4. La noche de los muertos

Por si no leyeron el apartado anterior, esta historia cambia la personalidad de los personajes a una un poco más "maléfica" quizá un sentido de locura o falta de atención a la vida.
Contiene trios y una especie de orgía
Lean bajo sus gustos y preferencias






La noche de los muertos

Halloween, la festividad favorita de muchos demonios, salir a las calles, cazar vírgenes, niños, ancianos, todo lo que pudieran comer solo para ellos, solo un día para todo lo que ellos deseaban.

Aquella noche, al dar las 12, Nakahara Chuuya despertó de su eterno sueño, sus ojos azules brillaron por el olor a sangre que sus fosas nasales podían detectar alrededor de su castillo, sonrió con sus enormes dientes y se levantó, estiro su cuerpo en un crujir y miro a su alrededor - ¿Atsushi? ¿Aún no despiertas pequeño? - preguntó. A su lado, un niño envuelto en mantas se quejó, abrazo la cintura del pelinaranja y sus ojos abrió

- Chuuya ¿es hora de comer? - preguntó mientras sus ojos talló y el pelinaranja alegre sonrió.

- Podría comerte a ti primero si tanta hambre tienes - mencionó y el albino sonrió.

- Te extrañé.

- Y yo a ti.

Nakajima Atsushi de un salto se levantó y hasta los labios del chico llegó, el beso profundizó y a sus costados sus manos llevó. Un suspiro provoco y con embestidas prosiguió, pues la noche de los muertos para ambos llegó...

...

Caminando por la ciudad, unas vendas bailaron en el aire, el mismo perro le seguía, aquel negro aullador que tanto temía, la luna los iluminó y con ello el perro se transformó - sigues apestando como siempre - se quejó.

- Vivo en las calles - se defendió.

- Deja que una familia te adopte y velos morir.

- Ya he tenido muchas familias - debatió sin sentir.

- Oh pero mira quien despertó - sonrió el castaño al ver al pelinaranja y al albino llegar.

- Un desperdicio de ectoplasma- se quejó el pelinaranja.

- Por lo menos yo no tengo un súcubo que me joda toda la noche.

- Atsushi me da placer toda la noche mientras bebo sangre ¿tú que tienes? Un perro recogido

- Por favor, podría cogerme a ese súcubo cuando quiera siendo o no un perro - de brazos se cruzo

- Lo siento, perro - le contestó asqueado - pero yo solo permito que me coja Chuuya - sonrió orgulloso - un demonio gana por mucho a un perro o un fantasma.

- ¿la misma apuesta de siempre?

- La conoces bien Dazai.

- Quien mate a más humanos en esta noche se coge al otro.

- Que el juego comience.

...

- Giro y giro, vuelta y vuelta era el baile de la piruleta, lame, lame, noche a noche mientras tu amo los degolla - cantaba el albino mirando al demonio

La guadaña en sus dedos giraban como si un lápiz fuese, Atsushi sentado a lo lejos disfrutaba de ver el show de su amado "amo", el demonio más poderoso de todos. Habían demonios como él, los vampiros tenían diferentes formas, desde telequinesis hasta predicciones y velocidad, pero su amo era el número uno con su fuerza de gravedad, no solo era fuerte, era aplastante y feroz, no conocía a ninguno mejor.

Degolló a los pecadores y bebió la sangre de las vírgenes, Atsushi le seguía feliz mientras el pelinaranja trabajaba, la apuesta de miles de años entre un fantasma y un vampiro ¿Cuándo había iniciado? Pues esa historia le había cabreado.

Años atrás pero muchos años atrás, un hombre lleno de muertos llegó, en su descanso se profanó, después de tantos muertos el hombre murió, entre cadáveres que sus manos llenó, un hilo de vida quedó, y ese sin pensarlo ni dos ni tres, entre sus manos su vida tomo.

Enfrentando la vida sin poder morir, el pelinaranja le recibió y entre un juego de azar al vampiro su energía robo, sin pensarlo ni dos ni tres, al muerto fantasma volvió y con una risa macabra al vampiro fastidió.

"si he de matar un número mayor a ti será"

"si he de rogar, tu cuerpo tendré"

Así fue como la noche de los muertos llego, trayendo la venganza de un vampiro al cual un humano engañó, y el deseo de un humano por un vampiro joder.

Al fantasma que había muerto en manos de uno de sus muertos, la venganza le corrompía y su sed de almas le carcomía, convirtiéndole en demonio, ahora se paseaba entre calles y callejones, acosando damas de mil amores, con soga en mano y su fiel sonrisa acababa.

- no ha cambiado en nada Dazai-san

- Aun con los años me sigues, ¿buscas mi eterna muerte o mi profundo descanso?

- Siempre le seguiré, Dazai-san

- Si esa noche hubieras estado, yo no hubiera muerto así

- Pero ahora es eterno gracias a mí.

- ¿eterno? ¿Qué vale la eternidad? - miro hacia a la hermosa luna que brillaba como un cantar al corazón - si la perdí a ella...

- Esa mujer no le convenía.

- Y fue un fastidio toparme con Chuuya - se quejó - tan parecidos y tan ignorantes, tan demandante y tan frustrantes.

- Era el desino Dazai-san.

- Sería destino si no tuviera a ese pulgoso súcubo a su lado.

- Por eso, este año usted habrá ganado.

- Y con ello, a Chuuya habré montado.

Las tres de la mañana en aquel hemisferio del mundo, cuando los fantasmas llegaban las mujeres salían a las calles, niños y perros jugaban, las aves lloraban y los gatos maullaban, y algunos otros llegaban a sus casas, recordando familiares y llorando sin gracia.

Después de recorrer medio mundo matando y disfrutando, solo quedaba un lugar, el lugar que lo vio nacer, Yokohama.

Las fiestas de adolescentes eran los que faltaban asustar. Cada año en aquel siglo, los jóvenes formaban fiestas celebrándoles a ellos, Chuuya encanto asistía a un fiesta donde a todos servía.

¡Sorpresa! Fue lo que les inundo al verse en la misma fiesta - ¿Qué hacen ustedes aquí? - pregunto molesto el pelinaranja

- Llegamos primero debo decir - menciono el perro

- Patrañas dirán, mi amo y yo siempre llegamos a este lugar - Atsushi replico

- Bien, bien, bien, - sonrió Dazai - una cosa será, quien mate primero a alguien aquí, ganará

- No me vengas con esa, es porque no has matado a nadie hoy ¿no?

- 87 - dijo el perro - mi amo lleva 87 - sonrió. Atsushi lo miro y sonrió, comenzó a reír

- ¿solo 87? No cabe duda de que mi amo a ganado con 204 humanos - sonreía Atsushi - jamás me tomarás, perro apestoso

- Es cierto que he ganado está apuesta como cada año Dazai - sonrió Chuuya - pero para ser un buen vampiro y humildemente aceptaré tu reto, el primero que mate alguien aquí será el ganador

- Será un fiel trato Chuuya

- Apurémonos Atsushi, quiero tener una ronda más de sexo antes de irnos a dormir - dijo el pelinaranja dando pie a su camino

- Si Chuuya - sonrió Atsushi siguiéndole

Fiesta de adolescentes, tantas fiestas y en aquel lugar se tenían que tomar, lleno de drogas y alcohol, hacían su trabajo más rápido de lograr, algo divertido debía admitir, la música estruendosa y sus montañas de gritos le agradaba sin importar, le recordaba a su hogar. Miro a los lados buscando a su pequeño y fiel súcubo, sin importar que, sus telas no encontraba, no importaba que, Atsushi era su prioridad, no solo era su fiel compañero, era su amigo y su mejor bocanada ¿pero qué sucedió en aquel lugar? Hasta que lo vio moverse, a lo lejos lo localizo, estaba siendo llevado por varios chicos y sonrió, no solo podría tener a su víctimas, también su diversión con Atsushi.

Avanzo tranquilo, y justo al entrar a la habitación una conmoción fuera escucho, no dio importancia, ¿Qué más le daba? Sonrió al ver a los tres chicos tomando a su bello súcubo, un pelirrojo lo besaba mientras un rubio quitaba su chaleco negro de mangas expandidas, no importaba nada más cuando lo notó, se recargo en la pared mientras el pequeño recibía una felación, al parecer su pequeño lo disfrutaba sin control, no iba a arruínalo y cuando lo noto en su mirar, sonrió - lo sé, ya no quieres a esos inútiles ¿verdad? - dijo el pelinaranja llamando la atención de los tres chicos

- ¿Qué haces aquí? - pregunto el pelirrojo

- Si quieres un turno tendrás que esperar - dijo el rubio

- Nosotros lo tomamos primero - agrego el ultimo

- Si, si - sonrió Chuuya - y se ve que hacen un gran trabajo pero saben - sus colmillos enseño - ese niño, es mío

Su guadaña bailo y sus cabezas arranco, entre el baño de sangre el albino sonrió y el pelinaranja lo tomo, termino de bajar sus pantalones mientras su miembro tomo, con ello el albino sin miedo gimió - mira que sensible estás ¿Qué te dieron a beber?

- Dijeron algo sobre drogas

- Ya veo, querías divertirte de más ¿eh?

- ¿Qué más importaba?, si mi amo ya había ganado

- Que dulce eres Atsushi - sonrió Chuuya y sus pantalones bajó.

La embestida llego a lo más profundo del albino dejando a esté sosteniéndose sobre la cama, lo había dicho y no le costaba repetirlo Chuuya era fuerte, continuo el vaivén sin temor, su pequeño súcubo siempre abría su paso para él pues el sexo era ideal para él

En aquel lugar, los quejidos del albino resaltaban sin temor, no prestaban atención más que a sus cuerpos sudar, sus contracciones y sus fluidos venir, fue ese instante cuando el vampiro un dedo sintió, molesto y sin dudar su guadaña saco y ante sus ojos aquel fastidioso fantasma vio sonreír - Chuuya pero mira que no pudiste esperar

- ¿Qué haces aquí? - pregunto sin parar - vete, déjame coger

- ¿Por qué? yo te quiero coger a ti - sonrió metiendo su dedo

Chuuya se estremeció y miro al otro debajo de él - Chuuya, no te detengas - pidió el albino

- Maldito Súcubo - se quejó el pelinaranja

- Hay que escuchar al pequeño ¿no crees? - pregunto

El castaño introdujo su erecto miembro en Chuuya mientras esté al ritmo de Dazai embestía al menor, Atsushi no replico, solo gimoteo y al subir su mirada lo pudo localizar, al maldito perro sucio que años atrás ha querido tenerlo, ¿Qué más daba en ese lugar? Ese momento era primordial, en teoría estaba siendo jodido por dos hombres uno a consecuencia del otro, no dudo ante la petición y el miembro del perro a su boca dejo entrar

Chuuya no pudo soportarlo más, el miembro dentro de él y el penetrar al albino lo llevo al limbo que tanto amaba, termino en el pequeño provocando que esté gimiera más, y con ello, el castaño logro dar un jalón al pelinaranja sacándolo del albino y dejando caer al segundo, su espalda llena del pelinaranjo y su rostro lleno del perro, Atsushi miro molesto al azabache quien solo le sonrió. Mientras al pelinaranja, Dazai dejo su miembro salir haciéndolo quejar y de un mismo movimiento lo volteo, lo tenía de frente - Chuuya merezco mi premio

- ¿de qué hablas bastardo?

- Que maté antes que tu

- ¿qu-que?

- La conmoción - dijo el perro - la escuchaste, de eso me asegure

- Malditos bastardos

- Fue fácil convencer a ese trio de darles drogas a Atsushi-kun - sonrió Dazai

- A-amo... lo siento - dijo el albino mirando al pelinaranja - le he fallado

- Usaron a mi pequeño - dijo molesto - malditos jodidos

- Eso significa que por fin te tendré - dijo el perro tomando la barbilla del albino

El perro aprovecho para besar al albino, Atsushi no se negó, cualquier sexo lo daba igual, el pelinaranja se molestó - oye, maldito perro a Atsushi no le gusta así - se quejó y el perro solo le ignoro mientras metía su lengua a la boca del albino

- También nosotros Chuuya - le pidió y el pelinaranja su lengua chasqueo

- Bien, voltéate

- Oh no, está noche - sonrió amplio Dazai - yo te lo haré a ti

- ¡¿estas jodiendome?! - grito - siempre te lo hago yo a ti

No era de dudar del antiguo humano, el mayor asesino de todos su mano tomo, rápido lo aplasto, y doblego a su ser, Chuuya sintió que no podía moverse, sus manos a su espalda baja y su rostro en el suelo le molestaban - ¿recuerdas cuando llegue? Me hiciste lo mismo - sonrió Dazai - me dejaste a contra suelo y me lo hiciste por horas

- Y en cuanto este día termine volveré a tenerte debajo de mi como una zorra - dijo molesto el pelinaranja

El castaño sonrió al lograr entrar, y si, el pelinaranja sintió sus huesos mover y su piel enrojecer, no negaba que se dejaba hacer así como a él le gustaba hacer, más el elegía quien y como, esta vez, se sentía diferente, el castaño no solo lo embistió, estaba torturándole sin soltar su miembro - bastardo - se quejo

- Chuuya quien diría que después de cogerte al mismo tiempo que coges a Atsushi-kun tu estarías tan apretado para un segundo raund - sonrió burlón el castaño

- Sigues y te cortaré

- Inténtalo cuanto quieras, yo siempre volveré gracias a ti Chuuya - beso la nuca del pelinaranjo y hablo a su oído - porque mi alma es tuya

Entre quejidos y fluidos Chuuya pensaba en sus mil y un maneras de matar al castaño, y agradecía, y odiaba que el castaño pudiera regresar, podía matarlo tanto quisiera pero incluso aunque lo matará y se desahogara, aquel castaño siempre volvería, atado a su eterna vida...

De sus pensamientos fue sacado en cuando el albino le llamo, miro a su pequeño súcubo, su fiel acompañante, de piernas abiertas ante él con el miembro tan erguido como un buen falo, Akutagawa lo sostenía como si fuese un pequeño niño - mira cómo te tiene ese apestoso perro - dijo burlón Chuuya - ¿tanto te gusta? - pregunto y el albino se sonrojo miro a otro lado avergonzado mientras el perro lamio el cuello del chico, la posición no solo dejo a Chuuya exitarse más, incluso Dazai disfrutaba de ver al pequeño súcubo sometido por el perro

- Eso significa si - dijo el azabache alegre - he ganado ante el poderoso Chuuya ¿Quién lo diría?

- Mi amo Chuuya - replico entre gemidos - es el número uno - menciono y se vio envuelto en un gran grito, el perro había llegado más profundo

Sollozante y desbordante era el ritmo de sus lágrimas al salir, el albino estaba siendo presionado en sus puntos, aquellos que jamás imagino tener pues Chuuya le conocía bien, un maldito perro que jamás deseo tener lo estaba haciendo de puta madre, cada jalón, cada tirón, cada embestida y cada mordía le dejaban con ganas de más - debo admitir, que Atsushi-kun deja una gran esencia - decía Dazai embistiendo más fuerte a Chuuya

- Esencia de Súcubo, es la mejor para coger - menciono Chuuya entre gimoteos

Dazai se acomodó encima del vampiro, y Chuuya lo odio, claro que tampoco lo evito, subió sus caderas siendo llenado por el castaño, sus respiraciones bailaron, no iba a admitirlo, había sido su mejor cogida en años pero su ser poderoso jamás se rendiría, aun con dolor en cadera al castaño tomo y al suelo con espalda lo dejo. - ¿Chuuya? - pregunto

- No eres el único que cogerá hoy - sonrió

El vampiro entro sin permiso o sin importar entró ¿Qué más daba? Si Dazai moría, regresaría, no importaba que hiciera, estaría unido por toda la eternidad al estúpido asesino que de un fantasma a un demonio se volvió

Chuuya penetro lento, no, no era que le importará, no, eso no era amor, ni deseo, era venganza y eso se repetía una y mil veces Chuuya, pues no importaba cuantos años le retace, no importaba cuantos matará, siempre amaba el final de la madrugada y poder ver a Dazai enredando su cuerpo en él. Terminaron una vez más, Dazai suspiraba para recuperarse, el vampiro miro a su pequeño súcubo descansando en el regazo del perro y sonrió - esté año marcará la diferencia - suspiro satisfecho para salir del castaño

- ¿al fin dirás que me amas? - pregunto el castaño mirándolo fijo

- ¿Estás jodiendome?

- No, eso lo hice hace un rato - sonrió - yo también te amo Chuuya

- Vete al infierno

- De allí vengo - sonrió - y lo amo tanto como a ti

- Pronto amanecerá - dijo el perro

Chuuya sonrió y sus dedos chasqueo. Los cuatro chicos desaparecieron, no importaba que fuese en el mundo o en el inframundo, los cuatro siempre encontraban una forma de divertirse juntos o eso siempre planeaba Dazai año con año

Un año más o un año menos, el mundo humano marcaba el inicio de sus juegos aunque ahora el inframundo, tendría un nuevo significado para los cuatro.



¡Hola a todos!

Una vez más, gracias por leer estas historias, la siguiente será la ultima, un año más de Halloween en Yokohama y es gracias a ustedes...

Una vez más agradezco a la linda de Arizu por su colaboración en está historia, en verdad muchas gracias, sin ella esta historia hubieses sido un desastre ¡Gracias!

¡Gracias por leer!

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