Flores

-¿P-pero qué demo...? -fue la reacción del muchacho al ver lo que se encontraba en el baño; pétalos de flores blancas, pétalos que habían salido de su propia garganta producto de un fuerte ataque de tos. Sus ojos miraban incrédulos tal escena ¿De verdad era posible que una cosa así ocurriera de la nada? Debía ser una pesadilla, simplemente fantasía, sin embargo era real. Le costaba respirar por el aire perdido al momento de desechar los pétalos y su garganta ardía, le dolía de una manera tan realista que la sensación no sólo era digna de una pesadilla, si no perteneciente a la realidad. Llevó su mano derecha a sus labios y la izquierda a su garganta ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué ocurrió esto?. Salió del baño de la escuela, sí y para colmo estaba en la escuela, e hizo lo que cada persona normal haría en esa situación: investigar... Principalmente en internet, porque vamos ¿De verdad estarías dispuesto a preguntarle a alguien que hacer cuando toses flores y estar dispuesto a ser tachado de loco? No, claro que no.

Al estar en un lugar menos concurrido sacó su celular y con la bendita suerte de tener datos sus dedos comenzaron a oprimir las teclas para buscar la información. Aparecieron resultados que no tenían nada que ver, desde remedios hechos con flores hasta como cuidar de ellas, la red puede ser tan útil y luego puede ser un recuso tan inservible. Su frustración era notoria, luego de buscar en sitió por sitió, la barra de búsqueda mostró un curioso título: "Hanahaki"... Hizo clic en la barra con la esperanza de encontrar lago. Que desafortunado y no porque no encontrara nada, si no porqué encontró más que suficiente. En reasumen, estaba un poco más preocupado que antes luego de leer una parte de la información, aunque algo más que llegar a asustarle, lo molestó y eso fue la simple palabra "Ficción". Algo de la ficción, que se supone que no es real, que no puede ser real lo estaba atormentando ahora. ¿Pero por qué?-"¡¿De donde se origina?!" -pensó él joven mientras seguía leyendo, medió párrafo después encontró una respuesta "Que buen servició" ¿O no?. "Un amor reprimido" se podría decir como respuesta. Un amor puro que fue confinado e ignorado por su dueño para evitar el dolor del rechazó de la persona amada, pero el dolor de no denostarlo, un dolor que con el tiempo va tomando fuerza y como una flor ignorada por el público se va marchitando junto con la vida del enamorado. Esa también puede ser una descripción. Pero les diré algo curioso "Enamorado", el joven Rin Obami enamorado de alguien y hasta hoy no se había dado cuenta, A menos que ese sentimiento fuera... Reprimido desde el comienzo y por ello no pudo conocer de su existencia hasta que comenzó a causar daño.

-Enamorado... ¿De quién? -se preguntaba en voz alta el Obami ¿Si quiera podía sentir algo como eso?. Las dudas se acumulaban en su mente hasta sentir como alguien le aparecía por la espalda. Tan concentrado estaba que no pudo evitar el susto, pero se topó con la persona que jamás se molestaría de encontrar. Ibara, su querido amigo, hermano y compañero Ibara.

-¿Estás bien Rin-san? No volvías y me preocupé. -le habló el pelinaranja. ¿Como pudo olvidarlo? Había ido al baño diciendo que no se sentía bien y terminó dejándolo solo y claramente preocupado, muy mal Rin, muy mal.- ¿Te encuentras bien?

-S-sí, lo estoy -titubeó. primera vez que al mentir temblaba en hablar, ¿Te descubrirán rápidamente esta vez, joven estafador?

-¿Seguro? -Puede que si.

-Absolutamente -Habló con más seguridad... Puede que no lo hagan por el momento. ¿Pero las mentiras siempre salen a la luz, verdad? Sólo vamos a esperar- ¿Que tal si nos vamos? -le dijo con una sonrisa desviando el tema mientras el contrario soltaba un leve suspiro.

-Está bien, vamos -habló sonriendo. Rin nunca le mentiría, ¿verdad? Y por ello siempre creería en su palabra, ¿cierto?. Fueron a otro lugar, el día aun no acababa y la "investigación" del hanahaki aun estaba pendiente. ¿Como curarse? ¿Y quien era la persona de quien se enamoró para que comenzara ese mal?

Mientras los días pasaban y él por fuera usaba una sonrisa a modo de máscara, por dentro la preocupación incrementaba, cada vez que lograba separarse de Ibara para desechar las flores, la cantidad era mayor y algunas realmente llegaban a lastimarlo raspando fuertemente su garganta. Le costaba respirar y no fue de esperar la preocupación de Ibara, pero Rin siempre le respondía con la misma sonrisa un falso "Estoy bien". Una mentira usada por todos y todas para evitar que te miren cuando te encuentras mal, una frase tan gastada. Por más tonto que suene, el más alto le cree, más no del todo. Por fin duda aunque sea un poco de sus palabras, aunque será por buena causa, el bienestar de una persona querida es buena causa, no?. Su preocupación podía ser algo molesta, casi no le quitaba los ojos de encima, incluso le era un poco más apegado que de costumbre, ¿De verdad le importaba tanto? Bueno, la respuesta puede ser un sí. Ibara siempre estuvo con él y nunca vio reflejado en sus ojos lo mismo que en el de las otras personas, nunca vio ni odio, ni repudio y mucho menos una mirada que dijera por si sola: "No eres más que basura". Nunca lo vio, nunca lo sintió. Jamás percibió desagrado alguno y por su parte, solo sentía tranquilidad, después de todo, era un gran amigo... Un gran amigo.

Un día más, ahora buscando más a fondo una solución a su problema ¿Por que lo hace ahora?, tuvo un problema, nombre del problema: Ibara. Como se dijo antes ¡Apenas le quitaba los ojos de encima al momento de parpadear! ¡Alejarse sin que se de cuenta y sin preocuparlo es endemoniada mente difícil! ¡Y ni hablar de que pasaría si llegará a toser en frente de él con el peligro de soltar más de esos hierbajos, sí, ahora esos pétalos eran unos malditos hierbajos que no le dejaban ni por la noche! ¡Ya no llevaba la cuenta de las veces que se despertaba por tener las vías respiratorias bloqueadas!... Y lo peor era que la molestia no sólo estaba en ese lugar, también comenzaba a sentir como si algo lo hiriera en la caja torácica, como si unas "espinas" se clavarán en él y como extra... La cantidad de flores que soltaba, algunas estaban teñidas con su propia sangre. Necesitaba información y rápido.

Bueno, para ahorrar tiempo les diré que con algo de dificultad logró escaparse, luego se disculparía y pensará en una mentira piadosa para usar de excusa. Otra vez con celular y luego de asegurarse que el pelinaranja no estuviera cerca para interrumpirle o para espiar lo que buscaba en su dispositivo, no porque Ibara fuera un metiche, simplemente quería ahorrarse explicaciones y mentiras poco creíbles, aparte que no quería forzar su garganta, ya sabemos que puede pasar.

La misma página de la otra vez terminó de cargar y como ya había leído una parte del sitio, saltó hasta donde no había alcanzado a leer por cierta personita que ya conocemos y que no nombraremos para evitar una invocación casi satánica.
Y quitando el relleno, ya había llegado a lo que buscaba ¡Una bendita solución! La esperanza regresó a sus ojos, aunque quien sabe si llegó a irse.

Según la página las flores podían removerse con una cirugía... Cirugía. entonces había más personas que sufrían de ello para llegar a ese método y evitar muertes, la verdad no parecía complicado, hasta que llegaron unas palabras más, unas que por alguna razón, llegaron a hacer que su corazón se alterase.
Si tomaba la cirugía, no sólo se llevaría las flores, si no que también la posibilidad de volver a amar, de volver a enamorase. Retirar las flores sería como retirar su corazón, más no hablamos del órgano, hablamos del símbolo de los que nos permite sentir afecto. ¿Valía la pena tomar ese riesgo? De que lo hacía, lo hacía. ¿Pero porque no podía tomarlo como una opción? Era mucho mejor a morir asfixiado por sus propios sentimientos, unos sentimientos de los que ni siquiera era consiente hasta que se manifestaron de manera negativa. Definitivamente era la mejor alternativa, más no la única, otra opción se hizo presente en ese texto. Confesarse y esperar ser correspondido... Una opción casi irracional y estúpida ¿Arriesgarse a ser herido en el peor momento? ¿Justo cuando se estaba sufriendo de manera infernal en la garganta y pulmones? No era útil, pero esa opción tampoco podía descartarla del todo, no porqué no quisiera... Simplemente no podía ¿Pero por qué? Se había enterado de su enamoramiento de la peor manera posible y para colmo no sabe ni quien es esa persona, no tenía idea alguna... Él siempre se sintió solo... A excepción de cuando estaba con una persona, sólo una persona; Ibara.
Comenzó a recordar los buenos tiempos que pasaban de niños, el apoyo que le proporcionaba y algo que había llegado a destacar sobre todo: Su sonrisa, la sonrisa que siempre le mostró cuando estaban a solas y en paz. La sonrisa que con sólo recordarla se le contagiaba, la que estos momentos se había colado en sus labios.
Pero por alguna razón desconocida, sintió la urgente necesidad de toser ¿Coincidencia? No lo creó. El Obami no pudo evitar arrodillarse en cuanto sufrió el ataque, está vez realmente era fuerte. Flores blancas enteras salían de su garganta mientras esta era raspada por la fuerza y por las flores, debido a esto algunas salieron teñidas del rojo de su sangre mientras sentía un dolor en los pulmones que no pertenecía a la falta de aire ¿Por qué ahora que recordaba momentos felices? ¿Por que recordar ello atrajo su dolor?, se preguntaba mientras una cuantas lágrimas se acumulaban en sus ojos nublando su vista, más no unas manchas de sangre que habían caído al suelo tiñendo también la tierra, ¿Que más podía pasar?, Bueno.

-¡Rin-san! -se oyó una voz tan familiar y a la vez tan inoportuna, no hay que retar al universo con esa pregunta. Si no fuera porque el recién llegado sólo había dicho su nombre a manera de búsqueda y no de sorpresa por su situación, todo se iría al demonio.
El de cabellos oscuros estaba entre asustado y aliviado, la próxima vez actuaria con más prisa y más precaución, si es que llegaba a haber una próxima vez. Ahora tenía que buscar una excusa, formar una sonrisa que esconda el dolor y aclarar su voz para sonar convincente ¿Ibara le creerá esta vez al joven estafador? No nos quedemos con las dudas.

-Ibara -le habló de manera tranquila y con una sonrisa en su rostro, como un niño que quiere apaciguar el regaño de su madre.

-Rin-san -habló con un pequeño tic en la ceja izquierda, estaba preocupado y quizás enojado- ¿Que haces aquí? -le pidió una explicación, hace un buen rato estaban juntos y según el de mayor altura, deberían seguir juntos.

-Bueno, necesitaba estar solo un momento -le dijo con calma manteniendo su sonrisa. Bueno, ahora de seguro esta rogando internamente para que su amigo mordiera el anzuelo, pero recordemos que Rin ya tembló una vez, las dudas pueden salir a flote.

-Bueno... -dijo mientras dirigía su mano a derecha al rostro de Rin, específicamente a sus labios, con la mayor delicadeza posible, pasó su dedo pulgar por el borde de estos. Al alejar su mano, su dedo mostraba algo muy peculiar, una gota de sangre- ¿Podrías decirme que es esto? -le preguntó con una expresión que transmitía seriedad. Que descuidado había sido.

- ... -intento no desvanecer la sonrisa de su rostro, no puede ser descubierto ahora y menos por un simple desliz- Me mordí. -le respondió, eso es pensar rápido, pero no demasiado como para que aparentara ser una mentira, aunque lo fuera.- Puedo llegar a ser un poco torpe -habló mientras ponía una mano detrás de su nuca.

-Oh... -mencionó soltando un pequeño suspiro mientras su expresión se relajaba... ¿Estaría mal decir que no le creía? Porque si era así, no tenía que decirlo.- Por favor... No me asustes así -desviar el tema el tema es mejor que mentir, la verdad no le creía. El alivio se apoderó de uno de los dos y es obvio a quién.- "En lugar de mentirme... ¿Por que no me dices la verdad?" -pensaba el otro joven, por más piadosa que fuera, una mentira era una mentira.

-Está bien, intentaré no hacerlo -le hablo bajando un poco su mirada ¿Dice la verdad o es una pequeña mentira? Dejaremos el enigma. El día ha terminado

Comencemos con lo que sería nuestra rutina. Otro día, otro día sin saber como soportar la sensación de asfixia que sentía desde... ¿hace cuanto tiempo ya? Si quieren yo les digo, ya va casi un mes entero desde que las flores aparecieron y un mes en el que la preocupación del de cabello naranjo se había vuelto incluso más notoria, o al menos así lo sentía Rin. Aunque es gracioso, el más alto notaba lo que le ocurría incluso antes que sus propios padres, siempre estuvo preocupado por él, siempre estuvo con él. Era molestó, de la misma forma en que era agradable.

-"Siempre has sido así" -pensaba mientras en su mente volvían las imágenes del otro día, momento que fue interrumpido por las ya malditas flores, las cuales resultaron ser rosas, rosas blancas, eso explicaba el porque de las espinas. Pero blanco, Un color que simboliza un amor inocente y fue manchado por su sangre, que triste para ambos, tanto para la flor como para a quien le hace daño. Sintió una punzada, ese maldito dolor otra vez ¿Por qué tenía que doler ahora? ¿Por qué tiene que ocurrir cuando pensaba en él?... En él, en Ibara... En la persona que estuvo con el durante todo ese mes, el que se preocupo tanto por él durante ese mes... Y durante la infancia. Un gran calor se apoderó de su rostro, más no tenía razón aparente para estar así. El dolor volvió nuevamente, sólo pasaba cuando Ibara estaba en su mente...- ¿Acaso... Eres tú? -se preguntó en voz alta. Y claro, claro, ¡Pero claro!
¡Ahora lo entendía todo y tenía sentido! ¡Estuvieron juntos desde niños, se tenían el uno al otro más que nadie, el apoyo que se tenían! ¡El que las flores brotaran no fue de la noche a la mañana, sus sentimientos estaban vivos desde antes! ¿Por qué se daba cuenta en estos momentos? Porqué el joven se había segado a si mismo con sus mentiras, se mintió sobre sus sentimientos y logró engañar a su mente, mas no a su corazón. ¿Pero por qué motivo? Uno que ni siquiera le era útil a él, quizás algunos ya sepan a que me refiero, su clan, por ello fue que lo hizo. Pero quitando las cosas que no importan, ¿Ahora que tenía que hacer? Amaba a Ibara, ahora se supone que debía confesarse, sí, "se supone". Porque Ibara formaba parte de la familia Obami ¿Sus sentimientos serían aceptados, seguiría mirándolo de la misma forma,... seguiría a su lado? No lo sabía. ¿Valía la pena intentar? Por favor, En esta academia se apuesta para estar en la cima ¿Que sería una apuesta más? Quizás nada aunque cueste una vida, allí también han costado varias.

Y ahora bueno, tenía 3 opciones:

Uno: Darse por muerto a causa de las flores. -ni de broma-

Dos: Someterse a una operación y tirar sus sentimientos a la basura y arriesgarse a que nunca vuelvan a hacer presencia en su corazón. -¿Como encontrar a alguien que la realice, y aparte quedar como una especie de insensible durante el resto de la vida? Tentador, pero casi un completo no, casi.-

Y la número tres y quizás un poco más difícil: Confesarse y apostar a la aceptación o al rechazo de sus sentimientos por parte de Ibara. -En este lugar se vive apostando y aparentemente quiere intentar... ¡Si eso es lo que quiere, pues que deje de perder el tiempo! ¡¿Las piernas para que las tienes Rin?! ¡vamos, vamos! *ejem* Me salgo de mi papel, y aparte el punto es, que ya lo tiene decidido, se confesará ¿Pero como? Ni siquiera cuando, pues tiene límite de tiempo y ese puede estar más cerca de lo que parece, así que ¿Cuando? Solo entendía que debía ser pronto, esos sentimientos merecían salir después de tanto tiempo.

-"No puede ser tan difícil ¿cierto?" -Esa era la idea que tenía Rin en su cabeza con el llegar del siguiente día, no podía ser tan difícil decir "Ibara, te amo", solo tenía que organizar las palabras y decirlo ¿Sencillo, verdad? Nunca sintió remordimiento o vergüenza por mentir ¿Por qué sería diferente ahora? La única diferencia, sus sentimientos eran sinceros, una razón más por la que no sería difícil.- "No será difícil" -pensaba, pero si de verdad era tan sencillo ¿Por qué no lo hacía ahora mismo? Fácil, las palabras no le salen, con suerte puede abrir un poco la boca, más no sale ningún sonido. Cada vez que intentaba entablar una conversación, no podía evitar sentir un cosquilleo en el estómago, sentir que estaba por temblar y por causa de ello llegar a tartamudear y cuando el más alto le prestaba atención sólo soltaba un "No era nada, olvidalo" y tanto molestia como preocupación se hacían presentes en el receptor de aquellas palabras.
No podía dejar que el día fuera en vano, no podía desperdiciarlo con sólo intentos fallidos de comunicación, si no lo hacía pronto, definitivamente se arrepentiría. Vamos Obami, sólo un poco más.

- Ib-... -estaba por pronunciar su nombre, sin embargo un malestar repentino se hizo presente y desafortunadamente era uno ya tan conocido como odiado. No pudo evitar llevar una mano a su boca para evitar una escena no deseada, tan brusco llegó a ser el movimiento que no pudo evitar llamar la atención de la persona que estaba por nombrar.

El más alto se extrañó bastante al ver esa acción, sabía que no se encontraba bien, lo supo desde hace bastante y nunca dijo nada, que gran error había cometido. Mientras que por parte de Rin, la sensación del aire incrementando en sus pulmones, como su respiración se comenzaba a agitar producto de ello, como los pétalos de las rosas que yacían en su interior se acumulaban y amenazaban con salir. Tenía que correr.
A paso apresurado se alejó se su compañero y corrió a cualquier lugar donde no hubiera gente, no importaba donde fuera, sólo debía correr. Más el seguimiento por parte del pelinaranja no se hizo esperar.

Avanzaba tan rápido como sus piernas le permitían y como su respiración también, era difícil y lo peor era que Ibara le estaba siguiendo el paso, de no ser porque Rin no era lento lo habría atrapado hace menos de medio camino. Alcanzó a dejar a su perseguidor atrás, sin embargo el aire se le acabó y su situación estaba empeorando, no pudo evitar tener que arrodillarse en suelo, el cual era de tierra, sin darse cuenta había salido de las escuela y termino en la parte trasera de esta, de no ser un receso, estaría en problemas. Las flores eran liberadas al igual que el aire de sus pulmones junto con algo de sangre, lágrimas se formaban en sus ojos producto de la presión y un dolor en su pecho y garganta se hacía presentes y no podía detenerse, pero lo peor era que... Ya lo habían alcanzado.

Lo primero que hizo el recién llegado fue fijarse en el estado de quién buscaba. Arrodillado en el suelo, tosiendo bruscamente y siendo inconsciente de su llegada. No esperó ni un segundo para ir a su lado. Rin sólo se entero que estaba con él al sentirlo a su lado, no tardó en cubrir la sangre que aun escurría de sus labios.

—¡¿Que sucede Rin-san?! -le preguntó alterado ¿Y como no estarlo? Un mes sin intervenir y luego topándose con esto, ni que fuera un insensible.

No recibía respuesta, pues tampoco lograba hablar, más rosas pedían salir y no es fácil mantener la calma una descubierto, sus ojos solo conseguían desviarse, no sabía que hacer, no podía explicar nada. Él contrario acercó su mano para ver que era lo que Rin ocultaba, sus ojos se abrieron por el impacto. Tanto su mano como su boca estaba manchada de sangre, la diferencia entre estas era que tenia unos pétalos teñidos casi completamente en carmesí pegados a su palma. Una palabra que nadie esperaba fue dicha por el más alto.

—Hanahaki... -mencionó sorprendiendo un poco al de cabellos oscuros. ¿Lo sabía? ¿La persona que intentaba evitar sabía el nombre del mal que lo atormentaba? ¿Como? Bueno, digamos que Ibara tiene una conocida que no mencionaremos ni de nombre, ni de apariencia, que conoce y lee sobre ese tipo de cosas. Ella no pudo evitar contarle de ello, pues un día vio como una lágrimas se escapaban de sus ojos, la razón: había leído una historia con esa enfermedad como tema y el personaje casi muere, ella dijo: "¡Me abría dado tanta pena si hubiera llegado a morir!". Y como el muchacho tenía dudas, la chica le explicó del tema. Hasta el día de hoy no ha olvidado aquella charla. Que bueno que no lo hizo o estaría como Rin cuando vio los primeros pétalos salir de su interior. El de cabellos oscuros seguía sin decir alguna palabra.- Rin-san... No quiero que nada te pase -siempre preocupado por él- ¿Quien es esa persona? -le preguntó con la mayor calma posible.

Su corazón se alteraba, era la hora.
Por fin logró mirarlo a los ojos, estaba nervioso, tan nervioso. Intentaba organizar sus ideas para después transmitirlas como palabras.

—Ibara... Yo ...- temblaba, no solo su voz, sus manos también. Suspiró para ganar algo de calma.
Bien, estaba decidido. Todo o nada. Un corazón y una vida en riesgo por la confesión de sus sentimientos. ¡No hay tiempo para pensar en las posibilidades! ¡Apostemoslo todo en este momento sin importar los riesgos!- A quien amo... Es a ti -confesó por fin bajando nuevamente la mirada, no quería saber que ocurrirá ahora... En estos momentos podría estar sintiendo algo que nunca hubo, asco.

Ibara estaba estupefacto, sorpresa tras sorpresa, primero Rin estaba enamorado y luego se entera que la persona que se encontraba en su corazón resultó ser él, curioso, realmente curioso. Intentaba no dejarse llevar por el impacto, tenía  que responder, pero antes de eso, fue interrumpido por Rin.

—Entenderé tu rechazo... Incluso si llegas a odiarme- Dijo mientras su cuerpo temblaba, pero un segundo... ¡Aguantenme las carnes! ¡¿Odiarlo?! ¡Imposible! ¡Que no se haga una idea equivocada sin siquiera llegar a escuchar una respuesta!, ¡Por favor Ibara, habla ya!.

—R-Rin-san -habló algo nervioso, más no de la misma forma que el chico que estaba junto a él.- Te equívocas... -habló, pero Rin no le miraba- Nunca podría odiarte, rechazarte mucho menos... También te amo -le dijo con una sonrisa haciendo que su contrario se sonrojara, otra razón para no dejar que lo vea, estaba más rojo que los pétalos que salían de su garganta.- Siempre lo hice -confesó ¿Desde siempre? ¿Durante tantos años? No le ocurrió lo mismo que a Rin por una razón, el nunca lo reprimió, siempre lo demostró, más de formas diferentes; siempre estuvo con él, siempre lo apoyó, nunca se alejó de su lado, esa era su forma de demostrarlo. ¿No es hermoso que el sentimiento fuera mutuo?.

Con cuidado levanto su mentón y pudo ver su rostro teñido por la sangre acumulada en sus mejillas junto con su mirada avergonzada, la cual intentaba evitar los ojos del más alto, el cual aun sonreía. La distancia se fue acortando y para evitar el escape del más bajo, tomó su rostro con suavidad hasta que sus labios se juntaran. Lo besó, incluso con los leves rastros de sangre en su rostro lo besó. Fue suave, un beso inocente, un simple roce, una dulce manera de demostrar lo que sentía. Se separaron, con dulzura lo miró a los ojos, esos ojos que por la vergüenza aun querían escapar.

—Entonces ¿Podemos ser "algo" verdad? -habló nuevamente el de cabello naranjo mientras quitaba los restos de carmesí que aun estaban en su rostro. "Algo" claro que podían, Rin asintió como una respuesta afirmativa. Otro beso fue dado, quizás igual de tranquilo como el otro, porque Ibara no era un bruto, por más que pareciera, como para y darle una mordida a Rin y eso se tiene clarísimo.

—Te amo -menciono abrazándole por el cuello, Ibara correspondió de manera inmediata.

—Yo también. -Y aquí todo se resuelve, un corazón y una vida se han salvado, sentimientos fueron demostrados y una relación formada como producto de lo anterior ¿No es un mal final verdad?

Fin.



Nota: Me tomó dos días hacer esto, nuevo récord :D
Edit: Esta historia también fue publicada en Kakegurui amino, por si acaso hay alguien que la haya encontrado allí

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