3. Valer la pena

NO REGRETS.
capítulo 3: valer la pena.

📍 Ciudad Subterránea.

Su vista estaba fija en las tres figuras que se movían de forma profesional a unos metros delante de ellos, estaban tan cerca pero a la vez lejos manteniendo su distancia y velocidad, notó que voltearon a verlos, pero los cinco no hacían nada más que seguirlos, queriendo probarlos.

Calynn mentiría si el hecho que mostrar autoridad y poner nerviosos a terceros le disgustaba, porque no lo hacía, porque estaba orgullosa de formar parte de la Legión. El trío enganchó sus cables por las paredes cercanas deteniéndose de forma ágil con tal de deshacerse de ellos, el cuerpo de exploración no hizo nada más que moverse y desviarlos con elegancia. La pelirroja por inercia volteó todo su cuerpo, acostumbrada a mirar al titán para no convertirse en trozos en su maloliente boca, la capa se movió por el viento que causó su movimiento hacia delante tapando su insignia.

Y fue cuando Calynn lo vio por primera vez.

No parecía mayor que ella, con cabello negro, mirada analítica, el ceño ligeramente fruncido mientras veía sus movimientos y las luces de la ciudad brillaron en sus ojos como la plata cuando su mirada finalmente se posó en ella. La sombra de la capa tapaba la mitad de su rostro, ojos oscuros y mechones rojos como la sangre sobresalir movidos por el viento. Su ceño se frunció más mientras que ella separaba sus labios escuchando las palabras de Erwin en su cabeza.

Así sabrás que vale la pena.

La conexión que se había formado entre ellos se rompió cuando el cable de sus equipos los empujaron hacia direcciones contrarias, Beyhan achicó los ojos viendo como giraba y lograba mantener la misma distancia e incluso más que la anterior con ellos. Sintió a Erwin a su lado, no giró pero podría apostar que estaba sonriendo, que le estaba gustando lo que veía, sin embargo, quería más y Calynn estaba ahí para darle ese gusto. Sin detenerse, los tres se juntaron y comenzaron a usar los edificios como obstáculos para perderlos, pensando que podían escapar si solo se trataba de la Policía Militar.

Pero la Policía Militar no se movía así y mucho menos lo miraba así.

La Legión no tuvo problemas en desviar los propios obstáculos que ellos les pusieron y prontamente se movieron más rápido hasta el punto que podían verlos mucho más cerca. Calynn apretaba las empuñaduras de sus espadas deslizándose y columpiándose entre los edificios bajos, con el aire cerrado y maloliente sofocando sus pulmones. Decidió ignorarlo por el momento para fijarse en los criminales que trataban de huir, dieron la vuelta alrededor de una de las columnas gruesas del lugar y la pelirroja escuchó el siseo del gas en su espalda con poca atención, los ganchos crujieron cuando soltó la estructura inesperadamente brillosa para seguir su camino. El sonido del cable acompañaba cada decisión que tomaban.

Cuando los vio separarse volvió a achicar sus ojos, siguiendo la dirección que cada uno, recién ahí notó que uno de ellos se trataba de una mujer, miró a Erwin rápidamente cuando les dio la nueva orden. Mandó a Thomas por el muchacho y a Irina por la mujer, en cambio Mike, ella y el propio Capitán continuaron derecho tras el que parecía ser el líder. Casi, casi pudo sentir a Erwin sonriéndole, una de aquellas sonrisas que usaba cuando veía o escuchaba algo que le gustaba o cuando su plan resultaba exitoso y en este caso sabía muy bien que ganaría contra Calynn, porque aquel muchacho de pelo negro sí que tenía habilidades y vaya que era rápido.

Así sabrás que vale la pena.

Se separaron a la vez que el otro se metía entre el hueco de un edificio posiblemente abandonado, Mike se adelantó moviéndose cerca del suelo y Calynn lo rodeó, no supo donde se metió Erwin más sabía que significaba aquello. Era hora de pararlo. La pelirroja se columpió hasta el otro lado al mismo tiempo que el sabueso que tenía por compañero se le abalanzaba y lo empujaba hasta un callejón. Ella desapareció un momento. Esperando.

• • •

Cuando giraron la columna, Levi pudo confirmar que no se trataba de los inútiles de la Policía Militar, volaban como si tuvieron las mismas alas que adornaban su capa verdosa y eran estúpidamente ágiles, y supo que sería un poco más difícil deshacerse de ellos, solo un poco. No es que tampoco quería hacerlo.

—Ese movimiento, no son de la Policía Militar —exclamó Farlan para hacerse oír, tanto él como Isabel a su lado miraban a los cinco encapuchados que los seguían con ahínco.

—No hay duda, son ellos —hizo una pausa mientras miraba su camino—. La insignia de las Alas de Libertad. La Legión de Reconocimiento.

Isabel sonrió con la cabeza volteada hacia sus perseguidores, aunque sentía ganas de ir para quitarles la molestosa capucha y ver mejor quienes la querían atrapar. Aunque su lado curioso también deseaba analizar todos los movimientos, ¡mataban titanes! Se gritó a si misma. Volvió su vista hacia su hermano manteniendo aquella sonrisa y asintiendo antes de tomar el camino de la derecha.

Levi los miró sobre su hombro.

¿Había tres líderes? Bien, enséñenme la habilidad de la Legión de Reconocimiento.

Se metió entre el laberinto de casas tanto usadas como abandonadas donde no había nada más que suciedad, sin esperar que al otro lado ya estarían esperándolo. No supo quien de todos fue quien apareció desde un pasillo y tampoco le importaba, sin embargo, la fuerza con la que rompió un muro derribándolo fue casi admirable, si no fuera que no estaba para juegos ni peleas. El hombre de pelo castaño claro que mantenía su rostro arrugado era exageradamente grande y alto para su gusto.

Levi retrocedió con el ceño fruncido, veloz como siempre, guardó las empuñaduras sin cuchillas del equipo que habían robado para sacar un pequeño, pero bastante filoso, cuchillo. El arma mortífera de aquel soldado brilló bajo las luces a la vez que se acercaba a él sin vacilación alguna, así que él hizo lo mismo y sin mucho esfuerzo logró arrebatarle una de sus espadas. El hombre retrocedió con una sola cuchilla en manos pero como un rayo se acercó golpeándolo y girando con él, barrió el suelo obligándose a sujetarse con la mano. Chasqueó la lengua al sentir la suciedad del suelo pero ahora era más importante el gigante frente suyo, sujetó las empuñaduras vacías y el cable del equipo siseó cuando se enganchó en la pared y lo elevó.

Se escuchó otro siseo que lo alertó, a los pocos segundos apareció otra figura encapuchada de un lado cortando uno de los cables que lo sujetaban. Se desvió para no caer y gruñó cuando lo patearon, se escuchó el golpe del metal contra metal cuando sacó su cuchillo contra aquella larga cuchilla viendo a su contrincante. La capucha se le deslizó de la cabeza roja y los mechones tan lisos como papel se movieron, ojos marrones como aquella tierra hundida en la que vivía brillando en determinación. Pelo rojo como la sangre, ojos marrones como el suelo sucio, Levi gruñó, no había peor combinación que esa.

El único cable se le soltó al no aguantar su peso y cayó al suelo, su espalda golpeó la pared y se quedó ahí un momento con la cabeza gacha. El gancho soltó las paredes rotas y la pelirroja se deslizó por sus pies por la velocidad en la que había aparecido, quedando a menos de un metro del pelinegro caído.

—¿Lo mataste, Calynn? —preguntó el castaño tras ella, puesto que no había visto bien si había usado contra él las espadas y el objetivo yacía inmóvil.

—No, solo lo pa... —no pudo terminar su oración pues ninguno de los dos se esperó que el otro se levantara tan rápido sin que, ellos, los mejores de la Legión, pudieran reaccionar.

Calynn, la más cercana, abrió los ojos y retrocedió dos pasos antes de que el más bajo la tomara del cuello de la capa y con tanta fuerza la estampara contra la pared de frente, donde segundos antes ella lo había golpeado. Beyhan se quejó sintiendo el gusto familiar y metálico de la sangre invadiendo su boca, su frente le dolía al igual que su mandíbula, carajo, eso había sido un buen movimiento, no lo vio venir. Se sujetó de la misma pared sin soltar sus cuchillas, escuchando como había ido contra Mike esta vez, su cabeza le sumbaba pero lo sacudió para alejarlo.

Apretó las empuñaduras, sacudió sus hombros mientras un hilo de sangre bajaba desde la comisura de sus labios y volvía hacia el par. Quiso volver a patearlo pero esta vez no funcionó, el pelinegro se dio cuenta de su presencia y usó su técnica en contra de ella al golpear su rodilla. Alzó su cuchillo al ver que se desestabilizó y estaba a su altura, la pelirroja pudo ser capaz de moverse a último momento para salvar su garganta, sin embargo, el filo del cuchillo alcanzó y cortó una de sus trenzas, Mike interpuso su espada entre su rostro y el arma blanca haciéndolo retroceder. Calynn jadeó quedando con una rodilla en el suelo.

¿Dónde carajos estaba Erwin? Estaba sangrando y le dolía su cabeza y rodilla, ¿no era prueba suficiente? Lo iba a asesinar.

Volvió a levantarse para ir a apoyar a Zacharias, se deslizó de vuelta, el pelinegro golpeó al castaño y volteó hasta ella, tan hastiado de verla regresar, regresar y regresar. Apretó el mango de su cuchillo dándole la vuelta para sujetarlo más fácil, desvió la cuchilla que ya habrá matado titanes con fuerza y rapidez. Alzó su cuchillo y de un tajo le cortó la mano, la palma derecha, para ser exactos, obligándola a soltar la espada y le cortó el cable justo como ella lo hizo con él.

Ella retrocedió alzando su mano herida y la espada con la otra, Mike del otro lado hizo lo mismo, quedando en medio, chasqueó la lengua. La sangre de la mano de la soldado goteó, cayendo en cámara lenta hasta el suelo adoquinado, un poco roto, sucio y rebotó en un charco de agua asquerosamente sucia —esperaba que solo fuese eso—. Exhaló el aire apretado de aquel callejón mientras lo miraba directamente.

—¿Puedes parar? Estoy cansada y tú también.

—Yo no los obligue a venir aquí —contestó, su voz era aún más fría que su rostro y ojos platinados, Beyhan ladeó una sonrisa pequeña sacando el aire, exhausta. Pelear contra humanos siempre fue peor que con titanes.

—El equipo ilegal que llevas dice lo contrario.

Él no respondió, ella maldijo en su interior apretando la empuñadura en su mano izquierda. Suspiró bajo la mirada del pelinegro, analizando a ambos, viendo a quien atacar primero, ya debería saber al menos el punto débil de ella, sus piernas. Se preparó cuando volvió a moverse contra ella, tratando de no sentirse ofendida por elegirla tan rápido. Pero ninguno de los tres pudo hacer nada más, el familiar siseo rompió el silencio y las alas se abrieron desde arriba hasta tocar el suelo frente al muchacho, las espadas cruzadas y el cabello rubio brillando cayendo en picada. Y por más que el otro se alejó de su agarre, Erwin Smith logró acercarse a él sujetando sus brazos.

—No lo hagas, mira a tu alrededor.

Thomas e Irina aparecieron de un lado del pasillo con los otros dos compañeros del pelinegro, la mujer —también pelirroja, aunque de un tono distinto— que parecía bastante joven peleaba en los brazos de la castaña mientras que el joven con el cabello como cenizas se mantenía más sereno, viendo preocupado al azabache. Este, al observarlos, no lo pensó dos veces antes de soltar el cuchillo y entregarse. Calynn se relajó y toda la tensión que estaba sentada en sus hombros también desapareció, solamente ahí dejó que su cuerpo se aflojara de la adrenalina que había corrido por ella. Suspiró alzando la cabeza cuando Erwin se acercó, dejando a cargo a los demás para quitarles los equipos robados y esposarlos.

—Te tardaste —limpió el hilo de sangre de su mandíbula poniendo una mueca al ver la cantidad del líquido rojo en su mano. El rubio la observó, el corte realmente profundo, empezaba cerca de su muñeca y se alzaba hasta rozar su dedo índice, y dolía como la mierda.

Calynn incluso pensaba con la rabia que se lo había hecho, supo que un cuchillo con mucho filo en manos de alguien sumamente fuerte con intenciones de desarmarla era peligroso, ugh, intentó apuñalar su cuello, se dijo, esto era lo de menos. Sin embargo, puso una mueca, sus manos eran sus objetos de trabajo y aunque fuera zurda, necesitaba ambos para rebanar nucas de titanes.

Erwin buscó algo dentro de su chaqueta y luego se la extendió, se trataba de un rollo de vendas y ella no pudo evitar sonreír, claro que vendría preparado. Miró a su Capitán una última vez antes de este volteara, encaminándose hasta los tres criminales. Necesitaba limpiar el corte pero no tenía nada de agua cerca y tampoco creía encontrarlo, así que simplemente envolvió su mano todas las veces que pudo e incluso así la mancha roja se extendió. No le dio tanta importancia y aunque dolía, caminó hasta donde su espada cayó y la sujetó manchando la empuñadura.

Se puso cerca del muchacho de cabello claro, ninguno miraba directamente a Erwin quien se puso frente a ellos, esperando con esa paciencia aterradora a que Mike y Thomas los esposaran. Calynn los miró a cada uno, más no notó la mirada del castaño claro, no en ella, si no en la sangre que resbalaba de la empuñadura, brillante, Beyhan tal vez sabía disimular demasiado bien pero Farlan notó el pequeño temblor de su mano herida y como la sacudida también se podía notar en la cuchilla que sostenía. Casi negó, como siempre, Levi no le hizo caso.

Cuando Mike terminó de esposar al azabache, Erwin tomó la palabra.

—Les haré unas preguntas —alzó la empuñadura sin cuchilla—. ¿Dónde consiguieron esto? —nadie contestó—. Sus habilidades también son buenas. ¿Quién les enseñó? —el silencio fue absoluto, Erwin calló un momento bajando parte del equipo y se acercó hasta al azabache, quien mantenía la vista hacia el suelo, su cabello tapaba sus ojos y cualquier reacción que pudiera tener—. ¿Tú eres el líder, cierto? ¿Has recibido instrucción militar?

Él aludido movió ligeramente su cabeza para mirarlo con la mirada más fría que no había visto en nadie desde que Arian Koch los miró por última vez antes de marcharse a Mitras, Calynn frunció el ceño un segundo sin saber por qué pensaba en él.

—Tienes cara de querer matarnos y largarte —volvió a decir el rubio sin apartar la mirada, solo lo hizo para fijarse en Mike—. Me gustaría no tener que usar la violencia.

Calynn se preparó para lo que venía, suspiró sin estar realmente sorprendida, ellos ya hicieron trabajos peores por el bien de la humanidad. El castaño claro entendió y se acercó por detrás del pelinegro, lo agarró con fuerza desde su cuero cabelludo, mandando su cabeza hacia atrás antes de estamparlo contra un gran charco de agua sucia que se encontraba frente a ellos, tal vez con más fuerza de la necesaria. Puso una mueca sin apartar los ojos del pelinegro que giró para ver a Mike con promesas de venganza y odio en sus ojos. Sus compañeros se sobresaltaron y sisearon palabras que no alcanzó a oír.

—Te lo preguntaré de nuevo, ¿dónde aprendieron a usar el equipo de maniobras?

—¡Nadie nos enseñó! ¡Fue por cuenta propia! —exclamó el castaño mientras que la pelirroja a su lado miraba con enojo a Mike.

—¿Por cuenta propia? Es difícil de creer.

—Lo hemos aprendido para poder vivir en este basurero, pero eso es algo que ustedes, los que ven la luz todos los días y que nunca han probado agua de alcantarilla, no lo entenderían —escupió el castaño viendo directamente al Capitán.

—¡Dejen de tratarnos así solo porque son soldados!

Erwin los miró con atención unos segundos insoportablemente largos, miró a Mike haciendo una ligero movimiento de cabeza para que soltara al azabache, lo obedeció al instante pero lo mantuvo sujetado para que atendiera a su superior y fue entonces que la mirada azulada de Smith se posó sobre ella con una pregunta silenciosa, Calynn asintió moviéndose junto a Thomas, que se encontraba tras el chico castaño.

—Mi nombre es Erwin Smith, ¿y el de ustedes? —lo miró y de vuelta el silencio le contestó.

El Capitán miró a Calynn y la pelirroja sujetó el cabello claro del muchacho frente a ella y lo inclinó hacia un lado para poner la cuchilla sobre su cuello, él no se movió ni dijo nada en comparación a la chica a su lado, siendo sujetada de la misma forma por Thomas. El chico, en cambio, parecía que se iba a rendir si terminaría con la garganta abierta por culpa de ella, desvió la mirada para no sentir pena, poniendo aquella máscara de seriedad al observar a su Capitán, esperando su orden.

Mike obligó al azabache a mirar, a sus compañeros y amigos amenazados por aquellos que juraron defender la humanidad de los verdaderos monstruos tras los muros. Y era algo a lo que Calynn ya estaba acostumbrada, no los iba a matar y sabía que aunque Erwin lo ordenara, no lo iba a hacer, no cuando el chico parecía tan aterrado. De tan solo pensar en ello la boca se le llenó del sabor amargo del vino y separó los labios para que el aire a cloaca le llenara sus pulmones y la liberara de aquel sabor, porque cualquier cosa era mejor que el recuerdo agrio del vino en su boca.

—Soy Levi.

Su voz la regresó a la realidad, parpadeó escuchando un quejido ahogado del chico arrodillado que sujetaba, pues no se había dado cuenta que había estado estirando su cabello. Suavizó su agarre hasta soltarlo pero mantuvo la cuchilla encima de su hombro, cualquier otra amenaza que salió de la boca de Erwin lo ignoró, estaba perdiendo sangre, recordó, por eso estaba distraída.

Pero sabía, muy dentro de ella sabía, que no era la primera vez que vagaba en medio de cosas importantes.

Así que centró su atención en Levi, en la mirada de odio que le regalaba a Erwin y como este no se inmutaba, en como miraba de reojo a sus amigos y las cuchillas brillantes sobre sus hombros, amenazantes y que se moverían con cualquier decisión que tomara aquí y ahora.

—Está bien, ingresaré a la Legión de Reconocimiento.

Alejó la espada ni bien lo escuchó y no se atrevió a mirar el rostro de satisfacción de Erwin, su atención centrada en las pequeñas gotas de sangre que había dejado en la camisa del chico que no sabía su nombre. Y por puro placer psicópata apretó su mano derecha por la empuñadura, la familiar electricidad de dolor le recorrió su brazo hasta alojarse a su cabeza. Su propia sangre recorriendo la hoja brillante.

Esta vez alzó la mirada encontrando la de Erwin fijó en la de ella, Calynn alzó la cabeza porque no la dejaría en paz, movió sus labios antes de volverse hasta Mike, con el ceño y la nariz arrugada por el olor a sangre que le quemaba.

Aún no valió la pena.


Nopuedeser que actualice rápido, ahora es por ley tardarme meses ah.

Ahora ya saben quién le hizo la cicatriz de la mano que se menciona en el prólogo jsjsjs.

Ya salió mi chaparro fav, dios lo extraño mucho )): ¿que opinan del cap? ¿opiniones sobre calynn? Es poco lo que hay pero Calynn está bien perturbada ah.

No tengo muchas cosas que decir so, ¡espero les haya gustado! Nos leemos.

Mag.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top