Uno

Antes que den inicio, quiero aclarar una sola cosa la historia no es una copia, solo lo hice por mero gusto. La historia la hice por un solo motivo, una de ellas fue porque hace unos días leí un libro de la misma temática, a base de eso, me puse a investigar un poco acerca de esta enfermedad ficticia. Seré sincera, doy créditos al libro, aunque no recuerdo su nombre, en caso de recordarlo se lo haré saber aquí mismo.

Me base en la idea de este, no está copiado, sino que es más por la idea de la enfermedad.

No contiene +18, si hay algunos toques maduros o serios pero nada, que uno no haya leído.

Así que, espero la historia vaya a hacer de su agrado y posiblemente más a futuro siga publicando libros cortos de estos dos, posiblemente, no es seguro.

Ahora sí, me retiro, buena suerte y disfruten de este libro.

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Kaveh se encuentra de pie, sus orbes se ven perturbados y de manera lenta cambian a una decepción. Bajo su vista, dolido por el suceso de hace unos momentos, Al-Haitham está enfrente de ese chico a un metro, con sus brazos cruzados, aunque hace un par de segundos tenía su mano en su puente de la nariz, parecía decepcionado o algo por el estilo.

Está vez su mirada turquesa queda atenta a los movimientos del contrario, solo para ver cómo este cambio su expresión de tristeza, decepción y dolor a una de alegría, demostrando una sonrisa que muchos dirían que es falsa.

— ¡Claro! Ya se me hacía raro que pudieras aceptar mis sentimientos, lo lamento, si quieres hecharme entenderé...

Dice, está vez camino a su habitación, mientras intenta no llorar, antes de que entre al pasillo en dónde estaban las habitaciones, la voz del escriba lo detiene.

— No es necesario, puedes seguir quedándote, pero no debes tratarte todo tu dolor.

Con esa simple frase hace que Kaveh derrame lágrimas, eran tan silenciosas, invisibles para todos, solo movió su cabeza en afirmativos y camino hacia su habitación.

En su habitación, Kaveh cerro con seguro, siguió recargado en este por unos momentos, no debía dejarse caer, pero el dolor en su pecho era tan intenso, había trabajado tanto para esto, incluso había sido amable con Al-Haitham en estos últimas semanas, ya que quería pasar tiempo con él, quería que se diera cuenta de sus sentimientos y que el también pudiera tenerlos, pero... Fue un error.

Dió unos cuantos pasos más, cuando una leve tos lo amenazó, cuando finalmente se deshizo de esa molesta tos, fue era sentirse un poco adolorido del pecho, incluso dió un pequeño jadeo,

Kaveh dejo de lado todo esto y camino hasta la cama en dónde decidió descansar un poco, mañana tenía que ir a la academia para recibir nuevo trabajo para la ciudad, por ende su mochila y Mehrak se encontraba preparado para mañana.

Pero...

Tos... Y tos...

La tos fue tan molesta y a media noche su cuerpo se relajo, sin embargo el dolor era notoriamente, hacia suave presión en su pecho, intentando bajar el dolor punzante, pero no fue mucho.

___

Para la mañana siguiente, Kaveh salió mejor, demostrando una sonrisa, sin embargo una que otra tos salía a relucir, seguido de ese dolor, sin contar que Al-Haitham había presenciado eso, incluso un comentario surgió, ocasionando que el rubio le diera una rápida mirada.

— Debes tomar algo para el resfriado, no queremos que te atrase en la renta.

— ... Si...

Solo dijo eso, después de tomar unas cuantas frutas y salir de ahí, incluso el comentario del más alto había sido algo duro, una clara seña que no le importaba su salud, aún así se marchó durante el día.

Ese día fue molesto, su tos no dejaba de ser molesta, su pecho comenzaba a doler y muy pocas veces tenía oportunidad de hacer las cosas, por fortuna, uno de los eruditos acargo de medicinae entrego unas hierbas medicinales para calmar aquello, cosa que funcionó, ya que ese día no tuvo problema alguno.

Llegada la noche, iba de regreso a casa, pero se detuvo a la distancia, cuando miro la casa del más alto, era evidente que entrar ahí le causaba cierto dolor, aún recordaba de manera actual, como había sido rechazado de una manera brutal y a pesar de que en muchos casos había sido rechazado jamás se había sentido tan mal, le dolía tanto, incluso creyó que Al-Haitham era alguien tan importante en su vida que no se lo merecía.

Suspiro resignado y camino hasta la taberna, en dónde bebería un poco, gastaría sus últimas monedas de sobra, que más daba, había dado la cuota a Dori y pago la renta de esta semana, apenas, las pocas mora que conseguia las usaba para beber.

Comenzó a beber, incluso pidió una botella de vino, grande, alejado de barra porque no tenía ganas de tener una charla con el dueño del local, tomo una mesa, incluso pidió una botana como acompañamiento pero fue imposible, continuo solo bebiendo como si no hubiera un mañana.

Con el pasar de los minutos y bebiendo el alcohol, comenzó a recordar mejor ese día, incluso se burló de si mismo, imaginándote que se debió a ver visto, como un idiota, solo para sentir como su pecho comenzó a doler. De nuevo esa molesta sensancion, hacia que su cuerpo se tensara por unos momentos solo para después y después de unos segundos la tos lo atacó. El dolor se hizo más intenso que incluso llevo su mano a su boca para que su tos no fuera tan notoria, ya que incluso comenzó a sentirse avergonzado.

Todo aquello tardó poco, cuando de su boca sintió algo, una textura inusual, que incluso dejo caer en sus mano, solo para darse cuenta de un pequeño pétalo.

Miro con cierta duda, incluso dió un salto pequeño en su asiento, aunque se dió cuenta de su alrededor, termino por dejar el dinero en la mesa y salió de ahí, claro, llevándose ese pétalo. Volvió a toser de nuevo está vez se detuvo, ya que llevo su mano a su abdomen debido a la presión.

"Maldición..."

Pensó, mientras intentaba recobrar el aliento, sintió un leve mareo, incluso creyó que era por el alcohol ingerido, pero era extraño, no había venido mucho, ni siquiera llegó a mitad de la botella, como pudo llegó a casa, incluso durante su camino buscaba aquellas plantas medicinales que el erudito le había entregado, esperando aliviar un poco la molesta tos.

__

Ya en la entrada de la casa se vio envuelta en una molestia pero, sus llaves, incluso busco bien entre todas sus bolsas, solo para no encontrarlas, había comido, aquella planta y su incesante tos se detuvo, sin embargo el dolor en el pecho aún existía y hacia más molesto el momento, llevo su mano a la puerta tocando de manera brusca, importandole poco si despertaba a los vecinos o al vecindario.

Al-Haitham abrió la puerta tiempo después y antes de que pudiera decir algo, Kaveh entro rápido, incluso cubrió su boca ya que de nuevo volvía a toser. Una seña que las medicina ya no resultaba tan bien efectivo. El escriba quedó más que confundido y solo se limito a verle con la mirada, incluso el aroma del alcohol provenia del rubio, más no venía con ese aire de borracho, cosa que pensaba en preguntar que había sucedido, pero antes de volver a decir alguna palabra el sonido de la puerta de la habitación de Kaveh se cerró.

La noche para Kaveh fue tan compleja, incluso la tos regreso, comenzó a comer doble ración, esas plantas eran como cubos de queso pequeños, tenían un sabor a menta y en cierto punto llegaban a ser tan amargadas, eran comestibles y ayudaban muy bien con la gripa y enfermedades respiratorias, Kaveh no era un experto en eso, pero debido a esa explicación de ese erudito pudo lograr dormir a menos un poco, ya que a pesar que esa medicina perdía su efecto tan rápido suministro otra dosis al mismo tiempo, haciendo que se extendiera más tiempo.

Ya que en un inicio, le ayudo bastante pero esa molesta tos comenzaba a ser un verdadero martirio.

Su mente le llegó a ir a ver a su amigo, Tighnari, tal vez el tendría alguna idea de lo que estaba pasando, ya que su mente estaba llegando a sola respuesta, tras a ver visto aquel diminuto pétalo.

Para la mañana siguiente, Kaveh se levantó apresurado, su pecho se sentía tan apretado y no podía respirar adecuadamente, esto hizo que se sentará y comenzará a toser, solo para notar diminutos pétalos y una notoria fiebre, realmente se sentía cansando, tomo el frasco que ya contenía menos cubitos, comió aquello y miro de reojo el pequeño grupo de pétalos que tenía sobre las sábanas de su regazo.

— Necesito ver a Tighnari...

Susurro, solo para caminar afuera, se dirigió al baño en dónde se dió una ducha rápida, incluso Al-Haitham logro verlo caminar un tanto desanimado, incluso pudo notar esas mejillas rosadas y se veía bastante acalorado, cosa inusual en el rubio.

Kaveh termino de ducharse, se sentía pésimo, quería regresar a la cama y dormir, sintió un escalofríos recorrer su espina dorsal, solo para darse cuenta de la presencia de Al-Haitham quien incluso se atrevió a hablarle de una manera monótona.

— ¿Tan pronto vas a salir? No has desayunado.

— No, es... Importante...

Sin decir más salió de casa, el escriba solo quedó en silencio, de nuevo su hogar queda en el silencio, muchas veces había querido así, pero desde que Kaveh llegó a su vida, nada era tranquilo, ahora que el rubio se encontraba distante y menos molesto, la soledad era tan... Diferente.

__

Kaveh llegó, a menos a como pudo, puesto su resistencia había bajado tanto, cosa inusual, él solía tener largas caminatas y a pesar de no resistir las intensas temperatura del desierto, era capaz de caminar demasiado, pero ahora cuando llegó a la villa solo fue para jadear, la tos lo invadió y los cubos dejaron de ser efectivos, ahora eran más, dos cubos comidos, era tan preocupante todo esto, pedo de nuevo volvió a toser, solo para que un peralo más grande y con un poco de sangré surgiera de este.

Asustado por aquello tomo fuerzas de quién sabe dónde y siguió el camino, miraba borroso, sentía su cuerpo caliente, incluso la tos volvía a atacar, era tan vergonzoso su estado, pero eso era lo de menos, porque incluso unos niños llegaron a su encuentro, su vista se vio borrosa y de un momento a otro la oscuridad absoluta.

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