Capítulo 10.
Horas más tarde.
Hay momentos en la vida en los que quieres desaparecer o simplemente desconectarte de tu realidad para conseguir un poco de tranquilidad; considero que este momento, es uno de ellos. Presenciar la manera en la que la aventura de mi madre sonríe y se dan la comida en la boca constantemente, me hace sentir terriblemente incómodo. Mientras Jacob y yo no hemos tocado la cena que hemos preparado, ellos ya han terminado. Ni siquiera tengo que mirarlo para saber que tiene la misma expresión de incomodes que yo.
— ¿Y ustedes? No han tocado la cena. ¿No tienen hambre? — pregunta mi madre al notar nuestras caras.
Regreso a la realidad.
— No, no tengo mucha hambre. Disfruten ustedes.
— Y dinos...Cooper. — así dijo que se llamaba cuando llegó. — ¿A qué te dedicas?
— Soy vinicultor. Desde hace muchos años tengo mi propia marca de vino y son muy vendidos en la ciudad. — responde. Habla demasiado bajo y calmado. Lleva traje y pelo blanco.
— O sea que tienes una especie de...terreno donde cultivas uvas, ¿o me equivoco? — indaga Jacob.
— Así es. También tengo una bodega. Puedo llevarlos a conocerla cuando quieran.
— ¡Wao! El lugar perfecto para asesinar y esconder cadáveres. — le doy una mirada regañadora.
— ¿Disculpe?
— Solo hablo de la estética de esos lugares. He visto muchos documentales de asesinos que esconden sus delitos en lugares como ese. Es todo. Disculpe si soné muy mal. — da un sorbo del vino que tiene en su copa.
— Oh, comprendo. Yo también he visto muchos de esos.
— Entonces habrás aprendido algo de ellos, ¿verdad? — sigue acusándolo indirectamente.
— Sí, de hecho sí. A no confiar en nadie, es lo primero.
— ¡Exacto! ¿Ves? Ya me empieza a caer bien. — por la cara que tiene mi madre, sé que empieza a notar de las verdaderas intenciones de Jacob.
— Bien, entonces...hablemos claro. Como sabe que es cierto eso que dice de que no podemos confiar en nadie, entenderá que no confiamos en usted. Es la primera vez que lo vemos a pesar de que llevan meses saliendo. Y su tranquilidad y confianza me incomoda, porque las personas más peligrosas tienden a comportarse como usted lo hace ahora. Creo que ya nos conoce y entenderá que hemos tenido demasiados enemigos. No dejaremos que cosas como esa pasen otra vez. — le soy honesto y claro. Puedo ver el miedo en su rostro y mi madre está algo avergonzada. Pero ya sabe cómo somos.
— No se preocupe, los entiendo perfectamente. Su madre me contó algo al respecto y les puedo asegurar que no soy una mala persona. Me enamoré de su madre antes de saber que ustedes eran sus hijos. — toma su mano y la besa mientras ella le sonríe. Por Dios, ya basta.
— ¿Y sabes de qué estoy enamorado yo? De mi poderosa navaja. — la saca de sus bolsillos y la mira con deleite.
— Bueno, creo que ya debemos recoger la mesa y tú...Jacob, me ayudarás. — interviene nuestra madre. Quiere evitar una desgracia, lo sé.
— Lo haremos más tarde, quiero seguir conociendo a nuestro futuro...padrastro. — lo entona en una manera desafiante.
— Ayúdame a recoger la mesa...ahora. — lo presiona y poco después, lo hace. Recogen la mesa mientras me dirijo a la mesa de whisky y me sirvo.
— Tu hermano es un poco agresivo, ¿verdad? — se acerca.
— Discúlpalo. A veces no controla su comportamiento. ¿Quiere un trago? — le ofrezco.
— No, gracias. Con el vino que tomé hace poco fue suficiente.
— No se le dice no a un trago de whisky. — le sirvo de todos modos. — Tranquilo, esto no es una especie de prueba. — le aclaro y toma el vaso de mis manos con una sonrisa.
— En ese caso... — da un sorbo. Me acerco a los ventanales de cristal y observo la hermosa noche mientras bebo el whisky lentamente. — Escucha, yo sé que...no confían en mí y están en todo su derecho. Para todo lo que han tenido que pasar, no es para menos que sean tan protectores con su madre. De hecho, me alegra mucho que sea así. Ella merece todo el amor y la protección que le dan. Son excelentes hijos, sobre todo tú. — se coloca a mi lado.
— Veo que sabes más de lo que pensé. Si tuvo la confianza de contarte es porque realmente confía en ti. Nunca habla de esto con nadie.
— Lamento sí que lo sepa los incomoda. Solo trato de estar ahí para ella cuando lo necesite. Y para ustedes...si me dan la oportunidad. — me quedo en silencio. — No intento sustituir a su padre ni tomar derechos que no me corresponden con ustedes. Respetaré los límites y no invadiré su privacidad. Solo me gustaría que...algún día...puedan tratarme como uno más de su familia. Pero sé que eso llevará tiempo y trabajo. Por eso daré lo mejor de mí hasta poder conseguirlo. — siento su mano colocarse suavemente en mi hombro. La miro y luego lo veo a él.
— Gracias, Cooper. — es lo único que puedo decirle.
— ¡Bien! ¿Qué les parece si seguimos conversando? Cooper tiene muchas historias divertidas que contarnos. — nos interrumpe mi madre. Jacob sigue con mala cara pero está más tranquilo. Seguramente algo le dijo para lograr que esté así.
Melanie Cross.
He tenido una agradable conversación de hermanos con Junior hasta que Jack llega a casa.
— ¡Vaya! Llegó el esposo. — Junior comenta.
— Bienvenido, amor. — me levanto y le doy un beso.
— ¿Cómo estás? Hola Junior. — lo mira y le levanta brevemente la mano como saludo.
— Todo bien.
—¿No has cenado todavía?
— Llegué hace unos minutos. Ahora prepararé algo de cenar.
— Tranquila, yo puedo cocinar.
— Ya lo hiciste en casa de Jacob, no seré injusta. — voy a la cocina y le quito el cuchillo de las manos.
— Muy bien, como usted diga señora Connor. — otra batalla ganada.
— Bueno, ya me voy. — dice Junior.
— Quédate a cenar. Trabajas mucho y casi no pasamos tiempo juntos.
— ¿Quieres pasar tiempo conmigo, cuñado?
— Eres el hermano de mi esposa, ¿qué tiene de malo? — se sienta a su lado. — Aguanté tu irritable comportamiento por mucho tiempo. Ahora que todos cambiamos, no veo lo extraño.
— Eso es cierto, les di muchos problemas. — me mira. — Agradezco la invitación pero será en otra ocasión. De verdad tengo muchas cosas que hacer, un novio que atender y mañana tengo que levantarme terriblemente temprano. — recoge su maletín.
— Está bien, nos vemos mañana entonces. — me despido.
Nos sonríe y se va.
— Bien...cuéntame más cosas de la cena de hoy. Debió de estar muy divertida. — de solo imaginármelos muy celosos de su madre, me hace mucha gracia.
— Muy tenso, en realidad. Solo comimos, bebimos, hablamos y Jacob casi le clava una navaja en el cuello.
— ¿Qué? ¿Una navaja?
— Realmente solo hacía chistes irónicos con ella en sus manos. Ya lo conoces.
— ¿Y el señor cómo es? — curioseo mientras lavo los vegetales que prepararé.
— Es vinicultor. Tiene pelo blanco y al menos tiene buen gusto al vestir. Dice que también tiene una bodega en la ciudad.
— Parece ser la descripción de alguien muy honrado y trabajador.
— No lo sé. Me agradó pero a veces me recuerda a Dexter y...las dudas vuelven.
— ¿Dexter?
— Dexter, tu antiguo jefe, exdueño del restaurante y padre de tu hermano.
— Lo sé, lo recuerdo. Es solo que su nombre me dio algo de...nostalgia.
— ¿No saben nada de él? ¿Junior no lo ha contactado?
— Desde el día que se enteró, no quiso saber más del tema. Nunca volvió a mencionarlo. Y menos buscarlo, supongo.
— No me meteré en esos asuntos pero creo que al menos debería de saber dónde y cómo está.
— Si le digo algo como eso, dirá que a Dexter tampoco le importó saber dónde ni cómo estaba su hijo durante tantos años. Ni siquiera lo volvió a ver después que supo la verdad y lo entiendo perfectamente. Tú mismo me has dicho que las segundas oportunidades no son buenas, principalmente cuando se trata de tu familia.
— Okay. Ya entendí. Solo lo comentaba. — me quedo en silencio y termino de cortar las frutas y vegetales en trocitos. — ¿Sabes qué? Mejor pidamos una pizza. Sé que estás cansada y yo también. — se coloca detrás de mí, me toma de la cintura y me besa el cuello.
— Ya los estoy preparando. No me desconcentres.
— Entonces hagamos algo... — coge el plato con frutas y me hala hasta la mesa principal. — Quítate la ropa.
— ¿Qué? Estoy cocinando. ¿Qué vas a hacer? — me río.
— Solo quítatela. — me ve con esa mirada amenazante que hace que olvide mis principios y lo obedezca. Me quito toda la ropa lentamente hasta quedarme en mi precioso y delicado conjunto de ropa interior. — Todo. Quítate todo. — insiste. No tengo idea de lo que piensa hacerme pero lo sigo obedeciendo de todos modos. Por suerte, la calefacción funciona a la perfección y no siento mucho frío. — Recuéstate sobre la mesa. — sigue ordenándome.
— Tengo mucha curiosidad de lo que piensas hacerme.
— Entonces solo haz lo que te pido y lo verás. — aún tiene el plato de frutas en su mano. Apoyo mis manos en la mesa y me recuesto completamente en ella. Jack se pasea por mi alrededor y comienza a colocar trozos de frutas en todo mi cuerpo. — No te muevas mucho o se caerán. — el frío de las frutas me estremece.
Cuando termina, sube a la mesa y me mira a los ojos.
— Cada día estás más hermosa. — me susurra y le respondo con una sonrisa. Presiona sus labios con los míos y puedo saborearlos con intensidad. Baja a mi cuello y luego retira las frutas de mis pezones con su lengua. Es muy ágil con ella. Desciende por mi abdomen y sigue haciendo lo mismo con las demás mientras me encojo por la sensación. Logro verle la malévola mirada antes de presionar sus labios sobre mi vagina y hacerme gemir su nombre muchas veces.
Mantiene mis piernas hacia arriba mientras sigue haciéndome sexo oral. Esa ola de calor recorre todo mi cuerpo y comienzo a temblar. Sabe que me correré en cualquier momento, así que se detiene. Me acaricia los pezones y se quita la camisa lenta y provocativamente. Este hombre sabe cómo volverme loca. No puedo dejar de contemplar su hermosura. Se desabrocha los botones de su pantalón y se los baja, dejándome ver su erección. Se inclina y mientras me besa, entra lentamente en mí, haciendo que ahogue mis gemidos en su boca.
Me aferro a sus musculosos brazos para canalizar todo mi deseo en él.
— Te amo. — me susurra con mucho deseo mientras me muerdo la mano fuertemente para no gritar al recibir sus bruscas y románticas embestidas.
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