Resignación
Cuando despertó Tenten no sabía dónde se encontraba, pero cuando vio las paredes blancas reconoció inmediatamente que estaba en el hospital.
Un dolor poco pulsante en su abdomen, el respirador le estorbo poco después.
Miro la silla que estaba al lado de su cama, su mano derecha a diferencia de todo su cuerpo estaba cálida como si alguien la hubiera sujetado todo el tiempo.
Vio a Sakura que la llamaba por su nombre de manera sorpresiva después a Ino quién salió corriendo en cuanto apenas entro a la habitación. La chica trató de incorporarse completamente, el dolor en el abdomen aumentó acompañado de un ligero dolor de cabeza, hizo inmediatamente una mueca de molestia.
-No te esfuerces-la chica pelirosa se acercó para ayudar a la castaña a recostarse de nuevo-todavía estas débil, debes descansar.
La maestra de armas trató de hablar, pero sus palabras no salían de lo cansada que se sentía, su cuerpo pesaba y le dolían todas sus articulaciones.
-Tenten-escuchó una voz familiar entrando por la puerta, se sorprendió al darse cuenta de que era Kankuro con una enorme preocupación que se observaba claramente en su rostro, se aproximó a ella rápidamente y la abrazó-pensé que te perdería.
El abrazo de Kankuro era tan cálido y delicado, la abrazaba delicadamente temiendo hacerle daño, las lágrimas de la chica contenidas salieron de sus ojos, había experimentado miedo y lo siguió sintiendo, se separó de ella con delicadeza como si fuera una muñeca de cristal, paso sus manos por donde caían sus lágrimas.
-Tranquila, estoy aquí-limpió sus lágrimas haciendo contacto directo con sus ojos, la chica lo supo él también había experimentado el miedo.
-Hana esta...-su garganta ardió cuando se forzó hablar.
-Con Hinata, no te preocupes está a salvo, después de el ataque se la llevaron... pero un equipo de rescate fue tras ellos inmediatamente-Sakura interrumpió sin aviso previo con una amable sonrisa-los dejaré solos un momento, te recuerdo que no te esfuerces demasiado.
Dicho esto cerró la puerta con una pequeña sonrisa de alivio después vio el pasillo que dirigía a la entrada del hospital esperando ver a cierto Hyuga caminando por él, pero por más que espero no vio nada.
-En la habitación-
-No debí de haberte dejado venir sola.
-No te culpes por favor fue mi decisión venir-ella seco sus lágrimas que salían en ese momento, desvió la mirada recordando momentos desagradables-su mirada...tenía miedo... deseé con todas mis fuerzas en ese momento que ella no estuviera ahí, que el objetivo hubiese sido yo y no ella.
-Cuando me entere pensé en lo peor, pero me siento aliviado de que estés aquí conmigo y saber que ella se encuentra bien, ya quiero verla y abrazarla lo más fuerte que pueda, juré que mataría al que te hiciera daño de nuevo-su rostro se endureció un poco y se suavizó cuando las manos de ella tomaron la tuyas.
-No, lo importante es que Hana está bien, no debes dejarte llevar por el enojo Kankuro.
-Te quiero-se acercó a darle un beso corto-¿Tienes hambre?, iré por algo de comer.
-Está bien-mencionó algo distraída.
-Vuelvo enseguida le diré a Sakura-se levantó y por fin salió de la habitación.
La castaña sonrió con tranquilidad se sentía protegida de nuevo, pero cuando volteo a la mesa de al lado, algo la dejó vacía en un instante.
Sobre la mesa un florero y en el había una sola flor, pero eso basto para saber de quién venia, era una orquídea su flor favorita, representaba un sentimiento y elegante pero más que nada representaba el amor y compromiso que tenia la persona que te la regalaba y ella sabía exactamente quién la había dejado en aquella fría y blanca habitación de hospital.
En esos momentos, ella estaba segura que él sería la primera persona que ella vería al despertar pero sin embargo él no estaba y algo en ella faltaba, algo que recuperó en las últimas semanas y ahora que no estaba enfrente a ella se sentía vacía.
El viento se encargaba de revolotear su cabello con la suficiente fuerza, aquel lugar siempre había estado frío desde que él lo recordaba, todo estaba intacto, el árbol de grandes ramas dando más sombra al paso de los años, él mismo había presenciado como crecía pintándose de los diferentes colores de las estaciones del año, unas cuantas hojas de verano sobre aquella tumba adornaban el ambiente para recordarle el paso de los años pero siempre que iba al mismo lugar donde su padre se encontraba enterrado era como regresar a cuando era sólo un niño, cuando lloró sobre la tumba sin que nadie lo escuchara hasta quedar dormido, en ese tiempo había hecho la promesa de quedarse por siempre en ese lugar lo cual era lo más imprudente, pero sólo era un niño al que le habían arrebatado a la persona más cercana eh importante que tenía así que no entendía nada acerca del mundo que no tuviera que ver con el nombre grabado en la lápida. De haber querido hubiera cumplido su promesa de alejarse del clan Hyuga pero fue su mismo tío quién lo trajo a la mansión cuando se encontraba en el más profundo sueño, siempre lo odio por no a verlo dejado ahí, pero su vida ya estaba marcada y la muerte de su padre era sólo un tropiezo en su camino que él jamás pudo olvidar, se había quedado solo con un profundo odio hacia su destino.
-Sólo tú podrías darme un verdadero consejo-dijo en un susurro.
El silencio se hizo presente, siempre era lo mismo pero no le importaba, siempre iba al mismo lugar a contar todo lo que le ocurría y cuando necesitaba un consejo de su padre.
-Todo ha sido mi culpa, nunca debí de haberla dejado ir fui un idiota-mencionó en un tono doloroso- la amo demasiado, ¿Qué es lo que debería de hacer padre?
-Neji-onnichan- volteo al oír la inconfundible voz.
-Hinata-sama ¿Qué hace... - no terminó la pregunta ya que se fijó en que Hana tomaba la mano de su prima con una expresión de preocupación y su otra mano tapando su boca un poco avergonzada, tenía una trenza en su cabello que estaba de lado izquierdo, los mismos ojos curiosos y su ropa estaba cambiada, llevaba un vestido morado y unas sandalias pequeñas del mismo color.
- Y-yo... Nosotras venimos a dar un paseo-contestó Hinata al entender que la mirada de la pequeña y su primo se habían cruzado.
-Comprendo, disfrútenlo- su mirada se volvió sombría y empezó a caminar en dirección contraria a ellas.
Poco después de caminar sintió un pequeño jalón de la tela de su camisa lo que lo hizo detenerse de inmediato, cuando miro para ver la causa se quedó sorprendido, Hana se encontraba sujetando fuertemente su camisa con una mano, apretando los ojos de los que salían pequeñas lágrimas contenidas.
-No te vayas Neji-san-levantó su voz suplicando en un berrinche soltó su camisa y sostuvo sus puños a la altura de su pecho con los ojos completamente llorosos.
-Hana...-sus ojos se abrieron totalmente, le destrozó ver la pequeña llorando sin detenerse tanto como las veces que había visto a Tenten llorando.
-No te enojes conmigo Neji-san, puedo ser una Hyuga, me esforzaré en serlo, por favor déjame intentarlo... se lo demostraré a todos, sé que no pude defenderme, pero lo lograré la próxima vez-habló entre sollozos sin dejar de verlo.
Su llanto le recordaba tanto a aquel niño sin padre que había quedado solo al ser rechazado por su clan, pero eso era diferente Hana era una Hyuga tenía el derecho se serlo.
Se volteó y se arrodilló en frente a ella quién parecía tan indefensa y delicada quedando a su altura la abrazó lo más fuerte que pudo mientras la pequeña sollozaba en su hombro.
-Hana, escúchame jamás te creas menos que alguien eres una Hyuga y eso nadie te lo va a quitar, hay cosas que tienes que entender cosas que pasaron entre tu mamá y yo pero ten seguridad que ninguno de los dos te va a dejar sola nunca.
-Fue mi culpa, ella está enferma por mi culpa-Neji se separó y la tomó de sus pequeños hombros.
-No, no es tu culpa-le hablo serio.
-Claro que si... si me hubiera podido defender no la hubieran lastimado-derramó más lágrimas así como empezaba a moquear. Neji limpió sus pequeñas lágrimas, le recordó tanto a Tenten que deseo no volver a apartarse nunca, protegerla todo el tiempo.
-Tu madre hizo lo que pudo por qué no te pasara nada, tú no tienes la culpa de nada Hana, estas muy pequeña para tomar esas responsabilidades, cuando seas grande entenderás que por amor se hacen cosas muy peligrosas, pero valdrán la pena, valió la pena porque tu estas aquí viva gracias a ella- dijo tranquilizando su llanto, Neji sonrió.
-¡Entrenaré mucho para volverme más fuerte por ella!-mencionó la niña mientras se limpiaba las últimas lágrimas de sus ojos.
Neji sonrió con mucha ternura.
-Emmm.... Neji-san-volvió a mirarlo apenada- ¿cómo lo debería llamar ahora?
El Hyuga supo que ella era lo suficientemente inteligente para decirle mentiras acerca de lo que vivió y escuchó.
-Como tú quieras llamarme, es tu elección-sonrió a medias.
-mmmm-la Hyuga se quedó pensativa con la mirada baja, y de repente cambio su expresión como si acabara de recordar algo y simplemente preguntó- ¿cómo esta okkasan?
-Ella está bien, la están cuidando en estos momentos, Kankuro esta con ella.
-¿Esta aquí?, ¿Vendrá a verme? -los ojos de la niña brillaron, Neji comprendió que no debía culparla por querer al marionetista.
-Si lo hará no debes preocuparte por eso.
Los dos sonrieron, Neji miro a Hinata con un intención de darle las gracias, pero cuando observó Naruto había aparecido y ya se encontraban caminando de regreso a casa, dejándolos solos.
-Neji-san, ¿porque estabas ahí? - dijo señalando la tumba debajo del árbol, él sonrió apartando la vista de la pareja.
-Hana, ¿quieres que te presente a alguien especial para mí?
-¿Cómo aquella vez con el señor en cama?
-Si- se levantó y caminó con ella guiándolo hacia la tumba, cuando se detuvieron enfrente de ella, la pequeña miro con curiosidad- Hana te presento a mi padre, Hizashi él es hermano de Hiashi al que consiste en el hospital, él es tu abuelo.
-¿Está en el cielo?, la tía Temari dice que sólo las personas buenas van a el.
-Así es, pero aunque no esté aquí físicamente puedes contarle todo lo que quieras, él siempre te escuchará todo lo que tengas que decirle, yo vengo aquí y le cuento todo, él siempre me escucha.
-mmmm... hola abuelo Hizashi soy Hana-dijo aproximándose a la lápida, juntó sus manos en señal de respeto- y te doy gracias por escuchar a Neji-san todos estos años- el Hyuga sonrió para sus adentros.
-Vamos, Hana-le extendió la mano, Hana la tomo sin dudar.
-En el hospital-
La cuchara sonó cuando cayó al piso frió, Kankuro la levantó de inmediato, Tenten sólo miraba sus manos las cuales temblaban sin que pudiera detenerlas.
-Tenten...
-Maldición, ¿Cómo podré tan siquiera abrazar a Hana si nisiquiera puedo sostener una cuchara?-unas pequeñas lágrimas se escaparon de los ojos castaños de la chica.
-Estarás bien, solo es temporal, recobrarás tus fuerzas en poco tiempo, ¿no es así Sakura?
La enfermera no respondió a lo que Kankuro pregunto, ella sabía la verdad y eso era lo más duro de su profesión, el que los pacientes se llenen de tantas esperanzas que no puedan ver la realidad en frente a sus ojos.
-Kankuro, ¿podemos hablar a fuera? -fue lo único que la pelirosa pudo decir.
-¡No!, lo que sea que tengas que decirle a él me lo dirás a mi Sakura-interrumpió de inmediato Tenten que perdía la paciencia y se sumía en la desesperación.
-Está bien... -suspiro pesadamente y prosiguió- no recuperarás por completo el movimiento de tus articulaciones, perdiste mucha sangre, el proceso de la enfermedad que podría durar unos años más se redujo, el tratamiento que te iba a poner antes de que todo esto ocurriera no servirá de nada, tu sistema inmunológico está bajo, perdiste sangre que no volverás a recuperar... lo siento mucho Tenten... de milagro sobreviviste a la operación.
-¿Cuánto? - la castaña tenia la mirada baja y su tono de voz era más seria de lo normal.
-Es... impreciso decirlo.
-¿cuánto? - volvió a preguntar con un tono más severo.
-Sólo de un mes, dos con los cuidados adecuados-finalmente soltó sin más la aprendiz de Tsunade.
Había silencio, Kankuro tenía una expresión ida, no sabía cómo manejar la situación, Sakura sólo tenía ganas de llorar, la sonrisa de Tenten se hizo presente desconcertándolos a los dos, miro primero a Sakura.
-Gracias Sakura-un gemido entre cortado fue el anuncio para que Sakura empezara a llorar, en su entrenamiento le habían dicho que una enfermera siempre está en una posición neutra, nunca debe llevarse por los sentimientos, pero al demonio con eso, Tenten era su amiga y no podía hacer nada, se sentía demasiado inútil, se trató de controlar lo más que pudo, pero las lágrimas la traicionaron por completo.
-Para de llorar Sakura, no se ve bien en una enfermera.
-Si lo sé gracias, tengo que irme pasare después a un chequeo, sigue comiendo no te esfuerces demasiado- finalmente salió de la habitación, la cual se quedó en silencio absoluto, ella observo a Kankuro que tenía todavía una expresión ida.
-Kankuro... todo estará bien, confía en mi- sujeto su mejilla con la mano temblorosa.
-No, no hagas eso-volteo a verla con el ceño fruncido- te conozco perfectamente, ¡deja de autocompadecerte!, no ira bien y tú lo sabes.
-Aun así, no puedes hacer nada al respecto, ¿cierto? - bajo su mano y la recargó de nuevo en la cama- a veces sólo tienes que aceptar las cosas tal y como son.
-No saques esa parte de ti, no quieras ser fuerte, te hieres a ti misma.
-Prefiero herirme a mi misma que herir a los demás con mi sufrimiento, no es justo, amar a una persona que te hace sufrir-la chica desvió la mirada del castaño y añadió al final casi como un suspiro-yo siempre te he hecho sufrir...
- ¿Me amas?- la pregunta la sorprendió sin tener una respuesta concreta, no lo amaba, kankuro siempre fue su apoyo, él siempre velaba por ella, en ocasiones trató de sentir algo por él pero no pudo, nunca fue justo para él que la amara mientras ella pensaba en otra persona, y a él le basto solo el silencio de la chica para obtener su respuesta-...eso pensé, aun así no te reprocho nada, valió la pena cada minuto junto a ti, gracias por la oportunidad Tenten.
-Quiero pedirte un último favor Kankuro.
-Lo que sea-ella sonrió y él también, habían estado juntos contra todo el mundo en los últimos 5 años y nada cambiaria el aprecio que uno sentía por el otro.
-Con Neji-
Paso un buen tiempo con su hija, desde que llegaron de Suna no había tenido tiempo para eso, la conoció más y ella a él también, su actitud era como la de Tenten, tan llena de vida eh imperativa, se imaginó en unos años seria la viva imagen de la castaña. Se encontraron con Lee, quien a ver a Hana se entusiasmó, pasearon juntos es lo menos que podían hacer para entretener a la pequeña.
-¡Lee- san por aquí! - agitaba las manos dando una señal, Lee tenía una pelota la cual le lanzó a la pequeña y corrió para que Lee no la alcanzara, se escuchaban risas por parte de la niña.
-¿Qué es lo que quieres? -preguntó seriamente Neji al recién llegado.
-Vine a ver a Hana- respondió el marionetista detrás de él.
-Sólo estoy despidiéndome, tú ganas las dejaré en paz-mencionó resignado, dejando todo enojo a un lado.
-Tengo un mensaje de Tenten para ti.
-No quiero verla- para el Hyuga, verla una vez más significaba el no dejarla ir.
-Pues tendrás que, no le queda mucho tiempo como para que la ignores.
Neji apretó los puños fuertemente y sus facciones se endurecieron, si eso era verdad él...
-Quiere que vayas a verla, ustedes dos tienen cosas de que hablar, sólo no la compadezcas, me encargare de Hana.
-Gracias, pero no quiero tener que deberte favores- dijo el Hyuga secamente.
-No lo hago por ti, de ser por mi Hana ya estaría lejos en donde no puedas lastimarla, vete ya antes de que me arrepienta.
Al escuchar esto Neji se encaminó rumbo al hospital a prisa, mientras escuchaba a Hana llamando al marionetista emocionado al verlo y después escuchar el silencio de lo que parecía ser un abrazo entre ellos.
-Con Tenten-
Algo húmedo recorrió su mejilla, sorprendiéndose acerco su mano para tocar el camino que había recorrido esa lagrima.
¿Cuántas veces había llorado ya?, centenares de veces y nunca aprendía de aquel dolor, ahí estaba sabiendo que tal vez podrían ser sus últimas lágrimas, cuantas cosas por hacer y que no haría, desde pequeña su sueño siempre fue ser ninja cuando lo consiguió, lo siguiente en la lista seria parecerse a su modelo a seguir, Tsunade-sama, después conoció a su equipo, aquellos que estuvieron ahí desde el principio, Lee con su comprensión y su extravagantes decisiones, luego estaba Neji que aunque fue un poco difícil llamar su atención y ganar su confianza, ella lo hizo, recordaba cómo era envidia de las demás chicas al estar con él todos los días, a ella nunca le importó sólo quería que su equipo supiera que podía contar con ella.
Después se hicieron más que compañeros, amigos.
Mucho después supo de sus sentimientos por él y no dijo nada por miedo a ser rechazada, después vino la guerra fue ahí cuando supo que él también sentía lo mismo que ella, recordaba la brisa de aquella tarde cuando él llego a confesarle lo que sentía, no hubieron palabras más que la simple sorpresa de un beso inesperado que fue correspondido por ella y después paso lo que tenía que pasar, tantas noches con lágrimas amargas llorando por que Neji se había ido de su vida, Kankuro apoyándola en todo y nunca se lo agradeció como debía de hacerlo.
-Tengo que pedirte un favor Kankuro.
-Puedes pedirme lo que sea y lo sabes - el chico apretó su mano.
-Quiero que dejes que Neji este con Hana.
El silencio se hizo presente entre los dos, ella era incapaz de mirar a su amigo a los ojos por temor de encontrar un rechazo y un enojo incontrolable ante la decisión.
-Está bien, si eso es lo que deseas lo haré, pero no me pidas que me aleje de ella porque no lo cumpliré- fue así cuando lo miro a los ojos, no había nada más que ternura en ellos.
-No te pediré que te alejes de ella, simplemente... no es justo....
-¿No es justo para él? - sus facciones se endurecieron-¿has pensado en ti?, no es justo todo lo que hizo y aun así eres capaz de seguirlo amando.
-Lo siento ...Kankuro...
-Espero alguna vez poder enamorarme como tú de él... incondicionalmente, sin importar sus errores ni cuantas veces los cometa, siempre estas dispuesta a dar todo por estar a su lado, yo no debería de ser a quién hubieras visto cuando despertaste debió a ver sido él.
Se levantó de la silla y salió de la habitación sin decir una palabra
Que injusta es la vida, siempre cuando dos personas se quieren, habrá un tercero que salga lastimado, no se puede evitar es parte de la vida y hay que vivir con eso.
La puerta se abrió dejándola sin aliento, Neji había entrado a la habitación, su expresión era como la de un niño pequeño al que apreciaba a uno de sus juguetes nuevos, sus ojos se encontraron anhelando decir muchas cosas que no se dijeron todo este tiempo.
-Neji...
-Kankuro me pidió que viniera
-Te agradezco por salvar a Hana-le sonrió débilmente.
-Es mi hija-se acercó a ella para sentarse al lado- Kankuro hubiera Hecho lo mismo por ella, hubiera sido igual para Lee o Naruto.
-No Neji... ellos no tuvieron la misma intención que tú.
-Entonces acepto las gracias, Hana esta salva y sana, ¿tú cómo te sientes?
-Bien- una sonrisa salió para sustituir el silencio y las incomodidades.
-Eso no es cierto-le dijo seriamente, sabía que desataría el enojo de la castaña, y así fue.
-¿Entonces que es lo que quieres que te diga?, ¿Qué me moriré?, si lo haré- contuvo su expresión para resistir el llorar de nuevo.
-Yo no pretendía ofenderte...
-Ese es el problema nunca pretendiste nada.
Él se decidió no contestarle tan sólo bajo la mirada.
-Lo siento... Neji...yo, sólo prométeme que cuidaras a Hana después de que yo...
-No vas a morir, hay tratamiento.
-No, no lo hay porque no lo tomaré
-¿Qué estás diciendo? - el chico abrió los ojos tanto como pudo, no perdería a Tenten de esa forma.
-En cualquier caso, sólo lo aplazará lo suficiente para unos meses más de vida-las esperanzas de Tenten ya no existían.
-Hana necesitará esos meses de vida... yo los necesitaré...-el sufrimiento de Neji había llegado al límite, no soportaría dejar que otra persona importante para él muriera- si tan sólo hubiera algo que hacer...tiene que haber algo...
-Entonces me temo querido sobrino, que tendrás que empezar a creer en los milagros-los dos chicos miraron sorprendidos hacia el umbral de la puerta, en este se encontraba Hiashi vestido de blanco y una ligera y cansada sonrisa en su rostro, una muleta del lado derecho y en la mano izquierda sostenía una caja de madera.
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