2
"Te... Te extraño."
La voz de Newt sonaba tan rota que no pude evitar sentirme la peor persona del planeta. La verdad es que ni yo sé exactamente mis razones. Por un segundo pensé que hacía lo correcto; una hora después de mi decisión ya tomada, sentí que en realidad estaba haciendo todo lo contrario. Era el peor momento para dejarlo, mas mi mente me hizo dudar y finalmente decidí que estar lejos de él, por más que me doliera, sería de gran ayuda. Pensaba que Newt podría estar tranquilo y que yo podría pensar en todo lo que había pasado respecto a la pelea.
No quería dañarlo. No quería ser la persona responsable de algún daño físico y/o psicológico, juro que no me perdonaría jamás si algo así pasaba y sé que él sí lo haría... Sé que él me perdonaría e intentaríamos retomar todo, reconstruir todo como si hubiéramos acabado de demoler un gran edificio, pero yo no podría vivir con la culpa. Mi conciencia me recordaría cada día el daño que provoqué en la persona que más amo en este mundo, los temores que creé en él, la desconfianza y miles de otras cosas negativas que no quiero ni pensar.
Suspiré y saqué un cigarro de mi cajetilla; no solía fumar tanto, pero ahora necesitaba algo para calmar la ansiedad y la pena, así que gastaba la mitad de mi dinero en ello.
—¡Thomas! —Oí a Minho gritando desde la cocina.
—¿Qué? —respondí de forma calmada. Estábamos en el mismo piso, no era necesario andar gritando.
—¿Qué te dije sobre fumar en el living?
—Tú no me has dicho nada, Minho. —Le di otra calada al cigarrillo y dejé que el humo permaneciera dentro de mis pulmones por un segundo, para luego exhalar y ver como se disipaba. Escuché los pasos de Minho acercándose hacia donde estaba sentado y sentí su presencia detrás de mí.
—Thomas, pareces una maldita chimenea.
—¿Y? —Solo fijé mi vista en el gran ventanal que estaba frente a mí. Últimamente la sala de estar era mi lugar favorito. Me pasaba las tardes sentado en el gran sofá que se encontraba frente al ventanal, el cual daba hacia el patio trasero. Afuera el pasto era verde y lleno de vida, aunque ahora estaba cubierto de hojas secas de un color anaranjado, ya que hace un mes había llegado el otoño. Qué ironía; mi estación favorita y la "disfrutaba" solitario, sentado, rodeado de cigarros y alcohol, observando a través de un vidrio, sintiendo frío por dentro y fuera de mí. Nada era como el otoño anterior, cuando tenía a Newt a mi lado.
Minho caminó al rededor del sofá hasta quedar frente a mí, tapando mi vista y dejándome sin otra opción más que mirarlo a los ojos con una mirada molesta. Sí, estaba molesto. Bueno, me la pasaba molesto con todo el mundo, así escondía mi tristeza.
—¿Este es tu plan?
—¿Qué? —contesté con confusión y fruncí el ceño.
—¿Este es tu plan? —reiteró con un tenue dejo de rabia, sin embargo, lucía tranquilo.
—Minho... No sé de qué mierda estás hablando. —Reí con ironía y apagué el cigarrillo en el cenicero que tenía encima del cojín a mi lado.
—Ah, así que no sabes. Mira, no tengo idea de qué pasa por tu mente esa, pero yo no voy a aguantar que te la pases así siempre.
—¿Así cómo?... Minho, ¿estás bien?
—No te hagas el desentendido, por favor. ¿Fuiste siquiera a trabajar hoy?
—No. Llamé a John diciéndole que no me sentía bien y que al parecer había agarrado un resfrío; me creyó todo y me dio la semana. Por cierto, preguntó por ti, dijo que necesitaba que trabajaras el viernes por la tarde en la cafetería.
—¿Por qué haces esto?
—¡¿Hacer qué, Minho?! —Me puse de pie y él dio un paso hacia atrás para que cada uno tuviera su espacio—. ¡¿Puedes parar esta mierda de no explicar nada y hacerme entender de qué hablas?!
Perdí la paciencia rápidamente. Esperaba que, al haber elevado mi voz, Minho también haría lo mismo, pero para mi sorpresa no fue así y solo permaneció en silencio. Sus expresiones faciales eran casi imposibles de leer, no obstante, su mirada, la cual mantenía fija sobre mí, denotaba tristeza, preocupación y enojo. Soltó un suspiro y se pasó la mano derecha sobre su cabello.
—Yo no sé qué es lo que pretendes. Sé que estás así por Newt o al menos eso me imagino que es, pero... ¿no crees que es demasiado? ¿Has tratado de hablar con él, aunque sea?
—Minho, tú no entiendes lo que paso. Yo hice est...
—Entiendo todo. Sé lo que pasó, Thomas. —Me interrumpió—. Newt me lo contó todo.
—¿Has hablado con Newt? —pregunté sorprendido. El volumen de mi voz había bajado considerablemente y era casi un murmullo.
—¿Creías que lo iba a dejar solo? También es mi amigo y necesita de alguien que esté ahí para él. Yo he tratado de brindarte apoyo, pero tú no me dejas. Te encerraste en una burbuja, Thomas. —Quedé sin palabras y bajé la mirada. Volví a sentarme en el sillón apoyando los codos sobre mis muslos y mi cabeza en mis manos.
—Lo sé... Yo solo... —Exhalé profundamente y pasé una mano sobre mi cara. Comencé a sentir ardor en mis ojos; las lágrimas querían salir.
—Amigo, nos conocemos por años, pero te desconozco. El Thomas que yo conocía lucha por lo que quiere, no lo abandona. Discúlpame por lo que diré, pero eso hiciste prácticamente con Newt: lo abandonaste.
—Lo sé, lo sé. Solo quería protegerlo, siento que es la única forma. —Mi voz se quebraba un poco más con cada palabra emitida.
—¿Protegerlo de qué? ¿De ti? —Asentí como respuesta mientras apretaba mis labios con fuerza, dejando solo una línea muy delgada en mi boca.
—Thomas, todos cometemos errores. Sé que casi lo golpeas y te dejaste llevar por la rabia del momento, pero eso no es excusa para abandonarlo por más de un mes. No pasó nada y estoy seguro de que tampoco lo harías.
—Él está mejor sin mí. Está... Está seguro. Nadie lo golpeará, nadie lo hará sufrir o sentir mal. Es una gran persona como para... —Inhalé y exhalé, cerrando mis ojos con fuerza. Las lágrimas se avecinaban y mi voz sonaba mucho más quebradiza que antes— Para pasar por todo eso gracias a una persona de mierda como yo. Minho, él se merece a alguien mejor... Yo n-no puedo...
—¡Por Dios, deja de exagerar! ¡Tú puedes darle todo lo que se merece y mucho más! —Lo miré a los ojos y abrí mi boca esperando a que las palabras que quería decir salieran, mas no dije nada. Cerré mi boca y volví a suspirar, dejando caer una lágrima.
—Pero Minho... Él...
—Él está mal, Thomas. Él está mal y yo diría que mucho peor que tú. Bueno, están casi al mismo nivel, pero Newt está llegando al extremo.
—¿Qué? ¿Cómo va a estar mal si...?
—Porque estás en una gran equivocación, amigo mío; no estás protegiendo a Newt. Lo mejor que podrías haber hecho habría sido no verlo por un par de días y luego ir a su departamento, disculparte y tener una linda y cursi reconciliación como la mayoría de las parejas, en vez de dejarlo botado por más de un mes para que sintiera que lo olvidaste.
—Pero yo no lo he...
—Así se siente él —Me interrumpió por cuarta vez en toda la conversación—. Esperaba, por lo menos, una llamada de tu parte. Un mensaje, un correo electrónico, un recado enviado conmigo, lo que sea. Thomas... Newt te ama. Tú lo amas. Yo sé que fue solo algo del momento y él también lo sabe, y sigue confiando en ti. —Minho se quedó en silencio un par de segundos, como si estuviera pensando sus siguientes palabras—. Quizás creaste un miedo y una desconfianza muy pequeña en él, pero no es nada que no puedas arreglar. Tú mismo me dijiste una vez que siempre que peleaban, trataban de reconstruir todo y no parcharlo, dejando los problemas abajo como si nunca hubiera sucedido algo. Solucionen el tema, no dejen que vuelva a suceder.
—Pero tengo miedo...
—Lo llamé por la mañana y me contó sobre un vinilo que encontró en su casa junto a una nota que estaba dentro del sobre que lo guardaba.
—¿Encontró el vinilo? —Ahora entendía a qué canción se refería en el mensaje. Mientras lo escuchaba no puse atención a la música que se oía de fondo, por lo que no comprendí bien a qué se refería cuando dijo que no quería escuchar la canción solo.
—Síp. Me contó un poco de lo que escribiste en esa nota... —Mis mejillas enrojecieron. Era una nota muy cursi y sentí algo de vergüenza al saber que mi mejor amigo supo sobre ella—. Sí, eres un maldito cursi, Romeo, pero ese no es el punto. Escribiste que si es necesario, lo dejarías solo para que sea feliz; Newt nunca quiso eso y, aunque tú pensaras que lo protegías, no fue así. ¿Crees que él es feliz ahora? —No sabía qué responder puesto que Minho tenía razón. Él, al ver que no diría nada, prosiguió—. Para no seguir dando vueltas en lo mismo, solo te diré un par de cosas más. Newt está haciendo cosas que no había hecho antes, está llevando el tema al extremo. Volvió a fumar y me admitió que bebe por montones. Hoy me dijo que anoche te dejó un mensaje de voz borracho y...
—Sí, sí lo escuché. —Volví a sentir esa culpa dentro de mí.
—Ha probado drogas que, obviamente, son peligrosas. Tú sabes que no debe tener mucha conciencia en cuanto a cantidad y bueno... le puede dar una sobredosis o lo que sea. Sé que no quieres que esté así y ten claro que el daño es para ambos. Has fumado tanto que ya te veo con un cáncer de pulmón en 5 o 10 años más. —Puse los ojos en blanco frente a la exageración de mi amigo. Él rió—. Sabes a lo que me refiero. No estás yendo a trabajar, bebes como un condenado y te quedas sentado aquí todo el día mirando por ese ventanal como si estuviera pasando algo muy importante allá afuera las 24 horas del día. Dejo todo a tu criterio y elección, yo solo te acabo de decir la verdad y no hablaré más del tema —Dicho esto, me dio una última mirada y se dirigió de vuelta a la cocina.
—Minho —hablé antes de que desapareciera por la puerta. Él se giró y me miró nuevamente—. Gracias, amigo.
Minho me sonrió y desapareció por la puerta de la cocina, dejándome solo y mucho más pensativo de lo que ya estaba. Debía arreglar esto, todo estaba resultando al revés; no estaba protegiendo a Newt, lo estaba dejando a la deriva. No podía perderlo gracias a una estupidez, si algo le pasaba nunca me lo perdonaría.
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