Capítulo 6. Laïka
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
El ruido de la cascada inundaba los tímpanos a la joven, pero era una manera de ocultar su presencia. Tanto ella como Kaku estaban escondidos en una gran cueva por detrás de la cascada. ___ no supo cómo la encontró porque era invisible a los ojos de la gente y esperaba que los Hörrox no lo encontrasen. Tuvo que apañarse para vendar la herida del chico que se quejó un poco. La verdad se sentía responsable por todo lo que estaba pasando. Solo esperaba que los chicos los encontrasen a tiempo antes de que pasara algo malo.
—¿Crees que nos encontrarán? —preguntó la chica con duda.
—Espero que no. Momonga es demasiado peligroso por ser un vicealmirante de los Hörrox.
—¿No estaba en esa categoría Smoker?
—Sí, pero esta persona lleva más tiempo en el cargo en comparación con Smoker —iba diciendo, intentando abotonar su camisa todo lo posible.
—Trae. Me encargo yo. —La chica se puso de rodillas para ayudarlo.
—Odio estar así. Se supone que me entrenaron para ser un asesino y conlleva a ser invulnerable a todos los ataques.
___ no digo nada al respecto, solo se limitaba a vestir al muchacho. No obstante, sus yemas tocaron sin querer el abdomen de Kaku sintiendo una pequeña descarga en su columna vertebral. Otra vez esa sensación y él también lo notó. El peli-naranja envidiaba un poco a Cracker por ser el primero en tener una gran conexión con Hall Lókë porque Smoker no contaba. Solo fue un encuentro sexual.
—Veo que tu mandala representa muchas cosas —susurró, viendo detenidamente el tatuaje del chico.
—La gran mayor parte no las entiendo. Aunque el dibujo del centro me representa —comentó—, es decir, el poder adquirí al nacer.
—Cracker me dijo que todos vosotros usáis la misma, pero la otra es diferente. Y solo podéis saberlo vosotros mismos.
—Sí, es verdad.
Y el silencio reinó, aunque estaba presente la corriente de la cascada caer en picado. Kaku alzó un poco la mano para acariciar con suavidad el rostro de ___ y ella alzó la mirada para verlo. Entonces recordó que estuvieron a punto de besarse antes de que aparecieran los Hörrox. Un leve sonrojo apareció en sus mejillas que hasta tragó saliva sintiendo su corazón palpitar con creces. Entonces la joven no evitó reírse por lo bajo al leer un poco el pensamiento del chico.
—¿Tantas ganas tienes de besarme, Kaku?
—No te lo voy a negar —se sinceró—. Es muy difícil ignorarlo.
—¿Y si yo no quiero?
El peli-naranja curvó un poco la ceja, curioso de aquella respuesta de la joven. ¿Estaba coqueteándole? Él era muy malo para recibir las señales de una mujer. No obstante, podía hacer una cosa que todo Mändra podía. Esbozó una pequeña sonrisa y susurró por lo bajo:
—Rïtsuka.
El cuerpo de ___ se movió por sí solo colocándose encima de Kaku a modo de sentarse entre sus piernas. Era una posición bastante íntima y ella no evitó avergonzarse un poco e infló los mofletes molesta.
—Eso no vale, tramposo.
—Uno tiene que usar sus recursos.
—Y te pregunto de nuevo: ¿tantas ganas tienes de besarme?
Y la respuesta fue obvia: el muchacho tomó nuevamente el rostro de la chica y la besó sin dudarlo. Una chispa se avivó en ambos cuerpos. Ya los chicos le mencionaron que un beso provocaba muchas emociones en ambos individuos. ___ veía el pasado de Kaku. Un chico alegre que fue entrenado duramente por el Gobierno para convertirlo en un asesino en serie. Lo convirtieron en un ser frío y sin expresión, pero en el fondo conservaba a ese niño dulce que necesitaba reír y saltar entre edificios sintiéndose libre ante sus superiores.
Y Kaku también lo notaba. Una chica que tuvo una vida muy dura y que solo se limitaba a entrenar también. Era por eso que tenía ese carácter tan duro y que le daba igual golpear aquello que le molestase, no obstante, era alguien a quien podía confiar porque protegería a aquello que amaba. Y en uno de sus recuerdos vio la imagen de un padre, pero con el rostro borroso. ¿Por qué? Supuestamente los recuerdos estarían ahí de por vida a no ser que tuvo un accidente y no encontró evidencia alguna.
Los dos se separaron y no demasiado porque esa conexión fue única y emocionante. Y ___ fue la siguiente en besarlo dulcemente. Las manos de Kaku se colocaron en la espalda de la peli-(c/c) empezando a acariciar con suavidad. Sus dedos recorrían por su columna vertebral sintiendo cada vértebra. Su nariz rozó con sutileza con la de ella. Ellos estaban idos. Ambos se olían y se besaban. Una droga más. Una adicción para los dos jóvenes. Ninguno quería parar y era imposible hacerlo porque el deseo poco a poco se avivaba en sus carnes.
Las manos de ___ se metieron en el interior de la camisa del chico tocando esos músculos desarrollados en ese cuerpo no tan grande en comparación con los otros. Ya Kaku ignoraba el dolor que estaba sintiendo en su hombro. Estaba más centrado en ella, en sus labios, en su cuerpo, en su olor. Y lo más importante: en las emociones. Sus manos también se colaron ya decidido en tocar la aterciopelada piel de la peli-(c/c) escuchando perfectamente los pequeños suspiros que le dedicaba. No había nadie más. Solo a él.
No deseaba parar. Se lo pedía a modo de telepatía. Era verdad lo que decían: era difícil de escapar ante Hall Lókë. Ahora su boca exploraba con devoción el cuello de la chica mordiendo y lamiendo, aspirando el dulce aroma que desprendía. Era su propio perfume. Lo embaucaba. Lo dejaba bobo por unos instantes. Y ella solamente se dejaba tocar por el joven Mändra, mientras sus manos apretaban su cabellera corta, pero firme. ___ tenía cosquillas provocaba por la rozadura de su nariz larga y cuadrada.
Ya la camisa de la joven desapareció, dejando ver sus pechos aún ocultos en esa prenda molesta para los ojos de Kaku. Guio los dedos hacia el broche comenzando a tener dificultades a lo que ___ rio por lo bajo ante la torpeza nerviosa del chico. Sí, lo sentía con solo escuchar su voz en su cabeza. Y en vez de burlarse de ello lo ayudó. Por unos segundos se quedó tonto por las vistas, pero volvió al mundo real para tocarlos y amasarlos como pudo recibiendo pequeños gemidos por parte de ella. Eso lo avivaba por dentro. Más de lo que se imaginó.
Tenía enfrente a la mujer más hermosa del universo. No dudó ni un segundo en mimar esos montes a base de besos, mordidas y lamidas. Las torturas se la dedicaban a sus pezones que poco a poco se endurecían como diamantes en bruto. ___ seguía gimiendo por lo bajo y, inconscientemente, se movía, provocando que el pobre muchacho tuviera una reacción natural ahí abajo. Un pequeño sonido gutural emitió casi succionando con fuerza el botón y la joven gimió un poco más alto.
El calor y el deseo cada vez se hacía más presente en los chicos. Tanto que ___ tuvo que levantarse para quitarse el resto de la ropa ante la atenta mirada de Kaku. Y él, sin contenerse, la atrajo así consigo estando de pie ella y devorar con devoción esa fruta de melocotón. La oji-(c/o) tuvo que sostener las manos en la pared porque ese placer que estaba sintiendo era demasiado. Tanto que parecía que se iba a desvanecer en cualquier momento. La lengua del peli-naranja recorría en todo su esplendor el sexo femenino.
Escuchar sus suspiros era música para sus oídos y aprovechó ese momento para bajarse un momento los pantalones ya liberando, finalmente, su hombría. Realmente estaba necesitado, pero tenía toda la paciencia del mundo porque, primero, debía atender a ella. Kaku no solamente se limitaba a entrar en toda su juventud. Ya siendo adolescente los chicos de su edad hablaban de esas cosas sin pudor, incluso las chicas se animaban. Por ello, tenía algo de conocimiento de que las mujeres les costaban llegar al orgasmo. Y también por su experiencia.
Sus manos descansaban en su trasero para apretarlo con fuerza y amasarlo de vez en cuando. Hasta hacía un camino con sus dedos por sus muslos provocando cosquillas en ella, o más placer. ___ no paraba de temblar, tanto que sus piernas empezaban a flaquear porque en cualquier momento iba a desvanecerse. Kaku lo notó por lo que decidió ayudarla a bajar lentamente y por el roce de sus sexos gimieron al mismo tiempo.
«¿Quieres seguir?», preguntó Kaku en su mente acariciando su espalda, esperando por una respuesta. Ella no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza y bajó un poco más, ya sintiendo la virilidad del chico entrar en su interior. Él se mordió el labio por la sensación embriagadora que estaba sintiendo en esos momentos. Era único y especial. Muy diferente a las otras veces. ___ empezó a realizar el vaivén con suavidad acostumbrándose a ello y Kaku no se quedó atrás porque apoyó las manos en sus caderas para ayudarla.
Verla así en ese estado de dominancia absoluta era una maravilla para sus ojos. Ahí mostraba un poder tan desconocido. Ella estaba demostrando quien era en realidad. Hall Lókë en todo su esplendor. No paraba de repetirse mentalmente que era hermosa y ___ solo pudo reaccionar con un abrazo a modo de vergüenza, rodeando su. Mira que tuvo unos cuantos encuentros sexuales, pero con los Mändras era distinto. Ellos, con una sola palabra, eran capaces de pedirle lo que sea. La Gran Dragona no siempre será poderosa.
Las embestidas cada vez eran más intensas y ellos estaban sintiendo que llegaba a su fin. Juntos abrazados compartiendo este momento sin que nadie lo estropease. Solo tenía que esperar el momento. El momento adecuado para decir aquella palabra que los unía en cuerpo y mente, como es el caso con Cracker. Sería el segundo Mändra en realizar bien el ritual. Eso le llenaba de orgullo.
—¡Laïka!
Y llegaron al ansiado orgasmo fundiéndose uno con el otro. Respiraban agitados y solo se limitaban a mirarse, pero ___ apoyó la cabeza en el hombro bueno de Kaku aun intentando recuperar el aire. El chico lo podía sentir. Todas esas emociones juntas en un solo ser. Eso era lo que se estaba perdiendo y era maravilloso, incluso no evitó sonreír un poco.
—¿Qué significa? —preguntó ___.
—... Te amaré por siempre.
Un vuelco en su corazón sintió la chica al escuchar su significado. Sonaba tan especial y única. Ella decidió quedarse un buen rato en esa posición, aunque se dio cuenta de una cosa.
—Lo siento —se disculpó, provocando confusión en el rostro de Kaku—. Debimos parar por tu estado.
—Si te soy sincero no siento dolor ninguno —confesó, mirando el vendaje.
Eso sí que le sorprendió a la chica por lo que tomó la decisión de quitarlo y sorprenderse que la herida se curó por sí sola. No había indicios de que alguien le hubiera disparado.
—Pero si te veías mal.
—Ahora entiendo porque dicen que el sexo es bueno —bromeó.
—Idiota.
Kaku iba a añadir un comentario, pero ___ le tapó la boca y su rostro cambió a uno muy serio. Su olfato le estaba advirtiendo de que alguien se estaba acercando y no era alguien muy conocido. Miró en dirección hacia la cascada observando una pequeña figura distintiva moviéndose de un lado para otro. Los dos jóvenes se miraron y no dijeron nada porque ya podían hablarse mutuamente a través de la telepatía. Se vistieron sin hacer el menor ruido porque estaban seguros que era el enemigo quien los estaba buscando.
Efectivamente, Momonga había bajado por el acantilado teniendo mucho cuidado en no caer o resbalar por el moho que creaba el agua dulce. Él se iba a encargar de eliminar al traidor de los Hörrox y a la Gran Dragona. No iba a defraudar al Dios Enel. Iba a cometer su cometido, pero deberá buscarlos primero. Inspeccionaba cada rincón porque estaba muy seguro que esos dos no habrán ido muy lejos y más aún si hirió a Kaku. Su instinto no le iba a defraudar. Entonces su mirada se fijó en la cascada que arreciaba con fuerza hacia el lago.
Siempre había una cueva y no dudaba que estuvieran ahí escondidos. Tomó cuidadosamente la katana para realizar un ataque desde esa posición. Y de un movimiento rápido cortó por la mitad el agua para tener una mujer visualización. No había nadie. Sospechoso. No obstante, alzó la mirada encontrándose al joven saltar por los aires con la chica en los brazos huyendo del sitio. Momonga chasqueó la lengua, muy molesto por esa cobardía. No dudó en seguirlos porque no los iba a perder de vista.
—¡Nos está siguiendo! —exclamó la chica.
—¡Voy a meterme en la selva para distraerlo!
Ese era el único plan que tenía en mente porque la cosa se estaba complicando. ___ miró de reojo para ver si Momonga aún seguía detrás y parecía que no se iba a rendir tan fácilmente. No tenían escapatoria. Sin embargo, un rugido de una gran criatura retumbó en sus oídos y alzó la vista para encontrarse a Trico y en su lomo estaban los chicos. La bestia se colocó por debajo de ellos para que el Hörrox no los atacara y que ellos aterrizasen sin ningún problema.
—¡¿Estás bien?! —preguntó Paulie acercándose a ___.
—Sí, estoy bien.
—Momonga —susurró Smoker visualizando al enemigo desde el aire.
—¡Tiene que adentrarse a la selva! —gritó Kaku—. ¡Si no lo hacemos, no dudará en atacarnos desde su posición!
—Eso díselo a la bestia a ver si te entiende porque ha estado como un buen rato dándonos señales de que Hall Lókë estaba en peligro. Y este imbécil no dice nada —habló Crocodile mirando mal a Cracker.
—¡Ya expliqué que estuve un buen rato sin sentir nada!
«¿Sin sentir nada?», esas palabras se quedaron en su cabeza y miró a Kaku para entender, pero este solo desvió la mirada, muy sonrojado. Oh, ya entendió. Si estaba teniendo relaciones sexuales con un Mändra, pues los otros pierden tal conexión por unos minutos.
—¡¿Te acostaste con él?! —gritó Cracker.
Vaya, se le olvidó que eran capaces de ver sus recuerdos o leer sus pensamientos.
—¡Y tú deja de indagar por mi cabeza!
—¡¿Habéis tenido relaciones sexuales sabiendo de sobra que estabais en peligro?! —Ahora quien los estaba riñendo era Spandam.
—¡Cuando llegue el momento en que la beses, lo comprenderás! —respondió Kaku con el corazón a mil.
Ante tanto grito no se dieron cuenta que Momonga lanzó un ataque muy poderoso haciéndole daño a una de las alas de Trico y el animal iba cayendo en picado hacia la selva, chocando con los arbustos. Quién salió herido era el animal y los otros se habían agarrado con fuerza, pero solo fue un rasguño. La criatura ya no podía emprender a volar, solo podía limitarse a caminar. Rayleigh exigió al grupo que los siguiera antes de que sea demasiado tarde. Momonga les pisaba los talones y los Hörrox llegarán en cualquier momento.
___ iba a darse la vuelta para enfrentarse porque ella no era una cobarde y más aún cuando hirió a Trico, sin embargo, Lucci fue muy rápido en cogerle del brazo con fuerza y correr con ella. Él tampoco era un cobarde, pero no estaban en condiciones para pelear. No era el momento. Y más aún cuando tuvo relaciones sexuales con Kaku porque la debilitaba. Sí, lo estaba viendo y eso le estaba poniendo furioso internamente, aunque prefería estar sereno y centrarse en la huida. ___ no era idiota como para darse cuenta de ello.
La selva cada vez se hacía más profunda y difícil de atravesar, pero no era un inconveniente para la bestia destruyendo todo a su paso, aunque eso pues facilitaba a los Caballeros en perseguirlos dejando un rastro por el camino. La Gran Dragona se preguntaba a donde se dirigían porque esto no era una buena señal. No obstante, a lo lejos, había una luz que indicaba la salida. Tuvo que cerrar un poco los ojos para no recibirlo así de sorpresa y el grupo se paró porque estaban enfrente de un lago gigantesco.
Pero este era tan diferente. El agua era de color negro, como lodo. ¿Estaba contaminada? Y lo curioso que había piedras que marcaban el camino para pasar al otro lado. La chica miró al grupo porque sus rostros marcaban dudas de pasar o no.
—Joven amo —lo llamó Vergo—, esto es...
—El Lago Negro. Otro lugar maldito.
—No nos queda más remedio que cruzarlo —sentenció Rayleigh mirando hacia atrás.
—¿Se ha vuelto loco? Si cruzamos, es posible que desaparezcamos siendo engullidos —habló Tashigi no pareciéndole una buena idea.
Quien no dudó en cruzar con un gran salto era Trico y emitía gruñidos hacia los chicos que pasaran porque no había peligro. Si lo hubiera, los ojos del animal hubieran cambiado a un color rosado. Rayleigh empezó a saltar de piedra en piedra siendo seguido por Vergo, Monet, Tashigi, el resto de los Mändras y ___. Ella tenía una corazonada de que algo malo iba a pasar. Atrás escuchó gritos y eran los Hörrox que se quedaron paralizados al ver el lago. Ninguno se atrevía a saltar. Ni siquiera Momonga que en su rostro reflejaba sorpresa ante ellos por atreverse a pasar por ese sitio.
Los cuatros individuos del grupo pudieron pasar sin ningún problema. El resto estaba yendo lento por culpa de Spandam que le costaba saltar por miedo a resbalar y caer. Incluso se estaba poniendo nervioso por los gritos de Smoker a que se diera prisa. Faltaban como seis pedruscos para pasar, no obstante, eso acabó porque una gran barrera de agua negra les impidió el paso. ___ se dio la vuelta para volver, pero pasó lo mismo. Igual que a la izquierda, a la derecha. Estaban rodeados.
—¡Si hubieras sido más rápido, no estaríamos aquí! —le riñó el peliblanco.
—¡Echadle la culpa a Kaku por llevarse a Hall Lókë para entrenar! ¡Y si estaban en peligro, tenían que haber vuelto! ¡Y no revolcarse!
—¡No vuelvas con ese asunto, Spandam! ¡Ya te dije que cuando llegues a besarla, lo comprenderás! Y los únicos que lo saben muy bien son Smoker, Paulie y Charlotte.
—Claro, si es que llega a besarla —interrumpió Cracker.
—¡¿Qué quieres decir?!
—¡Mírate la cara! Eres feo de narices y un cobarde. Ella ni te besaría ni se acostaría contigo ni en un millón de años.
No podía creer lo que estaba viendo Crocodile ahora mismo. Se suponía que debían pensar para escapar de este sitio, pero solo se limitaban a discutir como niños pequeños. Quien se estaba divirtiendo con todo este asunto era Doflamingo. Se le notaba por la sonrisa de su rostro. Katakuri solo se limitaba a rodear los ojos y negar con la cabeza porque era absurdo la discusión.
—¡Puede que sea un cobarde, pero no soy para nada feo!
—¡Venga ya! Seguro que la persona que te destrozó la cara no opinará lo mismo. ¿O me equivoco?
—¡Estás tocando un terreno que no te concierne!
—¡Parad los dos! —Se interpuso Paulie entre el gigante de tres metros y el otro que casi roza los dos metros—. No es momento para hablarlo. Primero, salgamos de aquí antes de ser engullidos. Luego podréis sacar vuestra masculinidad a ver quién es el mejor.
—Quítate de en medio, chico tímido. Tuviste oportunidad con ella para hacerlo y tuvisteis que parar porque era lo mejor. Te has perdido algo maravilloso.
Paulie se puso tan rojo que nunca imaginó que este desgraciado llegara a tal extremo de ver los recuerdos de ___ y ver ese asunto tan íntimo. Sus dientes rompieron un poco el puro saboreando la hierba.
—¡Lo hice porque soy un caballero!
—¿Dónde están las palomitas? Este drama me está gustando muchísimo.
—A ti te divierte todo, pajarraco —le corrigió Crocodile.
Toda esta discusión le estaba dando dolor de cabeza a ___. Incluso apretó los puños con fuerza para golpearlos y que se callaran. Así podían centrarse en este asunto. Sí, lo iba hacer. Ella era Hall Lókë, ¿no? Dio un paso al frente para caminar hacia ellos.
«Hall Lókë».
Y se detuvo porque escuchó una voz llamarla en su cabeza. No era ninguno de los chicos. La voz era un susurro. Una fémina que la estaba reclamando. Esto le estaba sonando muy familiar. Tan parecida a lo ocurrido en el bosque. Su cabeza se movía de un lado para otro buscando la señal. Y al agachar la mirada se fijó que el agua negra se abría poco a poco dejando ver la transparencia del color natural del líquido. No estaba muy segura si eran cosas suyas o qué porque estaba viendo una figura fantasmagórica.
Mihawk se giró para ver si ___ estaba bien, sin embargo, observaba que estaba ida mirando al reflejo. No estaba comprendiendo lo que estaba sucediendo. No parecía parpadear.
—¿Mi lady? —susurró a modo de pregunta y eso provocó que los chicos se alertaran.
Y los ojos de ese espectro se abrieron mostrando que no tenían vida. Y ella, inconscientemente, cayó al agua siendo engullida por el líquido negro. Mihawk tuvo que correr en su auxilio, pero esa sustancia lo capturó, atrapando su brazo para inmovilizarlo y atraerlo hacia ella. Gritos escuchó atrás suya y era Spandam quien luchaba por su vida para que no le metiesen en el interior del agua. Y no era el único. Cada uno de los Mändras peleaba, pero era imposible. Incluso los más fuertes como Katakuri no podía hacer nada al respecto.
Desde el exterior, Trico se estaba poniendo nervioso porque no paraba de rugir a aquella jaula hecha de agua negra. Además, se movía de un lado para otro preguntándose si lanzarse o no. Pero no fue necesario porque la cúpula iba desapareciendo a poco. No había rastro de los Elegidos y de la Gran Dragona. Hasta los Hörrox se aterrorizaron ante el gran poder que tenía ese sitio de haberse llevado a unos seres la mar de peligrosos.
¿Estarán muertos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top