Parte única.

Miró entre sus manos lo que había hecho días antes con la ayuda de Chrome y Kaseki, el cual era un colgante con un dije de rubí.

Aunque en un principio dudó, al final decidió hacerlo por sí misma, y porque la otra vez Gen había tomado la iniciativa de hacerle un cumpleaños. Algo que igualmente se hizo este año, sin embargo, quería hacer algo por sus méritos.

Y arrastrando a Chrome para poder encontrar una piedra igual al color de sus ojos, ignorando las preguntas del castaño, lograron encontrar. Sólo agarró un fragmento, ni tan grande pero tampoco demasiado pequeño.

Lo demás se lo dejó al científico para lo que quisiera.

Y luego de eso, fue con el viejo alfarero para que le ayudase a hacer lo que tenía en mente. Mostrándole un dibujo sobre lo que planeaba hacer.

A decir verdad, bastante fácil, pues Kaseki terminó por enseñarlo lo que debía hacer. Sintiéndose satisfecha del resultado.

Y ahora la cuestión era, dárselo y esperar que le gustara. O cuando mucho, que le diera el visto bueno.

Pero estaban rodeados de todos los miembros de la aldea, y los que se unieron a él del antiguo imperio de Tsukasa, que dárselo enfrente de todos, resultaba bochornoso; incluso pensó en raptarlo para únicamente darle su regalo, aunque, no tenía mucho sentido que lo hiciera, sólo levantaría sospechas y ella no quería eso.

Debía ser discreto.

Y es por eso, que aprovechando que él había quedado solo un momento, lo abordó.

- Senku.

- ¿Qué pasa leona?

- No soy una leona. - repuso de inmediato, mirándolo por un segundo con el ceño fruncido para luego suspirar y mirar a un lado, apartando la vista y sintiéndose tímida por entregarle su regalo. No debía ser difícil, porque no lo era, y debía dejarse de tantos rodeos. - Cierra los ojos.

Arqueó una ceja, interrogante.

- ¿Qué piensas hacer?

- ¡Sólo ciérralos! No es nada malo, tampoco como si fuera a besarte... Otra vez.

- Ah, sí, otra vez...

- Entonces, ¿Podrías hacerlo? Por favor.

Aun con duda, pero ciertamente, curioso, accedió a su pedido. Kohaku sonrió y acercándose más, procedió a ponerle el colgante, con cuidado de no ahorcarlo pero que tampoco se cayera.

Senku abrió los ojos al sentir algo colgando de su cuello para luego tomar entre sus manos el rubí que era el dije, y sonrió de medio lado.

- Feliz cumpleaños, Senku.

- Nada mal leona. Gracias, Kohaku.

- ¿Te gustó? - preguntó, esperanzada. Algo él notó, y le hizo algo de gracia.

- No está mal.

Bueno, no era la respuesta que esperaba, pero, así era Senku.

-Traumada Taisho

Mi amiga me recordó ayer que iba a ser cumpleaños de Senku, así que... xd

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