TaeHyung no llegó en toda la noche, y supuse que estaría cansado, así que no lo molesté, pronto tendría tiempo para visitarme y darme cariño, lo sabía.

A la mañana siguiente llegó el doctor junto a una enfermera y mi desayuno, me permitió salir por la clínica y distraerme un poco después de desayunar.

Era la segunda vez en mi vida que había sido internado en el hospital y no recordaba que fuera tan aburrido. La primera vez que fui internado fue a causa de la comida en mal estado que había ingerido junto a mi esposo en un restaurante y los dos pasamos una noche en el hospital con un lavado estomacal.

Había sido, entre lo que cabe, divertido, TaeHyung siempre sabía cómo subir mi estado de ánimo.

Mientras caminaba por la clínica el olor a desinfectante y alcohol se colaba por mi nariz dándome una ligera comezón, la mayoría de los pacientes tenían batas de un color azul pastel y pantuflas blancas caminando por el lugar siendo acompañados de un enfermero.

Estaba sintiendo una suave presión en mi pecho, no me dificultaba respirar pero si sentía cierta sensación indescriptible allí.

El establecimiento era enorme, con un área específica para niños, otra para pacientes de tercera edad y la típica para personas de edad media como adolescente o en mi caso, adulto.

La verdad pase casi todo el día afuera de mi habitación, explorando la clínica y conociendo nuevas personas que posiblemente no volvería a ver en mi vida.

Jugué ajedrez, cartas, dominó, corrí junto a unos niños pequeños y conversé trivialidades junto a algunos enfermeros.

Pase un día agradable, tan agradable que por un segundo había olvidado por completo a TaeHyung, y no me sentía mal.

No sentía presión en mi pecho o dificultad para respirar.

Hasta que sucedió…