Capítulo IX: El beso del carpintero
—¡¿Me podéis decir cuánto queda?! ¡Estoy harta de estar caminando en una puta pradera y que no hayamos llegado ya a un pueblo!
El grito de ___ muestra enfado y cansancio. Está acostumbrada en caminar porque hace deporte, pero le pone de malhumor no ver algo de civilización. Llevan cinco días y lo único que encuentran son animales hambrientos que los atacan sin cesar. Hasta necesita un baño urgentemente. Se pregunta que cómo es posible que Tashigi no se haya quejado en ningún momento, ya que es una mujer. Lo más lógico es que es una Hörrox, pero no es excusa. ___ infla los mofletes y cruza los brazos, símbolo de molestia.
—¡Ni siquiera estoy entrenando, Ray-san! —chilla nuevamente.
—Aún no estás preparada.
—La otra vez no dijiste lo mismo. Comprobaste lo que era capaz, pero me dijiste que aún me falta por entrenar. ¿Y ahora estás diciendo que no estoy preparada? ¡No te entiendo!
—Porque debes escuchar —dice el ermitaño mirando a la joven—. Escuchar a tu "yo" interior.
—¿Te refieres a escuchar a la antigua Hall Lókë?
No obtuvo ninguna respuesta por parte de Rayleigh. Otro secreto más que tiene que ocultar. Ella no está entendiendo nada, todo esto es confuso. Suspira con pesadez aún manteniendo su postura. Echa una ojeada a los chicos que parecen estar tranquilos ante la situación. Claro, porque como ellos tienen algún tipo de habilidad ya sea elemental o no, no les preocupa para nada. Inconscientemente se mira el antebrazo viendo la marca del dragón. Al despertar esa capacidad de entrar en un modo furia llamado Mezame, le daba la sensación de que no es lo único que puede adquirir. ¿Y si ella no está preparada para pelear como Gran Dragona? Muchas dudas surgen por su cabeza.
Y en cuanto a Trico, no sabe nada de él. Se cuestiona si estará en un sitio seguro. Seguramente que lo estará, es un animal inteligente y no debe dudar de él. Pasa por su cabeza de tener un baño relajante y despejar la mente de algún modo. Esto de estar tensa no es lo suyo. Y, sin darse cuenta, choca contra la espalda de Paulie porque se detuvo un momento. Él la mira de reojo a ver si se encuentra bien. Ella no se quejó, era su culpa de no haber prestado atención. Paulie se aparta un poco para que la chica echase un vistazo a lo que está viendo. ___ abre los ojos con sorpresa al encontrarse con una gran caseta y en un letrero dice: «Hall Hamman».
—¿Qué es este sitio? —pregunta curiosa.
—Es un gran balneario, ___-chan —responde Tashigi colocándose las gafas—. Suelen haberlos cuando los viajeros hacen grandes recorridos.
«Esto me recuerda a los turcos o a los griegos cuando hacen grandes viajes para realizar conquistas. O incluso los japoneses», opina ___ con un dedo en la barbilla, una forma de pensar y aclarar las cosas. El planeta Panx tiene cosas comunes con la Tierra, pero la tecnología y los métodos que utilizan son más avanzados. Y por lo que observó, algunos son creyentes de algo mucho superior a ellos. Ella no lo es, obviamente. Sin embargo, no duda de que puede haber algo más allá de la muerte. Y lo sabe porque, de vez en cuando, escuchaba la voz de su antecesora, pero es solo cuestión de si hay peligro.
Sin darse cuenta, Mihawk se acerca para ver los precios que oferta el balneario y los vio asequibles para su gusto. Hace un gesto con la cabeza para que se acercaran. Él está igual que ___, no está cómodo porque en estos días no se ha dado un baño y lo necesita urgentemente. Y además, es muy tarde como para seguir caminando y la mejor opción es descansar y seguir mañana. Entra junto con los demás y visualiza a una señora mayor bajita. Es la típica abuela que te da la bienvenida todos los días de una forma dulce y agradable. El espadachín, a modo de respeto, se quita el sombrero y se acerca al mostrador.
—Buenas tardes, mi señora —saluda con educación.
—Buenas tardes, jovencito. ¿Necesita algo?
—Queríamos saber el precio de tomar un baño y hospedarnos en el balneario. Somos seis personas en total.
—Mi hijo, que educado eres. En mis tiempos de juventud, los hombres no servían en esa época. —La señora está explicando mientras va buscando las llaves y unos papeles—. Si fuera más joven, ya te aseguro que tú y yo tendríamos una aventura. —El chico alza una ceja no impresionado. Sin embargo, mira atrás viendo a ___ reírse por el comentario de la señora. ¿Le hizo gracia?—. Sería unos 600 berries en total.
Lo paga de su bolsillo sacando una bolsa con monedas y lo pone en la mesa para que la anciana lo cogiese sin problema. Los ojos de ___ brillan con ilusión al saber que se iban a dar un buen baño. Sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de estar en un balneario y no sabe que hacer. Menos mal que tiene a Tashigi que la puede ayudar. Sigue a la morena que ya encaminó para la zona de los vestuarios. La verdad es que el sitio es enorme, aquí te puedes perder perfectamente. Se da cuenta que hay gente aparte de ellos. Se sorprende de que haya hombres más altos de lo normal, y mira que Smoker es el más alto del grupo. Ve que Tashigi gira a la derecha llegando a la zona del vestuario de las chicas.
Hay suficientes taquillas como para cambiarse de ropa. Está impresionada de que esa señora tuviera un negocio escándalo. Ya enfrente del armario lo abre sin problema alguno viendo un albornoz y unas toallas. Echa un vistazo a Tashigi que ya se estaba desvistiendo. La condenada tiene grandes pechos y ella... Bueno las tiene medianamente normales. La morena se siente observada a lo que se gira y se tapa con algo de vergüenza.
—Perdona, no era mi intención incomodarte.
—No tranquila, es que no estoy acostumbrada a que me miren cuando estoy desnuda —dice con vergüenza.
—¿Ni siquiera cuando estás con una mujer?
—Al estar rodeada de hombres te limita mucho las cosas —explica Tashigi—. No suelen haber mujeres en la orden de los Hörrox y es difícil intentar que los hombres no te miren.
—Te entiendo, eso me pasa a mí en la escuela de karate.
—¿Karate?
—Es como un estilo de lucha. —Se va desvistiendo lentamente dando la espalda a la joven—. Es una forma de defenderte de los enemigos.
—Hay muchos conceptos que desconozco de tu planeta natal, pero tú estarás igual con la nuestra. —Esboza una sonrisa Tashigi ya desnuda, pero con una toalla a su alrededor.
—El primer día que conocí a Paulie aprendí algunas palabras de como llamáis a los animales aquí. Son bonitas, otras no.
—Los científicos de este planeta son especiales.
Ella asiente con la cabeza siguiendo a la morena. También se ha dado cuenta de una cosa: los hombres son musculosos y las mujeres tienen curvas y con grandes pechos. Una gota resbala por su sien impactada por esta información. ¿Y Tashigi tiene vergüenza? «Joder, no debería quejarse», piensa ella a lo que suspira con pesadez.
Por otro lado, los hombres ya se encontraban dentro del balneario disfrutando de la exquisita sensación del agua recorrer por sus músculos, estando en un estado de relajación. Y Smoker lo disfruta con sus dos puros en la boca, al igual que Paulie. La relación que hay con el Hörrox pues ha crecido, pero aún desconfían de él porque no saben si puede traicionarles en cualquier momento. Rayleigh mantiene una sonrisa serena en todo momento. Abre los ojos para ver a los chicos. Tiene la suerte de que no hay nadie ahí, por lo que decide hablar con ellos.
—Bueno, ya que estamos los cuatro solos sin la presencia de ___, me gustaría escuchar vuestra opinión sobre ella. —Cierta persona casi se ahoga con el propio humo de su puro y no es Smoker precisamente.
—¿Y por qué quieres saber eso? —pregunta Paulie.
—Sois los Mändras y gente como vosotros debe tener alguna impresión en Hall Lókë.
—Es una mocosa inmadura —contesta fríamente Smoker, no teniendo interés.
—Cabeza hueca. —Le sigue Paulie.
—Ella es linda, pero estoy de acuerdo con ellos.
—Vaya, que duros que sois.
Hablan con la verdad y no con la mentira. Puede que esa chica sea la salvación de todo, pero no les interesa en lo más absoluto. No obstante, Smoker no puede olvidar lo ocurrido de aquella vez. Pensar en ello, le da escalofríos como si ese recuerdo nunca se esfumará. Y él, en su mente, no dudaría en tener la oportunidad de probar sus labios y sentir sus sentimientos. «Déjate de estupideces», se riñe así mismo por pensar en ello. Para él esto es de locos. No puede controlar ni siquiera sus hormonas teniéndola cerca y mira que es un hombre serio y déspota. Los otros dos están demasiado tranquilos, aunque Mihawk mueve los dedos señal de querer sentir la piel de la joven. Sus yemas nunca han tocado algo tan perfecto como ella.
Rayleigh nota el comportamiento de aquellos dos, no pudiendo evitar sonreír aún más. Sabe que Mihawk está pensando en ella y el otro desconoce que es lo que ha sucedido. Y con Paulie solo hubo un pequeño roce y nada más, y es el que está tranquilo. No tiene las neuronas tan activadas como sus compañeros. El pelirrubio suspira hundiendo su cuerpo aún más en el agua con la cabeza apoyada en una de las rocas. Sus pupilas observan con detenimiento el cielo que, poco a poco, se va oscureciendo. Escucha perfectamente las risas de las chicas al otro lado. Menos mal que hay una pared de por medio porque ya estaría gritando pidiendo que se pusieran algo de ropa. Él se pone nervioso con solo ver a una mujer con falda corta o con escote un tanto provocativo para ojos de cualquier hombre.
Sin embargo, se relaja sabiendo que no le está pasando con las dos chicas que están en el grupo. Él, en el fondo, desea a estar a solas con ___ como la última vez. Ambos no tuvieron oportunidad de seguir hablando debido a la aparición de Mihawk. Maldice a su suerte. Se gira lentamente apoyando los brazos en la orilla, aprovechando en descansar la barbilla sobre ellos.
—Debeis de darle la oportunidad de estar cerca vuestra —habla Rayleigh saliendo del agua—. Sabéis perfectamente que es lo que le hace falta para liberar todo su potencial.
—Yo ya estuve cerca de ella y te aseguro que no es agradable —dice Smoker exhalando el humo.
—Oh, entonces pasó algo entre ustedes.
—No pasó absolutamente nada. —Mentira, sus mejillas le delatan avergonzado de lo que pasó.
El ermitaño no dijo nada más. Coge la toalla para ponérsela en la cintura y se retira dejando a los Mändras a solas. «Ni de coña voy hacer eso», se mentaliza una y otra vez Paulie. Sabe a lo que se refería Rayleigh, pero prefiere dejar las cosas como están que seguir empeorando. Mira por el rabillo del ojo a sus compañeros como si estuvieran pensando lo mismo. Es demasiado arriesgado y tentador al mismo tiempo. Hace un ruido de fastidio no teniendo otra opción que hacerlo. Sus oídos prestan atención a las risas de ___ y Tashigi, a saber que se estarán contando.
—Tu planeta es un tanto curiosa, ___-chan. —Y vuelta con las chicas que parece ser que tienen una buena conversación.
—La vuestra también —se sincera con una sonrisa en sus labios—. Oye Tashigi, no sé si conoces algo de la historia de Hall Lókë, pero si sabes me gustaría que me ayudases.
—Todo el mundo conoce la historia de la Gran Dragona. Los más ancianos lo cuentan como si en algún momento de nuestras vidas la conoceríamos y así fue. ¿Qué quieres saber?
___ duda un poco si preguntarle o que, pero es la única persona que le puede contar la verdad, aparte de Rayleigh. Pero este hombre se lo oculta—. ¿Qué es lo quería decir Ray-san con respecto a escuchar a mi "yo" interior?
—Los ancianos contaban que Hall Lókë siempre debe escuchar a su antepasada. Su espíritu siempre estará en la marca. —Señala con la cabeza el tatuaje de la chica—. Su antigua "yo" debe guiar a la actual para que vaya por el buen camino y no suceda nada.
—¿Y si me niego a escucharla?
—Lo más probable es que caigas en la oscuridad —al decir eso, la piel de ___ se le eriza no gustándole la idea—. Sé que no te gusta la idea de oír su voz, pero debes hacerlo y más cuando está Smoker-san y los chicos. —Tashigi mira el cielo ya oscuro—. El poder de Hall Lókë solo crece ante la presencia de los Mändras. Da igual como sea el método: contacto visual, caricias, besos... Es una forma de transmitir sus poderes en ella y que, poco a poco, crezca y se convierta en una verdadera dragona. Que pueda enfrentarse a la verdadera oscuridad.
—¿Y debo casarme con alguno de ellos? —pregunta no gustándole mucho la idea.
—Tus antepasadas no se casaron. —Los ojos de ___ se agrandan—. Pero hay una explicación de ellos. Si Hall Lókë no se casa pues la maldición seguirá. Tú y los chicos estáis malditos porque el destino lo quiso. Se debe romper y, entonces, no habrá descendientes y pueden respirar tranquilos.
—No quiero que haya una boda de por medio.
Las pupilas de Tashigi se dilatan al no entender ese término que utilizó ___. Lo analiza detalladamente como intentando investigar por su cuenta, hasta que lo capta. Se lleva la mano a los labios sonrojándose un poco. La joven ___ se da cuenta de su actitud alzando la ceja. ¿Qué estará pensando?
—¿Casamiento? ¡No, mujer! Eso ya no existe en nuestro planeta. Lo prohibieron hace años, debido a que cierta persona no paraba de juntarse y separarse con diferentes hombres, con un único propósito: tener una gran familia de varias especies.
—Entonces, ¿a qué te refieres de casar?
—Me refería a abrirse completamente; es decir, expresar tus sentimientos hacia alguno de ellos sin necesidad de los roces o el acercamiento. Pero solo debes hacerlo cuando tu corazón esté preparado.
—¡Pues me has quitado un peso de encima! —suspira aliviada metiéndose más en el agua.
Por su parte, Tashigi se levanta ya teniendo suficiente con el baño y ___ la imita. No quiere arrugarse como una pasa. Ella no suele abrirse con la gente y más emocionalmente. Suele esconder sus sentimientos porque pocos les importa lo que sienten. Y ser la Gran Dragona tiene sus consecuencias. Ahora que lo piensa, si ella fue escogida por ser fría a veces, ¿eso significa que sus antepasadas también lo fueron? Lo que quieren es que ella rompa la maldición una vez por todas. Esto se está complicado mucho la joven, llevando la mano a su frente retirando las gotas que caen. Van a la zona de las taquillas para coger el albornoz y colocárselo. La bata es demasiada corta, se visualiza sus piernas y un poco de su trasero.
Está incómoda con ella hasta cree que cogió uno pequeño porque la de Tashigi le quedaba bien. Debe intentar todo lo posible que ocultar su entrepierna. No le gusta que los hombres le echen un vistazo y babean como locos. Prefiere golpearles la cara y así se queda más que satisfecha. Las dos jóvenes salen del vestuario para dirigirse a otra sala mucho más grande. Es la hora de la cena y la chica tiene algo de hambre, y su estómago la delata. Se sonroja un poco mirando a Tashigi que solo esboza una sonrisa de ternura. Abren la puerta corredera viendo que los chicos ya estaban ahí, esperando por la comida.
Paulie abre un ojo para verlas y su cara cambia repentinamente. Esos albornoces son demasiado cortos mostrando aquellas piernas y con un poco de escote. Sin embargo, la que destacaba más era ___. Se ha puesto colorado.
—¡No debéis de ir con esas pintas! ¡¿Dónde está vuestra dignidad?!
—No había otra cosa que ponerse. —Cruza los brazos ___ molesta, pero al menos el pelirrubio es sincero.
—¿Te pone nervioso ver a una mujer mostrar algo de más?
—He trabajado toda mi vida siendo carpintero y todos nos ponemos pantalones. Y ver una mujer así... —dice más colorado de lo normal—, es de locos.
—Significa que eres tímido —exhala Smoker muy tranquilo desde su posición—. No has estado con ninguna mujer y eso te hace débil.
—¡Sí que he estado con mujeres, pero con pantalones y camisa sin escote!
Una gota resbala por la sien de ___ no creyendo que haya escuchado eso. Se acerca en la pequeña mesa y se sienta al lado de Mihawk ya que lo ve considerablemente normal. Intenta lo posible para acomodar la bata para que no se viera gran cosa. Aunque también desviaba la mirada para no ver alguna que otra entrepierna, se siente incómoda. Escuchó que las empleadas cogerían sus ropas y los lavarían, algo que agradece la joven. Visualiza el entorno viendo que hay más gente aparte de ellos. Las miradas de esas personas están clavadas en ellos como si no les agrada su presencia. ¿O será por otra cosa? Es mejor ignorar y no pensar en ello. Los camareros hacen acto de presencia ya con la bandeja y los deja en su respectivo sitio.
La comida tiene mejor pinta que suelen comer ellos fuera. Olía bien, demasiado bien. Sus tripas la delatan nuevamente, pero esta vez supo disimular. Coge un trozo de carne en salsa y su boca disfrutó tal maravilla. El grupo disfruta del manjar, algunos comiendo y otros bebiendo cerveza de mejor calidad. ___ no le gusta beber alcohol, debido a que no está acostumbrada al sabor de aquella bebida. Hasta tuvo que alejarse un poco de Rayleigh y Mihawk ya que el olor era demasiado fuerte. Desvía la mirada hacia la ventana observando con detalle la luna de ese planeta. Es un tanto peculiar y bonita, de algún modo le gustaba verla. Sin darse cuenta, apoyó la cabeza en el omóplato del espadachín ante la atenta mirada de éste.
Escuchar la respiración de Mihawk era relajante. Tan tranquila y serena que le dan ganas de dormir. Si él pudiera rozar sus dedos en su piel, ya descubriría que es lo que está pasando. Pero lo deja pasar, prefiere disfrutar el momento que molestarla. ___ mira de reojo a los otros dos que parece que no tienen interés ninguno. «Acercarme a ellos», piensa la joven con esa idea en la cabeza a lo que suspira lentamente. Inconscientemente, posa los dedos en la espalda de Mihawk palpándola con lentitud. El moreno la mira de reojo viendo lo que está haciendo y no parece molestarle para nada.
La noche se está haciendo larga y la gente se retiraba para irse a dormir. Los chicos tienen sus propias habitaciones, la mañana siguiente será dura. No saben cuánto les queda para llegar al siguiente pueblo, pero no debe faltar mucho. ___ entra en la suya y se sorprende lo gran que era, incluso más que la tiene en su planeta natal. Lo único que falla es que debe poner las sábanas en el suelo al estilo japonés. Hace memoria donde pueden dejar las cobijas, así que abre la puerta corredera sacando uno a uno y va colocando. Mira al cristal, visualizando el exterior. La noche era bonita y la luna brilla sin cesar. El asteroide, para ella, representa la calma en su ser.
«Ve con ellos».
Se sobresalta al escuchar una voz en su cabeza. Le resulta familiar y ya ese ardor en su tatuaje lo conoce desde antes. ¿Será a lo que se refería Tashigi? Ladea la cabeza no sabiendo perfectamente que hacer. Si no le hace caso caerá en la oscuridad como dijo la morena. «¿A quién de ellos?», se pregunta como si esperara alguna respuesta de su antepasada. Cierra los ojos parar abrirlos nuevamente y sus pupilas se fijan en una cuerda que pasa de largo a causa del viento. Sacude la cabeza no creyendo que le haya dado una respuesta.
No obstante, se levanta con pesadez y camina hacia la salida, no muy segura de su elección. Corre la puerta ya estando en el pasillo y camina lento hacia la habitación de aquel Mändra. Aquel chico que con un solo toque pudo saber que es lo que sienten ambos y la comparten. Aquel que le salvó ante un Hörrox y que le ha enseñado nuevas palabras. Lleva un rato caminando hasta llegar a la puerta y toca levemente. Sus oídos hacen acto de presencia al escuchar como unos pasos se acercan. La persona que duerme en aquel cuarto corre la puerta encontrándose con ella.
Paulie solo parpadea unas cuantas veces analizando a ___. Y se vuelve a poner colorado al verla en ese estado—. ¿Hablo en otro idioma o qué? —Los nervios florecen en el chico.
—No tengo culpa que mi ropa se esté lavando. —Rueda los ojos ella como ya esperando esa pregunta.
—¿Qué quieres? —pregunta Paulie desviando la mirada.
—¿Puedo entrar?
Eso dejó perplejo al pelirrubio que mira con incredulidad a la joven. «¿Querrá hablar?», se pregunta así mismo el chico. Paulie se aparta para dejar entrar a ___ y ella no duda en hacerlo. Lleva las manos a su trasero, a modo de intentar ocultar aquel pedazo de carne. Sabe que Paulie no la miraría con perversidad, pero es mejor estar precavida.
—¿No puedes dormir?
—Digamos que no tengo sueño —contesta con una sonrisa tierna en sus labios, algo que al pelirrubio le dio escalofríos.
—¿Qué es lo que estás tramando? —¿Debería estar incómodo?
—Yo no tramo nada, Paulie. Solo quiero hablar y conocernos un poco. —Eso último lo dijo con un tono suave y bajito mientras se sienta en el suelo frío.
Él solo exhala aire no teniendo más remedio que hacerle caso y ponerse a su lado. No sabe lo que está pensando, pero está muy calmada—. ¿Y de qué quieres hablar?
—Pues no sé. —La verdad es que no lo había pensado—. Tal vez hablar de nuestros gustos o algo parecido.
—Bueno ya estás viendo que me gusta fumar, las cuerdas y construir barcos. Y lo que más odio son las ropas extravagantes que lleváis las mujeres. —Se sonroja ante lo último.
—¿De verdad que no eres tímido?
—He estado con mujeres antes de que llegaras tú.
—Eso ha sido un golpe bajo.
—Yo solo soy sincero. —Retira el habano de sus labios apagándolo—. Lo que pasa es que no estoy acostumbrado a ver mujeres con falda o con escote.
—Yo me pongo eso y me siento incómoda —confiesa jugando con sus dedos un tanto tímida. Mira que ha estado con muchos hombres a solas, pero esto es diferente. Con un solo toque de sus dedos, Paulie puede descubrir todo de ella—. Perdona si entendí mal el concepto de casar. Tashigi me lo explicó todo.
—¿Para eso has venido? —Alza la ceja no entendiendo nada.
—Vine porque mi antepasada me lo dijo. —Le mira y sus ojos brillan con intensidad.
Esa mirada deja anonadado a Paulie por unos momentos, entendiendo a lo que se está refiriendo la chica. La voz de su antecesor retumba en su cabeza diciéndole lo que tiene que hacer. Sin embargo, él se mantiene en firme mirando a otro lado. La mirada de ___ le está poniendo nervioso. Se rasca la nuca notando una gota resbalar por su sien—. Es bien que hagas eso. Eso significa que escuchas su voz de vez en cuando; sin embargo, no entiendo el porqué.
—Yo tampoco, pero si quiero estar cerca de alguna de vosotros, tengo que hacerlo, ¿no?
Él simplemente encoge los hombros como si no supiera la respuesta. Ella es libre de hacer lo que quiera, lo que dicte su corazón. Mira a la chica que ahora tiene la cabeza cabizbaja provocando que la incomodidad se cierne en el aire. Ya no recuerda cuando fue la última vez que la tocó. Solo fue en aquel accidente o cuando apareció Mihawk. Alza la mano en dirección a su rostro y sus dedos rozan las mejillas de ella a lo que se estremece. Las emociones surgen y ambos se miran a los ojos. Ese contacto visual es tentador y provocativo para ambos jóvenes. ___, insconciente, se acerca un poco a él rompiendo las distancias.
Paulie se da cuenta de ello, pero no se aleja. Al contrario, deja que la chica esté muy cerca de él. Su vello corporal casi roza con la de la chica. La respiración se vuelve agitada y constante, como si el aire estuviera caliente. Saben lo que va a ocurrir si siguen acercándose.
—___, es mejor detenerse ahora.
—Solo es un beso, ¿qué tiene de malo?
—Que uno de los dos puede descontrolarse.
—¿Eso significa que realmente no quieres?
Presiona un poco más los dedos indicando que si quiere hacerlo. Desea besarla con todas sus fuerzas. Y sin más dilación, sus labios rozan con los de ella, notando la esponjosidad. Sienten un chispazo leve en sus neuronas como captando pequeños mensajes para el cerebro. Un beso es lo único que faltaba para que sus emociones se conecten aún más. Todos sus pensamientos resurgen. La conexión era inigualable. Desconocen cuantos minutos han pasado, pero es tiempo de separarse a lo que hace Paulie. Sus mejillas están coloradas como las de ella. El calor se hace presente en el chico e intenta ignorarlo. Esas son las consecuencias de ser un Mändra, cuando uno besa a Hall Lókë es incapaz de controlar sus instintos e incluso desea querer más. Es como la droga misma.
Mira de reojo a ___ para ver si está bien. Grave error. Sus pupilas se dilatan y todo su rostro se pone más rojo que nunca al verla en un estado de sumisa y lindura. Esas mejillas rosadas, esos ojos brillantes y esos labios que quieren ser besados nuevamente. Esto es demasiado para el hombre de las cuerdas. Traga en seco quedándose mudo por un momento. Mejor no tocarla porque no quiere llegar a más y ella tampoco querrá. Sin embargo, ___ toma su albornoz y lo atrae para besarlo nuevamente. Ahora sí que la bomba de relojería explotó en el interior de Paulie. Atrae a la chica sentándola sobre su regazo, comenzando a acariciar por encima de la ropa su cuerpo. Memoriza un poco antes de querer desnudarla. El deseo sexual está presente en los dos. Él muerde su labio inferior provocando que la chica los abriese un poco y mete su lengua en la cavidad para explorarla con gusto. ___ rodea los brazos en el cuello de él, donde coloca las manos en los cabellos de éste, acariciándolo con lentitud. Deseo, excitación, complacencia... Son muchos sentimientos encontrados.
Su lengua juguetea con la de ella lentamente, no tiene prisa alguna en explorarla. Mientras sus manos siguen explorando, se acuesta con ella debajo de su cuerpo. Pero los besos y los roces se detienen al instante, y Paulie recobra el juicio. Golpea con fuerza el suelo controlando sus impulsos de hombre necesitado, apoyando la frente en el hombro de la chica. «No debo seguir», se mentaliza una y otra vez, una forma de reñirse. Nota unas manos sujetar su rostro y ve el rostro de ___ quien está tranquila. Ella lo atrae juntando sus frentes para mirarle directamente a los ojos y decirle mentalmente: «No habrá un inconveniente en que durmamos juntos, ¿verdad?».
Una sonrisa sincera se forma en los labios de Paulie al escuchar en su cabeza. Niega, aceptando la propuesta de ___. Solo habrán roces de por medio y algún que otro beso. Ellos pueden controlar esas ansias de tener sexo. Ella aún no está preparada como para entregar su virginidad y él lo sabe. Toda la piel de la chica habla con tan solo tocarla. Ambos se acuestan entre las sábanas sin despegar la mirada del otro. ___ esconde su rostro en el pecho del pelirrubio y él la abraza mientras sus manos acarician con mimo los cabellos de la muchacha. Tan sedosas al tacto. La cercanía es mágica para los dos. Escuchar los latidos del corazón de Paulie son música para los oídos de ___. Y de un momento a otro, Morfeo hace acto de presencia y la chica se queda dormida ante la atenta mirada del chico. Y él en minutos se queda dormido.
No muy lejos, hay un gran castillo gobernado por un hombre la mar peligroso para los Hörrox. Respetado por todos ya que es considerado como un Rey. Espera paciente la llegada de su esbirro. Quería escuchar buenas noticias de su buen amigo, saber si ha cumplido su objetivo. Las puertas de la sala se abren haciendo acto de presencia el Diablo de Bambú con un rostro serio y con un filete en la mejilla. Los presentes notan una gota resbalar por su sien, pero no dicen nada al respecto. Vergo se inclina ante su maestro.
—Joven maestro siento comunicarle que he fallado en la misión. Hall Lókë aún sigue viva. No pude destruirla porque ha despertado el Mezame.
El mencionado se levanta de su sitio para caminar en dirección hacia donde está Vergo. Al estar enfrente suyo, palmea unas cuantas veces su cabeza, una forma de que se tranquilizara.
—No te preocupes. Sabía que Hall Lókë iba ser escurridiza —dice con una sonrisa ladina en sus labios y saca de sus bolsillos la recompensa de la chica—. Es hermosa, ¿verdad? Me pregunto de donde vendrá. —Sus dedos pasan por el contorno del rostro de ___—. Seguramente que la veré muy pronto —comenta riendo mientras mira por la ventana, como visualizando donde está su objetivo—. Te estaré esperando, Hall Lókë.
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