Capítulo 21. La guerra ha empezado

El enemigo se aproximaba. Desde el campo de batalla, ___ observaba con detenimiento como ese castillo flotante se aproximaba lentamente. Su olfato se agudizó dándose cuenta de que algo andaba mal con su padre Enel, pero también se percató de la presencia de cuatro antepasadas suyas. Esto no pintaba bien. Sabía que tenían el apoyo de los Hörrox, de los Mändras, unos cuántos seguidores y Trico. Su corazón estaba latiendo con fuerza, los nervios se apoderaron de ella.

El castillo se detuvo, aterrizando en el suelo de arena y las compuertas se abrieron, dejando paso a unos monstruos creados por los Mrak. Y los últimos en aparecer fueron las antepasadas y Enel, pero era distinto. ___ sospechó de que esto fue obra de esos enemigos. Solo tenía que acercarse a él para despertarlo. Tendrá que buscar alguna manera para conseguir ese objetivo.

La sonrisa de Enel, o el brujo Mrak, se amplió y extendió sus brazos hacia el cielo, como si estuviera a punto de anunciar algo. Todos los Hörrox estaban preparados para cualquier cosa.

—¡Hoy es el gran día en que los Mrak gobernarán este miserable mundo! —gritó a los cuatro vientos. Su voz era distorsionada—. ¡Yo, el brujo Mrak, cumpliré el gran propósito!

—Está claro que está guerra no será fácil —murmuró Katakuri.

—Siento la presencia los Mrak en ellos —informó ___—. Tenemos que salvarlos.

—Habrá que idear un plan —dijo Paulie.

Las criaturas rugieron con fuerza. Estaban inquietos en comenzar esta pelea al igual que los Hörrox. Sengoku se giró para mirar a todos los caballeros.

—¡Está batalla es la definitiva para acabar con la oscuridad! ¡Debemos destruir el mal! ¡No sientan miedo! ¡Permaneced juntos! ¡Debemos dar la oportunidad a Hall Lókë y a los Mändras para que se acerquen a los enemigos principales! ¡Debemos ser sus escuderos!

Todos gritaron dándole la razón a su líder. Ninguno debe temer a la muerte. El brujo golpeó con el bastón el suelo dando inicio a esta gran guerra. Esas criaturas horrendas, ya sea bestias cuadrúpedos o árboles vivos con aspecto siniestro, se movieron con rapidez hacia sus enemigos. Los Hörrox también corrieron en su dirección con las lanzas, espadas y escudos en mano. Los Äkuma, aquellos que tenían poderes, estaban atrás. Las lanzas golpearon in situ el cuerpo de algunos monstruos, pero otros se abalanzaron para descuartizar sus cuellos.

___ y los chicos se movieron detrás de los Hörrox teniendo cuidado ante los ataques de esas bestias. Lucci y Kaku lanzaban ataques con sus piernas y Katakuri esquivaba sin ningún problema al igual que el resto. El único que estaba teniendo problemas era Spandam porque se defendía con Funkfreed en forma espada. Sin embargo, el objeto tomó forma de elefante para pasar ante esa muralla. ___ escupía fuego viendo que esos bichos se derretían ante sus llamas. Desde su posición observaba con detenimiento al brujo que no dejaba de sonreír. Tiene que llegar hasta él. No debe permitir que su objetivo se cumpla.

Entonces se movió con más rapidez para alcanzarlo debidamente. Pasos escuchaba detrás suyo y era Trico quien la estaba protegiendo de esas bestias. «Gracias», agradeció la peli-(c/c) con una sonrisa de oreja a oreja. Tener aliados era la gran ventaja. ___ se impulsó con bastante fuerza para traspasar la barrera de monstruos y no fue la única. Los Mändras hicieron lo mismo.

El grupo estaba enfrente de ellos. El brujo los miraba con desprecio dándole poca importancia porque él se consideraba el más fuerte de su clan. Un verdadero dios cabreado ante los indicios de Hall Lókë. Una gota de sudor resbalaba por el rostro de ___ preguntándose si sería capaz de liberar a su padre.

—Encargaos de los Mändras. Yo me encargaré de nuestro verdadero objetivo.

—Eh, mocosa —le llamó Crocodile—. No te fíes de nada.

—Vosotros tened cuidado —aconsejó.

—¡Funkfreed! ¡Yo no te dije que atacaras!

Spandam gritó al elefante porque este corrió con tanta fuerza porque tenía la intención de embestir a las antepasadas de ___. Sin embargo, los cuatros Mrak, quienes estaban poseyendo sus cuerpos desaparecieron al instante. Funkfreed notó como alguien agarraba de su trompa y lo tiró hacia a un lado, no obstante, Trico se interpuso cogiendo al animal con la boca. Spandam pensó por un momento que iba a morir.

Su atacante, quien portaba cuernos de alce, estaba a punto de desaparecer; no obstante, no contó que Paulie hubiera utilizado sus cuerdas para sujetar su cuerpo y que no intentase nada. Ese preciso instante aprovechó Mihawk para cortar a la criatura a la mitad. Un grito desgarrador escuchó. Fue una trampa. El Mrak tenía la habilidad de regenerar su cuerpo y sus garras crecieron para devolver el favor, pero Mihawk fue rápido contrarrestando el golpe con su espada.

Crocodile y Doflamingo se encargaron de Hall Lókë casi transformada en una dragona humanoide a causa del poder del Mrak. La criatura escupió fuego y Crocodile se defendió creando una barrera de arena. El pelirrubio apareció detrás suyo y usó sus hilos para manipular su cuerpo. Aquellos que caían en esas redes eran marionetas. La bestia rugió con mucha molestia. Doflamingo solo evitó reír. Entonces Crocodile usó un ataque mortal hiriendo completamente.

Los otros estaban peleando con los otros dos Mrak. Katakuri tenía la sospecha de que esos dos pensaban igual. No podía ser que pudieran ser gemelos, pero en cuerpos distintos. Debe idear un plan. Usó su mochi para capturarlos sin ningún problema para que los otros cuatros atacaran debidamente usando todo su poder.

___ observaba detenidamente al brujo Mrak. Ambos enemigos no tenían intención de dar un paso hacia adelante para atacar. La joven usó el Mezame para estar a la altura de la criatura del infierno. Él empezó a reírse viendo las intenciones de ___.

—Dime una cosa: ¿tanto te importa salvar este planeta? No es tu hogar.

—Puede que no lo sea. ¡Pero no permitiré que os salgáis con la vuestra! —le gritó—. ¡Libera a mi padre!

—¡No hasta que acabe contigo! —gruñó.

Un rayo partió en dos el cielo para golpear con fuerza la tierra fértil donde se encontraba la chica. Ella lo presintió y lo pudo esquivar perfectamente. Esa rata iba a utilizar los poderes de Enel. El elemento rayo era un problema serio, sin embargo, no puede rendirse con facilidad. El brujo Mrak se movió cual rayo y el olfato de ___ le indicó que lo atacará de frente, por lo que usó sus manos para agarrar el bastón de este.

Grave error. Una descarga eléctrica se sintió por todo su cuerpo. Todos sus órganos están siendo quemados. No. Debe resistir. Más escamas hicieron acto de aparición para aguantar esa energía masiva. La criatura aprovechó esa ocasión para darle una patada por debajo de la barbilla. Ya ___ estaba empezando a sangrar por la nariz. Chasqueó la lengua con mucha molestia, mientras escuchaba como ese maldito se reía.

Un gruñido de enfado hizo a través de su garganta. Liberó un poco de aliento que siseaba por sus dientes de dragona. Cerró sus puños con fuerza. En ellos apareció fuego, estaba dispuesta a golpearlo a base de puñetazos. Ambos elementos chocaban entre sí creando ciertos terremotos o destruyendo las zonas de arena. ___ tenía el pensamiento de que todos contaban con ella. No podía permitir que el brujo saliese con la suya.

El cuerpo de Enel se regenera gracias al poder de la bestia y las suyas tardaron en cicatrizar. Su poder era muchísimo mayor que el de ella. ___ estaba admitiendo que le escocía demasiado. Sus cabellos se tornaron de color dorado con tonos rojos asimilando unas llamas porque poco a poco estaba aumentando el poder de Hall Lókë. Él volvió a reírse.

—Entrégate, Hall Lókë. Tú y yo sabemos que es inútil.

—¡Cállate! ¡Todos están luchando porque confían en mí! ¡Yo salvaré el planeta Panx de vuestra oscuridad! ¡Yo represento la luz! ¡Yo soy la última esperanza!

Con este último comentario, se abalanzó hacia él para desgarrar su piel. En su mente pedía perdón a su padre por hacer tal cosa. Todo fue muy rápido. Un rayo negro apareció en unos milisegundos destruyendo todo a su paso. ___ no lo vio venir. Aquel elemento le dio de lleno. Un grito desgarrador salió de sus entrañas. Todos los presentes, ya sea Hörrox o Mändras, quedaron atónitos en ese ataque mortal.

La arena se levantó, creando una nube difícil de ver. Los chicos estaban sintiendo que los latidos de ___ eran débiles. Estaban temiendo lo peor. Cuando ese polvo se disipó, pudieron ver con sus propios ojos el cuerpo de la chica sangrar demasiado. Ella tenía problemas en respirar porque sus pulmones estaban destrozados. Ni siquiera podía mantenerse de pie. El brujo Mrak empezó a reírse, viendo que era relativamente estúpida.

—¡Te lo dije! ¡Tú y yo nos diferencia un gran poder inmenso! ¡No puedes dominarlo en tan poco tiempo!

—¡___! —la llamó Kaku.

—¡Mierda! Está en un estado demacrado —susurró Smoker, quien estaba temblando.

—¿Esta es la gran diferencia de ese maldito con Hall Lókë? Es impresionante —comentó Doflamingo.

Rayleigh estaba viendo el desastre creado por el brujo, sin embargo, sus ojos estaban puestos en ___. Él ya sabía que era difícil que igualase su poder en tan poco tiempo. En el fondo de su corazón tenía las esperanzas de que ella acabará con todo esto.

De pronto, todos escucharon a una criatura aullar con tanta fuerza que dejaba sordo a las bestias creadas por los Mraks. Era el propio Trico. La criatura alada estaba llamando a su fiel amiga para que no se rindiera, pero no veía ninguna reacción por su parte. Unas cuantas lágrimas resbalaron por su rostro, empezó a sollozar. Trico cerró los ojos para hablar telepáticamente.

«Solo tú sabes cómo librar a Enel. Recuerda».

«Recuerda…», repitió en su mente ___. Sus dedos se movieron un poco y empezó a quejarse de dolor cada vez que movía alguna articulación para estar en una buena posición. El brujo Mrak se sorprendió ante la resistencia de la chica, pero simplemente se burlaba ante su esfuerzo.

—¡Deja de luchar! ¡Entrégate! Es tu voluntad.

Rïtsuka… —susurró.

—Esa palabra… —murmuró Cracker.

HëlekLaïkaÜrusheaMïnernKöroshKayärkGërsëkMurökHäsark

Todos se callaron pensando que era algún tipo de hechizo por parte de Hall Lókë. No ocurrió nada. El brujo aplaudió con gracia al ver el intento de la chica.

—Bonita canción, pero eso no servirá para nada.

Todas las criaturas y el resto de Mrak rieron ante el intento fallido. No. No se iba a rendir tan fácilmente. Tal vez, si cantaba la canción original de su planeta, podría liberar a su padre. Lo intentará de nuevo.

—Te protegeré, mi princesa. Seré tu escudo. Te amaré por siempre. Devora mi corazón y seré tuyo por siempre. Mi amor será tuyo. Tu amor estará presente en mí. Nuestro amor estará unido por unos hilos. Que tus palabras despierten mi corazón. Despertaré y recordaré tu amor. Repite la melodía con amor.

—Déjalo. Es inútil —le aconsejó.

Como indicaba la canción, ella volvió a repetir la melodía con más fuerza que antes. Su orgullo impedía rendirse. Si tenía que repetir diez veces seguidas, lo haría. Tanto tiempo sin saber nada de su padre. Tanto tiempo sin recordar su rostro. Nunca perdonará el hecho de que hayan borrado esa parte importante de su vida.

El brujo se estaba molestando un poco ante los intentos de Hall Lókë. La matará en un instante si sigue así. Sin embargo, su enfado aumentó más cuando escuchó a Lucci murmurar esa melodía. Eso dejó atónito al resto porque él era un ser frívolo. Debe haber un motivo para que lo haga. Luego fue Katakuri, después Paulie y así el resto de Mändras. Igulamente los Hörrox se unieron ante ese canto que inundaba todo el reino de Arabasta.

No. Todo el planeta Panx. Los pueblerinos de cada pueblo, por alguna extraña razón, seguían el compás de la melodía. Era raro, pero también se escuchaba a la naturaleza cantar porque estaba dolida ante las atrocidades de los Mrak y ese canto sana esas heridas. El brujo Mrak estaba apretando los dientes ya enfadándose de verdad.

—¡Callaos!

—¡Te protegeré, mi princesa! ¡Seré tu escudo! ¡Te amaré por siempre! ¡Devora mi corazón y seré tuyo por siempre! ¡Mi amor será tuyo! ¡Tu amor estará presente en mí! ¡Nuestro amor estará unido por unos hilos! ¡Que tus palabras despierten mi corazón! ¡Despertaré y recordaré tu amor! ¡Repite la melodía con amor!

—¡He dicho que os calléis! ¡No vais a conseguir nada cantando una dichosa…!

No pudo terminar la frase porque un dolor inmenso estaba emergiendo de sus entrañas. Y no era el único. El resto de los Mrak que estaban poseyendo a las antiguas Hall Lókë también lo notaban. Esas bestias de la oscuridad no paraban de escupir saliva. Una fuerza desconocida estaba causando cierto rechazo. Estaban peleando en no salir de sus cuerpos, pero esa maldita melodía estaba haciendo de las suyas.

De pronto, de la boca de Enel y las antepasadas, humo negro salió. Eso significaba que los Mrak estaban abandonando sus cuerpos debido a la presión que estaban notando. Todos callaron viendo esa escena. Las fuerzas de ___ estaban volviendo en sí gracias al poder del canto. Observó que sus antepasadas estaban desapareciendo porque encontraron paz al ser liberadas. Las criaturas creadas por los seres de la oscuridad también. Y Enel cayó de rodillas aguantando su peso con las manos.

—¡Padre! —gritó e intentó todo lo posible para correr hasta él. Ya a su lado se agachó, pero no se atrevía a tocarlo, temiendo que aún no se liberó de la maldición—. ¿Padre?

Enel iba levantando la cabeza lentamente mostrando que sus ojos volvieron a la normalidad. Azul grisáceo como ella recordaba. El hombre estaba confuso ante todo hasta que sus pupilas se dilataron al ver a alguien tan familiar, pero que había cambiado por tantos años. Una mano temblorosa se extiende para tocar el rostro de la chica. Para estar seguro miró su antebrazo. Era esa marca de nacimiento. Definitivamente, era ella. Unas cuantas lágrimas se apoderaron de su rostro y abrazó con fuerza a ___.

—¡Lo siento! ¡Siento haberte abandonado a ti y a tu madre! ¡Perdona por cometer ciertas atrocidades! ¡He soñado tanto esto! ¡Volver a verte y abrazarte!

—¡Yo te he echado de menos, padre! —Ella también lloró de felicidad—. ¡Estoy feliz de reencontrarme contigo!

Todo era felicidad absoluta. Los Caballeros y los Elegidos estaban relajados de que haya acabado todo.

No. Sus cuerpos se tensaron porque una gran masa de oscuridad se estaba formando en el cielo. ___ miró hacia arriba y empezó a temblar de miedo. El brujo Mrak unió su cuerpo con sus otros hermanos para crear a un dragón oscuro y de ojos rojos dispuesto a atacar a sus enemigos. Se notaba que estaba realmente cabreado.

—¡Insensatos! ¡Los Mrak no nos damos por vencidos! ¡Esta vez acabaremos con este estúpido planeta y gobernaremos toda la galaxia!

—¡Brujo! ¡Ya es el final! ¡Ríndete! —le aconsejó Enel activando sus tambores para transmitir electricidad.

—¡Solo tenías que cumplir con la misión Enel! ¡Has estropeado todo nuestro gran progreso! ¡Te exterminaremos al igual que tu querida hija!

—¡Si vais a matar a alguien, hacedlo conmigo!

—¡Padre!

—¡Si ese es tu deseo, que así sea!

Entonces el dragón Mrak empezó a concentrar energía en su boca con intenciones de liberar un gran poder capaz de destruir todo a su paso. Gracias a la habilidad que le otorgó el dios Mrak en su momento, pudo ver con claridad que no había escapatoria. Cubrió con su cuerpo a la joven no deseando que ese ataque le diera de lleno. La bestia tardó unos segundos hasta liberar ese rayo destructor. Ninguno escuchó los gritos de los Mändras y de los Hörrox.

«Nunca dejaré que te hagan daño».

Otra vez la nube de arena se levantó. ___ estaba abrazando a su padre y no deseaba abrir sus ojos por miedo a perderlo. Sin embargo, estaba notando la respiración de Enel chocar en su oreja. La nube iba desapareciendo poco a poco. Enel no estaba herido. Y ella tampoco. La voz que escuchó le resultó familiar. Observó detrás de Enel una figura grande con aspecto de gato, pero rostro de perro, garras y alas de un ave.

No. Él no. Él los protegió con su gran cuerpo. Todo su cuerpo estaba herido. Unas cuantas lágrimas se apoderaron de ___ y un grito desgarrador salió de sus entrañas:

—¡Trico!

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