019

Los días pasaban y la convivencia en casa era tan incómoda que casi que se podía cortar con unas tijeras... De esas que son para los niños que apenas están aprendiendo a cortar algo en sí. No sabía cómo comportarme alrededor de Jimin; como decía JK parecía marica, no podía evitar que un vacío en el estómago me atravesase cada vez que notaba algo lindo en él.

Dios, que alguien me ayude, ya hasta me parece lindo. Bueno, mirándolo justo ahora, con sus mejillas repletas de kimchi y un poco de arroz pegado en esta realmente Jimin era de buen ver, me refiero... Sus orejitas eran esponjosamente rosadas –casi parecían dos pequeños trocitos de algodón de azúcar- su cabello hacia perfecta combinación y ahora que me daba cuenta algunos mechones de su cabello eran incluso más oscuros que otros, dándole una tonalidad un poco rojiza. Su piel era y se sentía suave, sus dos ojitos eran de un lindo color café, ni muy oscuro ni muy claro.

Tuve que tomar un poco de mi refresco para seguir con mi introspección. Su pequeña naricita era suavemente crispada, ahora mismo estaba de un bonito color rosa, luego seguía su arco de cupido para luego ver esos dos lindos labios. Ahora mismo al estar comiendo sus cachetes estaban tan inflados que más que un híbrido gato parecía un híbrido hámster.

Y luego ¡Oh, santísimo Dios del cielo! La mota de pelos se atrevió a estornudar, fue algo tan suave que incluso pensé que no había estornudado en lo absoluto. Llevo sus manos parcialmente cubiertas con las mangas amarillas de su camisa, hasta su nariz para frotarla, lo cual le dio un tomo incluso más rojizo que antes.

— ¿YoonGi Hyung, tengo algo en mi rostro? — Jimin me pregunto mientas sus orbes cafés me miraban atentamente.

— ¿Eh? ¿Yo mirarte? ¿Por qué coño haría algo como eso? ¡Por supuesto que no! — mis mejillas quemaban mientras me daba cuenta que la bola de pelos se había percatado de mi profundo análisis.

Casi como si quisiese huir tome mi plato aún con comida y me dirigí a la cocina a dejarlo allí, casi en todo el camino podía sentir una mirada pesada en la parte trasera de mi espalda.

— ¿Hoy si dormirá conmigo o prefiere estar en el sofá? — al momento sentí como su presencia félida me acompañaba, la cocina no era muy grande así que el al dejar su plato nuestros brazos hicieron un leve contacto, no pude evitar oler mi shampoo en él, y casi me sentí como un maldito acosador.

Como si su toque me hubiese dado una descarga eléctrica me separe de él, al instante su ceño se frunció y me miro como si fuese el mayo enigma en la humanidad.

— No sé, saldré con unos amigos hoy.

— Pero si su único amigo es JungKook Hyung.

— Pues eso bola de pelos, el cerdo me invito a salir hoy.

— Pensé que era un híbrido ratón.

— No le prestes atención, él es como las Barbies, déjalo ser lo que quiera ser.

— ¿Qué es un Bar... ¿Barpi?

— Jamás lo entenderías— al decir aquello pase mi mano por su cabello, acariciando su cabeza a lo que él se inclinó en mi toque mientras cerraba sus ojitos y ponía una sonrisa de labios cerrados sobre su lin... que diga espantosa cara.

Al llegar la noche y comprobar que Jimin estaba descansando en mi habitación decidí tomar mi saco y salir a encontrarme con Kook en la cafetería de HoSeok. Al día siguiente debido a un problema de salud del profesor, nuestra única clase del día se había suspendido así que podríamos salir hasta un poco más tarde y no habría problema, y si me preguntan si le dije a Jimin si quería ir, pero su respuesta fue que estaba muy cansado y que prefería quedarse a dormir en casa.

Ahora que lo pensaba bien Jimin últimamente solo quería dormir, comía mucho y a su vez se iba a dormir demasiado temprano, llegando incluso a perderse Frelps –su serie favorita de animales de felpa-.

Al llegar a la cafetería los únicos que estaban era un señor con un elegante traje en una esquina, mientras soplaba su humeante taza de café. En la barra que estaba cerca de la cocina JungKook se encontraba sentado en un alto taburete mientras estaba sorbiendo de un Frappe con un hermoso glaseado de crema y salsa de chocolate.

— ¡Pero mira quien llego! Blanquito ven aquí, te he pedido un Mocaccino, ya sabes súper cargado sin azúcar como te gusta.

Al llegar tome en asiento a su lado mientras que HoSeok se acercaba con una radiante sonrisa, podría ser el día más malditamente oscuro, pero la sonrisa del azabache era capaz de dar luz estuviese donde estuviese. Era como prender una linterna dentro del cuarto más oscuro que hubiese.

Al poco tiempo se dio como cerrada la hogareña cafetería. Jin, HoSeok, JK y yo estábamos todos sentados ahora en una mesa mientras jugábamos al uno. Si, era el perfecto plan para unos jóvenes inadaptados sin nada más que hacer en una noche de jueves.

— ¿Sabes? mucha gente ha llegado a la cafetería al saber que hay un híbrido gato — comento de repente HoSeok lanzando su penúltima carta.

— ¡Uno! ­­— gritamos todos al tiempo al notar que el chico con hoyuelos no había mencionado la mítica palabra.

— ¡Joder! Les estaba contando un dato importante ¡no es justo!

— En el uno nada es justo. Así que vamos, toma dos cartas.

A regañadientes el azabache tomo dos cartas de la torre que había a un lado de la mesa.

— Como les contaba, desde que se enteraron de que un raro híbrido gato de cabello rosa está trabajando aquí no damos abasto, en el día siempre hay alguien que viene solo para que lo atienda Jimin, realmente se ha vuelto muy bueno.

Yo estaba pensando que carta lanzar, pero no podía evitar que una pequeña molestia se posara en mi estómago al siquiera pensar que el híbrido gato tenia pretendientes aquí.

— Pero no pongas esa cara de culo amigo ya aquí sabemos que la cosa esa tiene marcado la propiedad "YoonGi" en toda la maldita frente.

JungKook se mofó, mirando las únicas dos cartas que le faltaban, maldito hijo de perra le haría tragar tierra, su semblante cambio una vez lance el poderosísimo más cuatro.

— ¡Joder Suga que estaba de maldita broma!

— Eso es por joder con Jimin, rata de cloaca.

Al instante la risa de Jin se escuchó por todo el lugar, lo cual era raro, el híbrido oso usualmente miraba desde la lejanía y hacia todo lo posible por ser el más maduro dentro del grupo. Luego HoSeok se acercó y le susurro algo al oído a lo cual en un instante un suave sonrojo se plantó en sus mejillas.

— Par de tórtolos podrían lanzar las malditas cartas, están en público y con menores de edad para hacer sus cochinadas... No quiero ni imaginarme el-

— Si, si, si... Ya cállate, niño sucio. — interrumpió un cohibido Jin mientras lanzaba su última carta. Era un maldito cambió de color a lo que todos renegamos resentidos, el acomodo sus gafas por el puente de su nariz y sonrió con astucia.

Como ganador SeokJin pidió algo que solo HoSeok le podía ofrecer –Dios sabe que cosas del demonio le podía ofrecer el azabache-. Debido a la situación decidimos que lo mejor era irnos hacia nuestros hogares, yo por mi parte tome el metro junto con los otros dos, mientras a JK le recogían en una SUV negra.

Al llegar a casa todo estaba simplemente como lo había dejado, la oscuridad reinaba en la sala donde solo la luna se filtraba por las persianas, noté que lo único que hacía falta era la cobija con la cual me arropaba en el sofá. Me dirigí a mi habitación donde podía oír una rápida respiración y suaves y lastimeros maullidos.

Al instante mi cuerpo se tensó al pensar que algo le pudiese ocurrir a Jimin, al entrar una pequeña ola de calor me atravesó, pero en cuanto más me acercaba más podía escuchar los pequeños quejidos en suaves "miau" que decía entre sueños la bola de pelos mientras notaba como se aferraba de mi cobija como si fuese lo único en el mundo.

Lleve mi mano a su frente donde note como tenía fiebre, ¿Cómo mierda se había enfermado si cuando salí de casa estaba perfectamente bien? Note que el sudor hacia que se pegasen sus cabellos a su frente. Al momento que quite mi mano y la iba a dirigir a mi teléfono celular para avisar al híbrido de oso que Jimin tenía los mismos síntomas de cuando se había comido ese paquete enorme de morositos es cuando sentí una cálida mano agarrar mi muñeca.

Voltee mi mirada hacia la persona que me había agarrado y allí estaba Jimin; sus orejitas tenían esporádicos tics, sus mejillas estaban tan rojas que parecían dos pequeños tomates y notaba sus ojos vidriosos como si estuviese a punto de llorar o tal vez era debido a que acababa de despertar.

— Jimin ¿Qué mierda dijimos de no comer paquetes completos de esas malditas gomitas de oso? ¿Cuántas comiste esta vez?

El ladeo su cabeza casi como si no comprendiese lo que le estaba diciendo, más sin embargo su agarre se volvió un poco más fuerte. En un instante me halo hacia el haciendo que nuestros rostros estuviesen a pocos centímetros, me congele al notar como Jimin se acercaba a la curvatura de mi cuello y empezaba a olfatear ese pequeño lugar. De repente fuertes ronroneos empezaron a llenar la habitación, eran los más fuertes que había escuchado en todo lo largo en mi convivencia con el peli rosa si pudiese decir.

— Oye bola de pelos, verdaderamente me estas asustando a este punto ¿te sucede algo? — indague ya un poco más preocupado de lo que me gustaría aceptar.

— YoonGi Yung... me gusta como huele. — susurro aun en la curvatura de mi cuello haciendo que un inesperado escalofrío me atravesase.

Podría jurar que mi corazón se saltó un latido y casi sentía como si de un momento a otro lo fuese a vomitar.

— Me estas asustando ahora si ¿Qué mierda te pasa? actúas más raro de lo jodidamente normal.

Decidí alejarlo tomándolo por los hombros y fue cuando me sorprendió el leve maullido que salió de sus labios... Esto definitivamente no era normal, al soltarlo Jimin instintivamente trato de volverá pegarse a mí, una vez más trate de alejarlo sin mucha suerte ya que sin pensarlo Jimin se había abalanzado sobre mí, haciéndome caer de la cama.

— ¡Maldita sea Jimin! Solo dime que me vaya y te dejare a ti y con tu locura, ni pienses que te volveré a ayudar. Jódete. — al instante me levante del suelo, estaba caminando hacia la salida cuando unos brazos me rodearon por la parte de atrás de mi espalda, apretándome con fuerza.

— M-me... siento extraño Hun, t-t-tengo mucho calor. — bisbiseo Jimin escondiendo su rostro entre el espacio en mis omóplatos.

Al instante los bellos de mis brazos se erizaron.

Santa. Puta. Mierda. Esto en definitivamente no me daba buena espina.

Ha pasado un tiempo, espero que al menos alguien siga leyendo esto. Si es así te regalo un enorme paquete de morositos junto a un abrazo por seguir esta cosa.

No pondré excusas de porque hace tanto que no actualizo. Solo les agradezco a los que aún siguen y me piden seguir la historia.

Perdonen por demorar tanto y espero que este capitulo les haya gustado.

Con mucho amor y ositos de goma <3 

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