Capítulo V: Paciente 0.
-Es ella.
-Increíble, esto será interesante.
-Azael...
Las voces de los diversos Dottore's eran como ecos lejanos que no podía distinguir del todo, ¿Cuánto tiempo había estado encerrada ahí?
Levanté la vista observándolos, le había prometido a Scaramouche que estaría con él antes del martes, pero aún sigo aquí. Los exámenes con Dottore fueron exhaustivos, me sentía sumamente mal, mi estómago ardía, me faltaba el aire, mis músculos dolían como nunca. La alerta máxima fue cuando vomité sangre en medio del pasillo después de dar mi informe, por suerte no había nadie cerca, solo el Doctor que al verme vomitando rosas, su cara se llenó de éxtasis, como si hubiera descubierto la octava maravilla del mundo.
Intenté huir sin éxito, porque cuando puso su mano en mi hombro y me sonrió con falsa amabilidad, supe que no tenía escapatoria.
Todo sucedió después de que viera a Scaramouche sonreír al leer una carta, no era una de sus tiernas sonrisas falsas... No, era algo más.
Era... Genuino.
Él se veía realmente feliz, no creo haberlo visto sonreír así desde que rompimos, nunca lo dijimos, pero ambos sabíamos que el día en que rompí su confianza, se terminó todo.
Pero tan necios como éramos, seguíamos apoyándonos en el otro.
Tan tóxicos como éramos, seguíamos siendo posesivos y evitando que el otro saliera con alguien más, lo sabíamos, si alguno intentaba algo era para poner celoso al otro pero, la forma en cómo sus ojos se iluminan y esa sonrisa nace en su rostro me hace retroceder, veo mis manos y por un momento, me siento como un pecador parado al frente de Dios.
Porque estoy sucio, soy indigno.
Cuando carraspeé para llamar su atención, se sobresaltó como si lo hubiese encontrado haciendo algo malo.
¿Era algo malo?
Porque después de que conocieran a la famosa viajera salvadora del pueblo de Mondstadt, empecé a tener náuseas. Solo fue un descuido, conforme el tiempo se fue prologando, aquel malestar se extendió.
La idea de estar embarazada nunca se me pasó por la cabeza.
Scaramouche es una marioneta y yo no soy muy diferente a él, soy más similar a un prototipo que a un humano.
Pero no puedo evitar notar como mi abdomen trabajado empieza a desaparecer.
Ni siquiera como mucho como para que eso pase, lo atribuyo al cansancio, este mes he estado algo sedentaria por el papeleo, tal vez sea eso.
-¿Encontraste a tu nuevo juguete? -interrogo con mofa.
Scaramouche bufa rodando los ojos -Ella no es un juguete.
-¿Y yo sí?
Guarda silencio viéndome sorprendido, es normal los últimos días yo... He estado más habladora de lo normal, expresiva, con ganas de ser escuchada. Es irónico tomando en cuenta que prefiero el silencio.
-Eres mi asistente. Manténgamoslo profesional, ¿Quieres?
Apreté los puños sintiendo una carraspera en mi garganta, asentí vagamente para después salir.
-Sí, señor. -respondí.
El recuerdo se distorsionó hasta que pude escuchar la voz del doctor.
-Azael, ya despertaste.
Guardé silencio con la vista perdida.
Esto es mi culpa.
Las señales eran obvias, pero solo me enfocaba en negarlo.
No es cierto, Scaramouche no ama a nadie más. Él solo me a mí, yo...
Porque no importa cuánto me enfocara en negarlo, simplemente yo no quería ver.
Ciega, soy tan ciega.
No quería ver que lo perdí.
Jamás lo volveré a tener.
Volví a vomitar, pero esta vez salió algo que me sorprendió tanto a mí cómo a los otros Dottore's, era... Un pétalo.
Un jodido pétalo acaba de salir de estómago.
Mierda.
Mierda.
Puta mierda, no.
El color de mi rostro desapareció, mientras me retorcía en mi sitio, negando con gritos desesperados.
Cada que un pétalo salía de mi cuerpo, los experimentos se prolongaban más, lo único que lo detenía de matarme y abrirme para hacer una autopsia para averiguar el origen de tan misteriosa enfermedad era...
Era la importancia que significaba para él Sexto.
-¡No! ¡No es cierto!
Pero ya no significaba nada, había perdido mi valor.
-Azael, debes calmarte...
Intentaron sujetarme sin mucho éxito, casi nunca me defendía, recordando que sería más rápido si tan solo cedía.
No sirvo, esto fue un fracaso. Ya no quiero vivir, vivir duele, morir duele, ¿Por qué creí que sería diferente si fuera como aquellos a los que di de todo de mí y aun así nunca fue suficiente?
¿Por qué creí que sería diferente si fuera como ellos?
-¡No!
Dottore hizo una mueca, pidiendo que me administren un tranquilizante, rogué llorando por la cruel realidad que empezaba a azotarme.
Scaramouche estaba empezando a amar a alguien más.
¿Qué tan patéticos podemos vernos rogando por una mísera pizca de amor de alguien que no nos ama?
Dottore la observa con lástima, incluso él siente pena por el perro fiel del Sexto Heraldo.
-¡No es cierto! ¡No! ¡Scaramouche!
Me rompí, lloré como nunca lo hice, sintiendo algo desgarrarse desde adentro mientras más pétalos salían de mis labios, vomité hasta que ya no pude más.
Lo único que sentí en esa incesante agonía, fue a Dottore acariciando mi espalda.
¿Por qué no puedes amarme solo a mí?
Azael ha estado bajo supervisión desde entonces, despertando en media de la noche con ataques de pánico.
Dottore anotaba todo el progreso.
Diagnóstico: Hanahaki.
Él sonrió con cierto entusiasmo -Hallé el problema.
Azael abre los ojos perdida, quería ser rescatada, pero su mente jugaba con ella, haciéndola recordar los últimos acontecimientos vividos.
Scaramouche no va a salvarte, en vano estás esperándolo.
Porque se recuerda a sí misma deteniendo a Dottore para que ya no le provoque más daño.
Oh, porque las flores se pudren cuando carecen de cuidados.
La carraspera fue un problema, impidiéndole hablar correctamente la mayoría de veces y provocando que su voz se escuchara ronca, ahuyentando a los demás reclutas debido a la gravedad en su voz.
Incluso su cabello estaba lo suficientemente largo como para causarle repulsión.
Me parezco a ella... Pensó mirándose con odio al espejo.
El escenario cambió.
Dejó que el frió de la noche la envolviera, porque su cuerpo se pudría lentamente desde adentro, sus ojos vacíos miraban a los aranaras que la veían preocupados porque parecía un muerto viviente, era un muerto viviente. Un títere apartado y abandonado esperando que algún niño se apiadara de ella y decidiera darle una segunda vida para después, jugar y ser incinerada viva.
¿Qué hice? ¿Qué se supone que estoy haciendo aquí?
Las primeras lágrimas cayeron al recordar su propia soledad.
Porque aparte de Scaramouche, no tenía a nadie.
No tenía amigos, familia, nada.
No tiene nada.
No tiene a nadie aparte de él.
Porque incluso si muere, a nadie va a importarle. Nadie se preocupara por ella o llorará por su muerte, no hizo nada más que causar daño al prójimo, se merece esto y tal vez más, mucho más.
Porque no fue capaz de cuidar algo tan frágil como lo era el corazón de Scaramouche, alimentando sus inseguridades y llenándolo de angustia y desesperación.
¿Qué hice?
Tal vez está bien acabar así, tal vez su final no sea tan injusto si tomamos en cuenta el contexto de su nacimiento.
Algunas personas nacen para traer paz y alegría al mundo, ella nació para causar lástima y desdicha a los suyos.
¿Por qué?
¿Por qué no puedo ser participe del cuento de hadas que protagonizan todos? ¿Por qué tengo que ser el personaje secundario incluso de mi propia historia? ¿Por qué mis sueños no deben cumplirse y debo acabar así?
No quiero morir...
-¿Nara está bien?
Azael a penas mueve sus ojos para mirarlos, no tiene fuerzas ni para moverse.
Se siente como un muñeco.
No, no estoy bien. Quiere responder, preguntándose por qué puede verlos, se supone que los aranaras solo pueden ser vistos por niños o por personas que sueñan.
Ella no sueña.
No tiene sueños o metas, al menos, no cree tenerlos.
Duda alguna vez siquiera haber tenido sueño alguno.
Se pregunta si esto es lo mismo que sintió Scaramouche al ser despreciado por su creador.
Ahora entiende gran parte de su dolor, se siente desesperada, anhela tener aunque sea una pizca de ese amor, incluso si le hace daño, a pesar de que su amor se sienta como una cachetada, si recibe un beso después, sería capaz de soportarlo.
Pasan los días y escucha voces.
Sus sentidos se sienten en alerta al reconocer su voz.
Es... Scaramouche.
El timbre de su voz, lo reconoce incluso a la distancia, sonríe bajo con la esperanza de que la estuvo buscándola pero, como un golpe de realidad, al reconocer las dos voces de sus acompañantes, cae en cuenta de que, los aranaras filtraron su ubicación. Porque la viajera y Paimon están con él.
¿Puedes acostumbrarte a vomitar?
Porque cree haberlo hecho, cree haberse acostumbrado al olor nauseabundo que desprende y al desapego por su propio bienestar.
He pasado cosas peores.
Se dice que las noches en Snezhnaya son más frías, que pasó más tiempo en el abismo sin recibir una buena ducha, que al estar atrapada en el ártico ha pasado mucho más tiempo sin comer.
Se excusa en un intento de negar que el tiempo se le está acabando.
Le cuesta moverse, se arrastra intentando escapar de ellos, de no verlos nuevamente juntos porque sabe que ya no puede seguir ocultando su propio deterioro físico. Llega hasta el final de la cueva, escondiéndose entre los arbustos mientras intenta hacerse pequeña para no ser vista.
No quiero que me vea así, se van a burlar, ¿Verdad?
Quiere que alguien la ayude y la rescate pero, no quiere que las personas que conocen la vean así, tan débil, tan demacrada... Dando tanta lástima.
No quiere su lástima.
¿Entonces qué quiere?
No lo sabe, todo es confuso.
Se ha vuelto indecisa, asustadiza y ansiosa.
Los aranaras guían al trío a la cueva donde estaba Azael.
-Nara pelinegra no se mueve, ella no comer y Nara pelinegra no hablar, solo sacar agua de los ojos. A veces ella vomitar rojo y pétalos, aranaras intentar curarla en cápsula pero no poder, cápsula se rompe -explica el pequeño aranara, Lumine se agacha a acariciar su cabeza y les dice que no se preocupen, que ellos vinieron a ayudarla y ellos se encargarán del resto.
Scaramouche se siente conmocionado por la información, corre a la cueva sin decir nada pero, lo único que encuentra es una escena horrible, el lugar huele fatal, hay sangre y pétalos esparcidos por todas partes. En una esquina de la cueva, quedó su figura, las plantas se veían marchitas en lo que parecía ser el lugar donde Azael estuvo inerte por mucho tiempo.
No sabe qué decir o qué hacer, quiere llorar de frustración al pensar en ella llena de desesperanza y con ganas de morir. Piensa en sí mismo y este paralelismo que hay entre ambos lo golpea.
Como si empezara a darse cuenta del alcance de sus acciones.
¿Dónde? ¡¿Dónde está?! ¡Carajo!
-¡Azael!
Busca pistas, encontrado un acceso escondido para adentrarse más a la cueva.
-¡Por aquí! -grita.
Lumine corre para alcanzarlo, Paimon tiembla y se oculta detrás de sí para sentirse segura.
Era aterrador.
Verla tan débil e inconsciente en los brazos de alguien más, terminó por romper al Heraldo.
-¿Quién mierda eres? ¡Bájala ahora y suéltala! -exigió emanando energía elemental electro de sus manos.
La persona que la cargaba en sus brazos poseía una máscara demoníaca, sus ojos lo observan llenos de ira a través de ella.
-Tú, eres una basura.
Su voz era fría al plantarle cara.
-¿Qué?
-¡Eres el Sexto de los Heraldos Fatuis! ¡¿Y no sabías lo que le pasó a tu asistente?! ¡Debería darte vergüenza, Scaramouche!
Cómo odiaba cuando alguien se metía en sus asuntos.
-¡Y a ti qué te importa! ¡Ni siquiera eres algo de ella! ¡¿Con qué derecho dices eso?! ¡Muestra la cara, cobarde!
El chico, sin mover músculo alguno, creó varias lanzas que se pusieron alrededor suyo, la respuesta fue clara cuando todas ellas se dirigieron a él. Las esquivó por poco, contraatando por inercia, Lumine lo siguió invocando su espada para protegerlo.
Nada pudieron hacer cuando hábilmente se posó detrás de la viajera y la noqueó de un solo movimiento.
¿Quién mierda es este tipo?
-Eres lo único que tiene, literalmente vive para ti y; aun así, no te es suficiente. La estás matando y no te importa, ¿Es que acaso no la ves? Está en los huesos, no deja de llamar por tu nombre, lo peor es que aún tiene la vaga esperanza de que vendrás por ella.
Scaramouche no supo cómo defenderse, conmocionado por la información observó a Paimon intentando despertar a la viajera, analizó a Azael con el cabello largo colgando de los brazos de otro.
-Estás equivocado... -murmuró.
-Ella solo volteaba a mirarte con esos ojos llenos de amor, ¿Por qué ella te amaría o te respetaría? Respóndeme Scaramouche, ¿Por qué ella siquiera te vería como un igual? Eres indigno de ella en todos los sentidos y... ¡A pesar de eso! ¡Ella cree que es al revés! -gritó enojado, su frustración era clara pues una de sus lanzas clavó a Paimon a la pared, la pequeña hada chilló intentando pedir ayuda al no poder bajarse, llorando cuando las ramas del árbol se pusieron sobre sus labios y la callaron- Realmente no lo entiendo, no tienes nada de especial. Solo eres un ser abandonado y desechado por su creador, ¿Por qué ella se identificaría contigo?
Ese tipo, ni nadie sabe nada sobre ellos. Jamás entenderían su relación.
Yo la rescaté, le di una oportunidad de ser alguien, le tuve fe cuando nadie más lo tuvo y confíe en ella tanto, que le entregué todo de mí, ¿Qué podría saber alguien como él?
¿Qué podría saber ese imbécil sobre ellos?
-No sabes nada de ella, ni de mí.
Porque él no sabe de las noches donde la decía que la amaba y la hacía suya, él no sabe sobre el silencio acompañando a la luna en sus noches de locura. Dejando pequeños besos alrededor de su cuello, marcas que no se borrarían en días y el sentido de pertenencia y completa dominancia que los embargaba a ambos al ser uno solo.
Él no sabe de las miradas, del aferro mutuo intentando sostener sus corrompidas almas esperando que las embestidas salvajes y erráticas no terminaran por romperlos, no, él no sabe sobre sus sollozos al llegar al éxtasis, la forma en la que tomaba todo de sí, esperando que la forma en la que se usaban fuera la forma correcta de poder amarse mutuamente. Porque sí, Scaramouche no sabe amar y Azael no quiere ser amada.
Solo dime qué sirvo para algo, que le importo a alguien. Pero no digas que me amas.
No funciona, ¿Por qué no funciona?
Scaramouche recuerda sus charlas nocturnas, aquellas donde ella le preguntaba qué significaba para él, con una timidez inusual que salía a relucir su verdadero yo.
Solo respóndeme algo.
Dime que soy tu fiel ayudante, tu amiga, alguien para ti.
Por favor, dime algo.
Pero él no le respondió, en su lugar, intentó marcharse.
Pero tan necia como soy, lo detuve.
-¿No estás cansada? -le había preguntado, porque su relación había terminado por consumirlos.
¿Cómo podrían dos ciegos cruzar la calle si no pueden ver?
-¿De qué?
-De perseguirme hasta en los días malos.
Todos sus intentos terminaban en lo mismo.
Un inevitable fracaso.
Y tal vez era porque fracasaba tanto que se rindió.
Se resignó.
Porque aún no esperando nada, acabó decepcionada.
"-Te amo, pero no sé demostrarlo, mucho menos en público, debes comprenderme"
Porque en el fondo Azael sabía que sus palabras eran falsas, pero si era por tener una muestra de afecto de parte suya, ella aceptaría lo que sea.
Porque cuando nunca recibiste amor, cualquier muestra de afecto de quién sea era lo suficientemente abrasador para calentar su corazón, como si necesitara urgentemente ser alimentado, como una llama que jamás debe apagarse.
Sin importar que fuera falso y eso solo terminara por herir más y más sus sentimientos.
¿Por qué alguien buscaría tan fervientemente el amor? No tenía que ser romántico si solo quería que alguien se preocupara por ella.
Ser lo suficientemente importante como para ser tomada en cuenta...
No es como si tuviera realmente algo para ofrecer, solo su lealtad y total disposición.
Porque siendo sinceros, ella no tiene nada.
Ella ahora tenía a alguien y si al hacerse la ciega podría mantenerlo a su lado, entonces lo haría. Porque lo prometió, hallar a alguien que la ame sinceramente.
Si no lo hacía, entonces... ¡Entonces!
-¿Por qué es tan difícil? -se preguntó mirando la manecillas del reloj, cada minuto que pasaba era un cruel recordatorio de que nunca lo lograría, como si desde un principio estuviera destinada al fracaso.
¿Por qué?
No pudo evitar soltar una baja risa irónica.
"-Azael, ¿Te molesta ir sola? Tengo otros asuntos pendientes..."
Azael esperaba que solo ese día alguien se acordara de ella.
"Es mi cumpleaños...", Quiso recordarle, no es como si esperara un regalo o que alguien la felicitara, de la única persona que esperaba mínimamente algo, una pequeña parte de su tiempo, era del Heraldo. "¿No puedes quedarte conmigo... Solo por hoy?"
Los pensamientos se quedaron solo en eso, porque no pudo reclamarle porque ya no estaban juntos.
¿Con qué derecho puedo pedir algo de su tiempo?
Los cumpleaños de todos modos, no son importantes.
Solo es un recordatorio del día en que naciste.
Nunca nadie se alegró por mí nacimiento.
Entonces, tal vez está bien que Scaramouche no lo recuerde.
-Está bien, no se preocupe. Vaya con cuidado -fue lo único que le pudo decir, apretando sus puños por cómo su corazón estaba siendo aplastado en ese momento.
No importa, puedo llamar a otras personas. Tal vez, algunos de los otros Fatuis quiera algo de pastel gratis, ¿Verdad?
Había preparado un pequeño pastel que podrían compartir entre ambos pero, al parecer no se podrá. No hay problema.
-¿No eres acaso tú la asistente del Sexto? Ugh, no me malinterpretes pero, no.
Lo intentó, en serio lo intentó. Promete que lo intentó como nunca.
-El Sexto da miedo, lo siento...
Todos sus intentos para acercarse a otros siempre terminaban en algún rechazo.
Auch.
-No me agradas, ve a dar lástima a otra parte, Azael.
Algunos parecían conocerla y la repudiaban.
Al menos no dijo que era su cumpleaños, se burlarían mucho de ella de ser así.
Deben creer que va a envenenarlos, ¿No?
-Ya veo, me disculpo por interrumpir su conversación.
Llamó a distintas personas y cuando sostuvo sus ropajes para impedir que se marchara y que no la dejara sola, él la apartó de un manotazo, fue instintivo, porque Scaramouche también pareció sorprendido.
-¿Tanto asco te doy? -le preguntó sin pensar.
Pero no dejaba de doler, la escena recordándole a su infancia, recuerda los rechazos de sus padres y ahora lo ve en su salvador.
Observa sus manos y se pregunta por qué todo el mundo teme tomar de ella.
¿Acaso está sucia?
La escena cambia mostrando un río de sangre tras sí.
En algún punto dejó de buscar una identidad propia, dejó de intentar mantener amistades que se romperían con el tiempo o al enterarse quién era.
No duraban nada.
Porque cuando fue rescatada por él, le pidió algo: "-Porque cuando me digas un 'te amo' real, solo ahí y solo entonces, yo te dejaré de amar; así que, haz que me crea tu mentira".
Después de irse a comprar un regalo para él, Scaramouche se reunió con ella.
"Él solo me quería lejos para estar con ella..." Cerró los ojos por instinto, conteniendo sus inmensas ganas de llorar y desplomarse ahí mismo.
Y como si eso fuera lo que buscaba, Dottore sonrió, empezando a escribir en su libreta su reacción, sacando también una pequeña muestra de la gigantesca flor con espinas que salió de su garganta.
La hermosa flor estaba teñida en sangre con su usuario revolcándose y sujetando su estómago ante el inmenso dolor que habitaba en su corazón.
La estaba quemando por dentro, sentía que se iba a morir, no podía hablar y su garganta estaba desgarrada.
-Do... Tto... Re...
-Si, ¿Dime?
Intentó hablar, pero solo más y más pétalos brotaron de su garganta.
-Es espléndido, ¿solo una foto te hizo reaccionar así? Sin duda es fantástico. Ya sabes, si trata de la viajera... Ella es la única que podrá consolarlo.
-¡Cállate! -gritó como pudo.
Es mentira, es mentira, ¡esa foto es...! ¡Todo lo que dices es una completa farsa!
-Azael... No puedes estar con él, tú lo amas, es cierto, pero él ama a alguien más y su amor es algo que nunca podrás cambiar.
La palabras eran duras.
Demasiado duras.
Golpeando como rocas a su consciencia.
-Pero... Lo amo... -dijo con los ojos vidriosos y una voz rasposa.
No debería estar diciendo esto pero, no tengo nadie con quien hablar.
Había algo, un nudo en su garganta que le revolvía el estómago al reconocer que sería capaz de confiar en la peor persona posible con tal de sentirse útil.
-Azael, somos humanos y ellos son seres inmortales, ¿Tú en serio crees que ellos nos tomarían en serio?
Azael bajó la cabeza mientras negaba, Dottore entonces acarició sus cabellos con un cariño falso.
-Si realmente lo amas, lo dejarás ir y vendrás conmigo.
La fatui asintió despacio, sus puños se apretaron debido a la impotencia.
"¿Enserio esto es lo mejor?" Se preguntó.
Dottore entonces cerró la puerta con llave y sacó una jeringa -Siéntate, es hora de empezar con las pruebas. El síndrome del corazón roto es todo un enigma.
No recuerda mucho, solo que cada día, conforme su enfermedad avanzaba, deseaba que ese día fuera el último, que al día siguiente ya no volviera a abrir los ojos y que, por sobre todo, dejara de respirar para ya no existir más.
Lo ha pensado, lo ha intentado.
¿Por qué no puedo morir? Pienso en morir pero, la realidad es que temo hacerlo.
Ahora está inconsciente soñando con el pasado sin poder vivir más el presente.
Scaramouche negó divertido acercándose para abrazarla, ambos estaban cocinando al tener días libres.
-¿En qué tanto piensas, idiota?
-Supongo que me perdí en mis pensamientos... -murmuró con las mejillas rojas ignorando su toque y su voz en su oído, ese tonto lo hacía a propósito.
"No te enamores"
Recuerdo que me dijeron eso como una orden y yo me lo repetí mil veces intentando seguirla, pero cuando él me sonrió... Yo... Sencillamente me olvidé de todo.
Incluso de mí.
Azael guardó silencio.
Era como si dos animales heridos se lamieran las heridas...
Si tan solo fuera un monstruo incapaz de amar a alguien, tal vez no estuviera agonizando por dentro.
En ocasiones mamá y papá me tiraban piedras, guardaba esas piedras debajo de mi almohada, con la esperanza de sentir el tacto de sus manos a través de ellas.
Fruto de una infidelidad, no era amada por nadie.
Una vez, Lumine y Azael tuvieron un encuentro aparte en Liyue. Porque intentando ser cruel, la viajera cayó en cuenta de que el título de asistente le quedaba corto a tremendo monstruo.
-Viajera, creo que aún no te has dado cuenta de algo muy importante.
Azael la tomó del cuello y dijo:
-Si llegas a hacerlo llorar, te voy a matar.
Eras mi primera opción, eras la persona más importante para mí pero, por alguna razón yo no lo era para ti, ¿Tal vez no fui suficiente? No lo sé, solo necesito que expliques por qué me has abandonado.
-Se está muriendo y todo es por tu culpa, Scaramouche.
Se despide:
"Mr_Swag95"
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