Terushima Yuuji

Pedido de: lanoviadeasano

Todos los estudiantes de la Preparatoria Johzenji se encontraban entusiasmados en un día tan especial como ese, era 14 de marzo, es decir, el Día Blanco lo que significaba una sola cosa: las chicas esperaban un regalo del chico que les gustaba. Hacía un mes en San Valentín había sido la situación contraria y fueron ellas quienes obsequiaron chocolates a los chicos.

Por su lado estaba Miranda Roux, la delegada de su clase. Chica extranjera ideas según muchos estereotipos de los japoneses; rubia, ojos azules, cuerpo esbelto. Una chica francesa perfecta. Pero fuera de todo su aspecto físico, Miranda era aquella chica de la Preparatoria la cual nadie podía odiar, chicos y chicas lo admiran por su amabilidad.

Admiración que a veces cruzaba unos límites.

— ¿Ya viste a Terushima-kun? —Pregunta una de sus amigas llamando su atención cuando se sentaron en la mesa de la cafetería.

—En la entrada el entrenador los llamó a una pequeña reunión y no pude verlo —dice con una pequeña mueca en su rostro, luego de eso no había podido verlo ya que el chico asistía a la clase 7, clase un poco más avanzada que la de ella.

Su conversación se vio interrumpida cuando uno de sus compañeros llegó a su mesa para entregarle un lindo ramo de flores junto a una carta, acto que hizo sonreír ampliamente a sus amigas ante su felicidad de recibir una confesión.

Y, como si hubiese sido todo su plan, cierto grupo de jóvenes revoltosos se acercó a la mesa de las chicas aprovechando que la rubia no los estaba viendo. Seis de ellos burlonamente se arrodillaron frente a la mesa obviamente atrayendo la atención del resto de los estudiantes empezando a murmurar haciendo que las chicas giraran.

— ¡Teru! —Chilló Miranda viendo a los compañeros del club de su novio apoyados en sus rodillas cada uno de ellos extendiendo distintos dulces hacia ella, pudo escuchar entonces las risitas de sus amigas.

— ¿Qué hay de malo? ¿Acaso no te gusta? —Dijo con burla mientras la chica tomaba cada uno de los objetos de sus manos exigiéndoles que se pusieran de pie tan solo recibiendo risas de su parte— Hiciste chocolates para todos, era nuestra obligación regresarte el detalle.

—Estaba delicioso —asegura Futamata alzando el pulgar hacia la chica quien seguía rogando que se levantaran.

—Todos en la cafetería nos están mirando, ya —lloriquea viéndose envuelta por los fuertes brazos de su novio, en medios de dos segundos ya se encontraba flotando en medio de un abrazo—. Yuuji~.

Notó que el resto de los chicos por fin se ponía de pie y sin pensarlo dos veces se unieron al abrazo dejando a la pareja en medio del abrazo grupal haciendo que la chica se pusiera a quejarse de que no podía siquiera respirar al verse apretada.

—Ya, ya, suficiente —anuncia el rubio logrando que los demás se alejaran mientras reían. Aquella era la dinámica usual del club de voleibol junto a la novia del capitán y había sido así desde el momento en que el chico había confesado gustarle su compañera.

A pesar de querer lucir enojada no podía contener una pequeña sonrisa de ternura notando los lindos regalos de los chicos, un mes atrás mientras preparaba el regalo para su novio no había podido evitar hacer un pequeño detalle para el resto de los chicos.

Había reído cuando un mes antes llegó con los muchachos entregándole una cajita con bombones, ya que bromistas como siempre habrían empezado a llorar falsamente mientras le agradecían su bello detalle.

—Espero que te guste —dice con una gran sonrisa mientras le entregaba una pequeña caja con un lazo de adorno, lo cual le había obligado a guardar y abrirlo solo cuando estuviera sola—. Lo preparé con mucho cariño.

Por su sonrisa burlona de siempre Miranda supo de inmediato que habría algún truco dentro de la caja sin embargo ya había prometido no abrirla, suspiró resignada cuando su novio se sentó a su lado dejando caer su brazo sobre sus hombros.

Los jóvenes no llevaban mucho tiempo saliendo por lo que ese sería su primer San Valentín y Día Blanco, de alguna forma u otra Terushima trataba de ocultar su nerviosismo detrás de su altanería y actitud tan bromista. Estaba demasiado entusiasmado y en realidad tenía una gran tarde planeada para pasarla junto a su tan querida novia.

La hora del almuerzo había llegado a su fin y cada uno tuvo que separarse para irse a sus respectivas clases, despidiéndose con un largo beso por parte del rubio. Cada hora se hacía más y más larga para la pareja parecía que las manecillas del reloj se movían mucho más lento cuando ambos esperaban para poder verse.

Aunque por fin había llegado el momento. Luego de tener todo recogido la chica salió corriendo del aula en dirección al lugar donde siempre se encontraba con su novio, viendo a todos los estudiantes salir de la institución mientras ella buscaba la rubia cabellera entre el mar de personas.

—Roux-san, ¿tiene un momento? —Una voz masculina, con una extraña pronunciación de su apellido, la hizo girar para encontrarse a un chico de otra clase.

Hizo una leve mueca viendo al chico, apretando sus manos ya que en realidad no tenía un momento, aunque a decir verdad su novio no había llegado aún por lo que no le vio sentido a no escuchar cualquier cosa que este fuera a decirle.

Pero no, en realidad no tenía sentido y lo supo en el momento en que lo vio extender una carta hacia ella mientras inclinaba su cabeza. Se tensó al ver lo que sucedía pero no tuvo siquiera tiempo de reaccionar.

Soltó un chillido cuando unas manos se enrollaron a su alrededor atrayéndola hacia atrás dejando su espalda completamente pegada a un pecho al cual reconoció de inmediato por su fragancia. No pudo evitar sonreír por lo bajo cuando sintió que sus brazos apretaban su agarre.

—Disculpa, ¿estaban en algo? —Pregunta de forma inocente apoyando su barbilla sobre su cabeza.

Notando el papel en las manos del chico, Yuuji actuó con rapidez para arrebatarle la carta ignorando cualquier cosa que este le dijera llevando su mano hacia su bolsillo dejando la carta dentro de esta. No quería ser tan cruel como para romperla ahí mismo.

Le brindó una sonrisa al chico que seguía balbuceando mientras temblaba de los nervios, por mientras mantenía su brazo alrededor de su cintura apretándola hacia él.

—Cualquier cosa que hubiera en la carta lo leeremos luego, lo prometo —dice con un claro tono de broma, acercándose unos pasos hacia adelante para darle unas palmadas sobre su cabeza—. Pero ahora debo llevarme a mi chica a nuestra cita, me despido, ¡pasa un buen día!

Había empezado a correr sujetando su mano mientras se despedía de forma socarrona del chico que había quedado paralizado en su lugar. Mientras correteaba por la calle soltaba carcajadas burlonas sujetando con fuerza la mano de su novia.

— ¡Yuuji, deja de correr! —Exclamó la rubia apresurando sus pasos para no tropezar.

— ¡Tenemos que tomar el metro! —Habló de la misma forma sin siquiera girar para verla.

Minutos después la pareja ya había llegado a la estación del metro esperando que no hubiera tanta gente, pero era hora pico, claro que habría gente. No había ningún asiento libre por lo que al igual que el resto de las personas ambos se resignaron a irse de pie.

Todo iba de maravilla hasta que el rubio notó lo apretada que se encontraba su novia contra otras personas, más específicamente lo cerca que estaba el hombro del señor del pecho de Miranda. Sin pensarlo mucho sujetó su antebrazo jalando de ella para dejarla con cuidado contra las puertas del metro, apoyando sus manos en la superficie cubriéndola con su cuerpo mientras bufaba por lo bajo.

La chica soltó una risita poniéndose de puntillas para aprovechar su cubierta y dejar un besito sobre su barbilla.

— ¿Estás bien? —Pregunta en voz baja acercando su rostro al suyo.

—De maravilla —aseguró aún sonriente posando sus manos sobre las caderas del chico—. Estamos pasando tiempo juntos por lo que estoy feliz.

— ¿O estás feliz por la carta que tengo en el bolsillo? —Su comentario hizo que la rubia soltara una pequeña risita conectando sus miradas.

— ¿El gran Terushima Yuuji está celoso? ¿El capitán del equipo de voleibol? ¿El super inteligente que va a la clase más avanzada? —Cada frase le subía más y más el ego mientras que ella tan solo reía por lo bajo.

—Jamás en la vida me verás celoso, ternurita —masculla contra su oreja escuchando que se aproximaban a su parada—. Nadie sería mejor que yo, ¿o me equivoco?

Luego de un beso sobre su cuello la apartó con cuidado, acercándola a su pecho, esperando que las puertas se abrieran para que pudieran por fin irse. Pasando junto a los contenedores del reciclaje para tirar de forma disimulada la carta dentro del bote azul.

No se preocuparía por nada más que disfrutar la tarde con la preciosura de su novia, no había nada más que pudiera ocupar su mente en el momento en que Miranda ocupada su campo de visión.

Nuevo pedido, preciosuras. Espero que les haya gustado un montón.

Como se los había comentado ya inicié la universidad estoy usando cada momento libre para escribir y realizar sus pedidos, trataré de actualizar frecuentemente pero espero que me tengan un poquito de paciencia.

Que sepan que tengo absolutamente todos sus pedidos anotados y los realizaré todos en cuanto tenga la oportunidad.

Sin más me despido, espero que se encuentren bien, si están con sus estudio les deseo mucha suerte y les envío muchísima fuerza.

¡Hasta la próxima, mis bellezas!

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