Tsukishima Kei - Especial Padres
El pequeño Kouki no dejaba de mirar hacia las gradas donde se encontraban todos los padres, en varias ocasiones cruzó miradas con su madre quien saludaba con entusiasmo sentada junto a su tío Aki.
Él lo prometió, y si él lo prometió lo cumpliría. ¿Cierto? Sabía que su padre se la pasaba ocupado si es que estaban en épocas del torneo por lo que no le molestaba que no pudiera asistir a sus juegos, sin embargo esta vez se lo había prometido, él había prometido que estaría en su último juego en primaria. No era muy importante pero en serio quería enseñarle el bloqueo que había estado practicando tanto.
Pudo escuchar los vítores del resto de sus compañeros de aula que veían con entusiasmo el partido por lo que trató de olvidarse de su ausencia, debía jugar bien para impresionar a su madre.
—Concéntrate, Kouki —susurró para sí mismo una vez que inició el último set, acomodando de nuevo sus lentes.
Volcó toda su atención de nuevo a las jugadas ya que de igual forma quería jugar bien frente a su madre y tío, definitivamente había tenido los mejores entrenadores de voleibol en su propia familia.
Fue entonces cuando bloqueó uno de los remates del equipo contrario, siendo rodeado por sus compañeros mientras lo felicitaban escuchando a la vez las aclamaciones del público haciéndolo girar con entusiasmo hacia su madre, para no solo encontrarla junto a su tío aplaudiendo y gritando, sino que cruzó miradas con su padre. Se paralizó en el instante cuando lo vio sentado junto a su esposa antes de brindarle una cálida sonrisa y alzar un pulgar hacia él.
«¡Si vino, yo sabía que vendría!»
Con una gran sonrisa en su rostro regresó la señal hacia el hombre antes de girar para continuar con el resto del partido.
[...]
— ¡Papá! —Exclamó corriendo hacia el rubio quien lo atrapó en el suelo alzándolo en sus brazos—. ¿¡Viste cómo jugué!? ¿¡Lo viste!?
—Buen bloqueo —comenta sonriendo de costado mientras revolvía su cabello.
— ¡Bien hecho, Kou! —Llegó gritando Akiteru con los brazos alzados haciendo sonreír ampliamente a su sobrino.
De inmediato la mujer llegó poniéndose de puntillas apoyada en el hombro de su esposo para empezar a llenarle el rostro a su bebé de besos escuchándolo reír entre sus cumplidos, sintiendo que era despojado de sus lentes deportivos para tomar sus lentes que extendía hacia él.
—Mi bebé es el mejor jugador del mundo —asegura dejando un último y sonoro beso sobre su mejilla, escuchando entonces al más alto aclararse la garganta haciéndola reír—. Mis bebés son los mejores.
Pasando del menor al otro Tsukishima posó ahora sus labios sobre los de su esposo una vez que dejó al niño en el suelo quien de inmediato arrastró a su tío a uno de los puestos del festival, dejando a sus padres solos.
—Tuve que pedir permiso para salir temprano de la práctica —comentó una vez que la mujer sujetó su mano—. ¿Me perdí demasiado?
Su esposa negó con la cabeza, apoyándola sobre su hombro mientras empezaban a caminar— Solo jugaron dos sets bastante cortos, llegaste poco después de la mitad, pero me alegra que pudieras llegar a tiempo.
—Yo se lo prometí, tenía que llegar sin importar nada —asegura tratando de quitarle importancia aunque escuchando un "aww" de la mujer
— ¡Eres una ternura, Tsukki! —expresó abrazando su brazo mientras reía por la forma en la que chasqueó con la lengua.
Se encontraron con el menor y mayor de los Tsukishima jugando en un puesto para atrapar algún pequeño pescadito, luciendo los dos como niños pequeños. Pero en el momento en que Kouki visualizó a su padre corrió hacia él para jalar de su mano haciendo que jugara junto a ellos.
La mujer no pudo evitar soltar una risita notando a los tres rubios inclinados en el suelo compitiendo para "ganar" en el juego, de inmediato sacó su celular para guardar aquella escena en una fotografía.
[...]
Unas horas después el festival llegaba a su fin, las familias empezaban partir a sus hogares como los Tsukishima. Akiteru había partido a su hogar en el auto donde había llegado con la esposa de su hermano y su sobrino, mientras que los otros tres se dirigían al estacionamiento donde se encontraba el auto de Kei.
El pequeño rubio yacía dormido sobre el hombro de su padre con los brazos enrollados en su cuello siendo cargado luego de caer completamente dormido en sus brazos.
—Parece que caerás dormido tú también en cualquier momento —comentó en voz baja notando el cansancio en sus ojos.
—En realidad estoy algo agotado —confiesa soltando un largo suspiro una vez que llegó a su vehículo—. ¿Puedes conducir tú? Las llaves están en mi bolsillo derecho.
Sin decir nada metió su mano en el bolsillo de su pantalón deportivo y abrió la puerta trasera para que este dejara a Kouki recostado en el asiento, acto seguido dio la vuelta a la camioneta para subirse al asiento del copiloto una vez que el vehículo ya se encontraba encendido.
Soltó un suspiro de cansancio dejando caer su cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos, disfrutando entonces las caricias que recibía en su cabeza de parte de su esposa.
— ¿Tú crees que he defraudado a Kou? —Preguntó de repente haciendo que su mano se quedara quieta entre su rubio cabello.
— ¿De qué hablas, Kei? Eres el mejor padre del mundo —asevera logrando que este abriera los ojos para girar a verla.
—No estuve prácticamente en ninguno de sus juegos y sé lo emocionado que estaba practicando en casa —hablaba mientras mirada al pequeño dormitando a través del espejo retrovisor—. Nii-san pasa más tiempo con él que yo.
—Bebé, mírame —exigió mientras se estiraba para poner sus manos a los costados de su rostro, obligándolo a verla de frente—. Kou sabe perfectamente lo mucho que lo quieres y también sabe que si no vas a verlo tan a menudo es porque estás ocupado, no por otra cosa. Él nunca ha dicho "ojalá papá estuviera aquí" sino "no puedo esperar a contarle esta jugada a papá"
Poco a poco los ojos de Tsukishima cobraron el típico brillo debido a las lágrimas, haciendo que este apartara la mirada mientras se quitaba los lentes.
El cansancio lo volvía muy blando. Si, debía ser eso.
—Eres su modelo a seguir, Tsukki, él solo quiere ser como tú cuando crezca —dijo con una sonrisa viéndolo secar con rapidez una pequeña lágrima—. Yo tan solo espero que no crezca para volverse un bloqueador central amargado y sarcástico.
Con este último comentario logró su cometido, en cierta forma, de parar el posible llanto del hombre que ahora la miraba de mala manera, haciéndola cubrirse la boca para no echarse a reír y despertar al niño.
Aún sujetando su rostro hizo el esfuerzo de atraerlo hacia ella para juntar sus labios en un tierno y perezoso beso, sonriendo al verlo con los ojos levemente cerrados cuando se separó para luego dejar un pequeño beso sobre su nariz haciendo que arrugara esta mientras se acomodaba de nuevo en su asiento.
—No has defraudado a nadie, Kei, ni a Kou ni a mí —confesó con la vista puesta en la carretera una vez que hubiese puesto el vehículo en marcha—. Eres el mejor padre y el mejor esposo que puedes ser.
Luego de admirar de forma silenciosa a la mujer de su vida, el rubio imitó a su hijo y cerró los ojos mientras buscaba acomodo en su asiento, no sin antes extender su mano y dejarla descansar sobre el muslo de su esposa brindando leves caricias con su pulgar.
Kouki 昂輝: Luz, felicidad
No me extenderé mucho, pero este en serio me gustó, ¿Ustedes que opinan?
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