Capítulo 30.

— ¿No estás bromeando, verdad? — le cuesta hablar.

— Por supuesto que no. — afirmo. Nos miramos a los ojos por varios segundos y nos levantamos simultáneamente para abrazarnos fuertemente. No sé por qué me daba miedo decirle esto sí tenía casi seguro que iba a reaccionar de esta manera. Excelentemente bien.

— Seremos padres. — le digo al oído. Está tan emocionado, tan sensible y sorprendido como yo. Esta es una nueva etapa en nuestras vidas que aprenderemos a sobrellevar poco a poco.

Llegamos a casa.

Cruzamos las puertas con mucho cuidado mientras seguimos besándonos con mucha pasión. Al alcanzar las escaleras me carga y me lleva en brazos hasta nuestra cama. Me recuesta dócilmente en ella y besa todo mi cuerpo aún con el vestido puesto.

Pega su frente en mi vientre y la acaricia por varios segundos.

— No te conozco todavía pero ya te amo mucho. Eres parte de mí. Eres un pedacito de mí. — le susurra. Se ve tan tierno que me hace sonreír. Me quita toda la ropa hasta dejarme completamente desnuda. Le ayudo a quitarse el traje mientras nos seguimos besando. Muerde mi oreja, acaricia mis piernas y masajea mi clítoris con sus dedos. Me sumerjo en ese placer que solo él puede darme y me hace suya como todas las noches en las que hacemos el amor.

Cuando estoy lo suficientemente húmeda, entra y sale de mí más despacio de lo que siempre lo hace y aunque no me lo dice, sé muy bien cuál es la razón.

— ¿Por qué te apartas tanto? — le pregunto, apenas me sale la voz. Sostiene mi cuello y acaricia mis piernas.

— No quiero lastimar al bebé. — me río. Sabía que de eso se trataba pero escucharlo de su boca me hace mucha gracia.

— No lo lastimarás. Estará bien. — le aseguro. Sonreímos y sigue entrando en mí hasta hacerme correr junto a él.

...

Estamos en el jacuzzi, dejando que el vapor y la espuma relajen nuestro cuerpo. Tengo el cabello sujetado en un copete y mi espalda recostada sobre el torso de Jack. Solo estamos en silencio, disfrutándonos. Y no ha dejado de acariciar mi vientre desde que lo supo.

— Tengo tres meses de embarazo, ya que no has preguntado. — sonrío ligeramente.

— Lo siento, es que...todo esto es muy nuevo para mí y todavía... estoy en shock, creo.

— Lo sé, tranquilo. Para ambos esto es muy nuevo pero aprenderemos. — levanto mi cabeza para poder verlo. Aunque desde este ángulo, solo veo su perfecto perfil y su mandíbula bien marcada.

— Por supuesto que sí. Eso haremos. — besa mi cabeza. — ¿Y cuándo será tu próxima cita? ¿Cuándo podré verlo?

— Tengo que revisar los correos de la doctora pero me dijo que guardara mucho reposo, ya que estos primeros meses son más propensos a un aborto indeseado. — me da mucho miedo de tan solo decirlo. — Cuando tenga fecha te avisaré.

— Espero que así sea. Y hazle caso a la doctora. No hagas desarreglos. Le diré a Frederick que te prepare comida saludable y te mantenga vigilada. — y ahí está, el esposo y futuro padre sobreprotector.

— Tranquilo, eso haré. Cuidaré de este bebé como a nadie pero tampoco es necesario exagerar. Ya te conozco. — me río.

— Llámame como quieras pero seguiré siendo así hasta que muera. Incluso después de muerto, posiblemente. — sostiene mi cara en sus manos y me besa. — ¿Mi mamá ya lo sabe?

— No. Solo Jacob, Eric, el guardaespaldas y Freddy. Nadie más.

— ¿Jacob ya lo sabe? — frunce el ceño.

— Sí. No tuve muchas opciones, fue cuando los encontré peleando.

— ¿Y cómo reaccionó?

— Por un momento olvidé que era insoportable y horriblemente sarcástico. Creo que la noticia sacó su lado paternal y me dio algunos consejos. Pensé que se lo tomaría mal pero no fue así.

— Es lo mínimo que podría hacer. Entonces... Eric también lo sabe. Me vio esta mañana y no me dijo nada.

— Yo le pedí que no lo hiciera. Quería darte la sorpresa personalmente. Al igual que a todos los demás.

— ¿Y cuándo le diremos a mi mamá? — lo pienso unos segundos.

— Estaba pensando reunirlos a todos de alguna manera y darles la noticia. Quizás una noche de estas o el día de mi cumpleaños que ya está muy cerca. — son las únicas ideas que me llegan en este momento.

— No creo que aguante hasta tu cumpleaños. Necesito gritarles a todos que seré padre cuanto antes. — volvemos a reírnos.

— Por cierto, ¿cómo te fue con el tema de la renuncia? ¿Cómo lo tomó tu gente? — cambio de tema.

— No podían creerlo. Me hicieron muchas preguntas pero al final, lo terminaron aceptando. Había mucho trabajo y no podía quitarles mucho tiempo pero fue muy difícil. — confiesa.

— Ser agente era toda tu vida. Así te conocí y así pensé que te vería morir. Pero me alegra que finalmente me hayas demostrado que sabes valorar más cosas que solo el trabajo. Hay personas que no tienen opciones, ya que solo viven de ello pero tú, tienes mucho imperios por toda la ciudad. Eres fundador de muchas instituciones, eres dueño de un colegio y te desenvuelves bien en el mundo de los negocios. Además, también trabajo y gano lo suficientemente bien para mantener a nuestra familia. Tenemos muchas opciones para vivir y hay que ser agradecidos.

— Así es. Pero lo que más agradezco todo los días es tenerte en mi vida. — sonríe y me vuelve a besar.

10am.

Normalmente amanezco con muchos ánimos y ganas de trabajar pero hoy no es un día de ellos. No sé si son síntomas del embarazo o es porque hoy no es un buen día para Melanie Cross. Tengo mucho sueño y no tengo ganas de hacer absolutamente nada. Solo quisiera estar acostada en mi cama todo el día.

¿Podría darme el lujo de hacer tal cosa? Por supuesto que sí.

Apago mi laptop, tomo mi bolsa y voy a la oficina de Junior. Está atendiendo una llamada pero aun así entro y me acerco a él.

— Si, de acuerdo. Mándame los datos en un par de horas. Muchas gracias. — dice por teléfono y cuelga. — ¿Necesitas algo? ¿Estás bien? Te ves muy pálida. — me presta atención de inmediato.

— La verdad es que no me siento muy bien y necesito irme a casa para descansar un poco. ¿Crees que puedas encargarte de las reuniones y las transacciones de hoy?

— Claro, no hay problema, cuenta con ello. Pero... ¿segura que no necesitas que te lleve? Me da miedo que conduzcas en ese estado.

— Estoy bien. Mientras no esté ciega podré conducir sin problemas. — me río. — Mi asistente está en la costurera, cuando regreses le explicas mi situación. — asiente con la cabeza. — Y en caso de que no tenga la oportunidad o se me olvide después, el domingo habrá una cena en mi casa. Tengo algo importante que decirles a todos. Invita a Derek. — le digo antes de irme.

Cuando voy al estacionamiento, tropiezo con una mujer.

— Oh, discúlpeme, no la vi. — se excusa. Es una linda chica de afro y vestuario muy elegante.

— Descuide. — intento seguir mi camino.

— ¿Usted es la esposa de Jack Connor, cierto? — me detengo y me giro lentamente para verla. Que lo llame "Jack" en lugar de "agente Connor" resulta muy molesto. Solo los más cercanos a él, suelen llamarlo por su nombre.

— Así es. ¿Tú eres...? — frunzo el ceño.

— Una vieja amiga suya. Vine a la ciudad hace poco y he intentado localizarlo desde entonces. — de repente su voz se me hace conocida. ¿Ha intentado localizarlo? Entonces... ¿sería ella la mujer de la extraña llamada?

— Fuiste tú. Tú me llamaste ayer preguntándome por él. ¿No es así? — intenta hacerse la inocente pero sabe que no estoy para juegos. Su expresión cambia y su postura se vuelve más recta. Esta es su verdadera cara.

— Bien, no eres tan estúpida como pensé. Perdón, es que investigué un poco sobre ti y solo vi puras malas noticias. En fin, ese no es mi problema. No estoy aquí por ti. Vengo por Jack, ¿dónde está? — va al grano. No puedo creer lo cínica que es.

— Obviaré lo que dijiste al principio porque la verdad...no estoy de buen humor para humillar a las personas el día de hoy. Y respondiendo a tu pregunta...creo que la muy estúpida aquí eres tú cuando crees que le daré información de mi esposo a una mujer que no conozco. Y por tu bien... — me acerco. — será mejor que lo dejes en paz.

— ¿O qué? — parece que se está burlando.

— O conocerás un lado de la Melanie que el internet no te dice. — le advierto. Controlando mis altas ganas de golpearla.

— Fue un gusto conocerte, Melanie. — dice y camina como si fuera al bar de Jasper pero sé perfectamente que no es así. No es una coincidencia que esté justo aquí y me diga estas cosas.

— Y por cierto... — se detiene. — tienes cincos segundos para devolverme la tarjeta o mis guardias te sacarán a patadas de este lugar. — hablo de la tarjeta que abre todas las puertas de la empresa. Se da la vuelta y me mira. Sé que esto no se lo esperaba. Pensó que podría salirse con la suya. Tantas desgracias me han enseñado algo.

— Señora Connor, ¿todo está bien? — pregunta mi guardaespaldas, acercándose. La chica nos mira a ambos, lo piensa unos segundos, se acerca y me devuelve la tarjeta. Ha sido lo mejor que ha podido hacer.

— Sí, todo está bien. — le digo a mi guardia. — Esto no se quedará así. Hablaré con Jack de esto y no creo que te vaya muy bien.

— Eso es justamente lo que quiero. Puede decirle lo que quiera. Cuando escuche mi nombre, con su reacción, quedarás como tonta.

— ¿Ah sí? Entonces dime cuál es tu nombre. — me está haciendo enojar bastante. No creo que pueda controlarme más.

— Gwen. Mi nombre es Gwen. 

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