5
El timbre hizo que mi madre diera un brinco de felicidad y tras ello saliera corriendo hacia la puerta mientras acomodaba su vestido. — ¡Buenas noches! — Decía ella con una gran sonrisa mientras abrazaba a una señora que vestía con un vestido azul muy elegante, su pelo negro estaba recogido en un moño redondeado y sus ojos celestes favorecían al color del vestido, eran iguales a los de Ashton
— ¿Heather? — Preguntó la mujer con una gran sonrisa. — ¡Dame un abrazo! — Exclamó mientras abría sus brazos dirigiéndose a mí.
Detrás de la mujer, pude ver a Ashton, que vestía con camisa negra y unos pantalones marrones ajustados. Lucía su sonrisa, que le daba el toque perfecto. — Buenas noches, Ashton. — Dije nerviosa, él agarró con delicadeza mi cintura y posó un dulce beso en mi mejilla.
— ¡Vamos a cenar! — Dijo el Sr. Miller mientras frotaba su barriga con una gran sonrisa.
Todo el ambiente era alegría, como una comida familiar, bromeaban y contaban anécdotas mías de pequeña aunque Ashton no se libraba, su madre también contó anécdotas vergonzosas que hacía que él cubriera su rostro mientras se sonrojaba.
— ¿Vieron la falta de respeto que cometió el Sr. Young? La muerte de su hija ya lo era, una gran falta de respeto tanto a Craven cómo a todos sus habitantes, esa tal Maddison no debió merecer su lugar en la comunidad Pero, ¿la actitud de ese señor? Eso fue la gota que colmó el vaso. — Explicaba la Sra. Miller mientras cortaba a pedazos el filete de carne.
— Desde que estuvo ausente, todo empeoró. — Añadió mamá.
— ¿Ausente? ¡¿Se fugó casi a su décima octava edad?! ¡Pero, si debería de estar pensando en su matrimonio!
— El Sr. Young afirmó que su ausencia fue porque se marchó junto a sus abuelos, luego... ¿Sabes que se inventó? Que era prisionera de...
— Basta, Mariel. — Dijo papá, el señor Miller asintió con la cabeza de acuerdo a silenciar lo que mamá iba a contar.
— Olvidando este tema... ¿Qué me dices, Heather? ¿Te casarás con Ashton?
— Yo...
— ¡Katherine no seas tan directa! — Exclamó el Sr. Miller dirigiéndose a la madre de Ashton con una sonrisa nerviosa.
Todos se quedaron en silencio después de unas cuántas risas, mientras esperaban una respuesta.
¿Quieres casarte con Ashton, Heather?
La mirada de mamá era igual de fría que la de papá. Mamá inclinó su cabeza a un lado, señal de que respondiese de una vez, y por la sonrisa que se desvaneció de su rostro, la manera agresiva en la que sostenía sus cubiertos, y el decline de sus cejas... No pude evitar contestar sin decisión propia:
— Sí. — Mi voz se quebró, pero nadie lo notó al fingir una sonrisa alegre.
Todos se levantaron de la mesa con una gran sonrisa y Ashton agarró con fuerza mi mano.
— ¡La boda será conocida por todo el poblado! — Exclamó Katherine con una sonrisa de oreja a oreja.
Abrazos, sonrisas, lágrimas de emoción... La alegría abundaba en el salón de casa, Ashton se acercó a mí con una gran sonrisa y acarició mi rostro con su pulgar.
— Te cuidaré siempre, Heather.
Forcé una sonrisa y miré hacia abajo, pero él colocó su pulgar en mi barbilla, haciendo que nuestras miradas conectasen. — Y no lo haré por obligación, ni por religión. — Dijo haciendo que me calmase.
Sus ojos como océanos me transmitían seguridad, así que acaricié con suavidad sus manos. — Yo también te cuidaré, Ashton.
Sus brazos rodearon mi cintura y me dejó un suave beso en la frente.
— Has hecho lo mejor, Heather. — Me abrazó mi madre con una gran sonrisa.
— Ahora tú le pertenecerás a él, y el te pertenecerá a ti. Seréis los ángeles de Craven, la perfección del poblado. — Añadió mi padre con sus ojos lagrimosos de la emoción.
Míralos, Heather. Todos felices de ver cómo vendes tu cuerpo a un alma que no conoces.
— ¡Te compraré el vestido más bello y lujoso del mundo! — Dijo el Sr. Miller dejando un cálido beso en mis nudillos.
Y tras una oleada de rostros felices y una conciencia intranquila, los Miller abandonaron nuestro hogar. Mamá no tardó en comentárselo a todas sus amigas, y que no faltase la descripción de "lujoso y adinerado..." Los Miller han sido un milagro para mis padres, pues cumplía con una apariencia lujosa, la lealtad a nuestro señor y una caja fuerte a reventar.
Después del alargado día, me lancé en plancha a la cama.
Has dicho que sí, Heather, has dicho que quieres casarte con él.
Miku descansaba en una esquina de la cama, al verla recordé el momento en el que caímos al agua.
Y también lo recordé a él, también recordé a Blake.
— ...¿Sabes lo peligrosa que es tú curiosidad hacia mí? Tan... Tan peligrosa, que lo único que deberías hacer, es agradecerme por no mostrarte la oscuridad que tu curiosidad ansía por conocer.
No, Heather. No eran burlas por haberte adentrado en su casa. Esa familia ocultaba algo, y lo que más alimentaba mi temor, era su relación con la muerte de Maddison.
Vuelta tras vuelta, era imposible conciliar el sueño. Tantas preguntas ocupaban mi mente, que sus ansías de respuestas me prohíbian fingir que todo estaba normal. ¿Cómo permanecer en la serenidad sabiendo que existe un tal diablo blanco formado por dos humanos que son orados por la chica que desapareció semanas, volvió cómo si otra alma ocupase su cuerpo, y ahora ha muerto? ¿Cómo permanecer en la serenidad después de haberme vendido cómo producto de subasta ante un desconocido que ha sido igual de obligado a ser quién me acompañe día tras día? ¿Cómo permanecer en la serenidad si algo en mi interior pide a gritos desvelar el misterio que envuelve a quién vive frente a mí?
***
Las tres de la madrugada, mi almohada parecía una funda de seda que cubría piedras, y mi cama, una simple tabla de madera. Su comodidad se esfumó acompañada de mi sueño, pues mi cuerpo era esclavo de mi conciencia intranquila. Llevé mi mano al pelaje de Miku, que descansaba patas arriba cerca de mi peluche de la infancia, que se convirtió en el peluche favorito de Miku. El peluche no era ni más ni menos que un gato tricolor con un lazo rosado, desde el primer día que Miku entró en mi habitación, se sintió familiarizado junto aquel peluche, quizá le recordase a su mamá.
Mis pensamientos se desvanecieron por instantes tras observar cómo un objeto redondeado se adentraba con velocidad a través de mi ventana hasta impactar con mi armario. El susto fue acompañado de mi instantanea reacción: cubrir mi cuerpo junto al de Miku bajo la manta de franela con los ojos de abiertos en par en par.
Compartí miradas con mi gata antes de prender las luces y analizar de que se trataba:
Una piedra envuelta por un papel, que consigo traía un mensaje.
Caminé hasta llegar a la piedra, y leer su mensaje:
Te espero a las afueras del bosque
M. Y.
Por sus iniciales, un estremecimiento recorrió mi espina dorsal.
¿Maddison Young? ¿O quizá es aquel diablo blanco del que hablaban?
Temerosa, decidí coger el aliento suficiente y salir de casa con sigilo, las afueras del bosque estaban sitúadas frente a la mansión de Craven, así que no se alejaba de mi hogar más de unos pocos metros. Entonces, pude ver a un encapuchado, desde luego no se trataba de una mujer, así que la idea de Maddison Young está viva y ha venido a contarte la verdad se esfumó al deshacerse de su capucha, las iniciales encajaban perfectamente con su nombre: Maverick Young.
El padre de Maddison me mostró una leve sonrisa, la cuál no mostraba confianza, pues su rostro estaba sudoroso, pegado en él su cabello grasiento. Sus ojeras viólaceas acompañaban a sus ojos, los cuáles mostraban pánico. — ¿Maverick? ¿Está bien? ¿Por qué me hizo venir hasta usted?
— Heather, gracias... Gracias por venir. — Dijo, caminando un paso más hacia mí, logrando ver con claridad lo que sostenía en su mano: un arma.
— ¿Qué? ¿Qué hace con eso? — Retrocedí pasos atrás, angustiada.
— No, no me temas... No. Todos creen que estoy loco. ¡Joder! ¡¿Por qué todos me toman cómo un maldito demente?! — Exclamó furioso, sus ojos me dedicaban odio acumulado, cada palabra que soltaba era acompañada de gargajos, y sus manos, al igual que su rostro, estaban cubiertos de tierra.
— No creo que lo esté, Ma-Maverick...
— ¡Ja! — Caminó hasta hacer desaparecer la distancia entre nosotros. — Claro que lo crees. Porque tampoco creíste a mi hija, tampoco creíste en sus palabras... Ella te advirtió, y tú ... Tú — Llevó su mirada de mis pies a la cabeza. — Tú la despreciaste.
— No... Yo no creo que — Su mano temblorosa trataba de sostener su arma cómo podía, aprovechando su leve fuerza golpeé su mano tratando de liberarlo de ella, pero para mi sorpresa, sus manos empujaron mi clavícula con demasiada fuerza, cayendo sobre el pasto, bosque adentro... Mientras veía su alta silueta desde el suelo, que caminaba de nuevo hacia mí.
Mi cuerpo trataba de buscar a mis alrededores cualquier objeto con el que defenderme, pero, a través de mi tacto pude sentir un suave pelaje que me rodeaba hasta colocarse frente a mí. Su gruñido hizo que Maverick retrocediera unos cuántos pasos. El crujido de las hojas secas a mis espaldas anunciaba los pasos de quién se colocó a mis espaldas, por su penetrante perfume pude reconocer de quién se trataba: Blake Werner, junto a su intimidante lobo oscuro.
Aturdida, mientras mi cuerpo aún seguía en el suelo, elevé mi mirada, y él bajó la suya hasta encontrarse con la mía. Estaba de brazos cruzados, dejando ver sus manos ocultas de nuevo por aquellos guantes de cuero, está vez solo dejaba a la vista su mirada heterocromática y su desordenado cabello oscuro, pues su rostro se escondía bajo una bandana negra, del mismo color que el resto de sus prendas.
Maverick me miraba anonadado, frente a mí, se encontraba con un lobo que le mostraba sus afilados dientes, y a mis espaldas, un misterio de metro noventa y pico de ojos de colores diferentes.
— Heather... No, no lo comprendes. Aquí, en Craven, nadie es fiel... ¡Nadie! — Lágrimas de terror se derramaron sobre su rostro. — Yo no soy el que te quiere lastimar. No... Nadie le es fiel a nuestro Señor, porque todos creen en el diablo rojo. Es por ello, que tú padre te oculta la verdad. Tú padre te oculta, que antes de cumplir los dieciocho, tú también morirás.
— ¿Qué? — Aún más aterrorizada, sostuve mi vestido de pijama y me coloqué en pie. — ¿A qué se refiere Maverick? ¿Por qué moriré?
— Porque al igual que Maddison, eres presa del diablo rojo. Pero... — De imprevisto, llevó sus manos con fuerza a su boca, la piel enrojecida se veía alrededor de ellas. — No puedo, no puedo decirlo. Él me matará, ellos me matarán, todos lo son, todos forman parte de él — Sus rodillas cayeron sobre el pasto y entrelazó los dedos de las manos. — He-Heriré en tu flébil nombre, arderá mi sendero, liberaré al misántropo...
— Maverick, cálmese. — Traté de caminar hacia él, pero la mano de Blake sobre mi hombro me prohibía avanzar. — ¡No me toques!
Me volteé frente a él, con cólera, pero al voltearme de nuevo frente a Maverick pude ver cómo corría con velocidad bosque adentro, lejanos a nosotros.
— ¡Maverick! ¡Espere!
Esta vez, tratando de correr hacia él, el brazo de Blake rodeó mi abdomen y cómo si fuese un maniquí me colocó de nuevo frente a él, cruzando sus brazos, su mirada fría estudiaba mi rostro. — No, no irás.
— ¿No? !¿No?! ¡Él tenía la respuesta! ¡Si no hubieses aparecido cómo mi hada madrina a lo mejor podría saber que es lo que está ocurriendo! — Coloqué las palmas de mis manos sobre su pecho, dándole un empujón, pero cómo si ni siquiera hubiese hecho el mínimo esfuerzo no se movió del sitio.
— ¿Podrías ser menos ruidosa? — Inquirió levantando sus cejas.
— ¡No! ¡No puedo! ¡Porque no entiendo absolutamente nada! Ni siquiera... ¡Ni siquiera te entiendo a ti, y te conviertes en mi principal sospecha! ¡¿Qué haces a las tres de la madrugada casi camuflado con la noche junto a tú mascota?! ¡No me digas que la estabas paseando, porque no estamos en la Antártida cómo para solo dejar a la vista tú mirada y tú cabello! ¿Qué ocultas, Blake? ¡¿Qué ocultas?!
Blake se deshizo de su bandana, permitiéndome ver su rostro.
— Heather... A veces, al cuerdo lo silencian por venático. Cómo a Maddison, cómo a Maverick. Somos humanos, salvajes por naturaleza, nuestra supervivencia predomina ante cualquier vida ajena. Revelar lo oculto, es sinónimo de establecerte un contado. Acabas de ser testigo de a quién harán enmudecer por despertar la curiosidad del ignorante. ¿Recuerdas mis palabras? Tú curiosidad ante mí es peligrosa, porque si decides tomar el riesgo puedo hacerte ver, y entonces, te perseguirán hasta el final. ¿Crees que soy el peligro? Entonces, cuándo el próximo ataúd lleve el cuerpo de Maverick, silenciado a través del suicidio... Verás, que tú realidad es una utopía causada por los que sí pueden ver.
— ¡¿Heather?! Mi Señor... ¡Heather! — La voz angustiada de papá aceleró aun más mis latidos tras las palabras de Blake.
— Ve, Heather. Ve con él, con quién te oculta la realidad en la que vives. — Dijo antes de colocarse la bandana negra sobre su pálido rostro, dándome una última mirada antes de caminar en dirección a su hogar.
Corrí hasta ver a papá, él me observó atónito, analizando mi rostro. — Estoy bien, Miku se había metido en el bosque y...
— ¿Miku? — Preguntó papá, señalando en la ventana a Miku, quién me observaba en un largo bostezo.
— Ah, así que ahí estás... — Mascullé con una falsa risa.
Y cuándo pensaba que el rostro de papá no podía empeorar, lo hizo al contemplar a mis espaldas cómo el hijo mayor de los Werner, se adentraba en su hogar junto a su lobo. ¿Coincidencia? Quizá sonaría a ello, si no fuese porque son... ¡Las tres de la madrugada!
— A casa. — Ordenó.
Cabizbaja caminé hasta llegar al interior de casa. Al escuchar el cierre de la puerta a mis espaldas, me volteé hacia papá para tratar de explicarle la verdad. — Yo...— Pero antes de continuar la frase, la palma de su mano impactó contra mi mejilla, volteando mi rostro a un lado. Llevé mi mano a mi rostro, la piel de mi mejilla ardía como fuego.
— Olvídate de Blake Werner. ¡De él, de su familia y de tus lecciones a cambio de su sucio dinero! ¡No quiero que vuelvas a hablar con ningún Werner! No quiero... No quiero verte de nuevo con ese muchacho entrometido. Le diste tú palabra a los Miller, nos diste tú palabra Ashton es el único hombre al que le debes ver, hablar, escuchar Porque perteneces a él, y no vas arruinar tú imagen, ni mucho menos la nuestra.
Lágrimas acariciaban mis mejillas, provocando que mi piel ardiera más. Su mirada atemorizaba mi cuerpo envolviendome en escalofríos. Tenía miedo, y él, causó mi pánico. Alejé la mano de mi mejilla, colocándome frente a él. Enfrentandome a quién ahora se volvía parte de mis sospechas, y a quién a la misma vez, sólo necesitaba que me envolviera en un abrazo calmando mi temor, pero su mirada de odio me alejaba de la oportunidad.
— ¿Qué fue lo que Maverick Young te contó en el funeral de Maddison, papá? Ya tienes tú sí, ya me has vendido cómo anhelabas, ¿por qué no me cuentas aquello que guardas para ti?
El odio desapareció de su rostro, caminó hasta dejar un beso sobre mi frente, y en un susurro, dijo:
— La ignorancia será tú salvavidas, hija mía.
Nota de la autora
¿Diablo rojo? ¿Diablo blanco? ¿Blake como hada madrina? Pero... ¿Qué está pasando? 👀
Jolie
🖤
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