✨Primera parte✨

Saludos cordiales, villanos y antihéroes. 

Y feliz Halloween a todos ustedes, esta es una importante festividad, y como tal, no la podíamos dejar pasar en blanco. En esta ocasión, contrario a lo que muchos podían llegar a pensar que tendríamos planeado, les traigo algo dulce, como los caramelos que no podremos salir a recoger por causa de la pandemia. nosotros les deseamos un buen año desde la distancia. 

Y, en noticias para ustedes, esta ocasión hemos decidido adentrarnos al maravilloso mundo de las macabras festividades y trabajar juntos para que este especial hecho con mucha emoción y amor les acaricie las pupilas, porque ¿Qué hay más aterrador que el romance cliché y los crossovers que crean parejas extrañas?

Cosas irrelevantes que deben saber, esta historia fue creada por pura diversión, esperamos que la disfruten tanto como nosotros escribiéndola. Las parejas, un PaperHat cruzado, surgieron por cosa del azar, pero se quedaron porque ¡Hey! La vida es más divertida con cosas inusuales.

Cabe destacar que los doctores no utilizan nada en la cabeza, es decir, todo el mundo puede ver sus rostros; ¿Se aleja del canon? Pues sí, pero eso nos dio un resultado maravilloso, uno que valió totalmente la pena.

Les agradecemos el haber entrado a leer, a apoyarnos, y a divertirse. Por favor, disfruten este pequeño proyecto, ha sido una experiencia increíblemente divertida trabajar juntos, Happy Halloween desde Colombia, y Feliz día de muertos desde México.

En una mañana normal estaría entrando a su laboratorio para trabajar hasta el cansancio, estaría procurando mantener a Sanity fuera de su área de trabajo, o estaría hablando con Fraid Hat acerca de los productos más recientes. En una mañana normal estaría disfrutando de una taza de té y un planto de galletas, estaría maldiciendo su cabello o leyendo algún documento medianamente interesante para matar el tiempo.

Aparentemente, aquella no era una mañana normal.

No estaba seguro de que era lo que había en aquella mañana que la hacía diferente, y posiblemente no habría descubierto nada de no ser por la flor que, ajena al escenario en que se encontraba, esperaba por él delante de su escritorio. Pese a ser blanca, como el resto del laboratorio, aquella flor no iba a pertenecer nunca a su entorno.

Imaginó, por un momento, que sería un regalo de Sanity, posiblemente dejado allí desde la noche anterior, sin embargo, y aunque la niña tenía la costumbre de dejar regalos que consideraba bonitos, no cría que una flor en tan buen estado fuese un detalle suyo.

Suspiró suavemente, eligiendo no molestarse por ello y entrar finalmente al laboratorio, pasando una mano por su cabello, apartándolo de sus ojos; era el mismo desastre indomable de siempre, lo bastante molesto como para permitirle considerar cortarlo, sin embargo, tenía asuntos más importantes que atender.

Tomó asiento delante de la computadora, analizando los blancos pétalos y queriendo identificar qué clase de flor era la que tenía delante; no sabía mucho de plantas, y nunca creyó que sería un problema, hasta ese momento. La levantó por el tallo, leyendo la pequeña tarjeta que colgaba, atada por un hilo dorado, mordiéndose el labio para controlar su respuesta.

—Fraid Hat...— gruñó suavemente, reconociendo la elegante caligrafía de su jefe en la tarjeta, suspirando con resignación; algo le decía que aquel detalle no era suyo, que Fraid Hat solo era el mensajero, sin embargo ¿Por qué simplemente no entregarla y decirle de quién era? Consideraba aquello mucho más fácil. — Le preguntaré después...

Debía empezar a trabajar, tenía que ocupar su mente y dejar todo listo esa mañana si verdaderamente quería aprovechar el día. Devolviendo la flor a la mesa, encendió la computadora e intentó consultar los productos encargados que debía completar, luchando por no pensar en la flor.

El detalle era lindo, debía reconocerlo, pero habría agradecido algo más que un simple "Para Glurf" en la tarjeta, como una firma o una pista; ni siquiera lograba imaginar quien habría enviado la flor, o que motivo tendría para hacerlo. Sabía que había mil razones por las cuales una persona podía regalar flores, mil motivos, de diferentes clases, por las cuales aquel detalle podría significar algo. Y aun así, era incapaz de imaginar cual era el de la suya.

La curiosidad, pese a todo, acabó por ganarle a su razón; no imaginó que habría tantas variedades de flores blancas, ni que sería tan variado su significado para las personas que consideraban regalarlas como un mensaje silencioso. Probablemente desperdició media hora consultando diversas paginas hasta que, finalmente, dio con una imagen exacta de la flor que tenía delante.

— Gardenias...— murmuró para sí, tomando nuevamente la flor, considerando si sería buena idea dejarla en agua. En verdad era bonita, era diferente a todo lo que había visto, y una parte de sí quería que se mantuviese viva tanto tiempo como fuese posible.

— ¡Doctor! — la intromisión de la niña en su laboratorio logró finalmente distraerle; no esperaba que estuviese despierta tan temprano, mucho menos que entrase en su área de trabajo con tanto entusiasmo, normalmente era muy tranquila— ¡Hoy es Halloween! ¿Iremos a pedir dulces?

Le sonrió suavemente, devolviendo la flor a la mesa una vez más, centrando su atención en la pequeña de brillante cabello magenta y verde, que le enseñaba un calendario decorado con stickers y dibujos alusivos a la fecha; podía imaginar le pertenecía a Fraid Hat y no a ella.

Suspiró acercándose para invitarla a salir, prometiendo que discutirían el tema en cuanto hubiese terminado el trabajo; el entusiasmo que Sanity expresaba no podía ser otra cosa que la influencia de Fraid Hat, no conocía a nadie que amase tanto aquella fecha como el demonio.

Decidió cumplir su palabra y centrarse en el trabajo, buscado antes un vaso para dejar la flor en agua. Ya tendría tiempo para pensar en ello, o al menos eso quería pensar.

✨🎃✨

— ¿Terminaste? — siendo generalmente el doctor Clug quien servía en las funciones de asistirle, Grey Hat se encontró a si mismo sorprendido, no vamos a decir que disgustado, pero si extrañado de la insistencia del doctor Clog por salir al mundo de los vivos y echar un vistazo a lo que recientemente les acontecía.

— Aún tengo pendiente la respuesta de mi planner— respondió en el intento de buena fe de acomodar al persecutor, que todavía estaba enterándose de lo que habían comenzado unos dos días atrás por lo menos— Espero que no me salgan con más demoras. Coméntale al doctor Clug que hemos acabado los aspectos técnicos.

Tenía que darle algo de crédito a Fraid Hat por haberle hundido en aquello, no siempre lo veía tan animado como el día que se acercó con el tema, cegando sus opiniones de primera mano y finalmente dejándolo a merced de ayudar en la planeación y el torbellino de logística, proveedores y personal que embodegar en la mansión.

— ¿Algo más? — Clog terminó de anotar. Los preparativos de la fiesta de Halloween habían comenzado a ponerse en marcha desde que Grey y Fraid habían logrado congeniar en el espíritu festivo, considerando la falta de magnitudes que tenían el resto del año para conmemorar fechas, por lo que evidentemente iban a necesitar la ayuda de sus científicos.

Grey Hat pensaba que se había llevado la mejor parte, sabiendo que tenía dos subordinados en uno para diversas áreas. Dejando de lado el hecho de que estos no podían controlar sus cambios y solían perder el hilo de lo que tuviesen entre manos, su percepción se limitaba a que mientras cumplieran sus requerimientos, no le importaban las circunstancias previas.

Los cambios en la mansión eran discretos, pero no tomaba demasiado ver que algo grande se construía bajo la fachada, después de vaciar su lista de clientes con el de sombrero blanco para pasar la fase de invitaciones y contratación, esperaba poder mantener el ambiente privado e imperturbable de su hogar, por lo que la planta baja y los supervisores estaban trabajando cuidadosamente.

— Eso es todo por ahora— por fortuna parecía estar todo marchando a la perfección, estaba deseoso de ver que aquel evento magno llegara a ser del agrado de las personas que los habían acompañado durante el año— Muchas gracias, doctor.

— A todo esto...— suspiró al escuchar eso, ya se le había hecho raro llegar al final de la conversación sin preocupaciones innecesarias— ¿Deberíamos esperar que alguien inicie una pelea? Considerando que tus clientes son héroes y villanos en proporciones similares.

— No te emociones, no creo que sea necesario— tras haberse pasado doce horas en la banquetearía previa escuchando las conversaciones entre las dos personalidades, se encargó de balancear todo como medida de seguridad para mantener las formalidades— En todo caso, mantente alejado de los antihéroes, si voy a soportar una pelea no quiero verlos a ustedes involucrados.

Apilado a todo esto, sabía de antemano, luego de una larga existencia analizando a los antihéroes que ahora favorecían a su empresa, que estos no eran unos ángeles, pero caían en la categoría decente en comparación a otras personas interesantes que había encontrado nadando entre las aguas del adulterio y el pecado. Igualmente conociéndolos les dejó un calibre de sana distancia en el reparto del lugar armado bajo su propia logística y ética laboral.

Lo cual se traducía en: No estoy para aguantar las estupideces de nadie, si quieren matarse pueden hacerlo en el patio.

La festividad había consumió su tiempo y pensamientos, lo cual se marcó incluso en el hecho de que apenas había hablado con los doctores desde que despuntó el alba, a diferencia de un día común en el que se sentaban juntos a marcar los honorarios del día. Sin embargo, a cambio de gastar un par de horas más al mismo ritmo, contaba con una celebración sin percances y en buena compañía.

✨🎃✨

— Um... ¿Glurf...? — agradeció la distracción en el instante en que ocurrió, se sentía ligeramente abrumado por el inusual entusiasmos con que Sanity estaba tomando la fecha, y los preparativos que le había obligado a tomar para la noche. No tenía idea de cuál era el plan de la niña, sin embargo, estaba seguro que no quería participar completamente en el— Ti-tienes una, una llamada.

Rescató a su jefe del teléfono que llevaba consigo y, pidiéndole que vigilase a la pequeña mientras él se hacía cargo de aquel asunto, salió al pasillo para descansar un instante del agitado ambiente que tenía su laboratorio.

— Habla el doctor Glurf— saludó con seriedad, queriendo aparentar un profesionalismo que, aquel día, lo había abandonado— ¿Qué podemos hacer por usted?

"Hey, lamento molestar" una sonrisa surcó sus labios al escuchar su voz; había pasado tiempo desde la última vez que había tenido el placer de hablar con él, y creyó que el hablar con un buen amigo, en aquel momento, le vendría de maravilla.

— Clug, siempre es un placer escuchar tu voz— saludó fingiendo cordialidad; se sentía extraño hablar con tanta familiaridad con alguien, pero el muchacho al otro lado de la línea era, a su parecer, lo más cercano que podía tener a un amigo, sin contar a Fraid Hat naturalmente— Dime ¿Para qué soy útil esta vez?

"En realidad, es más una llamada social..." confesó con calma, posiblemente jugando con el cable del teléfono o apartándose el cabello de la frente; le gustaba imaginar que estaría haciendo su interlocutor cada que atendía una llamada, le ayudaba a sentir que estaba presente en la conversación "Supongo que ya te habrán recordado que día es hoy"

— Desde las siete de la mañana— admitió torciendo ligeramente el gesto, esperando que no fuese muy notoria la falta de interés en el tema que el entusiasmo de Sanity había causado— Sanity debe estar contagiándole su emoción a Fraid Hat ahora mismo.

"Era de esperarse, supongo" murmuró con esa misma calma que solía procurar cuando hablaba con él; le imaginó buscando un modo apropiado de abordar el tema de la llamada, o al menos uno menos entusiasta que el de la niña que podía escuchar de fondo "Es el único día en que los raros podemos ser normales"

— Clug, siento que quieres dar una mala noticia— bufó sin intención de ser grosero, aunque posiblemente se había escuchado más arisco de lo necesario; acomodándose el cabello, que empezaba a picarle los ojos al parpadear— ¿Qué sucede? Dudo mucho que hayas llamado por algo malo.

"Bueno, en realidad no sé si sea malo" confesó en voz baja, posiblemente más para sí mismo que para él. Se mordió el labio, aguardando; podía escuchar los murmullos de lo que solo asumió como una discusión con su alter respecto a la llamada. No iba a presionarlo, no cuando su propio estado era tan volátil "Yam quiere ir a pedir dulces, y nos preguntábamos si a Sanity le gustaría ir con nosotros"

— No tengo que preguntar para saber la respuesta— rio suavemente, apoyándose contra la pared hasta casi hundirse en ella, imaginando la reacción de la niña cuando le dijese que sí podrían ir a pedir dulces como tanto quería— Supongo que cuentan con nosotros, aunque dudo que Fraid Hat quiera venir.

"Oh, está bien. En realidad no habíamos pensado en él" entendió que hablaba con ambos científicos cuando la conversación se volvió plural, podía imaginar que Clog solo estaba allí para mantenerle a raya, para asegurarse que no dijese nada hiriente al menor "Tenemos que ayudar a Yam con su disfraz, solo queríamos saber si vendrías también"

Abrió la boca para despedirse e ir a hacer lo mismo con la niña que tenía a su cargo, sin embargo, por alguna razón la imagen de la flor que había en su escritorio le distrajo de lo que tenía pensado decir. Tenía la impresión de que ellos podían saber algo, o al menos Clog. Fraid Hat no hablaba con muchas criaturas, no tenía el valor para ello; Grey Hat era posiblemente el único en toda la isla con quien tendría la suficiente confianza como para hablar libremente ¿Y si la flor venía de él? ¿O de alguno de los doctores?

Deseaba preguntar, necesitaba preguntar, pero una parte de sí, posiblemente la más racional, decidió que lo mejor era mantenerse a raya, al menos mientras no estuviese en persona para analizar la reacción del otro.

"¿Glurf?" parpadeó varias veces para regresar a la realidad, sintiéndose extraño, confundido; en vedad deseaba saber de dónde y qué significaba esa flor, pero no tenía modo de formular la pregunta correcta, al menos no en ese momento.

— Perdón, me perdí un momento— explicó con calma, suspirando y apartándose del muro, volviendo a peinarse el cabello, cansado de sentir que le picaban los ojos constantemente— Iré a hacerme cargo de Sanity y su disfraz. Supongo que nos veremos en la tarde ¿Dónde exactamente?

"Creo que podemos pasar por ustedes" ofreció con un ligero entusiasmos, fácilmente perceptible "Hasta entonces"

— Hasta entonces— dejó el auricular en su base una vez estuvo seguro que la llamada había finalizado, suspirando profundamente y rascándose la nuca, mordiéndose el labio con frustración. Sobre la mesa, junto a la base del teléfono, había otra flor, exactamente igual a la que había recibido en la mañana, con la misma tarjeta y el mismo mensaje.

La tomó con la misma delicadeza con que había tratado la otra, acariciando sus pétalos y sintiendo su corazón latir ligeramente más rápido, la situación empezaba a afectarle de algún modo, y no sabía cómo manejar aquello. Quería convencerse de que ya tendría tiempo para pensar en ello, pero la curiosidad era uno de sus mayores defectos, y aquella situación no hacía más que alimentarla.

Nunca imaginó que recibir un detalle como ese causaría tantos problemas, tantas preguntas. Realmente quería saber que significaba. O al menos quien se la había dado.

✨🎃✨

Trabajo, descanso y lo que cayera intermedio, Clug y Clog siempre solían tener un carácter especial frente a él, pero eso no le causaba ni el menor signo de molestia.

En primera porque nunca tuvo muchas emociones que expresar, mucho menos tenía reacción ante los demás, y en parte, porque era un poco más maduro que sus dos amigos más ambiciosos y emocionales. Estaba siempre perfectamente estoico y tranquilo, incluso cuando todo era un desastre, sabiendo de antemano que ellos no eran el ejemplo de la disciplina.

Aprovechando que Clug había regresado, Grey Hat decidió dejar el último espacio de su agenda en blanco y entregarse de lleno a la imperfección romancista para no importunar a su doctor, al cual se notaba que el cambio le pegó fuerte.

No preguntó si había detalles sueltos, no le servía de nada parecer fijamente interesado sabiendo que no lo estaba, al menos no fue así la última vez que había revisado, lo único en lo que pendió mientras pasaba las ultimas hojas del supervisor del evento para firmar era en que estos movieran su fuerza de voluntad para no esperar su confirmación ante todo lo que hacían.

— ¿Ayudaste a Yamencia con su disfraz? — alzó la mirada y se acomodó las gafas con el propósito de distraer a su empleado, el cual pasaba las notas que ya habían completado; llevaba un rato escuchándolo murmurar cosas, probablemente hablando con su alter.

— Algo así— parecía que los caramelos de café amargo que Clug usaba no daban resultado para mantenerlo enfocado, el estrés en cuanto a ver tantas tareas juntas pasaba encima de su sombrero gris, pero entendía que para ellos no era la misma situación— Ella me terminó guiando sobre lo que quería ponerle, tiene un don para esas cosas.

Pensó mucho en ella ese día, más que nada porque la semana previa los había estado bombardeando para recordarles sobre el disfraz hasta estar segura de que la noticia se les quedaría adherida, porque para Yamencia Halloween no era realmente Halloween sin un disfraz.

En sus tiempos, para celebrar Halloween se sacrificaban a los niños.

— Si Lady Summers viene a dejar una entrega para mí, por favor avísame— continuó, Clug y Clog habían tenido más switches de lo usual, y quería que ambos escucharan cuanto fuera posible.

— ¿Quién es Lady Summers? — Grey Hat juró haber escuchado a ambas personalidades al mismo tiempo decir aquello.

— Una ex clienta— "Que ahora me ayuda de vez en cuando con mis trajes" le faltó añadir, pero no pensaba que hubiese necesidad de agregar otra explicación. Sin embargo, al notar el silencio en la habitación sus pensamientos regresaron al punto donde había iniciado con los científicos, aunque tampoco le molestaba la idea de quedarse en silencio bebiendo algo de té hasta que la noche cayera— ¿Hablaste con el doctor Glurf?

— ¿Con...? Sí, sí, ¡De hecho eso terminaba de hacer cuando regresé! — esta pregunta pareció por fin hacerlos reaccionar, así no supiera quién tenía el mando en ese momento— Se supone que va a acompañarme esta tarde a llevar a las niñas a pedir dulces.

— ¿Se supone? — preguntó. Clug se levantó por fin de donde estaba y dejó el papeleo en la casilla que correspondía.

— Creo que lo llamaré yo mismo otra vez— el inventor suspiró decepcionado— Necesito asegurarme de que va a estar ahí.

— Tal vez estás pensando demasiado en...

— No, esta vez es muy en serio— Grey Hat perdió la cuenta de las veces que lo había escuchado decir eso— Yamencia quería que fuéramos a solas, pero tengo miedo de tener un cambio en medio de la calle y perder a las niñas.

— Oh, no podrías perder a Sanity ni aunque quisieras— aseguró, recordando cómo era la niña cuando su creador no estaba cerca— Y si pierdes a Yamencia siempre te puedes hacer una nueva.

— ¡Grey!

— Por favor, solo bromeo— contestó, con un tono completamente serio— Estoy seguro de que Glurf estará contigo ¿O te ha dado algún motivo para perderle la confianza?

— Está bien... Lo dejaré en paz— por fin parecía que el doctor Clug se había tranquilizado, probablemente estar en la oficina era un recordatorio del trabajo del día del que aún se recuperaban— ¿Tienes galletas? No he comido nada desde la mañana.

Grey Hat no recordaba realmente lo que aconteció durante el día para ponerlo tan nervioso; Nunca había tenido una capacidad de atención particularmente buena a todos los detalles que rondaban la cabeza de los demás. Todo lo que sabía era que estaba intentando llevarse bien con él, como siempre pasaba, si no se les interponía el hecho de que a este le importaba demasiado todo, y a él no le importaba casi nada.

Por eso siguió en la oficina, mientras cambiaba entre tratar de trabajar y escucharlo de vez en cuando. Hasta que en su búsqueda de galletas el doctor escupió un par de pasas con asco, como los gatos cuando se atragantan, y el doctor Clog, quien ya había roto el record de tranquilidad salió a reclamarle.

— ¡Grey Hat! — Clog siseó, limpiándose la boca y luciendo absolutamente furioso— ¿Qué carajo?

Se rio entre dientes, alzando los hombros con indiferencia, se preguntó por qué la única cosa en la que las personalidades coincidían al cien por ciento era reclamarle sus gustos por galletas.

— Oh, vamos, doctor— cantó, respondiendo a su quisquillosidad— Al doctor Glurf le gustan las pasas, ustedes que son médicos deberían de saber que son buenas.

— Te recuerdo que nosotros no somos el doctor Glurf— dijo, haciendo una cara de absoluto disgusto, había invocado a su carácter endemoniado de nuevo— Tú, por otro lado...

— Clog, si te callas con lo de las galletas y no te metes en problemas con nadie hoy, te dejaré hacer explosiones en el laboratorio otra vez.

La habitación milagrosamente quedó en silencio, él que conocía bien a su empleado lo vio pasar mentalmente por las etapas de la negociación e intentando resistir en su derecho a discutir de nuevo, hasta que finalmente concluyó.

— De acuerdo.

✨🎃✨

Una parte de sí agradecía que Fraid Hat hubiese decidido dejar el laboratorio, sin embargo, la mayor parte de su razón le pedía a gritos que encarase al demonio y le preguntase por las flores y de quien eran. Aceptaba encontrar un par sin explicación aparente, pero regresar después de la llamada y encontrar otra, en el mismo lugar que la primera, ya lo consideraba demasiado.

— ¿Pasa algo, doctor? — no le sorprendió que Sanity preguntase si algo estaba mal, era una niña muy inteligente, y posiblemente no estaba siendo el más discreto en cuanto a las flores se trataba— Pareces molesto.

— Molesto no— aseguró con calma, sabiendo que no ganaba nada molestándose por algo tan simple como unas flores para él; tomó una silla e indicó a la niña que se acercase, se suponía que debía ayudarla con su disfraz, pero con su atención en las flores apenas y le había sido útil— Más bien... confundido.

Comenzó a peinarla, pues la niña ya se había vestido completamente, y estaba solamente esperando a que su cabello estuviese listo para colocarse la capucha que le daría la apariencia de un papagayo rojo; al principio no entendió del todo porqué había elegido un disfraz tan poco común, pero teniendo en cuenta su fascinación y familiaridad con las aves, era sencillo unir los puntos.

— ¿Qué te confunde? — cuestionó con buena intención, jugando con las plumas de las alas de su disfraz, acariciándolas y moviéndolas como si fuese de vedad— Cuando algo me confunde, me gusta hablarlo para entender.

— ¿Ves esas flores? — preguntó, siguiendo el consejo de la niña; tenía razón después de todo, a veces era más simple entender las cosas si se hablaban en voz alta, o con alguien que fuese de ayuda. Sanity asintió con una sonrisa, centrando su mirada en el vaso con los regalos que había recibido— Bueno, Fraid Hat las ha estado dejando todo el día, son para mí, pero no vienen de él. Y me molesta no saber quien las envía.

— ¿Y si le preguntamos? — sugirió con entusiasmo, moviéndose bruscamente y arruinando el trabajo que había estado haciendo con su llamativo cabello— Perdón...

— No creo que nos diga de quien son— confesó con desilusión, levantándose e indicándole a Sanity que tomase su lugar, suponiendo que sería mucho más fácil peinarla si estaba sentada y quieta— a Fraid Hat no le gusta dejar en evidencia a otros.

Sanity comenzó a balancear los pies, manteniéndose tan quieta como la emoción de ir a pedir dulces le permitía, jugueteando con sus manos. Glurf sabía que entendía lo que quería decir, estaba acostumbrada a escuchar sus platicas técnicas y complicadas de temas que, normalmente, una niña de su edad no escucharía ni por casualidad. Sin embargo, cuando se quedaba callada en una conversación se volvía un enigma; eran momentos como ese en los que deseaba poder leer la mente de las personas.

— Seguro son de alguien a quien le importas mucho— murmuró cuando le estaba colocando una pinza para garantizar que no tendría problemas después con su cabello, tomando la capucha de la mesa a su lado, tomándose su tiempo para finalizar el disfraz de la niña— Si no le importaras, no te daría cosas tan lindas. Yo te las regalaría también, porque eres mi padre y te quiero.

Rodeó la silla para asegurar la capucha con una suave sonrisa en los labios, y la sensación de calidez que solo el amor de la niña podía generar. Normalmente le recordaría que no tenía permitido llamarlo "padre", sin embargo, permitirlo de vez en cuando no era malo, no a su modo de ver; era un cariño sincero, inocente, que le alegraba un poco la vida.

— Es verdad, pero si fueran tuyas, sabía a quién agradecerle— retomó la conversación con más calma, ayudándola a bajar aun si no lo necesitaba, ofreciéndole su mano para dejar el laboratorio— Estas flores no sé quién las deja, y por eso me siento confundido, porque quiero saber quien las envía.

— ¡A lo mejor el doctor Clog sabe! — intentó animarle, halándole con fuerza hacia la oficina de Fraid Hat— El doctor Clog siempre lo sabe todo.

Glurf rio con sinceridad, intentando seguirle el paso a la niña, que de nuevo desbordaba un entusiasmo más propio de Yamencia que de ella. Sanity sentía algo de admiración por Clog, nunca lo había ocultado, pero en ese momento, Clog era la última persona con la que quería discutir el asunto de las flores.

Suspiró asintiendo, esperando tener la suerte de salir con Clug, al menos con él se llevaba lo bastante bien como para confiar en que no iba a burlarse o a decirle que mejor dejase de pensar en ello; Sanity celebró con una sonrisa, comenzando a dar saltitos, arrastrándolo consigo hasta estar frente a la oficina de Fraid Hat.

— Espérame aquí, voy a decirle a Fraid que saldremos— pidió, sentándola en el sillón en el que normalmente aguardarían los clientes a ser atendidos, acariciándole suavemente la cabeza, procurando no despeinarla o desacomodar la capucha.

Entró en la oficina con una sonrisa, y un humor mil veces mejor al que tenía en la mañana, saludando con la mano al demonio que, por algún milagro, estaba atendiendo una llamada. Aguardó ante el escritorio hasta que finalizo, permaneciendo todo el tiempo tranquilo, como si la compañía de Sanity resultase terapéutica.

— Sanity y yo saldremos a pedir dulces con Clug y Yamencia— anunció sin rodeo, acomodando impulsivamente las plumas y libretas que su jefe mantenía sobre el escritorio— Espero que no tardemos mucho.

— Yo... um...— verle nervioso, después de enfrentar una llamada telefónica era verdaderamente interesante, era como ver las dos naturalezas del eldritch enfrentadas— Grey Hat va a, va a hacer una fiesta esta noche. Había olvidado informarte...

— Esta bien...— aseguró en un suspiro, acomodándose el cabello para distraerse del deseo de seguir ordenando— Entonces supongo que nos veremos allá.

El eldritch asintió más tranquilo, correspondiendo a la sonrisa que le brindaba, permitiéndole retirarse para aguardar a la llegada de Clug. Supuso que el otro demonio no se negaría a la idea que su jefe le había propuesto hacia algunos meses, sin embargo, habría agradecido un oportuno aviso. Quería creer que iba a ser una buena noche, aun rodeado de héroes y villanos, y todo lo que había en medio, porque al menos podría dejar de pensar en las flores por un rato.

✨🎃✨

Grey Hat observaba con desdén la flor de su escritorio, perdiéndose en las curvas de sus pétalos blancos, puros y perfectos, parecía que el mundo se había quedado dormido, reposando en la suavidad de su brillo y su euforia floral.

Nunca había sido fan de los colores, solo porque no podía verlos, y procuraba no poner demasiado entusiasmo en ello, su mundo siempre sería una escala de gris, por lo que no le importaba la fascinación humana por el color, no creyó nunca perderse de nada, pues, ¿Cómo se puede amar algo que desconoces, algo que nunca has visto?

Apenas se abrían paso las horas de la tarde, y Yamencia había entrado a los gritos para anunciar su disfraz de cocodrilo, a los doctores les había tomado más calmarla para que dejara de moverse que intentar ayudarla con ello; vaya que tenía maneras de hacerse notar por si a alguien se le olvidaba que andaba por ahí. Escuchó una y otra vez el choque de sus zapatos contra el suelo mientras se llenaba de papeles, esperando el momento para regresar a las calamidades de su extraña vida doméstica mientras Clug la ayudaba, parecía andar en una misma secuencia, yendo a un lado, y regresando al lugar donde estaban en primer lugar, pero pareciendo cuidar el movimiento de su disfraz, pues se oía más pronunciado su caminar.

— Deja de moverte tanto, vas a arruinar tu disfraz— regañó, aunque sin reproche, haciendo que la niña se acercara en automático a él para mostrarle, permitiéndole arreglar un poco lo que llevaba puesto.

— ¿Ya soy un cocodrilo? — Yamencia esperó por su aprobación del vestido, Clog debía tener métodos de persuasión decentes para haberla convencido de aquello, aun con lo relativamente fácil que era convencer de cualquier cosa a los niños (según lo que había escuchado), Yam era bastante imperativa cuando tomaba cualquier decisión, como si el sabor de su té burbujeante fuera una tregua complicada de alcanzar.

— Ya eres un cocodrilo— confirmó, viéndola por fin completamente arreglada. Vaya que había costado hacerla lucir como uno, porque no había querido ser cualquier cocodrilo, ella quería usar vestido, y un gorro de cocodrilo llamativo, que no tuviera una mandíbula demasiado grande, pero sí lo suficiente para no parecer una lagartija, entre otros requerimientos que añoraban una perfección la cual no creyó hasta ese día que una niña de nueve años pudiera tener.

— ¿A qué hora salimos a pedir dulces? — la pequeña volteó a ver al doctor, estaba claro que no lo había dejado en paz. Pero faltaba un tiempo algo marcado antes de poder considerar salir dentro del margen aceptable.

— ¿Podrías cuidarla un momento? Tengo que hacer una llamada—Por alguna razón sintió que lo que Clug realmente buscaba era un descanso antes de salir, pero no iba a cuestionárselo de igual manera, ya habían hecho demasiado durante la mañana— Después de eso podemos ir a pedir dulces.

— No te preocupes, me quedaré con ella— su nueva compañera trepó a su silla para curiosear a su escritorio, el inventor probablemente pensaba que salir a pedir dulces con ella vendría a ser lo equivalente al inicio de El extraño mundo de Jack. Yam se sentó sobre su regazo, Grey Hat tuvo que quitarle un frasco de tinta de las manos para que no ensuciara su vestido.

Pronto ambos observaban de nuevo la flor, no había demasiados adornos en medio de todo el gris, las paredes siempre abrazaban con una fría humedad a todo aquello que vagara por esa oficina, como el terciopelo rosa opaco que delineaba los contornos del suelo, o la madera de su escritorio con el reflejo de un mundo de papel, no era una sorpresa que ella tuviera curiosidad por lo que ahora descansaba tranquilamente en el escenario.

— Es hermosa ¿No crees? — tomó la flor para acercarla, sabiendo que la niña llevaba un rato queriendo alcanzarla— Me encantan las gardenias, son especiales.

— ¿Cómo la conseguiste? — Yamencia acarició los pétalos de la flor, pensaba que todo era tan pequeño y apreciable bajo su pequeña mirada.

— Yo la hice— sonrió de lado, algo orgulloso de su creación— ¿Te gusta?

— ¿Puedo tener una?

— Tal vez, pero una que sea diferente— se la quitó de las manos con delicadeza, debatiendo si era una buena idea darla de inmediato o esperar hasta el anochecer, contaba con que su primo hubiese entregado las tres anteriores sin causar demasiada indagación— Esta es un regalo.

— ¿Un regalo? ¿Un regalo para quién?

— Para alguien en quien he estado pensando mucho estos días— rozó la punta de sus dedos con la nariz de la niña haciéndola reír, los ojos de ella brillaban, aparentemente en felicidad. Volvió a su té con tranquilidad, no deseaba pensar en eso realmente, no estando todavía a merced de una fiesta nocturna— Pero ese es un secreto por ahora.

— Y... Si la persona no los quiere, ¿Puedo quedármelas yo? — aquello casi lo hizo toser el té por evitar una risa, no era normal sentirse tan emocionado, y eso que enamorarse debía ser la parte fácil, pero en ese momento se sentía como si alguien le hubiera dado un puñetazo en el estómago, súper romántico.

Imaginaba que Glurf debía estar frustrado pensando en aquellos pequeños regalos en ese momento, y eso era lo mejor de todo.

Desde el momento en que sencillamente se encontró con su primo para lo que debió ser solo conocer mutuamente a sus empleados, avanzando hasta los días en los que le gustaba escuchar al científico de Fraid hablar sobre el trabajo, sus inspiraciones o proyectos, existían muchas ventajas y desventajas de haberse enamorado de él.

Le despertó una nueva curiosidad, sabiendo que este era tan parecido a él, y a la vez lograba parecer todo lo que él mismo no era, Grey Hat fue siempre alguien que contaba con poder observar a los demás para abrir su camino con el mundo que lo rodeaba, a tal punto que dejó de importarle, describir los patrones era tan simple como ver y escuchar lo suficiente para saber lo que los demás esperaban, antes de conocerlo pasó un tiempo sin encontrar a alguien que fuese un código nuevo, era casi molesto, pero al mismo tiempo la sensación le agradaba, las últimas personas que le habían agrado fueron los doctores Clug y Clog, y quizá su pequeño experimento mitad lobo que a veces demandaba atención.

Glurf tenía esa manera tan extraña y a la vez tan curiosa de ser sincero.

Continúa a la segunda parte.

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