1
El tiempo pasa muy lento, demasiado, diría yo. Ya es un mes desde la última vez que lo vi y siento como si fuera una eternidad vivida. Sueno cliché, como si pensara que no puedo vivir sin él; sí puedo, pero no quiero.
Nuestra última pelea fue algo trágico, nunca me lo esperé. Fue una discusión violenta, llena de gritos, palabras dichas pero no sentidas, rabia, cosas rotas, lágrimas, amenazas, disculpas, insultos; todo daba vueltas y de un momento a otro nos estábamos besando para luego volver a gritar, hasta que empuñó su mano y pude ver un golpe venir. Me alejé lleno de miedo, no sabía si me golpearía realmente, sin embargo, debía asegurarme. Eso fue la gota que rebalsó el vaso. Thomas decidió irse en ese instante, me pidió mil disculpas por asustarme de esa manera, dijo que nunca me haría daño, me besó rápidamente y salió de mi departamento con sus ojos inundados en lágrimas que caían y caían. Intenté llamarlo, enviarle mensajes, pero nunca contestó. Nunca envió una respuesta o se contactó conmigo. Dos días después fui a la casa de Minho, Thomas arrendaba una habitación ahí para vivir cerca de mí.
—Se fue por unos días, eso me dijo. —Me costó mucho procesar la información, así que me apoyé en el marco de la puerta de entrada—. ¿Newt?
—Ehm... Sí, sí. ¿Qué pasa?
—¿Escuchaste lo que te dije?
—Sí... —murmuré— ¿Sabes dónde se fue?
—Ni idea amigo. Llegó dos días atrás en la madrugada y supe sobre la pelea entre ustedes, pero no me detalló nada, solo lo vi llorando y se le notaba cansado. —Suspiré y seguí escuchando—. Al día siguiente desperté temprano porque había ruido en el primer piso; era él. Tenía una mochila y una maleta, me dijo que se iría por unos cuantos días, y por más que insistiera, no me dijo dónde. Solo me dejó un recado para ti —Minho se quedó en silencio y me ponía nervioso el ver que no hablara nunca.
—¿Y...?
—Y.... ehm...
—¡Minho! ¡Habla de una vez!
—Dijo que te amaba, que por favor te cuidaras mucho y que supieras que él estaría bien...
—¿Solo eso?
—Sí. Digo, no. —Este hombre estaba colmando mi paciencia, mas no era su culpa—. Me dijo que te diera dos opciones, escuchar lo último de mi propia boca o leerlo en una carta que te dejó. O las dos.
—¿Q-qué? —titubeé.
—Que si quieres escuchar lo último de mí o leerlo...
—¿Esto es algún tipo de broma? —Lo interrumpí y reí irónicamente. Cuando vi que su cara no tenía expresión alguna, volví a estar serio y lo miré a los ojos.
—Newt... Sinceramente, prefiero que lo leas. No quiero que esto pase a través de mí.
—No entiendo nada —respondí confundido. Mi voz sonaba algo débil y temblorosa.
— Pasa —Minho se movió para dejarme entrar a su casa. Caminé hacia el living y me senté en el sofá.
Un par de minutos más tarde me pasó una hoja de cuaderno doblada y algo arrugada; la tomé con nerviosismo, haciendo tiritar el papel gracias a mis manos temblorosas. Minho se sentó a mi lado asegurándose de darme espacio suficiente, yo solo lo observé un segundo y volví mi mirada hacia el pedazo de papel en mi mano, luego respiré profundo y lo desdoblé esperando lo que sea.
No eran muchas palabras. Se veían 5 oraciones que formaban un párrafo y ocupaban más de la mitad de la hoja. Thomas escribía usualmente con letras grandes y desordenadas, sumándole que dejaba bastante espacios en blanco entre cada palabra y línea.
"Newt, mi amor
Quiero que sepas que te amo, siempre tenlo presente. Supongo que Minho ya te dijo, pero da igual, lo repetiré: estaré bien, cuídate mucho, por favor. Creo que esta es una buena decisión: no quiero que nos veamos más por un largo tiempo. Sé que entiendes. Nos hará bien, los sentimientos no se irán así como así.
Tuyo, Thomas.
PD. Te amo, recuérdalo."
La rabia y pena se apoderaron de mí instantáneamente mientras mi visión se nublaba por las lágrimas. Solo me levanté y salí de la casa de Minho ignorándolo por completo y arrugando el papel en mi mano. Sus palabras eran como un sonido casi inaudible; las palabras en esa maldita carta, que leí con su propia voz, eran las que no me dejaban oír nada más.
Lo extraño. Si supiera cuánto lo extraño, ni yo sé la cantidad exacta. Quizás lo puedo medir con botellas de cerveza, vodka o vino. Vasos de whisky o colillas de cigarro. Gramos de droga. A lo mejor las horas sin dormir es un buen medidor. La cantidad de objetos rotos en mis peores momentos. Los trozos de vidrio desparramados en un rincón de mi habitación y también las veces en que perdí la consciencia gracias al alcohol o las drogas.
Me pregunto cómo todo esto, cómo todo este amor pasó de ser una linda historia, una dulce melodía que calmaba mi alma a algo que me está matando lentamente.
Me puse de pie y busqué entre todos mis vinilos algo que pudiera ser agradable; encontré uno con algo de polvo y sin nombre en el sobre que lo guardaba. Eso no era mío, definitivamente no lo era. La curiosidad me ganó, lo puse en el tocadiscos y una guitarra comenzó a sonar con suavidad. Conocía esa melodía. Estaba seguro de que la conocía. Tomé el viejo sobre blanco y polvoriento, lo observé en busca de un nombre. Nada.
Miré dentro de él y encontré un papel doblado. Tenía una cita escrita seguida en un gran párrafo, todo a mano con esa letra tan familiar.
" 'Cariño, he estado aquí antes, he visto esta habitación y he caminado por este piso. Sabes, solía estar solo antes de conocerte.'
Esta es mi canción favorita. Posiblemente no es la más alegre, pero me fascina. Siento que nos identifica. Todo al principio es color rosa, pero a veces la melodía que tocaba David al Rey Saúl no lograba su cometido, que era calmarlo. Es como cuando discutimos: mis palabras a veces no pueden calmarte, no quieres escucharlas, dices que no te importan, etc. Y también pasa conmigo, dando vuelta los papeles. Y es normal. La canción se llama Hallelujah, mas no todo es siempre como dice la palabra. Quiero que sepas que nunca dejaré de agradecerle al destino por haberte traído hacia mí, por haber sido lo que me tenía deparado. Aunque peleemos, aunque pasen cosas como lo que dice la canción (espero puedas entenderla, sé que sí lo harás), aunque a veces nuestro amor esté a punto de quebrarse por completo, logramos reconstruirlo. Perdona si alguna vez no te he hecho sentir bien, si te hice llorar o no me has dicho que algo te molestó, espero que después de esto puedas hacerlo porque estás en todo tu derecho. Haría lo que sea por ti y si debo dejarte solo para que seas feliz, lo hago... porque si así eres feliz, yo podré serlo también. No planeo dejarte solo, si eso piensas.
Si alguna vez te pido que nos alejemos, ojalá nunca pase, ten presente que deberé tener una fuerza de voluntad impresionante y que necesitaré todo de mí para no hablarte después de una hora. Posiblemente las razones tengan sentido, serán para protegerte o lograr reconstruirnos nuevamente. Quizás hablo estupideces y eso nunca pasará. Como sea, dejé este vinilo escondido entre los tuyos, era de mi papá y quiero que lo tengas tú. Quiero poder volver a escucharlo el día en que vivamos juntos. Sentarnos en el sillón de nuestro departamento y apoyarte sobre mi pecho, acariciar tu cabello y sentirte cerca. Escuchar esa dulce melodía, cerrar mis ojos y saber que te tengo. Saber que soy más feliz de lo que ya era hace unos minutos atrás. Estoy seguro de que no es algo lejano. Te amo, Newt.
PD. Soy Thomas, por si tienes dudas. xx"
"Idiota, cómo no iba a saber que eras tú", pensé mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro. No había alcanzado a escuchar la canción, así que la reproduje nuevamente y me recosté en el sillón.
"Well, there was a time when you let me know what's really going on below, but now you never show that to me, do you?..."
Una cerveza. Dos cervezas. Un vaso de vodka. Otra cerveza. No sé en qué momento marqué el número de Thomas en mi celular. Llegué al buzón de mensajes y escuché su voz después de más de un mes.
"Hola, soy Thomas. En este momento no puedo contestar pero deja tu mensaje y te devuelvo la llamada."
—T-Tommy, déjame saber qué pasa... Qué es lo que pasa dentro de tu cabecita, aún... a-aún no entiendo del todo tus razones y... —Me detuve un segundo. Estaba algo borracho, mas estaba consciente de lo que hacía. Respiré profundo, reprimí las lágrimas que querían salir y continué sin importar que tartamudeara o necesitara mucho más esfuerzo para hablar con fluidez—. E-encontré tu vinilo... Quiero que... que puedas escucharlo conmigo como dijiste. N-No ahora... Pero algún día... No me gusta escuchar esta canción solo cuando sé que estamos a-así... Quiero... Olvídalo. —Estuve a punto de colgar cuando recordé lo más importante—. Te... Te extraño.
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