final
El sonar del reloj retumba en mis oídos como un eco poniéndome más ansioso, la corbata me asfixia y por más que aflojó el nudo vuelvo a caer en la misma sensación incómoda.
La habitación está llena de familiares de JungKook, amigos cercanos y algunas personas con las que convivía, al igual que habían algunos familiares míos y amigos que compartía con él.
Todos tenían sus miradas clavadas en mi nuca como si fuesen cuchillas filosas penetrando mi piel.
Estoy nervioso, mis manos temblaban, el sudor adhería la ropa a mi piel.
Estaba frente a él, observando su rostro una vez más antes de decirle adiós.
JungKook lucía hermoso como siempre, vestido con un traje negro y una de sus corbatas favoritas color púrpura. Sus muñecas estaban adornadas con pulseras obsequiadas por su familia y un reloj que le había regalado YoonGi.
Mientras me fijaba en sus accesorios bajé la vista hasta sus dedos y mi primera lágrima escapó.
En el dedo anular de la mano izquierda tenía el anillo de compromiso... El que le había dado hace un par de años y un poquito más abajo tenía nuestro anillo de matrimonio.
Mi estómago se revolvió y mis sentidos fallaron, sentí que vomitaría pero me contuve, no tenía derecho a sentirme mal.
Su urna estaba llena de pétalos rojos, rodeando su cuerpo, acariciando ligeramente su acanelada y suave piel con dulzura.
Me sentí inquieto y hasta cierto punto... aterrado.
Sus manos sostenían una rosa, tan roja como el carmín de sus labios.
¿Qué había sucedido?
La muerte de JungKook me cayó como un balde de agua fría, a la mitad de la noche me vestí lo más rápido que pude y conduje hasta el hospital con el corazón en la garganta.
... Y lo vi...
Mi esposo yacía en los brazos del doctor, de su quijada aún escurrían algunas gotitas de sangre que no se habían secado dando la escena una apariencia grotesca, la enfermera junto al hombre acariciaba su cabello con dulzura y hasta llegaría a decir que pena.
Y… el doctor me contó todo.
Había sido mi culpa.
Todo había sido mi culpa.
Las alergias de JungKook, la tos, los vómitos, todo.
Fui yo quien lo llevó a aquel deplorable estado.
Solo pensé en mí cuando tuve que haber pensado en él.
Mientras mi esposo sufría en nuestra habitación, yo estaba en la habitación de alguien más.
Yo lo maté...
Y ahora estoy aquí, frente a él, sin poder reaccionar correctamente.
Recriminandome todo...
JungKook había sido mi primer amor, la primera persona que conoció todo mi ser, la primera que me hizo sentir un sube y baja de emociones hermosas.
Y ¿Qué hice?
Lo dejé...
Dejé que se hundiera en su propio abismo.
Era mi culpa.
No fui claro con él...
Amé a JungKook, aún lo amo con todo mi cuerpo, con toda mi alma y mi ser, pero luego lo conocí a él y revolucionó todos mis sentidos y emociones.
Y por más que quise aclarar mi mente no pude.
Amaba a aquel chico, pero JungKook todavía era parte de mi corazón.
JungKook había sido mi primero en todo, y no podía dejarlo ir.
Lo quería y no podía soltarlo, no podía dejarlo, JungKook me había mostrado cosas en mi que ni yo mismo podía ver.
Caí de rodillas golpeandome fuertemente contra el suelo, tapé mi rostro con la palma de mis manos y dejé salir mi llanto.
Debía ser castigado, le había cortado las alas a un hermoso ángel.
──Lo siento, JungKook, lo siento tanto.
Fin
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