Ushijima Wakatoshi
Advertencia: Imaginemos un mundo utópico donde no hay una pandemia mundial.
Pedido de: Mako_Toshinori_
Ushijima, compartiendo asiento con Kageyama, miraba con curiosidad por la ventana del autobús que los llevaba a la villa olímpica, pasando cerca del mar en el distrito costero de Harumi. No había nada mejor que asistir a los Juegos Olímpicos en su propio país, en su propia ciudad.
Podía escuchar las voces emocionadas de Hinata, Bokuto y Hoshiumi hablando en el fondo del autobús ignorando los regaños del coach, seguían siendo como unos niños a punto de participar en un torneo de la escuela primaria.
—Nee, Ushijima-san, ¿tu novia ya está en la villa? —Pregunta el colocador rubio, asomándose desde el asiento delante del aludido.
El rematador lo pensó durante unos segundos, recordando la pequeña conversación que había tenido momento antes con la mujer, asintiendo entonces con la cabeza como respuesta algo curioso por la intriga del setter por su novia.
Había sido tal vez dos o tres veces que su equipo se había reunido con su novia, debido a su también apretada agenda les hacía casi imposible ver de forma frecuente con sus respectivos equipos. Fue en una cena luego de un partido importante cuando la selección japonesa había conocido a Vanya Ivanov, bloqueadora central del equipo nacional femenino de Rusia, novia de Ushijima.
—Su vuelo llegó en la madrugada por lo que llegaron a descansar antes de la ceremonia —explicó girando para ver Atsumu quien sonrió moviendo la cabeza mientras se sentaba de nuevo.
A pesar de su aspecto imponente, como el resto de su equipo, la rubia se había ganado el corazón de los compañeros de su novio en poco menos de dos horas que duró aquella cena. Su amabilidad había hecho imposible que a alguno pudiera desagradarle.
Lo máximo que había sucedido era que Hinata se había negado a estar de pie cerca de ella los primeros momentos que la había visto. No veía justo que una chica hubiese alcanzado los dos metros de altura mientras él no llegaba aún al metro ochenta.
"Tiene genes rusos, es normal que sea alta" —Habría asegurado Yaku para calmar los lloriqueos del peli naranja.
Cuando el autobús se detuvo en el estacionamiento del edificio, poco a poco los jugadores empezaron a bajar del vehículo estirándose luego del fastidioso viaje desde su gimnasio hacia el lugar, cada uno pasando a recoger sus maletas para seguir a Iwaizumi quien los guiaría hacia sus dormitorios.
En la llegada se toparon con varios grupos reunidos, claramente de diversos países, quienes al ver el autobús se dieron el momento de saludar a los anfitriones, algunos con un intento de inclinación de cabeza tratando de respetar su cultura siendo bien recibidos por los japoneses.
Fue por un instante en que los ojos de Wakatoshi fueron a parar a una rubia, Ekaterina Kosianenko, la capitana del equipo de su novia.
Se disculpó por un momento con el entrenador que primero debía reportar su llegada, para caminar en dirección a la mujer que parecía despedirse de otras féminas que desconocía, seguramente jugadoras de otro equipo.
—Ekaterina-san, me alegro que hayan llegado bien —habló el más alto con una leve inclinación de cabeza y con lentitud entre cada palabra debido a la dificultad de hablar en ruso, pero sin poder evitar el hábito de los honoríficos.
Al verla de frente se sorprendió al notarla un poco más alta que antes, en una rápida mirada supo que era más alta que Hinata, Hoshiumi y Yaku, y eso que la capitana era de las tres jugadoras más bajas del equipo.
—Lo mismo digo, es bueno verte luego de tanto tiempo —dice con una sonrisa alzando levemente la mirada—. Vanya se pondrá contenta cuando sepa que llegaste por fin.
— ¿Puede reunirme con ella luego de que nos instalen en nuestra habitación? A menos que esté muy cansada, preferiría que duerma y descanse para que esté en la mejor forma —explica con rapidez tartamudeando con alguna de las palabras cuando las olvidaba en el idioma de su novia.
La rubia soltó una risita ante el claro nerviosismo del japonés—. No hay problema, Ushijima, en seguida iré a decirle que ya llegaron.
Luego de unas breves palabras con la mujer, se despidió de esta al ver que su equipo se iba con el llamado de Iwaizumi para que los siguiera. Entrando al edificio destinado a todos los equipos japoneses, Wakatoshi no podía dejar de pensar en su querida novia, no lo demostraba pero estaba que moría del entusiasmo de por fin verla luego de unos largos meses en los que esta había tenido que irse a su país de origen en los preparativos a dichos juegos.
[...]
Algo más tarde, luego de por fin instalarse en su habitación, el japonés salió de los dormitorios en dirección al edificio de los equipos rusos guiándose por la bandera izada frente al lugar, aquel sería el lugar donde la chica le había indicado que podían verse.
— ¡Ushi! —Sonrió de forma leve, deleitándose al escuchar su nombre saliendo de los bellos labios de la rusa.
La sujetó entre sus brazos con fuerza cuando esta chocó contra su cuerpo, abrazándolo con emoción mientras dejaba su rostro en la curvatura del cuello, inundando sus fosas nasales con el aroma natural de su novio.
Para cuando se separaron pudo por fin contemplar el sonriente rostro de su pareja, con sus ojos levemente cerrados con la sonrisa y sus mejillas un tanto sonrojadas, lo más seguro que por el cambio entre el clima de su país en comparación con Japón.
— ¿Cómo estás? No podía esperar para verte, casi ni dormí del entusiasmo —dice con una gran sonrisa, tomando su mano para guiarlo lejos de los edificios.
—No está bien que no duermas, tienes que mantenerte en la mejor forma posible para tus juegos —recitó el consejo mirando con seriedad a la fémina—. Si quieres podemos regresamos a tu edificio y duermes un poco.
—No~, yo quiero pasar tiempo contigo antes de que estemos demasiado ocupados —se queja, sujetando el brazo de Ushijima, poniendo ojos de cachorro para convencerlo.
Al sentirlo suspirar, Vanya supo que su novio por fin había cedido por lo que, con una gran sonrisa en su rostro, tomó de nuevo su mano para jalar de este en dirección a la avenida de las banderas, lugar al que se había propuesto llevarlo desde que llegó horas antes a la villa.
La chica de inmediato empezó una amena conversación donde se basaba más que todo en anécdotas contadas por la fémina de los meses que pasaron separados, esto mientras Ushijima se limitaba a contestar con palabras cortas y pequeños asentimientos.
Más bien el japonés aprovechaba el mantenerse callado para admirar a la belleza que tenía a su lado, Vanya era el máximo prototipo de belleza rusa: un largo y sedoso cabello rubio, piel tan pálida que se enrojecía con mucha facilidad, unos bellos y brillantes ojos azules, y por último su gran altura.
Como jugadora de voleibol profesional era de esperar que fuera tan alta, quizás en comparación con alguno de sus compañeros como Yaku la diferencia con la chica sería enorme, no obstante él era menos de diez centímetros más bajo que ella por lo cual no se notaba demasiado la diferencia, al menos no desde fuera.
Teniendo su frente a la altura de la boca de Vanya, para Wakatoshi era un tanto complicado besarla cuando se le antojara si es que no le decía primero, aquello resultaba en que siempre fuera ella quien iniciara los besos.
—Ushi, ¿me estás escuchando? —Su voz llamando por aquel dulce apodo lo hizo regresar a la realidad, notando sus ojos sobre él.
Sin decir palabra alguna, alzó su gran mano para llevarla a la nuca de la fémina, estirando su rostro hacia arriba casi alzándose de puntillas para por fin juntar sus labios con los suyos, bajando de nuevo cuando esta bajó su rostro hacia él, colocando sus manos sobre sus hombros.
La emoción casi explotaba dentro de la rusa, aquella era una de las primeras veces que su novio era quien tomaba la iniciativa para besarla. Esto se lo había atribuido a la personalidad más introvertida y quizás le avergonzaba mostrar afecto en público, pero igualmente fuera por lo que fuera estaba más que feliz por esto.
—Tomaré esto como que no me estabas oyendo —murmuró risueña la chica cuando se separaron del beso, dejando caer su frente sobre la de su novio—. ¿De dónde vino eso?
— ¿Te molestó? —Dijo de inmediato mirando a sus ojos.
—Al contrario, deberías hacerlo más seguido si lo deseas —asegura con una sonrisa besando rápidamente su nariz, beso que ahora fue a parar de nuevo a sus labios sonriendo en medio de la unión al sentir las fuertes manos de Ushijima posarse sobre su cadera.
El sentimiento tan fuerte fluyendo por todo su cuerpo hizo que dejara sus brazos enrollarse en su cintura cuando rompieron el beso para dar paso a un estrecho abrazo, dejando descansar su cabeza contra su pecho. Había disfrutado mucho más de lo que esperó esa muestra de afecto tan mínima, tanto que ya se había mentalizado que no sería ni de lejos la última vez que lo haría.
Todo con tal de sentir nuevamente las mariposas en su estómago.
Vanya: Regalo de Dios. (De Odín, okno)
Nuevo pedido de nuestro gigante amable, espero que les haya gustado mucho sobre todo a la personita que lo pidió. Como lo notaste me tomé un poco de libertad al escribirlo, ojalá igual te haya gustado y sea lo que esperabas.
Sigo trabajando en el resto de sus pedidos, estoy de lo más entusiasmada por todas sus ideas, muchísimas gracias.
¡Hasta la próxima, mis bellezas!
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