nueve
Una semana después.
Una semana había pasado desde que me desmaye en el baño de nuestra habitación, cuando desperté estaba sobre la cama con mis mejillas siendo acariciadas por las pálidas manos de mi esposo.
Con el pecho ardiendo le mentí, no parecía convencido del todo ante mi excusa rebuscada, pero aún así se relajó y no pregunto nada más, solo me dedico una sonrisa suave.
Para mí fue una invitación y me acerqué hasta él rozando nuestros labios en un dulce beso.
TaeHyung tardó unos segundos es corresponderme supuse que había sido muy abrupto pero luego respondió con cariño, continuando con nuestro amoroso beso.
La mano que seguía posada sobre mi cabello comenzó a bajar por mi rostro acariciando mis mejillas con su pulgar de una manera delicada casi imperceptible, luego llego a los botones de mi pijama.
No sabía en que momento TaeHyung me había puesto la pijama, pero estaba expectante a qué me la quitará.
Sus dedos se acercaron a los botones de mi camisa y comenzó a desnudarme poco a poco.
Y la luz de la luna fue de testigo de nuestro cariño, escuchando los susurros y las palabras de amor. TaeHyung me acariciaba con dulzura, su tacto era tibio y acogedor, era algo familiar.
Embistiendo mi cuerpo con suavidad llegando hasta lo más profundo de mi ser, llenándome de su amor.
Y con ambos gimiendo el nombre del contrario entre suspiros acalorados, llegamos a nuestro ansiado orgasmo agotados.
A la mañana siguiente sentí a mi esposo sacudir mis hombros con desesperación, sin cuidado, abrí mis ojos en par asustado y le miré con pánico.
TaeHyung me miró e instintivamente, en sus ojos se reflejaba el terror cristalizado y me asuste, lleve mi mano a mi rostro, mi nariz parecía estar normal al igual que mis mejillas, con lentitud anticipando que podría ser baje la mano a mis labios y sentí toda el área húmeda.
Rápidamente aparte mi diestra aterrado y observé mis dedos llenos de aquel líquido carmesí que ahora puedo sentir escurriéndose hasta mis clavículas.
Mi cuerpo se congeló y todos mis sentidos se detuvieron, como si el tiempo se hubiese detenido volví a mirar a mi esposo buscando seguridad.
Tenía miedo…
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