chapter ten. not at all

𝐇𝐀𝐏𝐏𝐈𝐍𝐄𝐒𝐒
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La noche dura demasiado, parece vacía y aún sigue oscuro, así que supongo que aún falta mucho para que amanezca. Me levanto, porque he tenido una horrible pesadilla que combina un vestido de novia, sangre y muerte, se lo que significa ante mi decisión sobre la propuesta de Finnick y odio que me atormente tanto.

La jungla parece calmarme un poco cuando me adentro sola o eso creo, Finnick me sigue el paso, no se cuándo se ha despertado o supongo que estaba haciendo guardia hace un momento, pero me mira confundido.

—¿Esta todo en orden?

Lo miró, negando con la cabeza como si estuviera enojada con el, pero no, estoy enojada conmigo misma.

—No pueden pedirme eso— empiezo y ni siquiera yo me entiendo.

—¿Te refieres al matrimonio?— inquiere y asiento —¿Por qué no? Solo somos tu y yo ahora, se sincera conmigo.

—No somos solo tú y yo, y lo sabes— recriminó —Ellos siempre están mirándome, te miran a ti, nos miran a nosotros, no quiero que…

—¿Que suceda lo mismo que antes? Mayrin, éramos unos niños, no sabíamos absolutamente nada de la vida, pero ahora sí, ahora podemos luchar por lo que sentimos, por lo que siento por ti, quiero pelear hasta el final por ti— se acerca a mi.

Aquella revelación me ha dejado sin aliento, pero solo alcanzo a retroceder unos pasos cuando me toma del rostro con ambas manos. Lo miró sorprendida por ello.

—Ya me han utilizado— susurra —Me han utilizado una y otra, y otra vez pero tú… tu eres la única que me ha mirado por quien realmente soy.

—Si acepto ellos van a tomar eso y a destruirlo— dejó caer una lágrima —Nos van a destruir, van a matarme primero otra vez.

—¿Y prefieres que muera antes de saber lo que es realmente tenerte cerca de mi?

—No lo entiendes.

Niega —Hazmelo entender entonces.

—Yo te he amado desde que te conocí, te fui amando poco a poco y ellos me lo quitaron porque no podía amarte— explico —Te quitaron de mi y después me destruyeron, ahora, no sé lo que me harán si acepto esto.

—Ya estamos aquí, Mayrin, ¿Que más nos pueden hacer?— une su rostro un poco más al mío y yo no me muevo —Ya estoy perdiendote y ni siquiera me dejas intentar ser algo más.

—No quiero perderte otra vez— cierro mis ojos.

Eso parece ser suficiente para él, es como si algo explotara dentro de Finnick y de mi. Finnick se inclina sobre mis labios de un momento a otro, es tan repentino que nos quedamos quietos los primeros segundos y es tan familiar y cálido que me olvidó de los juegos por completo, mando al diablo al Capitolio y me aferró a él.

Esto es un error.

Me separó de él tan pronto como reaccionó, mirándolo a los ojos, que a pesar de la oscuridad, puedo verlo con claridad.

—Tu eres lo único real que tengo— me dice, eso no ayuda —Lo único que quiero.

—Finn…

—Dejame intentarlo, prometo que no sentirás miedo.

«Hay felicidad más allá de la sangre y los moretones. Más allá de las maldiciones y los gritos. Más allá del terror al anochecer» recuerdo las palabras de Finnick aquella noche después de la cosecha, no entendí lo que quería decirme porque creía que en el mundo no había mucha felicidad, hasta que después la hubo y la hubo gracias a él.

En mi mente veo todo el dolor causado hacia mi persona, el precio que tuve que pagar, pero también veo algo de verdad en sus palabras. No estoy sola, jamás lo estuve y arriesgarme es lo único que puedo hacer con mi vida ahora, si amo a Finnick tanto como creo, es momento de dejarme amar, de pesar en mi y en él, en lo que podemos tener.

Tomo sus mejillas una vez más y junto sus labios con los míos, está vez con más decisión
Él acepta aquel arrebato de inmediato y coloca sus manos sobre mi cintura, cosas que no me molesta, me hace sentir cómoda y segura. Él me besa con desesperación, como si hubiera esperado este momento toda su vida, lo cual me hace sonreír, descubro que yo también lo espere toda mi vida.

Cuando tenemos que separarnos porque creo que es demasiado, me mira con una sonrisa, esa sonrisa que no es coqueta, es verdadera, es amorosa.

—Te amo tanto, Mayrin Holloway— susurra.

—Odio cuando dices mi nombre completo— niego y él ríe.

—Sí, lo sé, pero también amo que me odies— frunce su nariz.

Me acerco una vez más, parece adictivo, pero lo vuelvo a besar con delicadeza en esta ocasión. Suelto un gran suspiro de alivio cuando termina y sonrió, sonrió mucho.

—Hay que volver— le digo.

—¿Por qué? Podemos quedarnos aquí.

Niego —Si no volvemos se van a preocupar, además, ¿No estabas haciendo guardia?

—Sí— suspira —Tienes razón.

Vuelve a dejar un cálido beso sobre mis labios, lo cual me hace reír un poco porque me carga casi por completo y deja muchos besos por mi rostro.

—No hay que decirle a nadie aún— le digo, cuando me deja en el suelo —Hay que ir lento, ¿Quieres?

Asiente —Prometo no decir nada ¡Que me parta un rayo si digo algo!

En ese momento se escucha un gran trueno por el área de la lluvia de sangre, lo cual nos hace saltar a ambos.

—Creo que no deberías decir eso— le digo —Vámonos de aquí, ya me dio miedo.

Amanece tan pronto como volvemos a la arena, Finnick y yo fingimos que nada ha pasado, pero en realidad nos recostamos uno frente al otro, tomo su mano con seguridad y me quedo dormida y tranquila, así que para la mañana estoy más que relajada.

—Hay que buscar algo más para comer— menciono, con una mueca en mi rostro, Finnick también está muy animado hoy, pues camina con una reja llena de peces que ha pescado hoy.

Al escucharme, se le borra la sonrisa —¿Cómo que algo más? El pez es muy nutritivo.

—No cuando llevas toda la semana comiendo pez, lo lamento, Finn— tomo de su hombro —Será para la cena.

—¿Lo prometes?

Asiento, riendo un poco —Sí, lo prometo.

Me giro y me doy cuenta de que Amanda nos está mirando a ambos con una sonrisa, así que se la devuelvo, ignorando el berrinche de Finnick junto a mi.

—Tal vez podríamos ir a cazar algo Katniss y yo— propone ella —Si están hartos del pescado podemos traer otra cosa.

—¿Harían eso por nosotros?— junto ambas palmas de sus manos.

Ella mira a katniss y ella asiente —Sí, ya que, igual necesito algo de aire libre de ustedes.

—Volveremos en una hora.

—No se alejen demasiado y griten si ven algo más— les pide Beetee, quién estaba escuchando.

Ambas se marchan, por lo que me vuelvo a Finnick para ayudarle con los peces.

—¿Segura que serán para la cena?— murmura.

—Tu en otra vida fuiste un pez— sentenció, haciéndolo reír.

Finnick toma mi mano por encima de los peces y eso me paraliza, el simple tacto me hace mirarlo con delicadeza en mi rostro y en el suyo. Recuerdo nuestro trato de pronto y sacudo la cabeza.

—Pez para la cena, comer tanto te hará daño— finalizó, levantandome del suelo.

Beetee nos da una de esas miradas que decidí ignorar por mi bien.


Para la tarde, después del desayuno de frutos, pan y un mono que trajeron Katniss y Amanda, Beetee nos pide que nos acerquemos, así que me junto al resto del grupo para escuchar lo que tiene para decirnos.

—Creo que todos estaremos de acuerdo en que nuestra siguiente misión debe ser matar a Brutus y Enobaria— empieza —Dudo que nos ataquen de nuevo en campo abierto, ya que los superamos en número.

—¿Crees que han averiguado lo del reloj?— le pregunta Katniss.

—Si no lo han hecho, lo harán pronto. Puede que no con la misma precisión que nosotros, pero tienen que saber que en algunas de las zonas hay trampas que activan los ataques y que suceden en bucle. Además, el hecho de que nuestra última pelea se interrumpiese por la intervención de los Vigilantes no les habrá pasado desapercibido. Nosotros sabemos que
intentaban desorientarnos, pero ellos deben de estar dándole vueltas, y quizá eso también los ayude a darse cuenta de que la arena es un reloj. Así que creo que nuestra mejor opción es montar una trampa.

Beetee empieza a dibujar una clase de círculo que se divide en doce, supongo que las áreas que existen con posibles mutos.

—Si fueran Brutus y Enobaria, y supieran lo que saben sobre la jungla, ¿dónde se sentirían más seguros?— pregunta Beetee a todos.

—Donde estamos ahora, por supuesto, en la playa— responde Alden, cruzándose de brazos junto a mi —Es el lugar más seguro de la arena.

—Entonces, ¿por qué no están ellos en la playa?

—Porque estamos nosotros— responde Johanna, impaciente.

—Exacto. Estamos aquí, reclamando la playa. Entonces, ¿adónde irían?

«¿A dónde quiere llegar?» me preguntó, no lo entiendo, ¿Cuál es su plan?

—Me escondería al borde de la jungla para poder escapar si me atacasen. Y para poder espiarnos— responde Katniss.

—Y para comer— añade Finnick—. La jungla está llena de criaturas y plantas extrañas, pero, al observarnos, sabría que los mariscos son seguros.

Beetee sonríe, asintiendo con la cabeza —Sí, bien, veo que lo entienden. Bueno, ésta es mi propuesta: un ataque a las doce en punto. ¿Qué pasa exactamente a mediodía y medianoche?

—El rayo golpea el árbol— responde Amanda.

—Sí. Así que sugiero que después de que el rayo golpee a mediodía, pero antes de que golpee a medianoche, pasemos mi alambre desde ese árbol hasta el agua de la playa, que, por supuesto, tiene una alta conductividad. Cuando caiga el rayo, la electricidad viajará por el alambre y no sólo se introducirá en el agua, sino también en la playa que la rodea, que seguirá húmeda después de la ola de las diez. Todas las personas que estén en contacto con dichas superficies en ese momento quedarán electrocutadas.

—¿Que pasa si no funciona?

Beetee niega —Nada en absoluto, pero funcionará, de eso estoy seguro.

—¿De verdad podrá ese alambre conducir tanta potencia, Beetee? Parece frágil, como si fuese a quemarse— señala Sage.

—Sí, se quemará, pero no hasta que haya pasado la corriente por él. Actuará como una especie de fusible, de hecho. Salvo que la electricidad viajará por él.

—¿Cómo lo sabes?— pregunta Johanna.

—Porque lo inventé yo —responde Beetee, con cara de sorpresa—. No es un alambre en sentido estricto, igual que el rayo no es un rayo natural, ni el árbol un árbol de verdad. Tú conoces los árboles mejor que nosotros, Johanna. Los rayos deberían haberlo destruido ya, ¿no?

—Sí.

—No se preocupen por el alambre, hará lo que digo— nos asegura Beetee.

Miro de manera automática a Finnick, como si leyeramos la mente del otro. «¿Será seguro?» seguro se pregunta «Sí Beetee tiene tanta confianza en ello entonces sí, recuerda el plan principal» yo le respondo en mi mente.

—¿Y dónde estaremos nosotros cuando ocurra? —pregunta Finnick, luego de unos segundos de conversación mental.

—En el interior de la jungla, lo bastante para estar a salvo.

—Entonces, los profesionales también estarán a salvo, a no ser que se
encuentren cerca del agua— señala Katniss.

—Cierto —responde Beetee.

—¿Y que pasará con la comida?— me pregunto —Los mariscos se habrán cocido y nos quedaremos sin comida.

—Seguramente más que cocido— responde —Es muy probable que lo perdamos como fuente de alimento para siempre, en eso tienes razón. Sin embargo, encontraron otras cosas comestibles en la jungla, ¿no?.

—Sí, frutos secos y ratas o algo así— responde Amanda —Y tenemos patrocinadores, además.

—Pues, entonces, no creo que sea un problema. Pero como somos aliados y hará falta la colaboración de todos, la decisión de intentarlo o no depende de nosotros.

—¿Por qué no?— motiva Katniss —Si falla, no pasará nada. Si funciona, es posible que los matemos. Incluso si fallamos y sólo matamos a los mariscos, Brutus y Enobaria también los perderán como alimento.

Amanda asiente —Hay que hacerlo, Katniss tiene razón.

Una vez mas, Finnick me mira y yo a él, arquea las cejas como diciendo: «Tienes razón, deberíamos confiar en esto, se ve confiable» entonces yo le respondo «por supuesto, Beetee no traicionaría en este punto aún y además, si falla, no creo que pase nada más que la perdida de comida y eso ya lo tenemos cubierto».

—De acuerdo— respondo por ambos.

Johanna suspira, cruzándose de brazos —Es mejor que perseguirlos por la jungla, y dudo que se imaginen nuestro plan, ya que ni nosotros mismos lo entendemos bien.

Johanna tiene razón, pero nadie dice nada porque es la verdad, nadie entiende nada del maldito plan ¿Que otra opción tenemos? Las cosas se ven apretadas, así que supongo que en el cualquier momento debemos empezar el plan B de todo esto. Sin embargo, no comento nada, porque estoy segura de que todos lo saben o lo están pensando ahora mismo también.

Después de todo quizá esté sea el final.

Definitivamente el final se acerca, el plan empieza antes de que caiga el primer rayo, aproximadamente dos horas antes de que lo haga, por lo que llegamos bastante rápido a la zona alrededor del árbol más alto.

Tomo la mano de Finnick por inercia, entrelazando sus dedos con los míos con fuerza. Ambos protegemos a Beetee, porque eso también es parte del plan, así que con mi mano libre sostengo mi arma, el tridente.

—Quedense por debajo del árbol del rayo— anuncia Amanda.

—Definitivamente parece un árbol extraño— menciono, suelto la mano de Finnick y tocó el árbol con cuidado —Incluso destaca de los demás.

—¿Cómo supiste lo del reloj?

Sonrió con la mirada hacia arriba —Siempre me han gustado los acertijos, así gané mis juegos.

—Claro, ¿El que tenía una rara forma de ajedrez?

Asiento —Uhm, no pensé que está ocasión fuera a traer otro acertijo así, ¿Tu que opinas del árbol?

Bufa —Mientras nos ayude a matar al resto tengo.

Aquello me hace mirarla con los ojos entrecerrados —Mente de Profesional, lo entiendo.

—¿Eras una profesional? Claro, que pregunta tan tonta, estuviste en los juegos.

Rió —No fue tan lindo como crees.

—Nunca lo es— murmura.

En eso le doy la razón, pero no tengo tiempo de responderle porque la ola de las diez empieza y nos hace brincar a todos de nuestros lugares.

—Es la ola— susurra Alden —¿Que sigue?

—No tengo la menor idea— respondo.

—Bueno, sigamos con nuestras actividades— anuncia Finnick y asiento.

En realidad no estaba haciendo nada, así que solo me giro a Alden para sonreírle un poco.

—¿Entonces… Finnick y tú ya lo aceptaron?

Me cruzo de brazos —¿El que?

—Que se quieren, vamos, llevan todo el camino tomados de las manos.

—Pues sí, supongo que ya, no lo se— formo una pequeña mueca —Todo es tan raro también para mí.

—No es raro, creo que está bien— se cruza de brazos —Mereces ser feliz, estoy feliz por ambos.

Niego —No hagas eso.

—¿El que?— pregunta está vez.

—Fingir que estás feliz por eso, se que estuvo mal haberte besado aquella vez— murmuro —Pero estaba confundida y no pensé que te lastimaría al hacerlo, ni siquiera pensé que volvería a verlo.

—Lo digo de verdad, Mayrin— insiste —Estoy bien, me alegro y eso es todo, deberías creerme.

Suspiró, mirándolo unos segundos antes de responder —¿Estás seguro?

Asiente —Completamente.

Lo acepto, porque su tono me parece muy sincero pero, no puedo evitar sentirme mal por él en este momento, se que no será fácil para él a partir de ahora. “elegí” a Finnick y presiento que me va a odiar por eso siempre, muy en el fondo, aunque por fuera sonría.

Resulta que para las once se activaron una clase de cangrejos no muy lejos de donde estamos, solo escuchamos el sonido y es todo, por lo que no hacemos mucho más que esperar a que sea la hora. Me dedico a pensar en todo lo que haré cuando sea hora de salir de aquí, aún hay esperanza, si el plan sale bien y nadie muere, debería estar en el distrito trece junto a Francis en unas horas.

Porque si, el distrito trece existe aún, ha estado escondido todo esté tiempo y no había querido pensar o mencionar aquello porque se supone que es un secreto.

—Ustedes vayan juntas, tomen esto— le dice Beetee a Katniss, Johanna y a Amanda. El plan ya comenzó desde ahora, así que las cosas cuelgan de un hilo ahora mismo —Traiganlo entero y con cuidado, y que todo el carrete esté bajo el agua, ¿Entienden? Llegó vayan al sector del árbol, las veremos ahí.

Amanda toma el carrete, indecisa.

—Quiero ir con ellas para protegerlas— dice Peeta de inmediato.

Miro a Beetee y el a mi, buscando alguna ayuda extra de mi parte ya que su “plan” se ve comprometido.

—Eres demasiado lento— responde Beetee—. Además, te necesito aquí. Katniss vigilará. No queda tiempo para discutirlo, lo siento. Si las chicas quieren salir de ésta con vida, tienen que irse ya.

—Yo iré con ellas— le apoyo, tomando el tridente.

—Entonces que Peeta, Katniss y yo llevemos el carrete y los demás se queden a vigilar— propone ella.

—Acordaron mantenerme vivo— recuerda Beetee, con aire exasperado.

—Todos dijimos que seguiríamos el plan— añade Alden y asiento.

—¿Acaso hay algún problema?— ataca Finnick también.

Todos miramos a la chica, quién finalmente niega con la cabeza y acepta este plan. Suspiró aliviada en mis adentros.

—Está bien— dice.

—Recuerden, a la zona del rayo, no— nos indica Beetee —Vayan hacia el árbol del sector de la una a las dos. Si ven que se quedan sin tiempo, vayan un sector más. Ni se les ocurra volver a la playa hasta que pueda evaluar los daños.

Sigo los pasos de Johanna, me vuelvo a Finnick y le sonrió antes de darme vuelta.

—Tú vigilas, yo desenrollo. Después podemos cambiarnos— indica Johanna hacia Amanda, una vez que se separa de su chico.

—Katniss y yo vigilaremos, yo iré detrás, vigilare que el carrete no se enrede con nada— añado, quedándome detrás del grupo como dije.

Vigilo una y otra vez detrás de nosotros pero no veo nada sospechoso, nada que requiera de mucha atención. Los cangrejos en el área de enseguida empiezan a sonar cuando nos encontramos a la mitad de nuestro camino, así que me detengo junto al resto un segundo, por inercia me coloco junto a Johanna, pero no pasa nada.

—Será mejor que nos demos prisa— dice Johanna —Quiero estar bien lejos del agua antes de que caiga el rayo, por si Voltios ha hecho mal algún cálculo o lo que sea.

—Llevaré la bobina un rato— anuncia katniss.

Sin embargo, yo me quedo mirando hacia la oscuridad de la jungla, el alambre salta de pronto y es lo que creo, hay dos personas entre las sombras, solo los veo moverse hacia aquí, de un lado a otro por si disparamos.

Miro a Johanna y ella a mi, ella asiente con la cabeza y es como una señal para lo siguiente: muevo el tridente con agilidad y dejo aturdida a Amanda, tanto que cae al suelo y balbucea el nombre de katniss, quién ha sido atacada por Johanna.

Tomo su brazo y con el cuchillo que le quitó a Amanda le cortó el brazo lo más profundo posible hasta quitarle el rastreador que te da el Capitolio al entrar a la arena. La sangre empieza a brotar con rapidez y ella sigue gimiendo de dolor hasta que le cubro la boca con mis manos ensangrentadas.

—No te muevas— le susurró, sin despegar la mirada de las sombras.

—Vamonos— indica Johanna, les lanzo el cuchillo de Amanda y salgo corriendo junto a ella.

Pronto descubrimos que se trata de Enobaria y Brutus quien nos persigue, corro lo más rápido que puedo, hasta que el aliento de me va. Johanna me toma del brazo, está igual de alterada que yo, solo que se controla mejor que yo.

—Yo llevaré a Enobaria hasta la niebla— me dice —Tu lleva a Brutus hasta el árbol, quizá se electrocute con eso.

La miró confundida —Aun falta mucho para la niebla, además es muy peligroso ir hasta allá, está muy lejos.

—Mayrin— me toma de los hombros —Si te hubiera pedido opciones nos quedaríamos aquí hasta que nos alcancen, es un buen plan, solo hazlo

Formo una línea en mis labios —Esta bien, te veo después.

Ella asiente y empieza a hacer ruido hacia el lado donde corre, así que hago lo mismo y cuando estoy escondida, escucho los pasos de Brutus al seguirme, así que corro lo más rápido que me es posible.

Me canso más rápido de lo que creo, cuando estoy cerca del árbol, me detengo de golpe al escuchar la voz de Finnick.

—¡Mayrin!— él grita.

—¡Finnick!— devuelvo, pero no hay respuesta.

Estoy apunto de añadir algo mas cuando Brutus me toma de los brazos por cuerpo completo y se deja caer conmigo por debajo. Me golpeó la cabeza, lo sé porque me aturde un momento, estoy teniendo una sensación de que esto ya lo viví, pero no puedo pensar más en ello porque tengo que levantarme antes de que Brutus me corté con el machete que lleva en sus manos.

No hay conversación, ni siquiera un momento para tomar aliento, sigo escuchando los gritos de Finnick pero no puedo responder, no todavía. Tengo que obligarme a tragarme el dolor y seguir luchando, sostengo el tridente con fuerza, dando golpes una y otra vez que no le ocasionan nada a mi oponente.

Es en aquel momento donde le apuñaló el hombro, suelta un grito que se combina con el de Finnick al llamarme, me vuelvo y todo pasa tan rápido que no puedo reaccionar ante el machete en la mitad de mi cuerpo.

Hay sangre. Mucha sangre y dolor. La sangre baja desde mi estómago hasta el suelo, entonces caigo al suelo junto con el cañón anunciando mi muerte. No sé lo que pasa después, todo se vuelve tan borroso; algo cae al suelo, la cara de Finnick aparece frente a mi y todo se vuelve oscuridad.

Absolutamente todo.

FIN | VOL 1
continue in volume two. . .

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