Hanahaki En Den
La brisa del ventilador otorgaba placer por su refrescante sensación, la ventana aún dejaba a la vista el oscuro cielo, a lo lejos aun se puede escuchar las sirenas de las ambulancias en actividad. Y en la pared de la sala de espera, un reloj marcaba las cuatro de la madrugada; Takeru al ver la manecilla segundera, no lograba evitar que su cabeza se sintiera pesada al igual que sus ojos, como resultado, todo su cuerpo comenzó a tambalear, buscando obtener un merecedor sueño. Eso ocurría hasta que la voz de Yusaku lo despertó con totalidad.
-Takeru, no te duermas. - Dijo Yusaku con una sonrisa campante.
- ¿Yusaku? - Tartamudeando, Takeru guió su vista hacia su amigo. - ¿Paso algo?
- Sí, resulta que el Hanahaki de Ryoken lo produje yo. - Aún sin deshacer esa sonrisa, Yusaku respondió.
- ¿Y por eso estas feliz?, Yusaku...
- Yo le gusto, Takeru, yo le gusto, el sentimiento es mutuo, el hijo del doctor Kogami se salvara y ambos podremos enamorarnos.
- Oh. - Despavilandose, Takeru comprendió las palabras de su amigo. - Eso es realmente bueno, que afortunado eres, Yusaku. Pero, ¿por qué no estás con él?
- Porque en el momento de tomarnos las manos, él comenzó a toser; el doctor dice que es lo último del Hanahaki, solo está expulsando el parásito.
- Me alegra escuchar eso, ya conseguiste novio. Ahora solo falta que Jin tome valor para hacer que ese sujeto elegante le haga caso.
- Eso lo tengo cubierto, ahora que comenzare a interactuar con Kogami, planeare un encuentro casual con ese sujeto y Jin.
- Eso me parece una excelente idea, solo falta una pareja para mi, ¿no tendrás a alguien por ahí?
- Ni que fabricará galanes. - Unas carcajadas jocosas brotaron tras ese comentario; estaban tan alegres al saber que el peligro había pasado, al menos para ellos. - Pero bueno, dime, ¿como se encuentra Jin?
- Estará bien, le colocaran un yeso; si fue algo grave, pero nada como una buena terapia que lo haga volver caminar correctamente. - Dijo Takeru tranquilamente, secando unas cuantas lágrimas que habían sido producto del anterior comentario.
- Oh, eso me calma, pero no sé como estará Kusanagi, ella es muy protectora con Jin.
- Cierto, es capaz de volverse loca por una fractura. Pero no me extraña, según Jin ella es así desde que sus padres se separaron.
- Al menos y al parecer, Kusanagi tiene a alguien que la calme, tal vez le ayude en esto.
- ¿Kusanagi tiene a alguien? - Observando de forma incrédula, Takeru rasco su nuca para manifestar su inquietud ante esa revelación. - ¿Te estas refiriendo a un novio Yusaku?
- No lo sé y no estoy muy seguro, cuando me quede acompañándola, un sujeto se acercó a auxiliarla cuando se alteró, incluso Kusanagi tuvo la confianza para enviarlo hacia su casa para que recogiera la tarjeta de salud, supongo que es un conocido para tener ese nivel de confianza.
- ¿Kusanagi tiene novio?, ¿y eso cuando paso?, que yo sepa, la rutina de Kusanagi es de la casa a la cafetería, y bueno, en ese lugar no he observado que alguien le muestre afecto.
- Es lo mismo que me cuestiono, ni siquiera Jin a mencionado alguna palabra, pero eso no es todo.
- ¿A no?, ¿hay algo más? - Cuestiono Takeru con el sueño ya retirado por completo.
- Sí, el sujeto que la ayudó es el mismo que se desangró semanas atrás. También tiene o tenía el Hanahaki.
- Oh, ¿y sí ellos ya andan por eso?, tal vez a ese sujeto le paso lo mismo que a tu novio. Después de todo, Kusanagi no está nada mal, si veo factible que un cliente le echara el ojo en la cafetería, y conociendo lo amable que es ella.
- ¿Será?, ¿Kusanagi seria capaz de estar con alguien para evitar que muera?
- No lo sé, eso o de verdad a ella le atrae ese sujeto.
- Por lo poco que observe, ese sujeto es tosco y algo intimidante, es totalmente opuesto a Kusanagi.
- Pero Yusaku ya sabes lo que dicen, los opuestos se atraen.
- Cierto, aunque la verdad, ya estoy comenzando a imaginar la reacción de Jin, él es celoso.
- No había pensado en eso, ¿quien le da la noticia? - Bromeando, Takeru intentó disimular su sonrisa llena de maldad.
- Primero tengamos concreta la información, ya después puedes prepararte para los insultos de Jin cuando se entere.
- Muero por ver a Jin revolcarse en el momento que se entere de que alguien anda tras los "buenos sentimientos de Kusanagi", imagínate, si a mi me quiso matar solo porque comente que Kusanagi se ve sexy cuando se coloca el delantal, a ese sujeto lo va a mandar al mismísimo infierno.
La risa se Takeru al dejar volar su imaginación con la obvia reacción de su amigo tímido, fue interrumpida al percatarse de que Shoichi se acercaba; intentando calmarse y comenzando a buscar una nueva conversación para solapar el motivo de sus risas, Yusaku y Takeru lograron mantener seriedad ante la situación.
- Chicos, Jin está bien, gracias por quedarse en el hospital. - Con una amplia sonrisa que adornaba sus ojeras y su cabello enredado, Shoichi hizo presencia ante los adolescentes. - Pronto lo van a operar.
— Espero que no se presente alguna complicación. — Comentó Takeru.
— Jin se podrá mejor, él es fuerte, por otro lado, Kusanagi deberías descansar. — Sugirió Yusaku
— No es necesario, no es la primera vez que desvelo de esa manera, además estoy esperando al señor Dojun, no tardará en venir. — Acariciando los cabellos extravagantes de Yusaku y Takeru, Shoichi otorgó una mirada dulce y tranquilizadora. — Ustedes pueden irse, al igual que yo, estarán cansados.
—No nos moveremos de aquí hasta ver a Jin. — Proclamó Takeru.
— Sí, Jin es como nuestro hermano, nos iremos hasta verlo tranquilo, también lo hacemos por ti, eres nuestra amiga y jefa. — Concluyó Yusaku.
— Gracias por ese apoyo, chicos, ustedes salvaron a Jin.
— No es nada, Kusanagi. — Insistió Takeru
Después de esa breve charla, pasó una hora. El personal médico seguía dando vueltas al igual que Shoichi; la ansiedad de esa mujer incrementaba por dos razones. La primera era referente al estado de Jin en la operación, los médicos le habían informado que ya estaban trabajando en el hueso fracturado, su preocupación apresurada consistía en el hecho de que su hermano ya no volviera a caminar como antes, y sin mencionar el sufrimiento que pasaría en el momento de movilizarse. La segunda preocupación era sobre su nuevo "empleado", el sujeto que se comportaba de manera ruda no había regresado con la encomienda; fue en ese momento que cayo en cuenta que otorgó demasiada confianza a un sujeto que apenas conocía. "¿Y si me robo?" Mencionaba entre murmullos, era lo último que le faltaba a la desdichada mujer que con esfuerzo había logrado reunir sus objetos personales.
Sentándose por fin en la banca, la mujer no dejaba de mover su pierna cruzada con desesperación, observaba a los dos jóvenes que la acompañaban en la sala de espera, ambos chicos dando leves cabeceos como producto de su cansancio, después de tener su mirada fija en sus empleados, paso su vista hacia la ventana que mostraba la lluvia repentina y el pronto amanecer; mientras contemplaba ese panorama, Shoichi comenzó a llamarse así misma idiota al no moverse de su lugar por esperar de manera pasiva y con desgastada esperanza, la honradez del sujeto que se decía llamar cazarrecompenza.
Pasando de lado el martirio y el cansancio de ese trío, en una habitación retirada a la sala de espera, Spectre contemplaba con lastima a su hermano mayor, él no dejaba de toser con gran brusquedad; el balde que recibía las escupidas de sangre y pétalo ya casi llegaba a un cuarto de ese recipiente.
— Me esta preocupando la cantidad monstruosa de sangre, ¿está seguro de que estará bien? — La mirada de Spectre desbordaba preocupación al ver a su hermano en esa situación, por lo que no le quedaba de otra que hacer esa insistente interrogante al médico.
— Él estará bien joven Kogami, es compatible con varios depósitos que tenemos en el banco de sangre, así que no se preocupe por la cantidad que expulse, prácticamente es lo último del Hanahaki. — Respondió el Doctor Fudo con amabilidad.
— ¿Seguro?, ¿No tendrá recaídas?, ¿No habrá repercusiones después? — Nuevamente Spectre insistía ante la salud de Ryoken.
— Si le tranquiliza, yo soy un sobreviviente de esa enfermedad; lo padecí hace siete años, me enamore de un chico que trabajaba en el Call Center de una compañía telefónica, precisamente el que está a una cuadra del hospital. Lo divertido de la situación es que mi pareja también padecía del Hanahaki, justamente yo fui él causante. Así que le puedo decir que no pasa después de que te quedas con la persona amada.
— ¿Tan mísera es la vida, pero a la vez divertida e irónica?
— Sí, al parecer sí.
— Ya veo, bueno, al menos yo no entraba a Vrains, así que puedo estar tranquilo.
— Que dichoso. Bueno, si me permiten, iré a atender a más heridos. Suerte a ambos. — Dando su respectiva reverencia para indicar su despedida, el Doctor de apellido Fudo se retiró de la habitación.
Spectre al ver que había quedado a solas con su hermano, se sentó al lado de él, palmeando la espalda del enfermo con el fin de darle apoyo.
— Solo unas escupidas más y se curará. — Dijo Spectre con una suave voz. — Usted puede, ya venció el Hanahaki, ya falta poco.
El hermano menor de los Kogami seguía dando aliento al mayor, en los pensamientos de Ryoken, él agradecía infinitamente ese gesto, le debía mucho a Spectre, él lo apoyó desde el momento que confesó que estaba enamorado y que por eso había brotado el Hanahaki, no recibió rechazo o burlas por esa enfermedad, ni siquiera al decir quién había sido el causante, por el contrario, los dos hermanos luchaban desde el comienzo para vencer la enfermedad, ahora ambos estaban concentrados en que ya faltaba poco para la curación. Esa misma meta los tenía fuera de la realidad, en cuestión de minutos los dos hermanos perdieron la noción del tiempo, no notaron el momento en que los muebles y el equipo médico desaparecían.
La luz blanca que emanaba los focos comenzaron a brillar con intensidad; un zumbido agudo, casi imperceptible, se escuchaba por toda la habitación, ese sonido se asemeja al ruido que produce las barras de colores que a veces es colocado en los canales de televisión. Si se escucha prolongadamente es desesperante, y ese efecto comenzaba a surgir efecto en los dos pares de odios que habían dejado de pensar en sus penas, aparentemente, ya resueltas.
— ¿En donde estamos? — Pregunto Ryoken, sin darse cuenta que había dejado de toser y que la sangre que adornaba su barbilla fue limpiada. — Estábamos en un cuarto del hospital, ¿cierto?, Spectre no veo algo familiar, ¿si ves lo mismo que yo? — La frente y las manos del aun enfermo, comenzaron a sudar; no era porque el lugar emanaba calor, mas bien se trataba de esa sensación que deja la fiebre cuando comienza un delirio, he ahí el motivo del porque Ryoken preguntaba si su hermano veía lo mismo.
Spectre al escuchar a Ryoken, giró su cuerpo para toparse cara a cara con él, dio un leve movimiento a su cabeza como símbolo de afirmación, y habló.
— No está delirando, esto en verdad esta pasando y no tengo idea del porque; no consumimos drogas y no hemos ingerido algo extraño, solo usted con el medicamento, pero de todas formas yo también lo estoy presenciando.
— Esto es inverosímil, tal vez el hospital usa hologramas y estos tuvieron un desperfecto.
— Tal vez.
No pasó ni un minuto, y en el suelo brotaron flores negras, de toda clase y de todo tipo, cuando estas flores abrían sus pétalos, rápidamente marchitaban para luego morir, ese era el ciclo sin fin de esas alucinaciones. Creando desesperación en ambos hermanos al ver la lentitud en la cual crecían las flores y el color negro que contrastaba con el fondo blanco de la habitación, fue lo suficiente para comenzar con esta locura.
Tanto Ryoken como Spectre, cerraron sus ojos para evitar ver ese escenario; resultando inútil debido a que estas imágenes fueron impregnadas en la mente de cada hermano, por lo que fue imposible dejar de observar esas flores; el zumbido se hacía más audible y desesperante. Estos estímulos que enloquecen a cualquiera, lograba su objetivo; Ryoken y Spectre se arrodillaron, tapando sus orejas e intentando apretar los párpados con dureza; los hermanos hicieron todo lo posible por ignorar los estímulos tan desagradables en el cual habían sido sometidos misteriosamente.
Ambos tiraban con fuerza sus mechones, sus uñas lentamente se insertaban en la cabeza, incluso Ryoken ya no podía controlar sus esfínteres, por lo que un líquido amarillento comenzaba a escurrir de su pantalón. Spectre, en su lugar, comenzaba a sentir una voraz necesidad de golpear algún objeto o alguien; le tomó varios segundos para calmar su ansiedad, así que dejando sus orejas al descubierto, el menor de los Kogami tiro de las flores con el fin de arrancarlas. Pasó un minuto ante este ambiente; Ryoken lloraba y Spectre reía como loco al ver como mataba a las plantas.
Un sonido que se asemejaba a gong, fue lo suficientemente fuerte como para captar la atención de esos jóvenes. Ryoken dejo de llorar y Spectre tranquilizó su ira. Seguido de esto, una voz grave que pertenecía a un hombre, habló.
— Ustedes dos son los hijos del Doctor Kogami, bien. Yo soy el creador del Hanahaki, el autor del anterior bombardeo.
Los dos hermanos quedaron atónitos al escuchar esa confesión, “¿quién podrá ser?” , era la interrogante que ambos hacían al no poder ubicar la dirección de donde provenía esa voz.
— Kiyoshi trabajo con mi padre durante años, él colaboró con la creación del parásito, sin sus estudios no hubiera logrado esto, pero hay un problema, y esa es la “promesa”.
— ¿Promesa? — Susurro Ryoken.
— Para poder entrar a mi plano deben de ser puros, ustedes no lo son, lo acabo de afirmar con la reacción que presentaron hace unos momentos, “miedo e ira”, que desastrosa combinación. Por este motivo volveré por ustedes cuando estén listos, mientras tanto disfruten de mis pequeñas pruebas.
— ¿Qué? — Sin entender nada, Ryoken no notó cuando todo volvió a estabilizarse, el fondo blanco y el zumbido habían desaparecido, al igual que la sangre en sus cabezas y la orina en su pantalón.
— ¿Qué demonios fue eso? —Dijo Spectre.
— No lo sé, pero tenemos pistas, una IA nos ataco, además dice ser el autor del Hanahaki y del bombardeo. Así que debemos buscar el registro de los expedientes que dejo mi padre, Spectre, ya es hora de cumplir con el propósito de nuestro padre, aniquilare a esa IA. — Con determinación, Ryoken apretó sus puños, sin prestar atención a la sonrisa que emanaba Spectre.
— Ryoken sama.
— ¿Sí?
— Ya no tose , eso significa que esta curado.
— Es verdad. —Tocando su garganta, Ryoken sonrió. Sin embargo esto no duro al recordar un detalle. — No puede ser. —Dijo con desanimo.
— ¿Qué?
—Si esa IA estará activa, nosotros también, eso significa que mi tiempo estará sumergido al laboratorio, no tendré ningun espacio para conocer a Yusaku.
—Buen punto, pero no se preocupe, yo le ayudare con eso, no soy un buen hacker, pero intentare mejorar para que usted pueda verse con ese mesero, además esta la posibilidad de pasar tiempo con él mientras almuerza.
—No eres mal hacker, pero gracias por tu apoyo, sabes, cuando quieras a alguien yo te ayudare a conquistarlo. — Con una sonrisa burlona, Ryoken disfruto del sonrojo de Spectre.
—Por el momento estoy bien.
Abandonando la habitación en donde se encontraban esos hermanos, Shoichi seguía dando vueltas sin saber que hacer; no podía salir del hospital por Jin, no podía mandar a Takeru o Yusaku a su casa porque ambos no saben conducir y por la hora, no dejaría que dos jovencitos salieran a la calle, y para colmo había dejado tirado la tarjeta de presentación de ese hombre.
— ¿Qué haré?, ya han pasado dos horas y ese hombre no se presenta. — Decía Shoichi con gran frustración.
— ¡Hola!, ¡linda mora!
Una voz coqueta y masculina, hizo que Shoichi dejara de dar vueltas para guiar su vista hacia aquel emisor.
— ¡Hola señorita Kusanagi! — Saludo una niña que llegaba a la pubertad.
— ¡Señor Fujiki, Roboppy!
— Ya te dije que me llames Ai, no estoy viejo para ser señor, en fin, puedo saber el por qué no sé tomo la molestia de avisar que mi apreciado hijo independiente esta aquí. — Con una sonrisa, el padre de Yusaku logro incomodar a Shoichi con ese reclamo.
— Yo creí que Yusaku había llamado a Roboppy.
— Creiste mal, él no ha llamado para nada, ni siquiera ha contestado las veinte llamadas que le hice. — Frunciendo el ceño, Ai observo a su hijo que se encontraba recostado junto a Takeru, mientras ambos dormían.
— Lo siento, pero todo fue tan repentino, Yusaku ha estado ayudándome con Jin. Pero como observará, él esta bien.
— Sí, ya me di cuenta, incluso esta tan acaramelado con su novio. — Reclamo Ai, señalando a Takeru.
— ¡¿Qué?!
La exclamación que provino de Ryoken al escuchar lo que decía Ai, hizo que todos voltearan a verlo, incluso fue capaz de despertar a Yusaku y a Takeru.
— Ya regrese, acá esta la tarjeta de salud, demore porque el trafico es una mierda en estos instantes y porque tu hijo no me dejaba entrar, desconfía de mi, así que lo traje conmigo para que tú misma le digas que soy tu empleado. — Dejando visible la tarjeta y haciendo paso para que todos observaran al niño de cabellos rubios que casi llegaba a la edad de Roboppy, fue así como Kengo coloco la cereza sobre pastel de esa extraña reunión.
— Haru.... — Susurrando, Shoichi recibió el abrazo que ese niño le otorgaba de manera celosa, aquel infante que se restregaba en la ropa de la mujer dotada, saco su lengua con el fin de denotar burla hacia aquel Hacker.
Dejando a estos personajes en escena, se abrió paso a una larga charla, en donde las explicaciones eran necesarias para entender la situación.
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