Capítulo IV: La llegada a Water 7

—¡Ya me he perdido!

El grito de ___ se hace presente por todo el bosque. La joven no se ha separado en ningún momento del grupo y no sabe cómo se soltó. Juraría se estaba bien amarrada. O seguramente Paulie no hizo bien el nudo. ¡Maldita sea su suerte! Se maldice una y otra vez. Ahora se preguntaba a dónde ir. Si estuviera el sol puede colocar un palo en el suelo y la sombra le diría que dirección ir. Pero claro está en un maldito bosque con una niebla densa.

Posa las manos en las caderas para tener una idea clara a dónde ir. Y solo desea que las bestias hayan comido y no tengan hambre. No sabría defenderse ante criaturas tan gigantes como el Nekomata de hace un buen rato. Si no fuera por Mihawk ya estaría muerta definitivamente. Camina sin sentido alguno rogando por todos los cielos de que los chicos la encuentren cuanto antes. Observa con detenimiento a los árboles que daban escalofríos. «Si estuviera aquí Mario ya estaría cagado», ríe ante ese pensamiento.

Pero nota algo raro en el ambiente. Cada vez que se adentraba en ese bosque, algo cambiaba. Flores en los troncos que no estaban marchitas y el aire era cálido. Es como si estuviera acercando a una terma o algo parecido. Sus oídos se agudizan al escuchar como unas leves chapoteos que chocan contra la orilla. ¿Se estaba acercando a un lago? ¿A una playa? ¿Playa en el bosque? Bueno es un planeta nuevo, puede sorprenderla.

Atraviesa los arbustos sin miedo alguno y era aquellos que adivinó antes. Un gran lago un tanto cristalino para sus ojos. «Al menos ellos cuidan el planeta, no como en la mía», dice acercándose un poco más intentando visualizar más allá. Con tanta niebla era imposible ver la otra orilla. Es un sitio un tanto extraño y curioso para su vista. Se pregunta cómo es posible que haya sitios tan espectaculares y escondidos en un lugar tan escalofriante. Mira al cielo un momento a ver si encontraba algún punto de referencia, una luz quizá. Nada. Los rayos del sol no traspasan aquellas nubes.

Otro chapoteo capta su atención donde su cabeza se gira automáticamente. Algo visualizaba a la lejanía. Parece una figura un tanto humana que se estaba bañando en el lago. La pregunta es: ¿no tiene miedo alguno de que algún monstruo marino lo devore? Y desaparece zambulléndose. Lo que le faltaba por ver es que esa figura sea una sirena o un tritón. Suspira un poco quitándose esa idea de la cabeza. Pero algo capta su atención. Poco a poco va mirando a su derecha y sus ojos se agrandan al encontrarse un conjunto de ropa en una roca.

Con curiosidad se acerca tomando la camisa, pero su asombro es encontrarse con un sombrero tipo copa. «Eso solamente lo llevan los hombres», sus ojos se clavan en la ropa interior y todo su cuerpo se tensa al momento. ¿Hay un hombre bañándose en aquel lago? Iba a marcharse de ahí cuanto antes, pero se lleva un gran susto al ver a alguien salir del agua con un pez en la boca. Para ___ todo fue a cámara lenta que hasta cayó de espaldas, donde su trasero toca el suelo.

Un hombre de melena negra y algo ondulado. Piel blanca como la nieve misma. Dos tatuajes en cada hombre. Mirada penetrante. Y lo curioso de todo son sus cejas y esa peculiar perilla que tiene forma. Esos ojos negros eran hipnotizantes para la joven que miraba con asombro. Mira que puede aceptar que Mihawk es un hombre atractivo, pero ese chico tiene algo peculiar que llama su atención. El de cabellos negros hinca los dientes con fuerza al pez a modo de estrangulamiento hasta dejarlo sin respiración.

Definitivamente estaba delante a un cazador.

—¿Se ha perdido, señorita? —Al escuchar su voz se le puso los pelos de punta.

—¿No debería decir lo mismo de ti? —cruza los brazos.

—Yo no me he perdido, más bien me estoy tomando un baño.

—¿Y por qué alguien como tú se atreve a bañarse en este sitio?

—Porque me gusta el peligro —comienza a caminar en dirección a la orilla.— ¿A usted no?

—Depende de grado de peligrosidad que tiene. —Se fija que aquel chico iba a salir a lo que se sonroja de golpe.— ¡Ni se te ocurra salir del agua!

—¿Por qué?

—¡Porque estás desnudo y estás delante de una señorita!

—Como si sentís pudor al ver a un hombre desnudo. —Con rapidez agarra sus boxers que fueron lanzados por ___.— ¿Ves? No sentiste vergüenza al coger mi ropa interior.

—¡Cállate o te arranco esa barba tan rara que tienes!

Él solo esboza un tanto divertido ante esta conversación e ignoró completamente a la chica saliendo del agua. Ella gira la cabeza con vergüenza. Mira que ha golpeado las partes bajas de un hombre, pero nunca ha visto uno en persona, solo en dibujos cuando estaba en el colegio o en el instituto. Y un aleteo de un pájaro llama su atención. Mira de reojo hacia donde está el chico y ve a una paloma posarse en el hombro de éste a modo de cariño. ¿Una paloma domada?

—¿Es tuya?

—Es una amiga, siempre ha estado conmigo desde que era muy joven.

—Nunca he visto a una paloma domesticada —dice inclinando un poco su cuerpo hacia delante sin despegar la vista en la paloma.— ¿Tiene nombre?

—¿Sientes curiosidad por su nombre? —alza la ceja viendo el interés de la chica ya con la ropa interior puesta sin importarle si aún estaba mojado.

—Sí.

—¿Por el mío no?

—Eres un desconocido.

—No sería un desconocido si ya estamos hablando.

Aquel chico misterioso dio en el clave. Ella podría ignorarle perfectamente y no lo hace porque luego se sentirá sola en ese sitio. Necesitaba hablar con alguien hasta que lleguen Rayleigh y los otros. El joven va vistiéndose ante la atenta mirada de la chica. Hasta que ___ ve unas vendas que cubren su antebrazo derecho, pero se impresiona aún más viendo aquella gran cicatriz que cubre toda su espalda. Tiene una forma extraña y debió de ser dolorosa.

—¿Como te lo hiciste?

—... Es una larga historia. Y no creo que te interese.

—Debió de dolerte.

—El dolor es soportable si conviertes tu cuerpo en acero.

—¿Eres Superman? —apoya las manos en sus caderas captando la atención del muchacho.

—¿Superman? —alza la ceja.

—Cosas mías. —Se rasca la nuca nerviosa con un solo pensamiento: «Si le digo que vengo de otro planeta sabrá lo que soy».

El chico solo esboza una sonrisa ya terminando de vestirse y se coloca aquel sombrero de copa. Era un tanto extraño. Los ojos negros de aquel muchacho se clavan en el antebrazo de la chica que estaba cubierto por una simples vendas como él. Tiene el presentimiento de que esa chica es alguien que todo el mundo estaba esperando. Iba a seguir hablando, pero escucha unos pasos acercarse y ___ se tensa al ver a un grupo de Hörrox dirigirse hacia ellos.

—¡Lucci-san! —grita uno de ellos poniéndose en posición de saludo.— ¡Spandine-sama quiere verle!

—Me supongo que querrá mandarme una misión —comenta el chico viendo a los caballeros que le traen una capa para que entrase en calor.

—¿Qué hacemos con la señorita? -pregunta viendo a ___ un tanto intranquila ante la presencia de los Hörrox.

—Estaba perdida. Me supongo que querrás salir de aquí.

—... Sí, no me vendría mal que alguien me guiase.

—Bien, síguenos.

A ___ no le agradaba la idea, pero era lo mejor que podía hacer. Solo espera a que esto no sea una trampa y no esperó que ese chico llamado Lucci fuera uno de ellos. Menos mal que no ha dicho nada que ella es Hall Lókë porque ya de por sí la encarcelarían o aún peor. Solo espera que Rayleigh y los otros la encuentran a tiempo antes de que sea demasiado tarde.

Y entre los arbustos, Mihawk observó con detenimiento lo que estaba sucediendo. Al ver que los caballeros se llevan a la joven, se dirige hacia los chicos para comunicar lo sucedido y salir a tiempo. Pero deben mantener una distancia casi larga para que no sospechen de que le están siguiendo, sobre todo ese tal Lucci que no le traía buenas vibraciones para Taka no Me. Ni a Rayleigh tampoco. Ese nombre le daba escalofríos y ha escuchado rumores sobre ese chico, pero tiene que estar seguro como para confirmarlo.

Mientras la joven está siendo escoltada por los Hörrox hacia la salida que ya veía la luz aproximarse. ¿Como es que saben guiarse tan bien? Ella misma se hubiera perdido como dos veces por lo menos. A quien le daba un poco de miedo es Lucci por si descubre lo que es. Aunque también su curiosidad aumenta al haberse fijado en aquella venda. Es como el suyo. ¿Será un Mändra? Solo había una forma de saberlo y era rozar con sus dedos la mano del chico. Suena peligroso, pero es la única forma.

Lucci. Suena a nombre de italiano. Los caballeros parecen tenerle respeto, sobre todo por aquella capa. ¿Será un superior? Puede ser. Ese aspecto de hombre serio y de mirada petrifica te daba miedo. No quiere imaginar las cosas que puede hacer ese chico. Sin darse cuenta, ya estaban fuera del bosque algo que le alegraba a ___. Suspira aliviada, solo desea que los otros hayan salido también y no la estén buscando como locos ahí dentro.

—Ya que no somos desconocidos, ¿puedes decirme tu nombre? —deja de lado sus pensamientos al escuchar la voz de Lucci.

—... Spox ___ —responde tajante no sabiendo si es buena idea decir su nombre verdadero.— ¿Y tú?

—Rob Lucci, un Caballero o también conocido como Frates Milites.

«Por eso la capa blanca», su forma de poner rango a los Hörrox era igual a los libros que leía ella desde que eran joven. La capa blanca los representaban como provenientes de una familia noble. Lo curioso es el dibujo. Es la misma marca que tiene Lucci en su espalda. ¿Tendrá algo que ver?

—¿Puedo saber a dónde os dirigís?

—A Water 7.

—Entonces nuestros caminos se separan aquí. —Todos los caballeros se detienen y la joven asoma un poco la cabeza para ver qué hay dos caminos.— Tienes que ir a la izquierda, nosotros iremos a la derecha a Ennies Lobby.

—Oh, gracias —sonríe levemente.

—Espero volver a verla —alza la mano a modo de despedida.

Ahí es donde cae en la cuenta que si le da mano y siente esa sensación tan extraña como si le conociera la vida se dará la cuenta y la venderá. Debe de improvisar algo y cuánto antes.— Lo siento, en el pueblo donde nací no nos damos la mano. —Solo espera que cuele.

—Mis disculpas —retira la mano Lucci.— Nos vemos, señorita Spox.

Sí, sus caminos se separan en donde tienen destinos diferentes. ___ suspira aliviada de que toda ha salido bien y no haya sido tan cantosa. Ahora sólo tiene que esperar a que los otros aparezcan y puedan seguir su rumbo. ¿Cómo será Water 7? Ya que lo pregunta puede visualizar a la lejanía una gran torre donde sale agua como si fuera una fuente. Se queda embobada por unos instantes no percatándose de que alguien se acerca a ella sigilosamente con intención de asustarla.

Sin embargo, su plan falló cuando ___ agarra el brazo del asustador y le hace una especie de llave hacia delante, casi levantándolo del suelo. La espalda hizo un ruido no tan agradable.

—¿Te crees que no te he notado, Paulie?

—Quería intentarlo, pero veo que no fue suficiente.

—Deberías utilizar más el sigilo. —Lo ayuda a levantarlo.

—¿Estáis bien? —pregunta Mihawk ya cerca de la pareja.

—Sí, estoy bien, aliviada de que un monstruo no me haya atacado.

—Os hemos visto con los Hörrox y pensábamos que ya la descubrieron.

—No —suspira aliviada.

Rayleigh se acerca al pequeño grupo posando las manos en los hombros de la chica.— La próxima vez tira de la cuerda.

—Pero no me imaginé que se soltaría.

—Bueno —da pequeñas palmas en la cabeza de la chica a modo de cariño.— Vamos, tenemos que ir a Water 7.

Paulie, al escuchar eso, los recuerdos vuelven en él. No era buena idea ir allí siendo custodiado por los caballeros del gobierno. No hay otra opción. El grupo se mueve para llegar a su destino.

Una hora ha pasado desde el encuentro de los Hörrox y ___. Ya estaban cerca del palacio quien se encontraba en esos terrenos un tanto mágico para cualquier principiante. Un castillo rodeado de agua que caían como cataratas. Era un ensueño para cualquiera. Las puertas se abren para dejar paso a los caballeros y sobre todo a Lucci que estaba más serio de lo normal. Algo rondaba en su cabeza como si estuviera pensando. En los alrededores se puede ver a unos cuantos hombres entrenando como nunca: peleas cuerpo a cuerpo, manejo de espadas y habilidades únicas que posee un usuario.

Todo eso con un propósito: seguir con la justicia y servir a su señor. Pero ¿quién es? Ningún ser de ese planeta es capaz de pronunciar su nombre porque esta prohibido. Conllevaría a la muerte misma y es el enemigo natural de la Gran Dragona. Los Hörrox están ahí para capturarla al igual que con los Elegidos. Son peligrosos por naturaleza porque juntos acabarían con esa divinidad. El palacio es enorme en comparación a otras casas, pero es pequeña ante uno más majestuoso y solo los afortunados están ahí.

Los caballeros dejan a su superior a que siguiera su camino ya que él mismo sabe dónde está su superior. No tiene la fuerza de un Comandante o un Mariscal, pero es considerado como alguien importante dentro de la sede. El pasillo es largo, pero no es problema para el joven, ya está acostumbrado a caminar por esos sitios. Al frente se encuentra unas cuantas figuras que parece que están esperando a Lucci para entrar todos juntos en aquella gran puerta. Uno de ellos alza la cabeza para luego sonreír.

—Siempre eres el último en llegar.

—Porque soy el más importante en este pequeño grupo —comenta ya con toda la seriedad del mundo.

—¡Jefe, me alegra verle de nuevo! —grita uno de ellos respetando al cabecilla.

—Vayamos entrando a ver qué quiere Spandine-sama.

Un hombre un tanto corpulento abre aquellas puertas sin ningún problema dando acceso a la gran sala donde se visualiza una pequeña figura quien tomaba el café tranquilamente. Era un simple hombre mayor quien tiene un rostro muy preocupante como si tuviera miedo a algo. Ese pequeño grupo tiene la sensación de que algo andaba mal.

—CP0 -habla juntando las manos donde apoya la barbilla,— os he reunido porque he recibido noticias de que Hall Lókë está en nuestro planeta.

—¡¿Cómo?! —Uno de ellos no daba crédito a lo que escuchaba.

—¿La Gran Dragona? No pensaba que ya estuviera por aquí.

—Recibí noticias del vicecomandante Smoker que casi estuvo a punto de capturarla; sin embargo, un Mändra y un ermitaño se interpusieron —muestra unos carteles a modo de recompensa mostrando las imágenes de los tres individuos.

Lucci no mostró sorpresa alguna al ver la imagen de la chica. Supo desde el fondo que era ella por su forma de hablar tan rara y tan única. No hizo nada porque quería estar seguro, pero ya sus ojos captaron la verdad.

—Ha comunicado que iban en dirección al Bosque de la Niebla. Habrás visto a alguien, ¿verdad Lucci?

—No —dice secamente.

—No quiero que me mientas porque... —No pudo terminar porque se levanta provocando que derramara la taza de café y quemarse.— ¡Ah, mierda!

—Spandine-sama, no creo que Lucci-san mienta. Él es un hombre que quiere justicia al igual que usted y que cualquier caballero —habla una chica pelirrubia defendiendo a su compañero.

—No dudo en él —vuelve a sentarse,— pero como él casi siempre va al lago tal vez vio algo.

—Le puedo jurar que no he visto nada, Spandine-sama. —Realmente deseaba decirle que si la vio, pero, su cerebro se lo impedía. ¿Por qué ahora le resulta tan difícil?

—No te preocupes, padre. Iremos tras ella como CP que somos.

—Lo que me preocupa Spandam es ese ermitaño. Todo el mundo sabe quién es y que esté con Hall Lókë no me da buena espina. ¡Encontradlos y traedlos ante la justicia!

Todos asienten con la cabeza y se van retirando de ahí dejando solo al superior de aquel palacio. Los enmascarados, que se desconoce su nombres, se retiran dejando solamente a Lucci junto con dos chicos y una chica quienes miraban con duda al jefe del grupo. En cambio, él tiene la mirada fija en el gran pasillo pensando con claridad que hacer. Aprieta el puño con fuerza notando como se les marca las venas. Mira a los chicos como si esperan alguna respuesta.

—¿A donde vamos Lucci-san?

—Esa pregunta fue un tanto estúpida, Stussy. —Aquel chico de la máscara llamado Spandam no estaba nada contento de que la joven haya preguntando de esa forma.

—Es para tener una idea clara a dónde pueden dirigirse.

—Técnicamente, si atraviesan por el Bosque de la Niebla, lo más probable es que vayan a Water 7 —habla el otro chico de nariz larga.— Sería estúpido por su parte dirigirse a Ennies Lobby.

—¿Usted que dice, jefe?

—Iremos a Water 7 —ordena Lucci acariciando la cabeza de su paloma;— sin embargo, iremos vestidos como gente corriente, no quiero que sospechen —camina en dirección hacia la salida seguido por sus compañeros.

«Spox ___, grave error en toparte conmigo. Cuando te encuentre no verás la luz del día y seré yo quien acabe con tu vida», una sonrisa un tanto siniestra aparece en los labios de aquel joven quien mueve uno de sus dedos como a modo de dar a alguien con él.

Nuestro pequeño grupo ya ha llegado a su destino donde ___ estaba con la boca abierta. Ese sitio era un lugar precioso para sus ojos. Parece como si estuviera en la misma ciudad de Viena. Todos los canales de ríos conectados en sí y como uso de transporte utilizan unos curiosos animales. Aunque seguía a Rayleigh, quien estaba delante, no paraba de mirar tales maravillas. Ojalá tuviera una cámara para recordar este momento precioso.

Paulie y Mihawk la siguen detrás viendo el espectáculo que estaba haciendo la chica. Al pelirrubio le hace gracia todos los movimientos que realiza, buscando alguna explicación del porque todo está así. Ahora que echa un pequeño vistazo ha cambiado la ciudad. Más viva y con más fuerza que antes. Tal vez debido a que están protegidos por los Hörrox; en cambio, a él le incomodaba su presencia. No estaba a gusto.

—¿Cómo es posible que esas criaturas estén tan mansos? —pregunta ___ cerca de uno.

—Bueno, si los cuidas bien puede que hasta se convierta en tu amigo.

—Se ven adorables. ¿Tienen nombre?

—Yagara.

—Hola bonito —acariciando el morro a lo que recibe un lengüetazo donde ella no puede evitar reír.

—Me da la sensación de que era vuestro hogar. —Al habla Mihawk cerca de Paulie.

—Lo era. —No lo negaba.

La chica al escuchar eso no puede evitar mirarle para saber un poco más.— ¿Puedo saber porque te fuiste?

—Es lo más lógico. Desde que los Hörrox se instalaron por estas tierras creando Ennies Lobby ya no era un lugar seguro para mí. En alguna otra ocasión, iban a las casas o a las zonas de mercado para inspeccionar los brazos de los hombres para ver si hay un Mändra.

—¿Y Hall Lókë?

—El ermitaño os habrá contado que la Gran Dragona no nace aquí sino en otro planeta distinto al nuestro —habla Mihawk mirándola.

—Espera, acabas de decir hombres —deja el tema para centrarse en el otro,— ¿qué quieres decir con eso?

—¿Que los Mändras son hombres?

Su mente se queda en blanco al escuchar aquello. La sangre hierve por sus venas donde sus mejillas se ponen coloradas por el enfado. Aprieta los nudillos dejándolos en blanco y mira con mala cara a Rayleigh.— ¡Desgraciado! ¡No me diste ese dato!

—¿Hay algún problema con eso?

—¡Que voy a estar rodeada de hombres idiotas! —Ambos Elegidos no daban crédito a lo que dijo la chica.

—¿Y por qué dices eso? —Esa sonrisa característica del anciano no se desvanece.

—¡Está claro, ¿no?! —hace un ademán para que le mirase bien.— Yo soy una mujer y los hombres solo pensáis con la polla bien alzada para meterla por dónde os sale de los huevos.

—¿Tú has entendido algo? —pregunta en bajito Paulie a Taka no Me.

—No.

—Yo tampoco.

—¡Que sois unos pervertidos! —«Para no tener algún poder místico despierto, tiene un oído muy agudo», piensa Rayleigh.

—¡Eh! Yo soy el primero en decirle a una mujer que se vista decentemente y no mostrar lo necesario. —Paulie se defiende exhalando el puro de su boca.

—Y yo soy un caballero. Esas cosas dejádselas a los Tàb.

—¿Tàb?

—Gente que se le considera vagabunda sin vida que solo existen para robar, comer carne humana y violar para procrear hijos.

Un escalofrío recorre por el cuerpo de ___ con un simple pensamiento: «Y yo espero no encontrarme con una cucaracha». Es su peor pesadilla y más si se trata si son gigantescas. No quiere encontrar con una enorme en este planeta ya eso sería el colmo. Rayleigh se va dejando solo a los chicos mientras él va buscando a alguien que les pueda ayudar con el tema del barco. La joven sigue observando con detenimiento a los Yagaras que disfrutaban de dar paseos a la gente. A ella le encantaría montarse en uno, pero se conformaba en caminar por esas calles acompañada de los chicos.

Mihawk está un poco intranquilo desde que llegaron. Sus ojos, como las de un halcón, miran a su alrededor por si estuviera buscando algo o alguien. Habían personas que tienen máscaras para cubrir su rostro como una forma de que nadie sospechara. O un significado de nobleza. Pero no. Algo no le cuadraba. Tiene que estar muy atento y no quitar los ojos sobre la chica. La verdad es que deseaba sentir aquel contacto que tuvo con ella cuando se encontraron.

Los dedos de ambos rozándose instintivamente sintiendo los sentimientos de cada uno. Cuando la tocó, notó curiosidad y confusión que luego se convirtió en ilusión. Como comento Rayleigh, la Gran Dragona y los Elegidos están conectados de alguna manera donde sus sentimientos se vuelven en uno. Mihawk aprecia esa afección. Si ___ se entera del porqué debe reunir a los Mändras, seguramente gritará y golpeará a alguien, ya fijándose como es el carácter de la chica.

Los dos jóvenes se paran viendo que la chica vio como una especie de restaurante y no dudó en entrar ahí para comer algo. Ellos se miran entre sí y no tienen más opción que seguirla porque no quieren perderla de vista. Además, ya estaba sentada en su sitio con ganas de probar cosas nuevas y tiene a los chicos para preguntarles qué es. Sin embargo, una chica rubia los detiene un momento para hablar con los chicos. Paulie hacía un ademán de llegar hasta ___, pero era imposible.

___ al observar que esos dos estaban hablando con aquella muchacha cruza los brazos recordando lo que dijeron hace un rato. «Como te dije: hombres que quieren meter su polla entre las piernas de una chica», refunfuña desde su cabeza casi frunciendo el ceño. No se percata de que alguien se pone a su lado a lo que ella mira de reojo al ver quién es. Unas ropas un tanto pintorescas como si fuera alguien importante.

—Disculpa, me preguntaba si podría sentarme.

___ lo ve un poco mejor desde su ángulo y su rostro queda de asombro. Aquel muchacho de cabellos lilas llevaba puesto como una máscara con hendiduras donde se puede visualizar casi gran parte de su rostro. Le recordaba a cierto personajes de la tele.— Bueno, mis amigos están entretenidos así que, ¿por qué no?

—Es normal, ningún hombre puede resistir ante tal belleza. —Se sienta en la silla dejando su sombrero en la mesa.

—Y más si es una rubia que seguro que será idiota.

—¿Por qué dice eso?

—¿Nunca has oído hablar que las mujeres que tienen el pelo rubio natural o se lo tiñen se vuelven tontas del culo?

—¿Teñir? ¿Tontas del culo? —alza la ceja confuso.

—Cosas mías —mueve la mano para que ignorase eso,— seguro que tú la ves bonita.

—Prefiero mujeres inteligentes y no tontas como tú dices. No es que quiera decir que sea fea, pero no es mi tipo.

—Entonces es como decirte que prefiero a un tío que sepa valorar a una mujer.

El camarero se acerca para entregarles la bebida a la pareja. ___ se fija que aquel hombre misterioso pidió una taza de café como si nada. Tal vez solo está aquí de paso y no para almorzar, ella sí que tiene un hambre voraz.— Las mujeres son muy valoradas y las respetamos demasiado. No creo que haya alguien que... ¡Ah mierda! —hizo un ademán de revolver aquella taza con la cuchara, pero se ha quemado.

—¿Estás bien? —pregunta preocupada.

—¡Sí! Estoy bien. Ya estoy acostumbrado a ser un maldito torpe.

—No lo parecías con ese semblante serio —ríe divertida llevando la mano a sus labios.

—No te burles de mí.

—Lo siento.

Paulie y Mihawk no podían quitarse de en medio a la joven rubia que los llevó hasta la barra para invitarles una copa. Ninguno de los dos apartaba la vista en ___ por si aquel hombre misterioso hacía algo extraño. Al hombre de las cuerdas le resultaba familiar, como si le hubiera visto antes, en alguna parte. ¿En Water 7 cuando vivía tal vez? Es posible, pero no estaba muy seguro.

Parece que la pareja disfruta mucho de la conversación. No hay incomodidad entre ambos. Deben estar relajados ya que no notaban peligro alguno. Sin embargo, ven que el chico se levanta como a modo de despedida.

—Me tengo que ir, el trabajo me espera. —Se coloca el sombrero para extender la mano hacia ella.— Soy Spandam.

—Spox ___ —coge su mano no preocupándose demasiado de que sea un Mändra o algo porque la mano del chico estaba cubierto por un guante.

—Espero volver a verla, Spox. Con su permiso. —Y con toda la elegancia del mundo, se retira de la mesa mientras visualiza a su compañera quien estaba entreteniendo a los Elegidos a lo que esboza una sonrisa. «Y te volveré a ver Hall Lókë. Veré cómo tu rostro se refleja el terror absoluto cuando te llevemos ante la justicia y veas que ya no hay esperanza», esboza una sonrisa dándole un toque de maldad en ella mientras se va del bar.

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