Días antes.

Un día desperté tranquilamente, como lo hacía de costumbre di suaves palmadas a la cama en busca de mi esposo pero lo único que encontré fue un espacio vacío y un montón de pétalos rojos rodeando mi cuerpo.

Curioso me levanté, y observé las sábanas blancas cubiertas de pétalos.

¿Las habría colocado para mí?

Con la ilusión en la mente y el corazón danzando salí de nuestra alcoba, corriendo hasta la cocina donde debería hallarse mi esposo preparando el desayuno como solía hacerlo.

Pero no había nada. Estaba completamente solo en aquel frío apartamento.

Sólo un lugar vacío y un desayuno sobre la mesa. Me acerqué con cuidado y observé una pequeña nota.

"Te preparé el desayuno, espero te guste, volveré un poco tarde. Si sucede algo llámame. Te amo."

Ese "te amo" me hizo sentir extraño y una arcada llegó, corrí rápidamente al baño cayendo de rodillas y lastimando mis rótulas, expulsando todo lo que había estado dentro de mi en el inodoro.

Mis ojos se cristalizaron y los empuñe con fuerza, sintiendo lágrimas surcar mis mejillas. Seguí vomitando por un par de segundos y avergonzado baje el agua del inodoro, sin siquiera poder mirar.

Cuando abrí los ojos estaba rodeado de pétalos rojos que flotaban por todo el baño. Me asusté.

Negué un par de veces con la cabeza y salí corriendo directo a la habitación.

¡No podía ser eso! ¡No era real! ¡El me ama!

Ese día los ánimos se me fueron, pasé todo el día en la habitación sin salir o al menos levantarme de la cama.

No me sentía bien.

Lo único que estaba en mi mente era mi esposo, TaeHyung me ama. Yo lo sabía y era definitivo.

Alrededor de las once de la noche escuché los seis pitidos de la puerta y la luz de la habitación ser encendida, TaeHyung me saludó con dulzura y me preguntó qué tal había sido mi día.

Sonreí, le dije que estaba bien. Porque, absolutamente todo estaba bien.