Capítulo 5. Entrenamiento con el hombre jirafa
Todo lo ocurrido en aquel bosque solo fue el principio en la aventura de Hall Lókë. La joven nunca se quitó la idea de que las anteriores estarían atrapadas en el planeta Panx por no morir en paz. Era una señal. Lo presentía en todo su ser. Ella y el grupo habían caminado suficiente y decidieron descansar para almorzar. ___ se alejó un poco del grupo para sentarse a la orilla de un río y mirar su reflejo. Aún necesitaba respuestas que debían resolverse. Lo peor de todo era que tenía que acostarse con los ocho Mändras restantes. ¿Y si no quería? Pero debía admitir que se sentía más fuerte por cada conexión.
Un suspiro salió de sus labios deseando que todo esto acabase pronto. Quería volver a casa y abrazar a Mario porque era su mejor amigo, aunque a veces este intentara ligarla trayéndole regalos u llevándola a un restaurante caro. Sus ojos miraron de reojo encontrándose a Katakuri de pie a escasos centímetros de ella y con un cuenco de comida en sus manos. El grandullón se acuclilló para estar a su altura y mostrarle aquel bol.
—Seguro que tendrás hambre.
No lo negaba. Desde que decidieron descansar, no se quedó ahí para recibir su plato. ___ extendió sus brazos para tomarlo, rozando sutilmente los dedos del peli-granate. Pelos de punta. Esa conexión era difícil de evitar. Todas las emociones juntas en uno solo.
—Gracias —susurró por lo bajo.
—Algo te preocupa —comentó, decidiendo sentarse a su lado.
—¿Crees que podré derrotar a Enel?
—Solo el tiempo lo dirá. No obstante, si no acabamos con él, otra Hall Lókë aparecerá y esto será un bucle continuo.
—Eso es lo que más me preocupa. Hasta estuve pensando que, si encontráramos a las demás antecesoras, tal vez descubra cómo derrotarlo.
—Casarte con uno de nosotros —dijo con seriedad.
—No me voy a acostar con todos ustedes —confesó—. Además, hay uno que es relativamente feo.
—¿El que no para de quejarse? —preguntó, refiriéndose a Spandam que estaba gritando como nunca porque se quemó la lengua—. Yo a veces me pregunto porque fue escogido.
—Eso mejor pregúntaselo a su antecesor.
Hablar con Katakuri era agradable porque era el más serio de todos ellos, incluyendo a Smoker. Podías conversar con él cualquier tema que le sea de interés. Lo único que deseaba ___ era que se quitara la bufanda para que muestre su verdadera naturaleza, pero ella no era nadie para obligarle. Tal vez estaba más cómodo así. Ahora se centró en su plato y empezó a comer, teniendo mucho cuidado en no quemarse.
El peli-granate observaba los movimientos de la joven. Como cogía la cuchara, como soplaba, como comía... Para sus ojos granates ella era perfecta. Una guerrera dispuesta a dar su vida por otros para salvar el planeta Panx de la desgracia. No paraba de tocarse los dedos con ganas de tocarla porque fue agridulce ese pequeño momento, cuando la chica cogió el bol de sus manos. Y se atrevió a extender el brazo dispuesto a tocar la cabeza de ___. Sentir esos cabellos entre sus dedos y esas emociones que experimentaba. Ojalá ser su hermano.
Pero su Haki le alertó de la cercanía de cierto individuo y tuvo que apartar rápidamente la mano. ___ percibió la presencia de alguien y tuve que girarse para ver quién era. Doflamingo mantenía su sonrisa típica, como si hubiera contado el mejor chiste del mundo o había aniquilado con sus propias manos una criatura estúpida. Menos mal que estaba acompañada porque estar a solas con él la ponía muy nerviosa.
—¿De qué hablan los dos tortolitos? —cuestionó el pelirrubio.
—¿Tú no estás incluido?
—Bueno, si permitieses un trío amoroso, es posible. Aunque esto tiene pinta de ser una orgía que otra cosa.
—¿Por qué tienes que hablar siempre de sexo? —Por eso mismo, se sentiría incómoda ante las palabras lascivas de Doflamingo y eso que el peor de todos era Lucci con ese fetiche extraño.
—No siempre —aclaró.
—Pero siempre sacas ese tema —interrumpió Katakuri mirando mal al Rey de Dressrosa.
—Porque me gusta ver a Hall Lókë ponerse nerviosa —ríe.
___ rodó los ojos viendo por donde iban los tiros. De verdad que estaba rodeada de hombres. Menos mal que estaban Tashigi y Monet porque se volvería loca con tantas hormonas por doquier. Dudaba mucho que los pudiera aguantar. Se levantó de su sitio porque terminó de almorzar e iba directamente hacia donde están los chicos, pero para su sorpresa apareció Kaku con dos espadas en mano.
—Oye, ___. He pensado que a lo mejor querías entrenar conmigo.
—¿Contigo?
—Sí, para que conocieras un poco el estilo de lucha de los Hörrox —aclaró el muchacho esbozando una sonrisa.
—O tal vez quiere aprovechar contigo para hacerte cosas sucias —habló Doflamingo y provocó que el chico se pusiera nervioso.
—¡No es verdad! —tartamudeó con las mejillas encendidas.
—Mira que eres un pervertido de narices —comentó ___—. Entrenaré contigo, Kaku. No quiero perder el ritmo a la hora de enfrentarnos a un enemigo.
—¡Genial! Taka no Me dijo que había un buen sitio y que no está lejos de nuestra posición.
—Pues vamos.
Kaku era el más joven del grupo y estaba entusiasmado de poder entrenar con ella. ___ siguió al chico de nariz larga dejando atrás a esos dos: al grandullón y al pervertido. Sí, ya ella les puso un mote para molestarlos cuando se pusieran brabucones con ella. El paisaje era precioso y un lugar tranquilo para descansar o para entrenar. Era tan distinto al del bosque frondoso. Este era casi tropical porque en él había un río que circulaba hacia el sur. La chica desconocía si había un final en concreto: un océano o un lago.
No tardaron mucho en llegar a una planada que no estaba cubierta por los árboles del bosque solo tierra fértil. Seguramente que hubo un incendio en esa zona y aún la naturaleza se estaba recuperando de ello. ___ se detuvo en medio de una piedra no medianamente pequeña, mientras que Kaku siguió caminando hasta decidir detenerse y darse la vuelta. Dejó un gran espacio entre ellos porque iban a realizar el entrenamiento. El muchacho desenvainó sus espadas.
—¿En serio que vamos a entrenar con ese estilo de lucha que tanto te gusta? ¿Cómo se llama?
—Rankyaku —respondió—. No te lo voy a poner fácil porque usaré mi estilo con cuatro espadas.
—¿Cuatro? —Se mostró confusa—. Solo te veo con dos.
Kaku esbozó una gran sonrisa creando más confusión en la joven. De pronto, todo fue tan rápido que solo le dio tiempo en agacharse porque cuatro hojas cortantes fueron directas hacia ella cortando por la mitad unos cuantos árboles. ___ se sorprendió ante tal potencia que miró al responsable. Ahora lo vio claro.
—Yontoryu combinado con Rankyaku —susurró, sintiendo una gota resbalar por su sien—. Que armas de doble filo más peligrosas.
—¡A ver si te puedes defender de esta, Hall Lókë!
La peli-(c/c) estaba lista para lo que se venía porque Kaku corrió en dirección hacia a ella para asestar cualquier golpe. Lo único que podía hacer era esquivar esos ataques porque esas espadas eran realmente afiladas. Y más aún si no estaba en su forma Mezame, es decir, que su piel formara escamas de dragón porque ella no estaba en peligro o uno de los Mändras. Una espada clavó el chico para elevar su cuerpo para lanzar una ráfaga cortante con su pierna derecha.
Un pequeño corte recibió en el hombro, pero no suficiente para que la hiciera sangrar. ___ chasqueó la lengua impresionada ante la impresionante fuerza. No había que subestimarlo. Ya se lo dijo una vez Lucci porque era el segundo miembro más fuerte del CP0, dentro del grupo de los Hörrox. Tenía que ponerse seria. Ella fue entrenada por Rayleigh y por Katakuri para predecir los movimientos de su enemigo en cuestión de segundos, prediciendo el futuro de este.
Cerró los ojos concentrándose solamente en su energía y en su alrededor. No lo dominaba del todo, pero quería intentarlo. Sombras de color veía o sentía y no eran humanos, sino de hojas que caían de las copas de los árboles a causa del fuerte viento. No obstante, una característica figura se aproximaba a ella para atacar nuevamente. Y los abrió de golpe esquivando a la perfección su Rankyaku "Hakurai" proveniente de las dos piernas de Kaku para provocar un daño atroz. El chico estaba sorprendido y su emoción creció tanto que decidió seguir peleando.
Y para ello utilizó su habilidad única como Äkuma que era. Su cuerpo empezó a tener un cambio brusco. Se volvía más grande causando que ___ tuviera los ojos abiertos y se posicionara para atacar. Pero se sorprendió al ver a Kaku transformado en un animal, en un herbívoro, y podría decirse que sería el segundo animal terrestre más grande, después del elefante. Una jirafa humanoide. Mira que vio las habilidades especiales de los chicos, pero nunca se imaginó ver algo parecido.
—¡Ahora verás mi verdadero poder! —exclamó con mucha emoción.
___ no dijo nada al respecto porque se quedó muy tonta al verlo. Kaku se dio cuenta de ello y bajó un poco las espadas para ver que le pasaba. Hasta que ella amplió una sonrisa demasiada tierna para sus ojos.
—¡Eres la cosa más adorable que he visto en mi vida!
—¡¿Eh?!
Esa respuesta lo dejó tieso, tanto que su cuerpo cayó al piso quedándose sentado muy sorprendido. Esa fue la oportunidad de ___ aproximarse y verlo más de cerca. Kaku se estaba muriendo de la vergüenza por tal confesión.
—¡No soy adorable! —tartamudeó.
—Oh, vamos. Esa carita me dice todo lo contrario —comentaba, mientras tocaba el rostro del chicho híbrido—. Fue una grata sorpresa.
—Lo utilizo muy poco. Solo cuando estoy emocionado en la pelea o las cosas se poner difíciles.
—Ya me estoy dando cuenta. ¿Y pudieras pedirle a tu pobre corazón que no palpitase con tanta fuerza?
Era una petición un tanto difícil porque Kaku estaba sintiendo todas las emociones y los pensamientos de la no habitante del planeta Panx. Era demasiado para su cuerpo que poco a poco se iba volviendo a su estado natural, su forma humana. El muchacho tenía una estatura normal y que era adecuada, no comparado como esos tres grandullones que sobrepasaban los tres metros. ___ se dio cuenta de lo cerca que estaba de su rostro percibiendo la respiración nerviosa del peli-naranja.
Kaku tragó saliva atreviéndose a poner las manos en las caderas de ___ para sentir más su cercanía. Los corazones de ambos palpitaban por cada segundo que pasaba. Los sentimientos resurgían por sí solos. Estaban a escasos centímetros de probar los labios del otro. Un beso. Una simple y pequeña conexión. No obstante, esa magia se rompió cuando Kaku sujetó con fuerza a la chica y rodó con ella por el suelo. Ella no entendió ese comportamiento extraño del joven hasta estuvo a punto de echarle la bronca, pero su Haki se activó por su cuenta e hizo la misma acción.
Dejó de rodar y ambos miraron hacia atrás para encontrarse unas cuantas flechas clavadas en el suelo. Eso no era nada bueno. De entre los arbustos salieron unos cuantos Hörrox apuntándoles con las armas. ___ creyó que los habían despistado gracias a la ayuda de la primera Gran Dragona. Entre esos soldados salió uno bastante alto y corpulento, con un peinado extravagante y bigote de color vino, y un rostro muy serio.
—Momonga —susurró Kaku sabiendo quien era.
—Al fin os tenemos —dijo—. No sabéis lo enfadado que está Kami-sama por vuestra desaparición. ¿Dónde está el resto?
—No os lo diremos.
—Debería darte vergüenza por traicionarnos y ocultar cierta información sobre tu persona, Kaku.
—Mi destino era juntarme y proteger a Hall Lókë —aclaró.
—Siendo uno de nosotros como tapadera. Tú y esos cuatro traidores deberíais de ser ejecutados.
___ buscaba con la mirada alguna salida para huir de esa emboscada y no había manera. Si tuviera alas para volar, podrían salir ilesos de ese lugar. La única opción que tenía era comunicarse con Trico o con Cracker y Smoker para que los ayudara de esto, aunque sea una mala idea porque eran demasiados. Los Hörrox tenían órdenes para disparar si uno de ellos se movía. Gotas de sudor resbalaban por el rostro de la peli-(c/c) aun pensando que hacer. Momonga desenvainó una espada, concretamente una katana. Un arma muy peligroso capaz de cortar con precisión todo lo que lo toca.
De repente, sintió los brazos de Kaku sujetar su cintura y realizó una de las técnicas de Rokushiki llamado Geppo, que le permitía saltar por los aires gracias a la fuerza de sus piernas, como si estuviera volando. Momonga no iba a permitir que sus presas se escaparan con facilidad por lo que ordenó a que disparasen, importando poco si los matasen. Total, el dios Enel quería a la chica muerta. El joven muchacho esquivaba cada bala a grandes velocidades dirigiéndose a una dirección diferente porque no deseaba guiarlos hasta los otros. ___ observó desde abajo que los Hörrox les seguía el paso. No se iban a rendir con total facilidad.
—¡Kaku podemos contra ellos!
—¡Ni hablar! ¡Mi prioridad es protegerte!
—¡Ambos podemos combatir!
«Es terca. No sabe lo peligroso que es ese hombre», pensó Kaku con la vista clavada hacia el horizonte no despistándose por cualquier cosa. Ninguno de esos soldados era capaz de dar en el blanco, no obstante, Momonga perdió la paciencia del mundo ya que tomó una de las armas y apuntó hacia Kaku. Debía cumplir su misión. No iba a defraudar. Con toda la concentración del mundo disparó, dándole en el blanco.
El peli-naranja se quejó de dolor al recibir el impacto en el hombro atravesándolo y ___ vio toda esa escena. Estaba perdiendo mucha sangre y sus fuerzas le fallaron que empezaron a caer al vacío. La chica rezó con todas sus fuerzas para que no cayesen en la tierra porque recibirían un gran impacto y era posible que muriesen al instante. Y sus reclamos fueron escuchados porque cayeron en el río. Unos segundos después, salió del agua para tomar bocanadas de aire, mientras sentía que su cuerpo estaba siendo arrastrado. Era una corriente muy fuerte.
Buscó con desesperación a Kaku porque no lo veía por ningún lado. Entonces recordó lo que le pasó a Smoker cuando cayeron al lago. Nunca salió. «Mierda», llenó sus pulmones de aire para bucear y encontrarlo. La corriente no la estaba ayudando porque la estaba arrastrando a lo que era posible hacia una cascada, pero eso no la impedía seguir y salir con vida. A lo lejos lo vio inconsciente y aun sangrando. Nadó con todas sus fuerzas hacia él no queriendo que muriese así sin más. Sus manos tomaron su chaqueta y empezó a emerger porque ya se estaba quedando sin oxígeno.
De nuevo al exterior tosiendo y escupiendo agua. La corriente del agua cada vez era más fuerte y ella se giró encontrándose que había un final. Una gran catarata los esperaba. ___ intentaba todo lo posible para agarrarse en alguna roca para no ser arrastrada, pero estaban llenas de moho y resbalaban. Y un último grito realizó antes de caer al vacío junto con Kaku.
Momonga y el resto de los Hörrox llegaron al borde de la catarata para ver el paradero de los dos sujetos. El vicealmirante tenía la mirada fija abajo no percibiendo ningún signo de vida por parte de ambos.
—¿Quiere que bajemos, señor?
—No. Ahora vuestra prioridad es encontrar al resto.
—Pero...
—¡Es una orden!
Los soldados no dijeron nada. Simplemente obedecieron, retirándose del lugar menos Momonga. Él será quien averiguará si estaban vivos o muertos, por el bien de su misión.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top