Es extraño que mi media hermana y mi gemela (las que me intentaron asesinar de cierta forma) hoy estén unidas para irse de viaje.
— Para todos nosotros fue una...sorpresa tener que acostumbrarnos a una cara igual que la tuya y que no fueras tú. Pero, la vida es lo que es. Nunca se sabe qué esperar de ella. Al menos me alegra que mantengan una buena relación.
— Sí, al menos. Estoy cansada de que todo el mundo quiera matarme. — bromeo, pero el fondo, es abrumador recordar la cantidad exagerada de enemigos que he tenido detrás de mí solo por ser hija de Martha y ser Melanie Cross.
Jack toma mi mano y le da un dócil beso.
— Vendrán mejores años, de eso estoy segura. — seguimos cenando con tranquilidad. — Faltan pocas semanas para navidad, ¿tienen planes para esas fechas? — cambia de tema minutos después.
— ¡Es cierto! — apenas me doy cuenta de que pronto llegará diciembre, y este 24 de noviembre (pasado mañana), será la noche buena. — Deberíamos comenzar a decorar la casa. — miro a Jack, sabiendo que es como el grinch de estas festividades.
— No te diré lo contrario porque sé que no tendré escapatoria. Así que no me opondré. — dice sin emoción alguna. Al menos me enorgullece que no se niegue como de costumbre a estas tradiciones.
— Eso es una buena señal. Mañana compraremos todo lo que haga falta para decorar. Y si usted necesita ayuda con la cena o algo... — miro a Karol. — Puede contar conmigo.
— ¿Vendrán a cenar conmigo? — parece sorprendida.
— ¡Claro! ¿Por qué lo duda? — frunzo el ceño.
— Es que... Jack nunca se queda por trabajo y siempre termino cenando sola. Con la compañía de Frederick, a penas. — me da mucha tristeza que haya sido así y nunca me haya dado cuenta. En nuestros años de relación, venía de visita con él pero nunca me quedaba porque tampoco quería dejar a Martha y mi hermano solos a pesar de que nuestra relación dependía de un hilo y no era la mejor en esos entonces. Pero pensaba que cuando daba la espalda, Jack se quedaba a disfrutar de la noche con su mamá.
Le doy una regañadora mirada.
— Pues esta ni en las otras veces será igual. Se lo aseguro. — le certifico con mucha autoridad. Ahora que es mi esposo, no podrá liberarse tan fácil de mí y de las cosas a las que lo acostumbraré.
Me da una linda sonrisa y seguimos disfrutando de la agradable cena, hasta que se nos hace tarde y regresamos a casa.
— Disfruté mucho esta noche. Hablar con tu mamá siempre es relajador. — le comento mientras me cepillo el cabello frente al espejo. Él termina de acomodar la cama para descansar.
— Sí.
— Debes estar muy orgulloso de tenerla como tu madre, ¿verdad? — dejo el cepillo en su lugar y me acerco a él.
— Por supuesto que lo estoy. Ha sido lo más preciado de mi vida desde el día uno. Y después llegaste tú. Desde entonces, las dos son lo único por lo que sigo aquí. — sonríe tras ver la cara de enamorada que debo de tener en este momento. — Ven a dormir. Tenemos una vida laboral que recuperar mañana. — y es cierto. Tengo muchas cosas que continuar en la empresa. Sobre todo, los nuevos diseños de los cuales les conté a Junior por teléfono.
Me acomodo en la cama y coloco mi cabeza en su torso. Apaga las luces. Se siente diferente dormir en esta nueva casa juntos, pero así se supone que debe de ser. Con el tiempo nos acostumbraremos y haremos de esta casa, un hogar.
— Buenas noches, esposa. — puedo sentir la vibra de su voz en su pecho.
— Buenas noches, esposo. — besa mi frente y cierro los ojos hasta ver un nuevo amanecer.
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