11. En aquel remoto castillo

NO REGRETS.
capítulo 11: en aquel remoto castillo.

La fortaleza abandonada se alzaba en la colina alta, rodeada de una gran llanura con pocos árboles que la pudieran cubrir, se elevaba para ser vista desde una gran distancia. El tiempo había hecho su trabajo en este lugar, la mitad estaba caído y la muralla delantera tenía un gran hueco lo que les permitía meter la carreta sin problemas. En su interior no había nada más que polvo, insectos y cajas que se dejaron de expediciones pasadas, a veces podrían encontrar animales dentro, sin embargo, no había rastro de objetos humanos, ningún sillón, ningún cuadro. Nada. Había sido completamente desalojado, Calynn suponía que fue por el peligro a los titanes cuando estos aparecieron hace cien años, quien sabría a que noble perteneció.

Había sido un castillo en otra época, en este páramo nunca podría servir de protección, se encontraba demasiado expuesto a cualquier enemigo. Pero le daba un buen uso a la Legión, los titanes no eran activos de noche y aprovechando aquello se quedaban a descansar antes de volver al infierno. Calynn desmontó de su caballo poniendo una mueca, seguía sintiendo el dolor que la había atacado el día anterior y estaba segura que sería peor por los movimientos que hacía, pero no se esperó el latigazo que surgió de su estómago bajo por aquella simple acción. Frunció el ceño y se atajó de la montura, si estaba sola se hubiera inclinado sobre si misma y abrazado pero aquí no estaba dispuesta a demostrar tal debilidad. Soltó el aire contenido alzando la cabeza, aspirando nuevamente para calmarse. Ah, su útero de verdad la odiaba.

Erwin la miró, su atención puesta en su rostro que trataba de fingir el dolor, lo peor es que le salía demasiado bien. La pelirroja al notarlo se enderezó —no supo cuando se encogió sobre si misma— y alzó las cejas, sujetó las riendas de Fenrir llevándolo al área de carga, para atarlo por un poste e hidratarlo. El rubio la siguió con la mirada, era notorio que su subordinada estaba cruzando por un intenso dolor del que no estaba informado pero supuso de que trataría. Llevó su semental blanco junto a la de ella tratando de disimular pero Calynn levantó una ceja en contra, Erwin no pudo hacer nada más que sonreír y hacerle un ademán para que lo acompañara dentro del castillo.

La retaguardia llegó tiempo despues, solo había un camino para transitar por lo que avanzaban con lentitud. Levi, Isabel y Farlan arribaron junto al escuadrón que le asignaron aunque nunca estaban cerca de ellos. Habían visto estructuras peores en la Ciudad Subterránea, pero este lugar se estaba cayendo a pedazos y la suciedad de las enredaderas apretaban los cimientos a punto de caer. Los soldados se movían a su alrededor, bajaban las cajas que habían ayudado a montar a la carreta, llenos de bolsas para dormir y alimentos para sobrevivir la larga noche. Isabel miró el castillo poco segura, mientras Farlan se estiraba a pocos pasos de ella.

—Hey, ¿descansaremos en este deteriorado lugar? Estoy segura que nadie ha estado aquí por al menos un año —calculó la pelirroja, Farlan caminó a su lado para observar lo mismo que ella—. Las paredes lucen maltratadas pero... pero parece que le han dado un buen uso a estas viejas ruinas.

—Claro, si los titanes atacaran serían capaces de derribar las paredes fácilmente —asintió el castaño llevando sus manos a su cintura—. Pero si pasamos la noche aquí deberíamos estar bien.

—Cierto, los titanes no pueden moverse de noche, ¿eh? Es extraño.

—Aún así no sabemos que ocurre fuera de estos muros. No bajen la guardia —avisó el pelinegro llevando a su caballo hasta los bebederos.

Una vez que dejaron a sus animales descansar, se adentraron al castillo encaminandose para recibir las bolsas de dormir que le correspondía a cada uno, había una fila delante así que debieron esperar. Levi se cruzó de brazos, observando a su alrededor pensando en que parte se encontrarían sus objetivos, los dos soldados y los documentos que serían su llave a la libertad de aquella ciudad enfermiza. El aroma al aire libre era refrescante, era limpio y le gustaba, no pensaba volver a vivir entre cloacas arrastrándose como un insecto y haría lo necesario si así podía darles una buena vida a sus amigos. Observó desde su posición el gran salón que se alzaba, sus pasillos y los balcones que le indicaban de una segunda planta. Los documentos deberían estar aquí, no había duda.

Frunció el ceño y como si fuera una avispa zumbando en su oído, sintió un hormigueo recorriendo su espina dorsal. Como si un rayo hubiera cruzado a su lado, eso que le alertaba y le ponía tenso. Como si un titán hubiera aparecido. Abrió sus ojos por aquella sensación, sin tiempo para pensar solo alertó el viento y a Calynn Beyhan cruzando detrás de él. No la había visto, no la había alertado, había aparecido con tanta gracia que no se había dado cuenta. Giró su cabeza violentamente notando que ni siquiera giró para verlo, no le había prestado ni la más mínima atención y los vellos de su cuerpo se estremecieron como si lo hubiera estado a punto de atacar, caminaba junto a Erwin mientras hablaban de cosas que no escuchaba, llevaba un mapa en sus manos mientras se dirigían a uno de los pasillos.

Levi frunció el ceño, al menos ya sabía donde estaban, pero no pensó en nada más que en aquella sensación extraña. Había sentido lo mismo aquella vez cuando se vieron por primera vez en la Ciudad Subterránea, tampoco la había visto, tampoco la había sentido y lo había derribado como si nada. No era una alerta de un peligro extremo, era una electricidad extraña que lo dejaba inmóvil. Un escalofriante hormigueo.

No le gustaba ese sentimiento.

Estaba seguro que cuando la matara dejaría de sentirse así y no veía la hora de hacerlo.

• • •

La noche cayó rápidamente, las estrellas se dibujaron en el firmamento y la brillante luna llena reemplazó el sol. La luz bañó las ruinas de un iridiscente y pálido color plateado, dentro de ellas, e iluminados por antorchas, los soldados conversaban listos para ir a dormir. Aunque no podían hacerlo, cada escuadrón tenía una reunión para conversar sobre la formación que les tocaría. El escuadrón de Flagon, conformado mayormente por reclutas, era demasiado inestable pero también muy talentoso, igualmente era algo que preocupaba al líder.

El nuevo mapa del ejército se encontraba pegada a la pared y los soldados a su alrededor, el trío ligeramente alejado pero escuchando atentamente. La nueva formación era fácil pero estaba meticulosamente bien hecha, romperlo llamaría la atención y eso les dejaba con menos salidas que antes. Flagon giró luego de acomodar el plano con la boca abierta, listo para tirar órdenes y advertencias, pero en cambio su vista fue enfocada a la silueta que se acercaba y con un suspiro sonrió de lado, un poco socarrón y cansado. El resto siguió su mirada, Isabel, quien estaba en medio de sus amigos, pudo sentir la tensión crecer tanto que podía aplastarla.

—Ah, ahí está mi asistente favorita —apuntó el líder de escuadrón con un deje irónico, se cruzó de brazos viendo como Calynn se acercaba pasando en medio de sus subordinados—. Me alegra saber que hoy no sacrificaste a nadie, Beyhan.

La mujer le lanzó una mirada sombría, con poca iniciativa de su parte en querer seguir con ese juego ignoró las miradas mientras se acercaba. Calynn era una mujer bastante interesante a veces, nadie sabía cómo se había hecho la cicatriz en su mejilla ni las cortadas en su cabeza que su cabello tapaba, había estado bajo la tutela de Erwin desde que se enlistó en la Legión y lo que sabían es que había terminado en el primer puesto de las tropas solo siendo seguida por el soldado de oro de Mitras y que Dmitri Lazar era su mejor amigo, era grandioso ver cómo dos personas totalmente distintas podían convivir en paz. Tenía veinticinco años y se estaba ganando una reputación no muy honorable que pronto se extendería fuera de las filas del ejército.

—Hay cambios en la formación. —Fue lo que dijo en contra de las acusaciones ignoradas olímpicamente, ella no tenía por qué justificarse ante él. Pero aquello fue lo suficiente para sobresaltar al castaño líder y que sus palabras mueran en su boca—. Estarán aquí, en el flanco derecho, detrás de la vanguardia —apuntó la dirección en el mapa de la pared. Sus ojos castaños se elevaron ligeramente hasta el otro, Flagon miró la posición nueva y puso una mueca—. ¿Estás nervioso?

Tsk. Esto es cosa de Erwin, ¿no? —acusó, más que una pregunta era un afirmación, quien más si no haría tal cambio, la formación era de Erwin al fin y al cabo.

—¿Y qué si lo es? —alzó ambas cejas rojizas en su contra, con los dolores persistentes, que alguien le esté hablando mal era irritante y mucho más por cuestionar al Capitán—. ¿Querías ir en retaguardia para no enfrentarte a ningún titán? No creí que fueras un cobarde —espetó, el rostro de Flagon palideció por la conmoción y la rabia, teóricamente Calynn no debería estar hablándole de esa forma—. Son órdenes del Comandante, solo obedece, yo solo soy la informante.

Flagon se obligó a no responder ante su insubordinación, tenía el favor del Capitán y esta había pasado la prueba del Comandante, jamás podrían castigarla solo por unas palabras. Con la mandíbula apretada asintió aceptando la formación nueva, satisfecha, Calynn se dió la vuelta para irse sin nada más que decir. Captó la mirada grisácea y se detuvo un momento para mirar al trío de criminales.

—Hoy lo hicieron bien, sigan así. —Les regaló una sonrisa de lado, suavizando sus facciones unos breves instantes. Isabel fue la única que le devolvió la sonrisa, bastante orgullosa de sus logros como para ignorarlo.

Calynn siguió caminando, alejándose de ellos mientras iba hasta otro escuadrón, la de aquella mujer de lentes que les hizo miles de preguntas hace unas horas. Isabel apretó sus labios cuando la tensión abandonó el grupo pero su mirada era divertida, un poco alegre de que alguien le haya puesto en su lugar al líder de escuadrón. Aún no lo perdonaba por como los había tratado. Volteó a ver a sus amigos con las manos tras su espalda, Fabian le tenía un terror profundo desde que amenazó su cuello y todas las veces mientras entrenaban sobre sus caballos, Levi en cambio no abandonó sus ojos de la figura de la mujer, la comprensión bañada en ellos. Podría entender porque ese noble la quería muerta, seguramente lo habría insultado hasta tal punto de mandarlos a ellos.

En su opinión, era una estúpida forma de morir.

—Perra —espetó Flagon entre dientes una vez la pelirroja se alejó lo suficiente para que no lo escuchen. Soltó un suspiro viendo la formación antes de dirigirse a ellos—. Está bien, escuchen con atención...

• • •

Esto era insensato, fue lo que se dijo, pero a Dmitri le encantaba la sensaciones fuertes y no iba a desaprovechar esta oportunidad. Sus labios danzaban en conjunto con los ajenos, dejando que tomara el control de la situación. Sus manos puesta en las caderas de su amante lo acariciaban y lo atraían a él, mientras que las del castaño posadas en su cuello enredaba sus dedos entre sus mechones blanquecinos. Había sido una grata sorpresa de parte de Farlan, el castaño lo vió caminar y en un impulso, como si fuera un adolescente, lo siguió hasta agarrarlo y llevarlo a un pasillo sin iluminación. Dmitri, maravillado, dejó que lo arrastrara y lo pusiera contra la fría pared de piedra, el hecho de pensar que se encontraba besándose a escondidas con un antigüo criminal en medio de una fortaleza rodeada de titanes inactivos le daba mucha adrenalina.

Su cuerpo entero reaccionó ante los toques, su sangre se acumuló en sus mejillas al mismo tiempo que sus lenguas se rozaban y en cambio soltó un jadeo que los separó. El peliblanco sonrió viendo las mejillas sonrojadas de Farlan, sus ojos cerrados, sintiendo su cuerpo contra el suyo y las manos apretando los mechones de su nuca. Alzó una de sus manos para acariciar su rostro, pasando sus dedos por su mandíbula y mejillas calientes.

—¿Me extrañaste, cariño? —preguntó ladeando la cabeza para dejarle un beso cerca de la oreja, luego otro en la mandíbula y luego otro cerca del cuello, obligándolo a inclinarse. Sonrió oyendo el suspiro que soltó.

—Si, lo hice, ¿está mal decirlo? —Su voz era suave y baja, como terciopelo caído sobre una alfombra, su aliento golpeó su cuello y le dió un escalofrío. Soltó una pequeña risa separándose para poder verlo, le gustaba hacerlo y notar lo que provocaba en él.

—No, no lo está —murmuró besando la comisura de sus labios con lentitud, como un beso fantasmal.

—Bien, porque no he dejado de pensar en ti ningún maldito día, ¿qué me hiciste? —gruñó, Dmitri alejó su rostro, miró sus facciones sencillas y sus ojos azules metálicos, reconoció desde la primera vez que lo vió que eran de un bonito y extraño color, y eso que se tenía bastante estima por los suyos. Era algo que le gustaba hacer, observar los ojos de las personas, detallar cada pequeño color que a distancia no podría distinguirlo, las rayas que conformaba las irises y descubrir cosas nuevas. Era un artista, observar detalles que a nadie le interesaba era parte de su escencia, luego convertiría todo este conocimiento en arte.

—Mmm, tengo un encanto atrapante —bromeó con una sonrisa ladina, bajó los dedos que recorrían el entorno del rostro del castaño hasta su mentón, lo alzó ligeramente antes de volver a chocar sus labios con los suyos. Sin darle tiempo de responder debido al limitado tiempo que les quedaba, lo atrajo más a él, sus pechos chocaron junto a sus caderas, el movimiento brusco hizo que Farlan mordiera su labio inferior pero Dmitri no se separó, solo causó que lo besara con más ahínco—. Eres tan encantador, Farlan.

Sentía que volaba, ¿era posible sentir la dulzura y el frío de Sina solo con el contacto de sus labios? Era posible que Dmitri no pisara Orvud desde hace años pero, aún así, seguía siendo un chico de la muralla interior y todo ese confort, toda esa vida por lo que añoraba lo devoró como si pudiera tenerlo. Dmitri era un pedacito de la vida que quería. Sin embargo, sus pensamientos cobraron fuerza, las pocas opciones que tenía y las palabras dichas hacía unas horas, los documentos y las vidas que arrebatarían al día siguiente.

—La cita —murmuró entre besos, forzandose en conseguir aire para seguir hablando contra los labios ajenos—. La cita... ¿aún... está en pie, la cita? —preguntó, necesitaba saberlo, necesitaba escuchar la afirmación por una simple esperanza de que seguiría con él incluso con sus crímenes y futuros pecados. Una mentira, porque Farlan sabía muy bien que Levi lo mataría si se interpusiera en su camino y si no es así, estaba seguro que los cazaría por matar a sus compañeros, a sus amigos. Se separó a regañadientes para observarlo, ya no importaba verse desesperado y descubrir su secreto—. Dmitri.

El peliblanco ladeó la cabeza, no había muy buena iluminación de este lado del castillo pero pudo verlo sin muchos problemas. Notó su tensión creciente, su cuerpo rígido, sus ojos desesperados en una respuesta. Tenía miedo y esa reacción le pareció muy curiosa, ¿qué pensaba hacer como para tener miedo en si la cita seguía en pie? Sus sospechas se elevaban con cada interacción del hombre y aunque fue divertido buscar respuestas, no había llegado a nada.

—¿Tan desesperado estás por pasar a la fase dos, cariño? —soltó de forma burlona, el sonrojo del castaño se hizo más intenso.

—¡No hablo de eso! —exclamó nervioso ante tal insinuación, Dmitri carcajeó recostandose más cómodamente por la pared llevando consigo al criminal, rodeando su cuerpo con sus brazos.

—¿Por qué lo cancelaría? Solo debes volver vivo pero te advierto que pasearemos por todos los restaurantes y probarás las comidas más extraordinarias —levantó la vista por un momento divagando entre sus pensamientos—. Había uno en Stohess que servía costillas de cerdo con miel, sus bebidas son de las mejores cosechas, me fui unas dos veces, solía pedir jugo de manzana porque estoy a dieta.

Farlan lanzó una risa por aquello, su cuerpo se relajó entra los brazos del peliblanco, dejó su mentón descansar sobre su hombro. Se dejó llevar por la tranquilidad del momento, olvidandose por unos minutos de todos los problemas y peligrosos. No podía pensar en ello cuando estaba con Dmitri, era una calma fresca y relajante, le gustaba sentirse así.

—¿Y cómo es? Stohess, digo, lo vi de pasada al venir pero no noté mucho —murmuró, sus voces bajitas acariciando los pasillos sin vida y llenas de polvo, una calidez que recorrió el pecho de ambos.

—Stohess es una zona muy comercial, así que hay muchas tiendas y restaurantes, la gente suele preferir comprar de ahí que de Mitras —explicó con la mirada en la pared contraría, detallando todo lo que recordaba del distrito al sur de la Muralla Sina—. Además, ahí se encuentra uno de los cuarteles de la Policía Militar ya que controlan la frontera, sus edificios son altos pero no tanto como los de la capital y suele haber festivales cada ciertos meses —bajó la mirada regalandole una sonrisa—. El resto lo averiguarás tú mismo.

Farlan suspiró, él hacía ver a la muralla privilegiada como un sueño pero para el castaño, que había vivido entre cloacas, toda la superficie era un sueño. Estar aquí, con él, a kilómetros de las murallas en una zona salvaje, rodeada de naturaleza bajo el cielo nocturno era una maldita fantasía. Por esto habían aceptado la misión, por más arriesgada que podía ser, la recompensa era enorme y aunque no confiaban en el noble, tenían su as bajo la manga para obtener lo que quería: un vida en la superficie. Ya no le importaba en que distrito, solo quería sentir el sol en su cara todos los días. Si esta misión se completaba, lo obtendría, pero Dmitri no estaría a su lado.

Sin decir nada y decidido en obtener esos malditos documentos, se enderezó y volvió a besarlo. Si esta era la última vez que tendría esta clase de amor del protector de la humanidad, que así sea, pero nada le quitaría sus sueños por cumplir.

mis ganas de terminar este acto >>>> mis responsabilidades.

les dije que solo faltaba un capítulo para terminar, bueno pasaron cosas y decidí cortarlo hehe (estoy retrasando el dolor) BUENO DMITRI FUERA, CALYNN ES LA MC no lo puedo controlar él hace lo que quiere y se apropia de todo increíble.

en fin, espero les haya gustado, ¿que opinan del capítulo? díganme òwó.

¡nos leemos!

mag.

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