✧Bokuto Kōtarō.

Pedido por: httptuvieja

—¡Llegamos al fin! —Dije levantándose bruscamente del asiento del autobús.

—Miyano, no sirves para dar ejemplos de modales. —Me dijo Kiyoko cogiéndome el polo del equipo para llamar mi atención.

—Ellos van a montar escándalo por sí solos... No me digas eso. —Reí.— Es la primera vez que vengo a Tokyo ¡Estoy muy emocionada! ¿Has venido alguna vez?

—Sí, con mis padres en algunas vacaciones. De todas formas vamos a estar en el gimnasio, no vas a poder hacer turismo —Dijo Kiyoko.

—Bueno, ¡ya habrá tiempo para hacer turismo en otro momento!

Una vez bajamos todos del autobús se nos informó sobre las actividades. Nosotras estaríamos bastante ocupadas con la recolecta de datos sobre los partidos porque nos servirían de mucha ayuda para mejorar y enfrentarnos a ellos en un futuro. Según había dicho el entrenador eran equipos mucho más fuertes que nosotros, como era el ejemplo del Nekoma, al que nos habíamos enfrentado previamente. Todos llamaron mi atención, pero en especial el del dorsal número 1.

—Oye Kiyoko, ¿sabes dónde están los baños? —Le pregunté una vez andábamos por los pasillos del centro.

—No has prestado atención, ¿no? —Dijo impasible. Ella ya estaba acostumbrada a mí, pues nos conocíamos desde el anterior año cuando me uní al equipo como gerente.— ¿Y tú, Yachi? —Me dirigí a la rubia de cabello rubio corto.

Ella estaba conversando animadamente con Yamaguchi, el chico de pelo oscuro. No quise interrumpir en su conversación ya que Yachi se animó a hablar con uno de sus nuevos compañeros.

—No pasa nada, ¡dejaré que mi instinto me guíe hacia mi destino! —Dije animada. Mi moral era extremadamente elevada, cosa que suponía que a veces podría molestar a personas completamente opuestas a mi personalidad o por lo contrario, motivarlas. Siempre he preferido a las personas alegres que sepan ver lo bueno de las cosas.

Caminé a través de unos cuantos pasillos hasta que de lejos pude divisar un cartelito que tenía un monigote de una chica.

Entré, hice mis necesidades, me miré al espejo para comprobar cómo lucía y salí del baño con una sonrisa en la boca.

—¡Toma ya, y sin ayuda! Soy como un gato en la oscuridad. —Dije orgullosa de haber podido encontrar los baños.

Ahora tenía que volver, y la verdad es que ni siquiera me había parado a pensar por qué pasillos había caminado. Así que tocaba empezar de 0.

—¿Uh? ¿La mánager del Karasuno? —Hacia mí se dirigía el chico alto del Nekoma de pelo negro, sí, sí, el número 1.— Voy a la cancha, ¿vienes?

—Sí, la verdad es que estoy yendo un poco a ciegas por aquí. —Me acerqué a él y caminamos hasta que llegamos al gimnasio.

Una vez llegamos, los jugadores ya estaban preparándose para hacer su primer mini partido. Eso sí que era ir rápido, parecía que no querían perder tiempo. Me separé del chico, llamado Kuroo, y me acerqué a mis compañeros.

—Has llegado acompañada de Kuroo, pillina. —Dijo Sugawara cuando el entrenador Ukai dejó de hablarles.— No parece que pierdas tiempo.

—Ah, para nada. Es decir, sí, pero qué va. —Reí.— Fui al baño pero cómo no sé cómo orientarme por aquí vine con él. Estaba de paso.

—No tienes por qué darme explicaciones. —Rio ligeramente sonriendo.— Pero estoy seguro de que vas a salir con unos cuántos números de teléfono de aquí, y eso que solo es un fin de semana.

—¿Crees que soy tan popular? —Dije un poco sin creer lo que estaba diciendo.— No es mi tipo.

—No hace falta que lo seas para destacar. Nuestra mánager brilla por su personalidad.

—¡Sugawara! —Lo llamó Ukai. Él fue en un instante junto a él.

Sugawara me daba un poco de pena. Un chico recién llegado le había quitado el puesto de titular, era un chico prodigio. Eso pensé la primera vez que lo vi jugar. Además a eso se le suma Hinata, un bloqueador central con un 160 cm justo que parecía letal junto a su colocador.

Tras pasar gran parte de la jornada, llegaron Kageyama y Hinata acompañados de la hermana de Tanaka. Hicieron una entrada un tanto, ¿dramática? Sí, esa era la palabra correcta. Me hizo risa y no pude evitar expresarlo mientras reía a carcajadas. Unos cuantos jugadores me miraron un tanto extrañados y no pude evitar sentirme juzgada.

Uno de los que me miraba era Kuroo, que estaba al lado de otros dos chicos que vestían la misma camiseta azul oscuro. Un chico de pelo oscuro con mirada de desagradarle absolutamente todo y uno con el pelo oscuro de raíz y mechas grisáceas en las puntas que tenía hacia arriba. Este último se me quedó mirando con sus grandes ojos color miel. Fue incómodo hasta que sonrió. El de al lado le dio un golpe en las costillas al ver eso y volvió a centrarse en los recién llegados.

—¡Ataca! —Sugawara me cogió los hombros por detrás.— ¡Tendríamos que haber apostado!

—Qué dices, bobo. —Regresé a sentarme al lado de Yachi, que me veía con los ojos muy abiertos.

—¿No te ha dado vergüenza? ¡No es que hayas hecho algo mal! Pero tantas personas viéndote...

—Claro, ha sido vergonzoso. Pero he experimentado situaciones peores. —Movía la mano gesticulando que no le daba importancia.

En cuanto anunciaron que era la hora de la cena todo el mundo fue corriendo al comedor. Jamás había visto correr a personas tan rápido por comida, pero era comprensible. Primero porque se trata de comida y segundo porque habían estado prácticamente todo el día con los partidos. Debía de ser muy duro. Cada vez que los veía jugar sentía una espinita dentro de mí. Disfrutaba de la euforia de los partidos, pero quizá haberlo experimentado en la cancha hubiera sido mejor. Ya era tarde para unirme al equipo femenino, era mi último año y el próximo torneo sería también el último que podría disputar. Esperaba que el equipo pudiera llegar a la cancha de Tokyo como mínimo y obviamente los iba a animar hasta que lograran ganar el torneo de primavera, porque confiaba en que lo lograrían.

Cuando llegué ya no quedaban sitios al lado del equipo, era entre otros jugadores. Pero no iba a mentir, me moría de ganas por hablar con otras personas, aunque fuera las mánagers. Así que me acerqué al grupito donde estaban y pregunté si me podía sentar junto a ellas.

Ellas aceptaron con una sonrisa y me incorporé fácilmente. Todas eran increíblemente agradables, así que entablar conversación no fue ningún problema. Reíamos mucho y bromeábamos entre nosotras.

—Hmmm, Yukie~ —Se acercó el chico de las puntas grisáceas.— ¿Me prestas dinero?

—No. Aún no me has devuelto lo de principios de semana. —Dijo la chica de cabellos granates y ojos marrones.

—¿Qué necesitas? —Le dije mientras metía mis manos en los bolsillos para buscar algo de dinero.

—¿En serio? —Me miró sorprendido.

—No te lo va a devolver... —Me dijo Shirofuku mientras me decía con la mirada que no le diera ni un solo yen.

—¿Con esto es suficiente? —Saqué un par de monedas. A él le brillaron los ojos.

—Sí, ¡gracias! —Las tomó y salió por la puerta como un rayo.

Al principio no sabía si esa decisión tomada era la correcta, ya que después de eso constantemente se acercaba a mí y no sabía con qué intención.

Al acabar de cenar salí del gimnasio y me senté en un banco, observando el cielo nocturno. No era igual al de nuestro pueblo, en el cual se apreciaban las estrellas con más facilidad que en plena capital.

Mientras tomaba un refresco, el chico de la vez anterior se acercaba hacia mí, mirándome como la primera vez que lo hizo.

—Creo que es un poco descortés por mi parte no haberme presentado antes. Soy Bokuto Kōtarō. —Extendió su mano izquierda ya que con la derecha aguantaba la lata.

—Soy Miyano Hyuga. —Le di la mano mientras sonreía. Tampoco sería tan malo una nueva amistad, ¿no? Además, a pesar de asustar con su mirada era bastante atractivo. Él miró cómo nuestras manos se tocaban con mucha atención.— ¿Imagino que eres de tercero?

—Sí, al igual que tú, creo. —Asentí con la cabeza.

—Siéntate conmigo si quieres hablar, no me gusta tener que torcer tanto el cuello para mirarte. —Si él ya era alto de por sí, estando yo sentada era mucho peor. Además había que tener en cuenta que son suerte rozaba el 163 cm.

—Qué adorable. —Se sentó a mi lado y aún así podía notar la diferencia de altura.— A cambio del dinero que me has dejado te voy a dar un poco de mi altura.

—Pues qué amable por tu parte... —No creo que en ese momento yo fuera adorable, pero él lo volvió a repetir. —Qué buena manera de entrarle a alguien burlándose de su estatura. —Le confesé.

—Debe de ser uno de mis encantos. —Dijo presumiendo de "encanto".

Pero en verdad por mucho que lo negara, había algo en él que me había llamado la atención de manera diferente a los demás. Quizá era su sátira. De lo que no dudaba era de que con esa conversación pudimos haber estado fácilmente hora y media.

—¿En serio tienes una lista de tus puntos débiles? —Dije al borde de la risa. No había parado de contar anécdotas graciosas y ya no sabía de qué manera reír para que no me doliera la tripa.

—¡Claro! Hay un montón pero estoy orgulloso de poder reconocerlos y cambiarlos. —Dijo llevándose el puño al pecho mientras sonreía.

—¿Y cuál es el que estás cambiando? —Dije curiosa.

—Cuando algo me sale mal me deprimo fácilmente. —Suspiró con drama llevándose una mano a la frente.

—Contagias las buenas vibras, seguro que eso debe de afectar mucho a tu equipo. —Cada vez estaba más interesada.

—Es por ello que lo quiero cambiar... ¡Espera! —Se levantó del banco y me apuntó con el dedo.— ¿Hablas conmigo para obtener información para tu equipo?

—Oh no, me han descubierto. —Dije con drama levantándome del banco.

Todo fue muy fingido, pero el muy bobo parecía habérselo creído.

—No se puede confiar en vosotras, mujeres. —Se llevó la manó a la frente.

—A ver si pagas tus deudas, hombre. —Imité lo que hizo. Cualquiera que nos viera ahí haciendo el tonto pensaría que necesitaríamos ayuda de un profesional.

Y eso mismo fue lo que pasó. Hacia nosotros se acercaron el amigo de Bokuto, este me había dicho que se llamaba Akaashi, y Kuroo.

—Necesitáis ayuda urgente. —Dijo Akaashi.

—Oye pero qué confianzas son estas sin ni siquiera habernos presentado. —Le dije sonriendo para picar un poco. Llevaba más de una hora hablando con Bokuto en este tono y ya lo tenía en boca todo el rato.

—Deberíamos dejarle ligar a Miyano con este pobre desamparado. —Dijo Kuroo sonriendo, pero él sonreía con pura malicia.

—¡Soy yo el que ha venido a hablar! —Dijo Bokuto. Me mordí el interior de la mejilla cuando confirmó indirectamente que vino conmigo para ligar.

—Me apiado de ti, soy Akaashi.

Bokuto y Kuroo siguieron discutiendo entre ellos mientras que Akaashi y yo hablábamos de cosas triviales.

—Bueno, dejadnos en paz. —Dijo Bokuto agarrándome de los hombros y atrayéndome hacia su pecho. Qué situación tan comprometida estaba viviendo.

—Bokuto... cuida tus formas. —Akaashi lo miraba con mala gana.

—Cuida las tuyas que tú eres de segundo y somos tus mayores. —Kuroo parecía que no estaba pero cuando te despistabas te soltaba la pullita.

—No me molesta que estén aquí. —Dije estando aún contra él.— Y suéltame. Me da rabia que prácticamente puedas poner tu cabeza encima de la mía.

Mal momento para ese comentario, porque en el resto de la conversación no pararon de meterse conmigo por mi altura.

Durante el domingo Bokuto encontraba cualquier excusa para venir a hablar conmigo, a lo que yo aceptaba sin problemas. Conversamos alguna vez entre partidos, se acercó a nuestra mesa a la hora de comer y finalmente vino a despedirse de nosotros.

Nos conocíamos de hacía poco más de un día, pero gracias a que ambas de nuestras personalidades son muy abiertas pudimos abrirnos fácilmente. Era triste que él fuera de Tokyo, pero estaba segura de que nos veríamos en poco tiempo. Además, como ya dije, llegó un punto en el que comencé a sentir curiosidad por él ¿Había encontrado por fin una persona adecuada a mí?

Se acercó a mí casi corriendo. No sabía qué pretendía hasta que tomó mi mano, la abrió y dejó el dinero que le había dejado el día anterior. Luego tomó mi otra mano y dejó un papel.

—Adiós, ¡ya me dirás! —Se acercó a sus compañeros de equipo y se despidió de nosotros.

Mientras nos metíamos en el bus estaba pensando en lo que podría tener el papel ¿Realmente había puesto ahí su número de teléfono?

Sí. La nota decía:
— — — — — — — — — — — — —
| Si ganar altura quieres lograr,    
| a este número tendrás de hablar.
| ???????????                                     
| — Kōtarō. ^^                                  
— — — — — — — — — — — — —

Lo agregué en mi lista de contactos y le contesté:

Para cuándo nos volvamos a ver espero ser yo la que pueda poner mi cabeza por encima de la tuya.
Miyano. <3

Creo que ha quedado decente, al principio no sabía muy bien cómo guiarlo y me había desviado un poco de lo que pediste, pero espero que al final te haya gustado. <3

Si quieres hacer algún pedido ve al apartado y sigue todas las normas, yo lo haré encantada.

Agradezco vuestros comentarios y votos, me alegran mucho. <3

Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top