Miré a mi esposo sentado junto a mi, su pálido rostro siendo iluminado por la luz artificial de su celular con la habitación en completa oscuridad.

Escuche un risa escapar de sus finos labios y trate de enfocar mejor mi visión, ¿estaba escribiéndose con alguien?, mi corazón dolió y mis pulmones se contrajeron en dolor, me quejé en silencio, pero el pareció no notar nada.

La puerta de la habitación se abrió repentinamente y entró mi doctor con una expresión sombría intercambiando miradas en mi y mi marido.

El doctor le pidió a TaeHyung que fuera por agua para yo pudiera tomar unos medicamentos, el salió de la habitación aún mirando su celular con una pequeña sonrisa en su rostro y mis ojos ardieron.

Quería llorar...

Una vez que él salió de la habitación el hombre me miró y me explicó de la manera más calmada que debía ser operado o mi muerte sería inminente, la seriedad en su voz y su rostro me hizo sonreír mientras mi mirada se nublaba.

Mi respuesta fue y siempre será la misma, no quiero olvidar, no quiero dejar de amar a mi esposo, no puedo hacerlo, mi corazón le pertenece únicamente a él y sé que él me ama a mí.

El hombre solo me miró con lastima y me susurró que trataría de hacer disminuir el dolor pero yo no lo entendí.

Con pena me avisó que mi cena sería traída y que en un par de horas vendría a revisarme antes de dormir.

Varios minutos después de su partida, llegó YoonGi con una gran sonrisa, dispuesto a cambiar mi estado de ánimo como solía hacerlo siempre.

Estaba tranquilo, hablando como si nada esperando que yo soltara y le dijera por fin que estaba sucediendo, pero no lo hice, y YoonGi no parecía querer obligarme o enojarse, él sabía que algo me pasaba.

Estuvo acompañándome por un par de horas hasta que su madre lo llamó y se fue a casa dejando un beso en mi frente.

Por otra parte, TaeHyung jamás regresó...

A mi amor ¿dónde estás? Por favor vuelve a mí.