Capítulo III: Aceptar.

¿Qué ocurrió aquí?

Nos dieron un reporte de un daño a 7km a la redonda, de lo que solían ser asentamientos entre las fronteras de Mondstadt y Liyue.

El reporte dictaba un olor putrefacto, los caballeros de Favonius dijeron que necesitaban más gente para levantar los cuerpos, se reportó un número aproximado de 200 personas de dos pueblos distintos.

El camino se volvió difícil con el asqueroso panorama de las moscas y gusanos comiendo los cuerpos.

¿Cuánto tiempo tuvo que pasar desde que murieron hasta que sus cuerpos estuvieran lo suficientemente pútridos para llegar el olor hasta los otros pueblos?

Tal vez más de dos semanas.

—Investiguen la causa —ordené a mis subordinados.

Tomó un tiempo hallar una pista de tal desastre, las casas quemadas y lo que parecía ser uno de esos antiguos castigos de quemar a la gente en la hoguera, quedó rastro. En una cabaña más alejada que las demás, el camino de sangre conducía directamente hacia ahí.

Porque ella no hacía ruido alguno, de hecho, parecía un cadáver más, no se movía, solo miraba fijamente los cuerpos que supongo, eran los restos que quedaron de sus progenitores.

Estaba en la esquina de la habitación abrazando sus piernas con moscas revoloteando a su alrededor.

—Oye.

Estaba manchada de sangre, sus manos lo estaban.

Apesta.

—Niña.

Ni siquiera puede mirarme.

La pequeña niña solo se movió cuando él intentó tocarla, apartando su mano de un manotazo y protegiendo los cadáveres de sus padres con un cuchillo que no poseía ni filo.

Scaramouche bajó su mano.

—Ya veo, no voy a hacerte daño. —dijo intentando ser suave, la niña no temblaba al apuntarlo con el cuchillo, no parecía ser consciente, como si su cuerpo reaccionara solo ante el peligro—. ¿Sabes quién asesinó a todas estas personas?

—...

—Nos ayudaría mucho que colaboraras para atrapar al culpable.

Solo por un momento, pareció volver en sí, su voz, rasposa y a punto de romperse, sonó dolorosa en sus oídos.

—¿Atraparlo?

Ella bajó un poco la guardia al preguntar, Scaramouche la miró sin expresión, de recién habían sido nombrado Heraldo, es increíble que se encuentre con algo así tan pronto.

Esto, de alguna manera, me trae un dejá .

—Sí, para que reciba su merecido castigo.

La niña no tuvo pelos en la lengua, cuando dijo:

—Fui yo.

—¿Qué?

—Yo los maté. Yo maté a todos, Señor.

—¿Por qué?

—Me intentaron matar; así que, yo los maté primero a ellos.

Pensar que esa niña que rescaté y llevé en mis brazos a la base de los Fatuis, sería la misma que, años después, se convertiría en mi asistente.

No pasaron ni 5 años cuando logró ascender de puesto de forma prodigiosa, cuando la observé formada y con su traje, pensé que esto sería divertido.

—Tú, ¿Cómo dijiste que te llamabas?

—Azael, Señor.

—Azael, serás mi nueva asistente.

Se despide:

“Mr_Swag95”

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top