chapter nine. marry me

𝐇𝐀𝐏𝐏𝐈𝐍𝐄𝐒𝐒
⌇ ☾ ❪ chapter nine ❫ ೋ
۫ ₊˚ marry me˚₊ ۫ ۫

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—Levántense todos, vamos, muévanse— les ordeno a todos con rapidez, siento que el cerebro me va a explotar de lo que acabo de descubrir —Tenemos que irnos.

Finnick se levanta y me mira confundido —¿Que pasa? ¿Estás bien?

—¡La arena! La arena es un reloj— suelto como si estuviera loca, sin embargo, el no me mira de ese modo —La tormenta, los monos que los atacaron, todo sucede en una hora.

—¿Estás segura?

Asiento —Te juro que no miento.

—No, de eso estoy seguro, así que confío en ti— me sonríe —Eres una genio.

—Empieza a medianoche— susurro —Aunque Wiress fue quien lo descubrió primero, ¿Verdad, Wiress?

La mencionada señala la jungla de dónde salimos —Una y media.

—Exacto, una y media. Y a las dos ahí empieza una terrible niebla venenosa— señalo.

—¿Entonces cada hora pasa algo?— inquiere Sage.

Asiento —Sí, primero es la lluvia, luego la neblina, los monos y aún no se que es lo siguiente, pero estoy segura de que nos atrapará si nos quedamos aquí.

—Así que tenemos que irnos— apoya Amanda y asiento otra vez.

Me acerco a Wiress con Alden ayudándome a ponerla de pie, mientras la mujer empieza a cantar la misma extraña canción de antes. Alden me mira, como si quisiera decir algo, pero no encuentra como.

—Solo dilo— le pido, limpiando la arena del pelo de Wiress.

—¿Estás segura de que esto es un reloj?

—Sí.

—¿Completamente segura?

—¿Por qué no me crees?

Encogió sus hombros —Solo creo que es imposible.

—Creeme que lo se, es extraño hasta para mí, pero no solo lo digo yo, si no Wiress también— suspiró, tomando su brazo —Oye, se que esto es difícil también para ti, pero algo me dice que saldremos de esta de algún modo u otro.

Sonríe un poco —Gracias.

—¿Por?

—Darme esperanza, siempre tienes esperanza.

Ambos nos sonreímos mutuamente cuando levantamos a Wiress y escuchamos la nueva discusión que se ha generado entre Amanda y Johanna.

—Ay, no otra vez— murmura Alden, listo para intervenir en caso de que se arme una pelea a golpes.

—Sí, qué estúpida soy, ¿no?— responde Johanna con tono retador —. Supongo que estaría distraída intentando mantener con vida a tus amiguitos, mientras tú... ¿Qué era? ¿Conseguían que mataran a Mags?

Aquello último me toma por sorpresa, pero en definitiva estoy apunto de hacer lo mismo que Amanda de no ser que ella piensa más rápido que yo, pues saca su cuchillo y se abalanza contra Johanna. Por suerte, Peeta le toma de la cintura y Sage se le pone enfrente para evitar que la rebane.

—¡Vamos, inténtalo! Me da igual que estés preñada: te abriré la garganta!— grita Johanna, con Finnick tomándole del brazo.

—Será mejor que todos nos fijemos bien en lo que hacemos— sentencia Finnick, entregándole el cable perteneciente a Beetee.

—Y en lo que decimos— advierto en dirección a Johanna —Ya vámonos.

—¿Adónde?— pregunta Peeta.

—Me gustaría ir a la Cornucopia y observar, sólo para estar seguro de
que tenemos razón con lo del reloj— responde Finnick.

El resto me mira, así que hago una señal para avanzar hasta la Cornucopia.

—Explotaran en cualquier momento— señala Alden a Johanna y Amanda, quienes están alejadas la una de la otra.

—Dime algo que no sepa— suspiró —Estoy segura de que Sage evitará eso hasta que el plan este hecho.

—¿Te refieres al de Lincoln?

Asiento —Sí, ese mismo, supongo que todos sabemos menos ellos.

—Que discretos— felicita Beetee, interfiriendo en nuestra conversación —¿Pueden dejar el tema de lado y concentrarnos en nuestro trabajo?

Ambos lo miramos y Wiress nos está asintiendo con la cabeza, tal como una niña pequeña, así que hacemos eso, dejamos el tema de lado..

—Dos— anuncia Wiress, señalando la jungla.

Me giro para mirar hacia donde señala y veo la niebla salir a la playa con lentitud, eso solo confirma mi teoría y la de Wiress.

—¿Lo ven? Son las dos y ya empezó la niebla, así que siguen los monos— coloco ambas manos sobre mi cintura.

—Como un reloj— comenta Peeta y asiento.

—Eres muy lista al descubrirlo, Wiress y tú— me dice Amanda.

—Bueno, prácticamente Wiress mi averiguo pero gracias, denle el crédito a ella por su inteligencia.

—Wiress es más que lista— responde Beetee —, es intuitiva, percibe las cosas antes que nadie, como un canario en una de sus minas de carbón— señala a Katniss y Peeta.

—¿Qué es eso?— pregunta Finnick.

—Es un pájaro con el que bajamos a las minas para saber si hay aire malo— responde Katniss.

—¿Qué hace para avisar, se muere?— pregunta está vez Johanna.

—Primero deja de cantar, y es cuando hay que salir. Pero si el aire es demasiado malo, se muere, sí.

Pensar en casa es tan extraño, desde que entre a la arena no he pensado una sola vez en Francis, espero que no esté viendo esto como se le he indicado aunque, por la hora, debe estar en clases ahora mismo y me alegro que siga su vida como si nada, es mejor que, si no salimos de esto como tengo esperanza, él entienda que no me necesita.

Siento un brazo en mis hombros, pero cuando levanto la mirada y creo que es Finnick, en realidad me percato que es Alden quién me abraza un poco al mirarme más sería que antes. Le sonrió y el a mi.

—Francis está bien— me dice únicamente.

—¿Crees que sea así?

Asiente —Es igual de fuerte que tú, lo sé.

Tomo todo el aire que me es posible, tratando de creer en esa posibilidad.

—Lo deje con Dania, ella dijo que lo cuidaría mucho— sonrió un poco —Estoy segura de que lo hará, pero no sé si fue lo correcto, ¿Tu crees que haya sido así?

Encogió sus hombros —Ya aprendí en creer en tu buen juicio.

—No me creíste con lo del reloj.

—En la arena desconfío hasta en mi sombra, así que lo lamento, pero de verdad te creo.

Aquello me hace sonreír aún más, volviendo la mirada al resto me voy cuenta que Finnick está frente a nosotros, mirándonos con detalle un segundo antes de volver a revisar las provisiones de la Cornucopia.

Me alejo un poco para hacer lo mismo, así que me acerco a las provisiones de medicamentos porque después de todo muy apenas puedo utilizar el tridente, así que empaqueto kits para heridas o medicamentos para el dolor de cabeza, infecciones o esas cosas, pues es lo único que hay. Johanna se acerca a mi en un suspiro.

—¿Hay algo para el dolor de cabeza?— cuestiona, pasando la mirada por todos lados.

Le entrego la caja de pastillas que estaba apunto de meter a la bolsa que encontré y se las entrego.

—Dios, estar rodeada de tanto drama amoroso me va a explotar la cabeza— reclama.

Frunzo el ceño, buscando con la mirada el «drama amoroso», aunque los únicos involucrados en tema amoroso son Amanda y Peeta, y yo los veo muy feliz riéndose en la sección de armas.

—¿Que quieres decir?— pregunto.

Ella me mira incrédula y entonces a Finnick, riendo con ironía —Creí que lo sabías.

—Por eso te estoy preguntando, ¿No?— insisto, aún sigo molesta por su comentario de Mags.

—Tu y Finnick, le estás destrozando el corazón al pobre cada vez que te acercas a tu compañero de distrito, ¿Alden, verdad? Aunque no te puedo juzgar, es muy guapo— admite —Me alegro no tener que elegir entre ambos.

—Finnick y yo solo somos amigos.

Bufa —Por favor, es demasiado evidente y no soy la única que lo piensa, pero si la única que lo dice.

—Entonces estás equivocada— insisto —Ambos quedamos en que somos amigos, eso es todo.

—¿Estás segura?— alza ambas cejas —Porque yo no creo que Finnick quiera eso y estoy segura de que tú tampoco.

—Yo sí… no hay nada, ¿Si? Así que deja de inventar cosas— niego, alejándome de ella lo más rápido que puedo antes de que note lo rojo que está mi rostro.

—¡Tórtolos!— escucho que ella grita, pero no me volteo a mirarla —Ya basta, ¿Quieren?

—¿Que haremos ahora?— les pregunto a todos, tratando de buscar un plan —¿Cómo vamos a manejar esto?

Beetee aclara su garganta —Creo que puedo idear un plan, pero primero me gusta organizar la información y después conectar los puntos.

—¿Notaron algo raro en las demás?— pregunta Katniss, con referencia a las demás partes de la arena.

—Supongo que podría haber cualquier cosa.

—Voy a marcar las secciones en las que sabemos que las armas de los Vigilantes nos siguen más allá de la jungla, para procurar mantenernos alejados de ellas— comenta Peeta, mientras dibuja líneas diagonales en las playas de la niebla y la ola. Después se sienta —Bueno, al menos es mucho más de lo que sabíamos esta mañana.

—Sí, lo supongo, ya veremos qué pasa en las demás zonas— menciona Sage.

Me agachó para mirar mejor el mapa que Peeta está dibujando, enumero la cantidad de mutos que hemos encontrado por ahora, son muy pocos para una arena tan grande como la de este año, así que me preguntó, ¿Que no estoy viendo? O más bien, ¿Por qué Wiress dejo de cantar su canción?

Levanto la mirada y es como si todos nos conectaramos con la misma idea, ya que subimos las miradas al mismo tiempo y en la misma dirección: Wiress. La mujer es sostenida por otro tipo de otro distrito, el cual le corta el cuello y nos da muy poco tiempo de reaccionar para entender quién o en qué momento nos han seguido. Un cuchillo me roza la oreja y de inmediato busco de quién defenderme.

Brutus y Enobaria se unen a la pelea, principalmente atacandome a mi con sus lanzas, las cuales me lanzan e intento evitar dejándome caer por completo al suelo, caigo sobre mi brazo y suelto un quejido al golpearme con más fuerza de la que espero. La pelea es más corta de lo que espero, Brutus y Enobaria huyen lo más que pueden hasta el otro lado de la Cornucopia y yo con ellos, aunque no llego muy lejos porque caigo al suelo al moverse, la Cornucopia empieza a dar vueltas como loco, provocando que todos entremos en pánico repentino.

Me sostengo de la misma con fuerza, incluso siento que clavo mis uñas y me aferró para no caer. A mi lado tengo a Finnick, quién se resbala poco a poco, por lo que me obligó a tomarle la mano con fuerza para que no caiga, este se sorprende y yo también, aunque ignoro aquello para poder enfocarme en sostenerlo con todas mis fuerzas.

De pronto la Cornucopia se detiene de golpe y nosotros también, así que me estoy unos momentos con la mirada al suelo, tirada aún, tratando de tomar aire.

Finnick me toma de la cintura y me mira preocupado —¿Estás bien?— susurra, está tan cerca de mi rostro que solo me costaría pararme un poco de puntillas para besarlo.

Pero, ¿Que cosas estoy pensando? Estuvimos apunto de morir ¡No es momento!

Me separó de él tan rápido como me es posible y asiento —Sí, gracias.

—No, gracias a ti, me salvaste— sonríe.

Johanna, Sage y Peeta están corriendo hasta la otra dirección, así que le seguimos el paso al encontrarnos a una Amanda empapada, la pobre apenas sale del agua asustada y tosiendo como loca.

—¿Están todos… todos bien?— le escucho decir, asiento —¿Y Beetee?

Johanna coloca ambas manos sobre su cintura —¡Voltios! ¿Dónde te metiste?

Apenas me doy cuenta que nos falta el, así que lo busco con la mirada donde claramente no está.

—¡Beetee!— le llamo, buscando detrás de la Cornucopia —¡Beetee!

Levanto la cabeza al escuchar un aerodeslizador, así que me apresuró para buscarlo, aunque no se en donde se ha metido. Katniss me alcanza y se lanza al agua para empezar a nadar hasta la rueda de alambre de Beetee.

Formo una línea en mis labios al creer que se trataba de Beetee, pero no es así, por lo que camino un poco más hasta encontrarlo en la orilla de la Cornucopia, un poco empapado pero vivo.

—¡Lo encontré!— grito y Finnick es el primero en llegar.

Me ayuda a traer a Beetee de vuelta a la arena —¿Estás bien, Beetee?— le pregunto, sacudiendo la arena de su cabeza.

El mencionado se acomoda los lentes —Eres un angel en vida, gracias.

Le sonrió y Finnick me mira —Si que lo es, pero vamos, amigo, tenemos que seguir.

Mas tarde, estamos caminando para volver a la arena junto a la jungla, estoy bastante estresada por haber hablado de más junto a los demás profesionales del distrito dos, seguro que ya saben todo lo del reloj, la jungla y los mutos a cada hora.

—¡No tendría que haber hablado del reloj! ¡Que idiota!— me cubro el rostro con ambas manos —Ahora también nos han quitado esa ventaja que teníamos.

—Sólo temporalmente— me asegura Beetee —A las diez veremos de nuevo la ola y nos pondremos otra vez al día.

—Sí, no pueden volver a diseñar toda la arena —comenta Peeta.

—Da igual— interviene una Johanna con impaciencia —Tenías que contárnoslo, si no, nunca habríamos cambiado de sitio el campamento, descerebrada. Vamos, necesito agua. ¿Alguien tiene alguna corazonada?

Siento una mano en mi brazo, así que apartó mis manos de mi rostro y veo a Finnick sonriéndome con seguridad. Él sigue teniendo sus dulces hoyuelos en sus mejillas que te hacen olvidar la parte mala del mundo, es perfecto ¡Quiero decir! Sonreír, me refiero a que es perfecto el hecho de sonreír, así que lo hago también.

—Bueno, debe de ser la hora de los monos, y aquí no veo ninguno— comenta Peeta  —. Voy a intentar ponerle la espita a un árbol.

—No, me toca a mí— suelta Amanda.

—Al menos te cubriré las espaldas.

Niega —Estaré bien, no iré muy lejos.

—Necesitamos que dibujes otro mapa. El otro lo hemos perdido —añade Johanna, arrancando una gran hoja de un árbol para dársela.

—Yo iré con ella— propone Finnick, rompiendo nuestra burbuja.

—Yo también— interviene Katniss y yo no digo nada.

Finnick avanza junto a ellos y yo me quedo con Alden, quién se despeina el cabello del agua y arena que se le ha juntado.

Rió —¿Estás bien?

Asiente, con el rostro cayéndose sobre su frente —Sí, eso creo, solo tengo arena en la cabeza.

—Se te va a quitar con un buen baño, no te preocupes.

—Tal vez deberia aprovechar y tomarlo ahora— añade —¿Me acompañas?

—Ah, no, no, estoy bien— aclaro mi garganta —Yo, eh, creo que debería ir a ayudar con… Beetee, perder a Wiress fue doloroso para él.

Frunce un poco el ceño pero termina aceptando, así que avanza al agua y yo me quedo con Beetee, quién enreda su preciado alambre en el carrete. Me mira bajo los lentes con una expresión divertida y yo encogí mis hombros.

—Fue idea de Wiress, ¿Sabes? Ella lo descubrió primero— le menciono.

Beetee ríe —No me uses como excusa, jovencita.

—¿Que? Y-Yo no-

—Ya descubrí tu pequeño secreto, si tanto quieres a Finnick deberias decírselo.

Mire al mar —Es solo mi amigo.

—Claro, y yo soy una ostra brillante.

Estoy apunto de responder cuando escucho gritos, muchos, gritos de terror y a Finnick llamándome, así que corro sin pensar con el resto siguiéndome.

—¡Mayrin, espera, podría ser otra hora de mutos!— exclama Sage detrás de mi.

—¡Es Finnick! ¡Esta llamándome y debo ir!

Estoy por darme la vuelta cuando chocó contra algo, es como una burbuja y de inmediato se que sage tenía razón, es otra hora de mutos, solo que no distingo que son exactamente hasta que veo a Katniss, Finnick y Amanda correr hasta nosotros, chocando contra el muro de la misma manera que yo.

Finnick me mira desesperado y yo también, junto mis manos hacia el cristal invisible y el sobre las mías, así que de cierto modo lo calma los primeros minutos, hasta que no puede más y se deja caer sobre el suelo, cubriéndose ambos oídos. Intento golpear el cristal pero es inútil, Finnick está atrapado, escuchándome sufrir incluso cuando estoy frente a el, es un tortura, llora o eso creo, porque no puedo mirarlo de ese modo, así que cierro los ojos y espero a que termine la hora hasta que lo hace y de inmediato abrazo a Finnick.

Él se aferra a mi como si fuera lo único en la vida, susurra mi nombre a tartamudeos en mi oído y yo me dedico a calmarlo.

—Estoy aquí, estoy aquí— le aseguro —Vas a estar bien, ya pasó la hora.

Me separó de él, tomando ambas mejillas —Eras-Eras tu, gritando y-y muriendo, c-creí que era real.

Niego —Estoy justo aquí, Finnick, nada malo está pasando.

—¿Cómo es eso posible?— solloza, mirando a Beetee —¿Podrían hacer eso, Beetee? ¿Grabar la voz normal de alguien y convertirla en...?

—Oh, sí, ni siquiera es difícil, Finnick. Nuestros niños aprenden una técnica similar en el colegio.

Lo miró y luego a Finnick —¿Lo ves?

—Claro que Peeta tiene razón. Todo el país adora a la hermana pequeña de Katniss. Si de verdad la hubiesen matado así, probablemente se encontrarían con un levantamiento entre manos— afirma Johanna —Y eso no les gustaría, ¿verdad?— echa la cabeza atrás, como si hablara con alguien exterior y  grita—: ¡¿Que se rebele todo el país?! ¡No les gustaría nada!

Miro a la mujer así como todos, bastante confundidos por su arrebato hacia el Capitolio.

—Voy a por agua— dice únicamente, luego de un largo silencio.

Tomo a Finnick de las manos y lo ayudo a levantarse —Vamonos.

Le tomo del brazo y lo encamino hasta la playa, donde el agua tocan nuestros pies y la mitad de nuestro cuerpo al sentarnos uno junto al otro. Me olvidó de las demás y me concentro en el, en las heridas que tiene por los charlajos que gritaban, como tiembla y sigue susurrando mi nombre.

—¿Realmente era yo a quien escuchabas?

Asiente sin mirarme —Casi pude imaginar cómo te perdía, Mayrin.

—No vas a perderme— aseguro, moviéndolo un poco —Estaré contigo como siempre.

Él me mira entonces, primero a mis ojos y luego a mis labios. Me quedo paralizada al entender lo que hará, así que me sorprendo un poco. Entonces recuerdo el por qué nos separamos en primer lugar, la razón por la que perdí todo y cuando está acercándose a mi con los labios abiertos delicadamente, yo me alejo, retrocedo con la respiración acelerada y con la tentación de sentir sus labios sobre los míos, tanto es así que también abro mis labios un poco, como si esperaran.

—Lo siento— susurró —Yo… no puedo.

Se aleja un poco —No tienes idea de lo mucho que he esperado este momento.

—Lo sé— lo miro, alejándome al igual —Pero no puedo.

Se separa de mi entonces —Está bien, puedo esperar un poco más.

—No lo entiendes, no tenemos ese tiempo— aparto la mirada —Ya no, ya no es posible.

—Mayrin…

—No te atrevas a contradecirme— le sentenció.

—¿Y si salimos de esta…?

—¿Cómo?

Finnick titubea un poco —Bueno, funciono para ellos.

—¿Te refieres a Amanda y Peeta?— inquiero con un ligero tomo de broma, creo que es broma.

—Sí, si funcionó para ellos entonces también podría serlo para nosotros— me toma la mano con delicadeza —Si salimos de esto, ¿Tu crees que…?

Deja la frase al aire y entonces entiendo que quiere que le dé una respuesta y lo malo es que no la tengo, no se si quiero eso, no se si quiero que cambie como creí que lo haría hace muchos años.

—Tal vez, solo tal vez— susurró.

Asiente, con una ligera sonrisa —Si salimos de esto quiero que me dejes ser tu esposo

Aquello me sorprende demasiado, estoy apunto de atragantarme con la saliva cuando lo suelta así nada más. Sin embargo, mi corazón empieza a latir con rapidez y a decirme que acepte, que lo haga, que por primera vez haga lo que mi corazón dice y no lo que los demás pueden esperar. Absolutamente todo en el Capitolio ha influido en mis decisiones desde que fui excluida a otro distrito, así que una parte de mi entiende que es momento de aceptar, no por ellos, si no por lo que siento.

—Tal vez— le sonrió con delicadeza —Si salimos de esto.

Aunque supongo que al final es solo una promesa vacía.

Cuando me quedo dormida, con la mano de Finnick encima de la mía, encuentro más paz de la que creo, pues no tengo pesadillas ni nada de eso, solo es oscuridad y tranquilidad por las siguientes seis horas que duermo. Al despertar, me doy cuenta que Finnick ya no está junto a mi, si no haciendo guardia, por lo que me levanto para empezar a ayudar con las tareas del día como conseguir agua, un poco más de comida o vigilar que todo vaya bien.

—Ire por algo de agua— informo a los únicos despiertos; Sage, Finnick y Johanna —Vuelvo en un momento, ¿Quién tiene la espita?

Sage levanta la mano —Yo, yo te acompaño.

Niego —No es necesario.

—Si cuando necesito algo de aire fresco— murmura en desagrado divertido, haciéndome sonreír —Por favor, necesito algo de silencio porque mi batería social acabo hace tres horas.

Coloco ambas manos sobre mi cintura y termino aceptando su compañía. No he tenido la oportunidad de hablar mucho con Sage, pero está vez dejo que el silencio abunde entre ambos, así como ha dicho, necesita silencio.

Mientras buscamos un buen árbol, avanzamos con cuidado y en silencio, siempre alertas para lo que sea que se asome en este lugar y quiera atacarnos.

—No se que es lo que más me perturba, si el silencio o el hecho de que nada nos haya atacado todavía— menciona Sage.

—¿No sería lo mismo?— frunzo un poco el ceño. Sage se encogió de hombros —De todas maneras, hay que estar bien alertas, no sabemos aún qué otros mutos hay en las horas extras que nos faltan averiguar y no quiero vivir lo mismo que Finnick, Katniss y Amanda con los mutos de charlajo.

—Sí, tienes razón— asiente —No es que quiera que algo nos persiga, pero me parece que todos estamos muy alterados, ¿No lo crees?

—Sí, están pasando muchas cosas al mismo tiempo.

—¿Que opinas de ese árbol?— señala Sage, así que veo lo que señala —Yo hago el agujero mientras vigilas, ¿De acuerdo?

—¿Confías en mí para vigilar?— alzó ambas cejas.

—Sí, ¿Por qué no debería? ¿Vas a apuñalarme mientras hago un agujero en el árbol?

Rió un poco ante la sinceridad del chico —No, es que eres el primero que me deja vigilar.

—Que honor— añade con sarcasmo.

Ambos nos dirigimos hasta el árbol, mientras Sage se recarga en una pierna para empezar el agujero, me dedico a mirar a nuestro alrededor.

—¿Y Finnick está bien?— inquiere, lo cual me sorprende.

—Crei que se te había acabado la batería social— le recuerdo.

Sage bufa —Sí, pero no significa que te dejare en un silencio incómodo todo el tiempo, si quieres no hablamos de Finnick.

Niego —No, está bien, Finnick también o eso creo.

—¿Eso crees?

—Me propuso algo, cuando paso lo de los charlajos, después quiero decir y yo— suspiró —Bueno, le dije que quizá y ahora que lo pienso tengo miedo de haberle dado falsas esperanzas.

—¿Que es?

Lo miró —¿Eh?

—Lo que te propuso.

—Ah, no es nada, solo matrimonio.

Aquello hace que la mano de Sage se desvíe y con eso provoque un ligero corte en su mano, suelta un quejido y analiza su mano con miedo de haberse cortado un dedo o aún peor, toda la mano.

Me vuelvo a él de inmediato, asustada y analizo la herida.

—¿Estás bien?— inquiero, pues solo veo sangre.

—Sí, ¿Que dijiste? ¿Finnick te propuso matrimonio ahora? ¿Cómo se le ocurre?

Rió un poco por la manera en lo que lo dice, me parece gracioso que para el es algo tan grande y para mí es como… como si hubiera estado esperando eso todo este tiempo, ahora que lo pienso bien.

—Sí que lo hizo— asiento, le pasó un poco de musgo a Sage para su herida —Y no se que pensar al respecto, ni siquiera se por que hablo de esto contigo, seguro tienes mejores cosas en las que pensar.

—Bueno, somos aliados, se supone que confiamos el uno en el otro, ¿No?— me sonríe —Y como no un experto en relaciones, creo que es normal sentirse así, es difícil tomar un paso tan grande, especialmente cuando es con la persona a quien creíste que no volverías a ver más en tu vida.

Sonrió —Gracias por eso.

Él inserta la espita en el árbol y comienza a coleccionar agua —No hay de que.

Resulta que, Sage es más agradable de lo que creí y no hablamos más del tema así que me siento cómoda el resto del tiempo que pasamos dentro de la jungla. Él me habla de sus hermanos: Amanda y Lucien, Amanda es la menor de los tres y él el mayor, por lo que Lucien es el hermano del medio, le pregunto que se siente tener tantos hermanos y él me responde: —Es una total locura, es como cuidar a tres peces de que no se ahoguen.

Lo cual me hace reír bastante hasta que salimos de la jungla.

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