Capítulo 16. El sufrimiento
Los ojos de ___ estaban bien abiertos porque no creía lo que estaba viendo. Los chicos estaban atrapados en una especie de capullo creado por unas telarañas. Eso significaba que en esta cueva habitaba una araña y no una pequeña. Primero cucarachas y ahora arañas. Genial. ¿Qué será lo siguiente? Vio que Paulie iba a dar un paso, pero Katakuri le gritó.
—¡No des un paso más! Las trampas están bien escondidas en la tierra.
—Es una araña que le gusta cazar de esa manera —dijo ___ mirando a su alrededor—. Pero la cuestión es si sabía que veníamos para acá.
—No. Ahora pregúntate cómo sacarlos.
Paulie tenía razón. Tiene que haber alguna manera. Ella se arrodilló en el suelo para escuchar algún movimiento o que su olfato le ayudará a detectar las trampas. De repente, escuchaba como las trampas se estaban moviendo a causa del sobrepeso. Pensó en un plan para señalarlos para que Paulie no cayese fácilmente. Atrás suya había unas piedras pequeñas.
Escupió fuego en ellas para que se pusieran en un tono rojizo y las lanzó hacia las trampas que, por mala suerte, no se activaron. Esas trampas funcionaban con sobrepreso. La cosa se iba a poner difícil.
—No pises las zonas donde está la piedra rojiza —le comunicó ___—. Ahí están las trampas. Intentaremos de alguna forma sacar a los chicos.
Paulie asintió y empezó a saltar y a tener mucho cuidado. ___ hizo lo mismo, pero su olfato le indicaba que algo o alguien los estaba observando. No estaba muy segura de que era. Todo se estaba volviendo confuso. El pelirrubio quedó por debajo de Mihawk con intención de sacarlo. Usó una de sus cuerdas con gancho y lo lanzó enganchando con mucha facilidad. Empezó a tirar con fuerza, pero el capullo era resistente.
—Maldición —se quejó—. Esto no será fácil.
—¡¿No tenéis fuego?! —gritó Spandam, desesperándose demasiado.
—¡¿Acaso ves que tenemos alguno, idiota?!
___ ignoraba la discusión porque estaba atenta a sus oídos. Un escalofrío le recorrió por todo su cuerpo porque escuchaba ciertas patas moverse en el subsuelo. Seguramente será una araña gigante. Una gota resbaló por su sien intentando averiguar cómo detenerla porque se movía demasiado rápido. Entonces esos pasos se detuvieron por completo. ¿Dónde estará?
En cuestión de segundos, una gran araña humanoide apareció de la nada. Su torax era de la criatura, mientras que de cintura para arriba era una mujer pálida con quelíceros en la boca. Su cabello también era blanco y no parecía que tuviera ojos. La araña humanoide no paraba de segregar saliva de su boca como si tuviera hambre.
—Hombres —musitó—. Bebés.
—¡¿Eh?! —exclamó Spandam al escuchar eso.
—¡No me jodas que esta cosa nos va a violar! —gritó Cracker moviéndose de un lado para otro.
—Bueno, en ese caso, tenemos que asesinarla —dijo Doflamingo con mucha tranquilidad.
—¡Y lo dices tan tranquilo! —Crocodile lo regañó.
___ dio un salto tremendo y de su boca inhaló una corriente de fuego que empezó a quemar algunas partes del cuerpo de la araña humanoide. La criatura empezó a gritar de dolor y miró a su adversaria. Un gran enfado se notó en la bestia porque no le agradaba la presencia de ___; por ende, lanzó de su boca unas cuantas telarañas para capturarla y ella los esquivaba, teniendo cuidado en no pisar las trampas.
—¡Paulie intenta de alguna manera cortar las telarañas!
—¡Están duras! —le informó.
—¡Intentaré alejarla de vosotros!
—¡No permitas que te capture! —le aconsejó Smoker.
Esa era la gran idea. Si llegase a ser capturada, perderían esta batalla y no quisiera que pasase tal cosa. Menos mal que ___ era ágil, pero tenía que tener todos los sentidos activos. Por poco estuvo a punto de tocar una de las trampas. La bestia no parecía contenta porque gruñía a su enemiga.
—¡Mujeres no!
—Con razón está de mala leche —susurró bajito—, pero tengo la sensación de que esta criatura está maldita.
___ miró hacia atrás viendo las cuevas. Una idea se le pasó por la cabeza. Tomó una piedra y la lanzó, golpeando la cabeza de la araña humanoide. Eso cabreó aún más a la bestia y se movió con mucha rapidez hacia la peli-(c/c). Ahí aprovechó la ocasión de meterse en una de las cuevas y alejarla del lugar. Desconocía dónde la llevaría, pero no le importaba en absoluto. Mientras corría, intentaba pensar con claridad como asesinarla.
No se dio cuenta que tropezó con una piedra y cayó al suelo, sin embargo, reaccionó a tiempo esquivando las patas del arácnido. Su espalda quedó apoyada en la pared y se dio cuenta que este lugar era pequeño para pelear. La bestia gruñía aún molesta. Esas babas daban asco al igual que sus quelíceros. Ella se levantó y gritó con tanta fuerza que empujó a la criatura rompiendo la pared del otro lado.
Otra cueva se presentó y esta era mucho más grande. ___ se dio cuenta de su alrededor que esa zona estaba llena de esa viscocidad negra que tanto conocía demasiado. Eso significaba que estaba el Mrak. La joven peli-(c/c) buscó con la mirada a la bestia y, de repente, todo su cuerpo estaba envuelto de telaraña. Chasqueó la lengua un poco molesta por despistarse.
La bestia humanoide hizo acto de su aparición enseñando su gran boca con ganas de devorarla y acabar con su vida. ___ empezaba a moverse con desesperación buscando de alguna manera librarse de ello. Otra ráfaga de fuego se liberó por la cercanía de la bestia. Ella empezaba a quejarse de dolor e intentaba apagar de alguna manera, pero sus patas se estaban derritiendo, no teniendo la oportunidad.
—Mujer… morir.
«Ayúdame, Hall Lókë».
Una voz resonó en su cabeza. Una voz preocupante y desesperada. Miró a la bestia humanoide que todavía se estaba quejando y la miraba con mucho odio.
—Tú no eres hombre.
«Libérame».
No podía creerlo. Esa araña era una antepasada suya. Sus sospechas eran ciertas. De alguna manera tendrá que ayudarla. Lo único que podía hacer es lanzar más fuego para derretir completamente. Activó el Mezame para que su ataque sea más poderoso. Una gran bola de caliente surgía de su vientre y pasaba por su laringe hasta escupirlo. Esta vez, la bestia gritó con tanto dolor que se escuchaba en todos los rincones de la cueva. Poco a poco la criatura iba derritiéndose. El abdomen de la araña se desintegró y solamente quedaba la mujer que ya no aparentaba ser el arácnido.
Se dio cuenta que la telaraña se rompió, liberando a la joven. ___ suspiró agradecida que todo terminó y miró a la mujer que comenzó a llorar. No estaba entendiendo nada. La chica se aproximó lentamente para averiguar qué pasaba. Las manos de la supuesta antepasada sujetaba su vientre como si hubiera perdido algo.
—Mi bebé —susurró—. Él me lo quitó… Mi bebé…
Estaba embarazada desde que la maldijeron. Un dolor sintió en su corazón y sintió una gran pena en la mujer. ___ se aproximó un poco más estando a la altura de la ex Gran Dragona. Cuando sus dedos rozaron sutilmente su cabello blanco una imagen apareció en su cabeza.
Esta Hall Lókë estaba embarazada de uno de los Mändras. Nadie sabe quién era el padre, pero no importaba porque ella era feliz porque iba a ser madre primeriza. Sin embargo, su felicidad acabó cuando apareció el dios del planeta Panx acabando con la vida de los Elegidos. Uno de los Mrak aprovechó la debilidad de la joven para meterse en sus entrañas y acabar con el pequeño feto. Eso provocó que la Gran Dragona entrara en un estado postraumático y dejó que la oscuridad la engulliera y se convirtiera en la bestia de las cuevas, capturando hombres para tener bebés con el propósito de llenar esa felicidad.
—Lo siento —susurró. Se arrodilló para abrazarla y acunarla en su pecho—. Siento que hayas perdido aquellas personas que tanto querías y que ibas a tener tu propio hijo. Los Mrak son personas horribles. Romperé tu maldición antes de que la oscuridad te engulle de nuevo.
—Rápido… Rápido…
No podía perdonar el hecho de que esas bestias antiguas hayan hecho algo tan cruel. Sus instintos de dragona se activaron cuando los hilos negros de aquella cueva se activaron instantaneamente para capturar a la antecesora. ___ agarró a ella e iba esquivando esa sustancia viscosa, pero en cualquier momento no podía estar así por mucho tiempo.
—¡Cobarde! ¡Da la cara si tienes ganas de capturarla!
Cuando dijo esas palabras, ese líquido dio forma a un Mrak terrible. Este tenía la cara demacrada y representaba la verdadera araña, el guardián de aquella cueva. Ver a dos presas fáciles de manipular le resultaba apetitoso. Este no hablaba como los anteriores, solo se dedicaba a hacer ruidos extraños. Estaba claro que tenía que vencerlo de una vez por todas, pero esto será mucho más complicado.
___ no estaba segura por cuánto tiempo estará con el Mezame activo. Tal vez le quedaban pocos minutos para acabar con la criatura. La bestia empezó a escupir esa sustancia asquerosa y la peli-(c/c) empujó con mucha fuerza a su antepasada para que no fuese capturada, liberó otra ráfaga de fuego para bloquear este ataque. No consentirá que esa cosa asquerosa la tocase.
—Hall Lókë —escuchó como el Mrak la llamó—. No romper…
—¿Tienes problemas a la hora de hablar? —se burló.
—No romper maldición —gruñó por lo bajo.
—No sois nadie para decir lo que tengo que hacer —le dijo—. Realmente me da asco. ¿Cómo os atrevéis en arrebatar una vida que estaba a punto de nacer? ¡Sois las criaturas más crueles que he visto en mi vida!
Sus ojos, que estaban en su estrado de dragona, se rasgaron aún más dando una apariencia más de reptil. Su piel se formaban más escamas y sus uñas crecieron cual garras. Y surgió una cola capaz de dar latigazos tremendos dejando marcas leves. ___ no paraba de gruñir a su enemigo por el cabreo que estaba notando en todo su cuerpo.
De un ágil movimiento apareció detrás del enemigo para desgarrar la carne de su espalda, sin embargo, no tuvo suficiente éxito debido a que esa criatura estaba hecha de esa viscocidad. Un lanzallamas más potente surgió de su boca con intención de quemarlo, pero el Mrak era más resistente de lo que pensaba. La mano de la criatura se expandió como si una telaraña para capturar a su enemigo y ___ reaccionó a tiempo esquivando los ataques. Esto no iba a ser nada fácil.
Su poder tenía que ser mucho mayor que su enemigo. Entonces, gracias a la visión que le proporcionaba por ser la Gran Dragona, miraba por detrás de las paredes viendo diez figuras que se aproximaban. Los chicos hicieron acto de aparición. El Mrak no se percató de su presencia porque estaba centrado en ella. Eso era una ventaja.
«Dile a tu hermano que use su habilidad», comunicó a Cracker.
—Katakuri, ___ dice…
—No hace falta que lo digas.
Katakuri extendió sus brazos dejando que el mochi surja de su cuerpo y se abalance hacia la criatura para capturarlo completamente. El Mrak gruñó con todas sus fuerzas e intentaba por todas las maneras posibles en liberarse. El resto de la viscocidad que se encontraba en las paredes de la cueva se lanzaron hacia el peli-granate para atacar, no obstante, Mihawk se interpuso y de un corte con su gran espada destrozó la sustancia.
Eso no significaba que el peligro haya terminado. Deben mantener los ojos abiertos. Ya tuvieron experiencia del primer Mrak que se enfrentaron. Crocodile creó una cúpula de arena dura para protegerse y eso incluía al resto de los miembros. Lucci y Kaku usaban sus piernas a modo de corte, gracias al Rankyaku, por el aire comprimido de su alrededor.
—No podemos seguir a este ritmo —dijo Smoker—. Este enemigo es mucho más poderoso.
—¡¿Dónde están nuestros antepasados cuando más necesita uno?! —preguntó Spandam protegiéndose como puede.
___ estuvo a punto de reñir al hombre, pero todo fue a cámara lenta porque la sustancia negra iba a atraparla. No obstante, la joven echó a volar como si alguien la hubiera cogido. Su olfato se agudizó, dándose cuenta que todo su cuerpo estaba rodeado por hilos finos.
—Ya luego me das las gracias como es debido, Hall Lókë —habló Doflamingo con su sonrisa socarrona.
—¡Katakuri! —lo llamó Cracker—. ¡No queda más opción que usar tu despertar!
—¿Despertar?
Los Äkuma, cuando llevan muchos años perfeccionando sus técnicas, son capaces de “despertar” un estado abrupto. Katakuri apoyó la mano en el suelo. De repente, todo el lugar empezó a convertirse en mochi. ___ estaba sorprendida ante ello. Todo el mochi bloqueaba la sustancia viscosa incapacitando de atacar desde las paredes. Katakuri movió sus manos como si estuviera moldeando y atrapó con más fuerza a la bestia.
—Esto no durará por mucho tiempo —comunicó el peli-granate.
—¡Doflamingo! ¡Déjame al lado de mi antepasada! —le suplicó.
El pelirrubio no hizo objección alguna. Dejó a la joven justo al lado de la antigua Gran Dragona que estaba todavía dolorida de su vientre.
—Necesito tu poder. Esta vez podemos conseguirlo. Debemos acabar con este malnacido. No permitas que la muerte de tu hijo sea en vano.
Esas palabras resonaron una y otra vez a la antepasada. No. Su hijo aún seguía vivo, en sus recuerdos. La mujer demacrada asintió y empezó a levantarse para mirar fijamente hacia el enemigo. Esto lo hacía por ella y por todo aquello que le arrebataron. Ambas lanzaron una gran ráfaga de fuego quemando vivo a la criatura. El Mrak chillaba de horror y maldecía una y otra vez lo siguiente:
—¡No! ¡No romper la maldición! ¡Hall Lókë morir! ¡Enel no saber la verdad! ¡Mrak acabar con Hall Lókë! ¡La verdad debe estar oculta!
Sus últimas palabras fueron desgarradoras. La verdadera bestia de la cueva desapareció por completo. ___ jadeaba agotada porque usó la mayor parte de su poder y cayó rendida al suelo rococo apoyando las rodillas y las manos. Una frase empezó a carcomer su cabeza: «Enel no saber la verdad». ¿A qué verdad se estaba refiriendo?
Una luz notó en su espalda y se giró lentamente para ver qué estaba pasando. Era la Antigua Dragona que fue liberada de la maldición. Entre sus brazos sostenía a un bebé. El bebé que esperó por mucho tiempo para parir. Y a su alrededor, los antiguos Mändras que estaban esperándola. La mujer de la cueva miró a ___ y le dedicó una tierna sonrisa.
—Gracias. Ahora podré descansar en paz y reunirme con los seres que amo.
—¡Espera! —le gritó—. Antes de que te marches, me gustaría que me dijeras dónde está el resto.
—Las cuatro restantes están reunidas en un mismo lugar. —Eso sorprendió mucho a ___—. Sin embargo, no sabría decirte dónde porque un poder mucho mayor está impidiendo que las localice.
—No te preocupes. Yo buscaré la forma de encontrarlas —dijo—. Otra cosa: ¿Enel no sabe la verdad? ¿Qué significa eso?
—Lo siento, no puedo darte esa información porque yo también estoy confusa. Desde que llegué al planeta Panx y ese Mrak invadió mi cuerpo, no paraba de decirme que el dios que gobernaba en ese entonces nunca sabrá su verdadero paradero.
—¿Su verdadero paradero?
—Es como si esos dioses, a que tanto las personas y los Hörrox respetan, no son de aquí.
—¿Cómo? —Ahora quién estaba impresionado era Smoker—. Eso no es posible. Los dioses de este planeta son de aquí.
—Bueno, hay que fijarse que Enel tiene unas pintas… peculiares, como ___ cuando llegó aquí por primera vez —dijo Kaku recordando aquella escena que estuvieron a punto de ser ejecutados en presencia del dios Enel.
—Si fuera así, entonces este dios es falso —añadió Lucci.
Más preguntas se creaban en la cabeza de ___. Ella alzó la mirada para seguir preguntando, pero la presencia de su antepasada desapareció por completo. Nunca obtendrá esa respuesta.
🐉🐉🐉🐉
En el castillo de Enel, que se ubicaba en el cielo, en una sala remota llena de lugubredad y soledad, se encontraba el rey brujo de los Mrak que miraba desde una bola de cristal aquella escena de liberación. Un gran rugido de desaprovación se escuchó por toda la sala. Hall Lókë se estaba aproximando a su objetivo cada vez más. Ese idiota de Enel no iba a mover un pelo y más aún al enterarse de que tuvo una hija.
Sus ojos muertos miraban hacia unas cúpulas. Cuatro en total. En su interior estaban las cuatro antepasadas restantes por rescatar. Ellas estaban esparcidas también, pero viendo la situación, no tuvo más remedio que traerlas acá. Detrás de él estaban los guardianes, quienes maldijeron sus cuerpos. Por cada maldición, se hacían más fuertes.
—Hall Lókë cada vez se está poniendo más fuerte —iba comunicando—. Enel no hará nada. Ese idiota quiere que esa chica se vuelva más fuerte para derrotarla. Solo conseguirá que lo mate y la maldición se romperá para ambos. Y nosotros desaparecemos no consiguiendo nuestro gran propósito.
—Rey brujo, solo necesitamos su sangre, ¿verdad?
—Sí —afirmó—. La décima Hall Lókë debe entregar su sangre al morir a la décima estrella que viene cada cien años. Así podemos expandirnos por todos los planetas y que la oscuridad los domine por completo. Seremos los únicos señores de la galaxia.
—Enel debe matarla.
—¡Ese idiota es demasiado orgulloso! —gruñó con mucha fuerza—. Si Hall Lókë lo mata, no solo romperá la maldición, sino descubrirá una gran verdad. Una verdad que empezó desde que nuestra hermana decidió estar en nuestra contra.
—¿Te refieres a…?
—¡No lo digas en alto! ¡¿Quieres que se rompa?! ¡Si uno de nosotros lo dice en alto, la maldición desaparecerá completamente!
—¡N-No, obviamente que no!
—Si quieren matarse entre ellos, que lo hagan. Pero no permitiré que nuestro plan de ser los señores de la galaxia se estropee.
¿Cuál gran verdad se referirá el rey brujo? ¿___ lo descubrirá pronto? Y si el castillo se encuentra en el cielo, ¿cómo llegarán?
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