Capítulo 3
Capítulo 3. Dividiendo y desapareciendo
Toru y Miushi andaban recorriendo la mansión en búsqueda de pistas mientras Sousuke recorría los cuartos cerrados con llave, Ryuji era bueno con las cerraduras. — Miu, creo que tendremos que abortar la misión
— a ver vuelve a decir Miu
— Miu
— aaay suenas como gatito
Ambos rieron — vamos a comportarnos
— si.
— No puede ser, no puede ser, no puede ser — repetía una y otra vez. — ¡no, no! — gritó un poco más.
Era Atsushi quien se mantenía bajo el agua con una cola de pez. Se había recargado en un arrecife — bueno, todo debe estar bien si me quedo aquí, ¿no?
Escucho un fuerte estruendo y pudo ver en la superficie, un barco se hundía y lo vio caer — oh no, oh no, no, no — Atsushi nado con prisa tomando al azabache entre sus brazos, lo llevo a la superficie y le dejó en plena playa.
Atsushi tenía su cola sobre el agua y el resto de su cuerpo en la playa respirando agitado — a-aún no me acostumbro a esto.
Akutagawa le sorprendió cuando lo tomó y sacó del agua sosteniéndolo en sus brazos, Atsushi se sonrojó — ¿Qu-Que haces?
— no harás ningún trato con Higuchi, te tendré conmigo
Atsushi se sonrojó, Akutagawa lo llevó con el.
El azabache camino por la playa con Atsushi, llevaban un gran rato bajo el sol el albino le miró no sintiéndose muy bien — Akutagawa
— cállate Jinko
— pero Akutagawa tengo mucha sed
— ¿sed?
— casi no respiró
Akutagawa reaccionó, claro, Atsushi era mitad pez. Dejó al albino en la arena, no lo dejaría en el agua, comenzó cavar con sus manos haciendo un pequeño puente, el agua comenzó a entrar y entre más hacia el puente más llegaba a Atsushi. El albino pudo respirar mejor y miró al cielo — jamás pensé que el agua se sentiría tan bien
— no debemos morir, no sabemos qué podría pasar, lo siento. Solo pensé en llevarte al castillo sin pensar en tu actual cuerpo
— No se que está pasando o cómo lograremos salir de esto pero... Si salgo contigo, estaremos bien
Akutagawa se sonrojó y sonrió. Las garzas seguían cantando horrible.
Tanizaki llevaba a Tachihara encima de él, el pelirrojo había caído de un árbol para ver su destino. — estarás bien
— ya lo sé — miró el cuello del pelinaranja — oye... ¿Crees que saldremos de esta? Ni vi
— si, solo ten paciencia. Tranquilo.
Tachihara miró al cielo — vamos a superarlo.
— si
Siguieron caminando cuando Tanizaki cayó por un barranco que de hecho había aparecido de la nada.
Frente a ellos, había una casa de jengibre llena de dulces y postres, ambos se miraron y se tomaron de las manos — No hay que entrar
— lo sé, ¿como lo haremos?
— lo lograremos, solo hay que esperar
— ¿Que esperamos?
— no lo sé, no lo sé.
Se quedaron viendo la casa, cuando lo notaron, la casa se hacía más grande y oscura, apretaron sus manos — Ta-Tachihara...
— Tranquilo, tranquilo, Tanizaki, te cuidaré
Ambos se retuvieron en el suelo estaban firmes en su decisión de no entrar cuando las raíces de los árboles los tomaron a ambos haciéndolos gritar, acto seguido tiraron a ambos hacia la casa.
— Por más que se resistan, los cuentos deben cumplirse — sonrió aquella persona — o todos morirán.
Gin estaba en la casa, los enanos habían ido a conseguir diamantes a las minas, miró alrededor buscando una forma de salir de aquella realidad. Fue cuando pudo ver una línea colorida más allá de la casa y perdida en el bosque. — Se ve como la barrera que hace Rashomon entre las cosas y mi hermano... — Gin salió de la casa con dirección a aquella barrera. Primero la miró, después la tocó, Gin desapareció.
Más tarde llegaban los enanos, los seis se preocuparon cuando no vieron a Gin — busquen la manzana — dijo Kunikida
Ozaki conocía a Gin, dudó de que la chica comiera la manzana; además, no dudaba de Yosano. Algo andaba mal.
Salió de la casa a investigar, aprovechó para atar su cabello y se acercó a observar aunque ella no notaba aquella barrera. Pero Gin si podía verla del otro lado — ¡Ozaki-San! No se acerque Ozak— unas manos tomaron a Gin.
Ozaki jamás se enteró de aquello.
Chuuya andaba caminando entre las flores, muy a lo lejos podía ver el castillo — maldita sea, bastardeo Dazai, cuando salgamos de aquí, te mataré
Entre sus quejidos, pudo notar a un lince mirarlo, Chuuya sonrió — Esto será divertido...
Un momento después, en lince salió corriendo desde los pastizales, Chuuya iba cabalgandolo mientras gritaba alegre.
Corrió a toda velocidad hasta el castillo donde entre saltos y correr más llegó a la ventana del reposo real, y Chuuya lo vio — eres un bastardo — se quejó al ver a Dazai dormido en el suelo ahogado en alcohol. — aquí estoy bien princesa, gracias — mencionó bajándose del lince. El lince sonrió y se talló en su mejilla. Salto fuera de la ventana mientras Chuuya fue por Dazai
Subió a su hombro y comenzó a picarle el cuello — te odio, te odio, te odio, maldito bastardo alcoholico
...
🎃¡Gracias por leer!🎃
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