Capítulo 13.
Nos hemos levantado muy temprano para desayunar y alistarnos para ir a trabajar. Mientras bebo mi café, recibo una llamada de Lisa. ¡Mierda! Olvidé que quedamos en vernos anoche. Con lo de Jack creo que no tuve cabeza para otra cosa.
— ¡Lisa!
— ¡¿Lisa?! ¡Eso es lo único que tienes que decirme! ¡Lisa! — me aparto el teléfono de los oídos por sus gritos. Creo que hasta Jack los escuchó.
— Tienes todo el derecho de matarme. Dejaré que lo hagas, no te preocupes. — quiero enfriarme con ella.
— No, descuida. No lo haré solo porque Eric me contó lo que pasó con Jack y su misión ayer. De no ser por eso, iría a tu casa y te arrancaría la cabeza.
— Lo siento. Te lo recompensaré, lo prometo. — entro las cosas que me faltan en el bolso.
— Oh, sí. Claro que lo harás. Y ya sé cómo.
— Está bien. Dime entonces.
— Tengo una actividad deportista ahora y no puedo ir sola. Necesito que vengas conmigo.
— ¿Ahora? Tengo que ir a la empresa. Ya me vestí para eso.
— ¡Escúchame! Eric me pidió un favor. Investigaremos a alguien de quien tiene sospechan. No será nada riesgoso. Solo nos divertiremos. Además, creo que necesitamos esto. No todo es trabajo y protegernos de enemigos. Y no le digas nada a Jack, por favor. Eric me pidió que no se lo dijera a nadie y estoy diciéndotelo a ti. Si se enteran, me matan. ¿De acuerdo?
— Tranquila, está bien. — miro a Jack, quien está mirándome sospechosamente mientras toma su café.
— Bien, paso por ti a las 9. No me falles. — me advierte y cuelga. No sé en qué me estoy metiendo pero si Lisa me lo pide (mucho más después de lo que le hice ayer) no puedo negarme.
— ¿Todo bien con Lisa? — pregunta.
— Sí, todo bien. Solo quiere que salga con ella en un rato.
— ¿A dónde?
— No tienes que saberlo todo. Te llevaré al trabajo y volveré.
— No hace falta. Le dije a Jacob que viniera por mí. Tengo cosas que hablar con él y además, también va para allá. — se levanta. — Que tengas un buen día, nena. Y cuídate mucho. Lisa es un poco traviesa. — me da un tierno beso.
— No te preocupes. Que tengas un buen día también. — sonreímos y sale cuando escucha el auto de Jacob en la puerta. Debería salir a saludarlo pero no quiero escuchar sus bromas de mal gusto desde temprano. De todos modos nos veremos en casa de Karol el 25 de diciembre.
Bien, Melanie. Ahora tienes que quitarte todo esto para vestirte adecuadamente para ir a hacer deporte con Lisa.
9:30am.
Ya estamos en la cancha deportiva a la que Lisa me ha traído con tanto misterio. Llevamos un conjunto de shorts deportivos, con tenis, medias largas y gorras adecuadas para la ocasión.
— Ya que estamos aquí, ¿puedes decirme a quién investigaremos? — trato de alcanzarla. Camina muy rápido.
— El entrenador niña, el entrenador.
— ¿Y qué ha hecho este entrenador para que Eric sea capaz de mandarte a investigarlo?
— De hecho, yo me ofrecí para esto. No tenía nada interesante que hacer hoy, así que creo que seré la espía del departamento federal cuando lo necesiten.
— Estás loca. Muy loca. Pero todavía no respondes mi pregunta. ¿De qué se le acusa?
— El departamento ha recibido varias quejas en su contra por acoso. Dicen que se enamora de algunas de sus alumnas o clientas, sabrá Dios y como conozco a varios trabajadores de aquí, pensé que manejaría esto con mucha eficacia.
— ¿Y qué harás, específicamente?
— Qué haremos querida. Qué haremos, querrás decir. Solo le tomaré fotos a los documentos de su escritorio.
— ¿Qué? ¿Y cómo entrarás ahí sin que te vean?
— Para eso te traje. Hablarás con el entrenador mientras yo hago el resto. Solo eso. No haremos un escándalo, descuida. — entramos a la cancha y nos acercamos al grupo de mujeres donde está el sospechoso entrenador. A unos pocos metros de nosotras, hay un montón de hombres jugando diversos deportes y algunos de ellos, muy guapos en realidad.
— ¡Lisa! — una chica que no conozco se acerca a ella y la abraza. — Tenías mucho tiempo sin venir por aquí, ¿cómo has estado?
— De maravilla. Mira, ella es mi mejor amiga: Melanie. — me presenta.
— Mucho gusto. — me extiende su mano y la estrecho.
— Igualmente. — le doy una sonrisa.
— ¡Buenos días, mis hermosas damas! Bienvenidas un día más. Hoy haremos muchas actividades para ejercitar esos músculos. — sale el entrenador. Es más guapo de lo que me podría imaginar. Ahora entiendo por qué todas parecen suspirar de amor por él. Tiene sus músculos bien marcados, su piel brilla como el sol y una buena sonrisa. Casi podría decir que por poco caigo en sus encantos.
¡Cállate, Melanie! ¿Qué haces? Estás casada con un hombre más guapo, encantador y sobre todo, celoso. Muy celoso. Si leyera mis pensamientos sería capaz de pedirme el divorcio.
Suena una música movida y empezamos a imitar sus pasos. Camina a nuestro alrededor constantemente. No tengo idea de cómo Lisa se escabullirá de su mirada para ir a su escritorio y ahora no estamos en buen momento para poder preguntarle. Intento dar lo mejor de mí pero me estoy cansando rápido. Creo que debería hacer más ejercicio. Quizás por eso me estaba desmayando constantemente. La vida fitness no es lo mío.
De repente Lisa se cae pero sé perfectamente que es parte de su estrategia.
— ¿Está bien, señorita? — el entrenador se acerca a ella y le ayuda a levantarse.
— Sí, sí, estoy bien, no se preocupe. Solo no comí muy bien antes de venir y estoy un poco mareada. Es todo. — miente. Ay, Lisa. Eres increíble.
— Si quieres puedo llevarte a la enfermería.
— No, no, está bien. Con una lavada de cara estaré mejor. ¿Me deja ir al baño un momento? — y ahí está, la forma en la que logrará su propósito.
— Por supuesto, adelante. — le indica y se va, no sin antes picarme un ojo discretamente. Espero que todo te salga bien o estaremos en serios problemas. La peor parte es que tengo que entretenerlo pero si sigue ocupado como hasta ahora, no tendré de qué preocuparme.
— ¿Y usted señorita, está bien? — los nervios me invaden cuando escucho la voz del entrenador cerca de mí.
— Sí, claro. No tengo ningún problema.
— Ah. — sigo haciendo ejercicio pero puedo sentir su mirada en mí todavía. — ¿Y cómo te llamas? No te había visto por aquí. — esto me huele a problemas pero trataré de manejar la situación.
— Mel. Mi nombre es Mel. — no sé si estoy mintiendo o diciendo la verdad.
— Mucho gusto entonces...Mel. ¿Y vendrás más a menudo? — camina a mi alrededor.
— No lo sé. Trabajo mucho. Hoy vine solo para acompañar a una amiga.
— Deberías venir. No solo hacemos ejercicio aquí afuera. Hay muchas opciones para relajarte y mantener tu cuerpo en forma.
— Sí, seguramente. ¿Así les dice a todas sus clientas? — en el momento en que lo digo, me arrepiento. Se supone que no tengo que levantar sospechas y he dicho esto. Muy bien, Melanie. Muy bien.
— No tengo clientas, solo amigas. Nadie me paga por entrenar aquí.
— ¿Ah no? ¿Ni siquiera el estado?
— Bueno, quizás si me faciliten muchas cosas pero...no hago esto solo por dinero. Me gusta.
— Se nota. — creo que estoy un poco molesta después de saber las sospechas que tienen contra él.
— Vas bien, sigue así. — se aparta y vuelve al frente para cambiar la dinámica. Espero que Lisa se dé prisa. Después de algunos minutos, nos dan un descanso. Me siento en los asientos de la cancha y bebo un poco de agua sin quitarle los ojos de encima al entrenador. No quiero que descubra a Lisa si en algún momento decide irse.
— ¿Ya viste este bombón? En cada foto nueva que sale se ve mejor que en la anterior. Es un completo adonis. Mira solo sus ojos y su sonrisa, es perfecto. — escucho que comentan un grupo de chicas a mi lado mientras una de ellas muestra algo desde su celular. Estúpidas. Estoy segura de que solo vienen aquí por llamar la atención del entrenador.
¡Dios, quiero que esta mañana acabe pronto!
— Y ya viste, rescató a esos niños ayer. Aparte de ser apuesto, también es un héroe. Cualquier mujer que esté con él debería de sentirse muy segura. — sigue hablando la chica de mi lado. De verdad, qué pesadilla. Un momento... ¿qué rescató a esos niños ayer? No podrían estar hablando del entrenador, ¿o sí?
— Sí pero salió en las noticias que estaba casado. — le dice otra de sus amigas.
— Sí pero ya sabes...en los matrimonios nunca hay felicidad completa. Siempre hay problemas y estoy segura de que su esposa...ni siquiera lo entiende. Seguramente está fuera de casa todo el día y no lo atiende. — al diablo con la paciencia, las pondré en su lugar.
— Quizás porque también es una mujer trabajadora e independiente que lleva el pan a la casa al igual que él. Quizás no solo pretende casarse para ser una mantenida y tiene su propio imperio. — todas me miran al mismo tiempo. — Además, antes de tacharla de cualquier cosa, solo piensen en una cosa: mientras ustedes están aquí, criticándola y cuestionando su calidad como mujer y como esposa, ella se coge a ese hombre casi todas las noches y produce su propio dinero. — me levanto y me acomodo los lazos de mi short. — Solo digo que no por nada fue capaz de ponerle un anillo y darle el derecho de que todos la reconozcan como la señora de Connor.
— ¿Y tú quién eres?
— Si tanto tiempo pasas coleccionando fotos de personas que no te pertenecen, investiga un poco y lo sabrás. — intento irme pero otra chica bastante alta y musculosa me detiene.
— ¿Quién te crees para hablarle así a mi hermana? — ay no, estoy en problemas. — ¿Te hice una pregunta?
— ¿Quieres quitarte de mi camino, por favor? — mantengo mi postura.
— ¿De verdad me estás hablando en ese tono a mí también?
— Ah, ahora lo entiendo. Crees que porque te ves así y eres más alta que yo me darás miedo, ¿me equivoco? — cruzo los brazos.
Se ríe.
— Veo que eres muy altanera. Te mostraré cómo ser respetuosa.
— Oh, espera. — levanto la mano para detenerla. — Déjame recoger algo primero. — me agacho sin apartarle la mirada para tomar una piedra. Sé que es muy fuerte para mí. Si le doy una bofetada solo con los huesos de mi mano, me destrozaré los dedos.
Sostengo la piedra fuertemente y cuando me levanto, le golpeo la cara con ella. Haciendo que caiga se caiga por el impacto. En pocos segundos veo cómo un lado de su cara comienza a sangrar y la empujo. Me lanzo sobre ella y la golpeo, impidiendo que me pueda hacer algo.
Noto cómo poco a poco la gente empieza a amontonarse a nuestro alrededor y otras manos me halan de los cabellos lejos de la chica a la que he golpeado violentamente. Es la misma maldita mujer que tiene las fotos de Jack en su teléfono, así que es razón suficiente para sacar toda mi extra furia y seguir golpeándola a ella también. A este paso terminaré en prisión pero sinceramente, me importa una mierda. No hasta que las ponga en el lugar que se merecen por irrespetuosas.
Otras manos me halan y sea quien sea, me da una bofetada que me hace caer en la arena de la cancha. Intento defenderme pero me tienen acorralada. Son demasiadas para mí sola.
— ¡Aléjense de mi amiga, malditas! — escucho la voz de Lisa y siento que todas las manos me sueltan. Cuando puedo mirar, está peleando con dos de ellas mientras las hala de los cabellos en círculos. ¡Esa es mi amiga! No pretendo dejarla sola en esto, así que sigo golpeando a la primera que me provocó. A la que tiene las fotos de mi esposo en su celular.
— Acabaré contigo, maldita descarada. — le digo mientras casi le arranco todos los cabellos del coraje. Escucho la voz del entrenador pedir que paremos desde lejos y solo cuando escuchamos el sonido de unas patrullas policiales, nos detenemos.
— ¿Qué está pasando aquí? — pregunta uno de los oficiales.
— ¡Ellas empezaron! ¡Ellas son las agresivas! — nos acusa la descarada.
— ¡Te arrancaré esa lengua, estúpida! — intento atacarla otra vez pero Lisa me sostiene.
— Tendrán que venir todas conmigo, ahora. Por las buenas o por las malas, ustedes deciden. — muestran sus esposas y preferimos subir en patrullas distintas voluntariamente.
11pm.
Llevamos literalmente media hora calladas sin saber qué decirles a los agentes que tenemos en frente. A nuestros queridos esposos. Jack solo me fulmina con la mirada y restriega su mano por su barbilla mientras que Eric camina de aquí para allá despeinándose el cabello. ¿No piensan decirnos nada? Les hemos explicado de todas las maneras posibles todo lo que pasó pero aparentemente siguen sin entender.
Le doy una mirada incómoda a Lisa y sé que ella está igual que yo. Me siento terriblemente golpeada. Me siento la cara inflamada y me duele todo el cuerpo.
— ¿No piensan decirnos nada? Llevamos media hora aquí. Las verdaderamente culpables ya están comiendo en sus casas tranquilamente y nosotras estamos muy heridas. Necesitamos atenciones médicas. — Lisa protesta.
— Lisa, te pedí una sola cosa. Solo tenías que entrar a su escritorio, sacarles fotos a los documentos y venir aquí. ¿Era eso tan difícil? Entonces vas, metes a Melanie en esto y arman un escándalo. — Eric se queja.
— ¡Y te las conseguí! Te conseguí más de lo que pediste pero las cosas se salieron un poco de control. De todos modos no es para tanto.
— ¿No es para tanto? Esas chicas acaban de denunciarlas por agresión. ¿Saben lo que eso significa?
— ¿Y todo esto qué? ¡Mira cómo estamos! También fuimos agredidas. — Lisa sigue respondiendo.
— Ellas nos provocaron primero y admito que todo empezó por mí. Lisa no tuvo culpa, siempre estuvo haciendo las cosas como se lo pediste, excepto por ayudarme con esas víboras. — hablo. — ¿Y tú no piensas decir nada? — miro a Jack.
— Solo trato de...entender cuál fue la razón de todo este alboroto. — dice finalmente.
— ¿Sabes? Yo te diré algo mejor...tienes que cuidar mejor en dónde salen fotos de tu cara. No sabes cuántas psicópatas hay ahí afuera coleccionándolas. — no aguanto la rabia y de recordarlo, me pongo peor. Me sigue doliendo todo el cuerpo.
— Tenía una foto mía en su teléfono, ¿verdad? — ¿Cómo puede darse cuenta de las cosas tan rápido?
— Sí, tenía.... no una foto, sino varias. Y si hubieras escuchado las cosas que dijo me entenderías mejor. — se ríe pero trata de ocultarlo con su mano. — ¿Es gracioso para ti?
— Melanie, ¿irás golpeando por ahí a todas las mujeres que tengan una foto mía en su teléfono? — — no sé qué responderle. — Esto es increíble. — ahora tengo ganas de golpearlo a él también. ¿Qué me pasa? ¿Por qué ando tan agresiva hoy? — Está bien. Ya veremos qué hacemos con ustedes. Ahora ven, te curaré esos rasguños. — se levanta y me extiende su mano.
— ¿Y Lisa?
— Yo me encargaré de ella. — me contesta Eric. Le doy una sonrisa a Lisa, me levanto de la silla sin ayuda de Jack y salgo del interrogatorio por mi propia cuenta.
Mientras voy caminando, noto cómo todos se quedan viéndome. No es para menos, estoy muy sucia, rasguñada y despeinada.
— ¡Hola, cuñada! — me topo con Jacob en la salida. — ¡Wao! ¿Ya están en quiebra? Lo digo porque aparentemente no has visto un cepillo hoy. — se ríe de su propio y patético chiste. Lo miro con mala cara y cuando la nota, borra la sonrisa. — ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? — solo le pongo los ojos en blanco y subo a la jeep de Jack.
— Te llevaré al hospital. — dice cuando sube al coche también.
— No. Solo llévame a casa. Tengo todo lo que necesito allá.
— Un médico podrá hacerte un chequeo general y es mejor. Además, tenemos que recoger los resultados.
— ¡Ya te dije que no quiero! Solo llévame y ya, por favor. — le alzo la voz.
— No estarías molesta conmigo por esto, ¿o sí? El que debería de estar muy molesto contigo soy yo. Aparte de que no me dijiste nada de lo que harían, mira el lío en el que te metiste. Las cosas podrían haber salido peor. — enciende el vehículo y conduce.
— Me duele mucho la cabeza. Necesito quitarme esta ropa sucia y trabajar. Hablaremos después si quieres pero no ahora, por favor. — le pido. De verdad me duele mucho no solo la cabeza, sino todo el cuerpo y quiero quitarme esta suciedad.
— Muy bien, como digas. Hablaremos esta noche entonces. Iremos a la casa de mi madre. Así podrás conocer a Cooper también.
— Está bien. Estaré lista. — respondo y me recuesto en el ventanal mientras espero que finalmente lleguemos a casa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top