Tanaka Ryuunosuke
Pedido de: TEDYBEAR85
La rubia abrió la puerta enseguida cuando escuchó los golpes en esta, un rato después de haber recibido un mensaje de su mejor amiga indicando que su hermana había salido en dirección a su hogar.
—Pequeña Hanna, ¡hola! —Exclamó viendo a la joven castaña frente a ella, quien sonrió levemente cuando la mayor la hizo entrar a la casa pasando su brazo por sus hombros— ¿Cómo te encuentras?
—Bastante bien, gracias por preguntar, Saeko-san —habla con un tono tranquilo bastante típico de ella, a la vez que se despojaba de sus zapatos en la entrada luego de que la mejor amiga de su hermana le quitara la mochila para dejarla de lado.
—Te estaba esperando, no te imaginas lo mucho que me entusiasmé cuando Temari me dijo que querías un cambio de look —empezó a contar con emoción, caminando hacia su habitación siendo seguida por una sonriente chica—. Ambas fuimos de inmediato a la tienda a comprar todo lo necesario, ¡parezco más entusiasmada que tú!
Hanna soltó una risa entrando a lo que parece la habitación de la rubia, notando como ella ya tenía incluso una pequeña mesita con una serie de productos para el cabello listos para ser usados.
Hacía bastante tiempo que en la mente de la chica se había instalado la idea de teñir su cabello con algún color más llamativo que su simple castaño que tenía desde que nació, sin embargo siempre había sido de lo más indecisa por lo cual había llegado a segundo año de preparatoria aún con su color natural de cabello al no poder tomar la decisión entre una serie de colores que tenía en mente.
Hasta que llegó el día por fin, como obra de algún ser divino —y de horas rondando por imágenes en Pinterest—, Hanna se había decidió por cambiar su castaño por su azul levemente oscuro. Con casi cientos de fotos en su celular habría llegado con su hermana mayor para contarle su idea, siendo muy bien recibida por la chica quien de inmediato pensó en su mejor amiga quien tenía cierta experiencia con el tema de estilismo.
Una cosa llevó a la otra y ahora la joven Hanna se encontraba sentada en el suelo de tatami, mientras Saeko, detrás de ella, mezclaba varios productos desconocidos para la menor aún hablando hasta por los codos, diciendo una y otra vez lo bien que aquel color se vería en ella.
— ¿Tendré que teñirlo nuevamente? —Pregunta la chica con casi la mitad del cabello cubierto con papel aluminio dejando que el decolorante haga su trabajo.
—Una vez que el color empiece a caerse, sí, solo si así lo quieres —explicó Saeko, soplando un mechó fuera de su rostro al tener ambas manos ocupadas—. Quizás dentro de...
— ¡Nee-san, la besó! ¡Por fin la beso!
El estruendo de la puerta siendo abierta alertó a ambas féminas haciendo que alzaran las miradas para encontrarse con el pelado del hermano menor de Saeko, Tanaka Ryuunosuke. Este tenía en su mano un manga el cual Hanna identificó como Horimiya debido a la portada, esto mientras mantenía un pocky entre sus labios el cual cayó al suelo en el momento en que abrió la boca de la impresión.
Cuando notó que en la habitación no se encontraba únicamente su hermana.
— ¡Lo siento! —Exclamó de inmediato cerrando la puerta con la misma rapidez que esta había sido abierta.
En el momento en que este desapareció, su hermana no pudo evitar soltar una carcajada mientras continuaba con el cabello de la menor, mordiéndose la lengua para no avergonzar más a su hermano de lo que este ya debía estar.
Y vaya que lo estaba.
Cuando cerró con fuerza la puerta frente a su rostro, tuvo que llevarse una mano a la boca para ahogar un chillido que pudiera terminar de arruinar el momento. Tal y como si escapara de un asesino, el chico se echó a correr en dirección a su habitación mientras apretada el tomo de manga contra su pecho en un tonto intento de esconderlo de quién-sabe-quién.
Con un lloriqueó se dejó caer al suelo mientras se lamentaba de su trágica vida.
Como si hubiese sido poco avergonzarse a sí mismo mostrando tal entusiasmo por un simple manga shoujo, él se había avergonzado nada más y nada menos que frente a Katsuki Hanna, aquella chica de la cual había estado enamorado desde que sus hermanas mayores empezaron a ser amigas cercanas.
—Estoy acabado, ya está, perdí cualquier oportunidad con ella —se lamentó tirado boca arriba sobre el piso aún con el manga sobre su pecho—. Kamisama, por favor llévame contigo.
En medio de su escena de martirio, el chico se sentó de repente cuando la imagen volvió a su mente, todo había sido tan rápido que apenas logró visualizarla pero ella estaba ¿tiñendo su cabello?
Aquel pensamiento le hizo soltar un nuevo quejido llevándose las manos al rostro, ¡él quería ir allá y ver cualquier cosa que ella estuviese haciendo! ¿Cómo siquiera iba a mirarla al rostro?
Al parecer el tiempo no solo pasaba volando cuando uno se divertía, en ese momento Tanaka descubrió que cuando se lamentaba por su existencia el tiempo también transcurría con mucha rapidez.
Con un oído agudo que no sabía que tenía se dio cuenta que la puerta de su hogar había sido abierta llevándolo a correr hacia la ventana de su habitación que daba a la calle, sintiendo su corazón latiendo como loco cuando notó a la joven chica alejándose de su hogar ahora luciendo una cabellera azul.
Casi olvidando la situación que había acontecido casi una hora antes, una gran sonrisa se instaló en sus labios mientras soltaba un suspiro de enamorado, segundos antes de echarse a correr en busca de su hermana.
— ¿Qué pasó, Romeo, te comió la lengua el gato antes? —Cuestiona la rubia con ambas manos en sus caderas mientras veía a su hermano con una sonrisa burlona.
— ¿Esa tintura es permanente?
—Más permanente que tu vergüenza de hoy —bromeó soltando una risotada cuando este se dejó caer en el suelo—. Ahora cuéntame, ¿cómo estuvo el beso en ese manga tuyo?
—Cállate —masculló con la voz ahogada logrando tan solo que se echara a reír.
[...]
A la mañana siguiente el chico había llegado a la preparatoria tratando con todas sus fuerzas de actuar con ánimo mientras escondía los nervios y la vergüenza de encontrarse de frente con Hanna, sin embargo se encontró con alguien peor.
— ¡Ryuu, ¿por qué dejaste caer ese pocky?! —Exclamó su mejor amigo luego de brindar un golpe en su hombro.
— ¿Cómo se supone que sabes eso? —Se quejó empezando a caminar junto a él.
—Saeko nee-san me llamó ayer para contarme, realmente das pena, hombre —asegura mirándolo para darse cuenta que se encontraba algo sonrojado más que todo por el bochorno—. Pero Katsuki-chan realmente se ve bien con el cabello azul, ¿cierto?
El más alto giró para verlo algo confundido sin saber cómo él sabría eso, ¿acaso...
Ambos se detuvieron en ese momento al llegar a la puerta del salón de clases, con tranquilidad hasta que sus ojos chocaron contra cierta mirada que esperaba evitar.
Antes de darse cuenta su "mejor amigo" se fue luego de dar una vaga excusa dejándolo completamente solo con Hanna quien no dejaba de verlo con un tono de diversión en su mirada.
—H-Hola... —saludó alzando su mano temblorosa a lo que la chica tan solo sonrió.
—Buenos días, Tanaka-san.
Controlando un chillido de entusiasmo, el aludido tomó una gran bocanada de aire antes de responder—. Por favor dime Ryuu.
La ahora peli azul le brindó una sonrisa aceptando aquello.
—Entonces, Ryuu, ¿qué tal me queda el azul? —Le pregunta haciendo un pequeño, y sumamente tierno a los ojos del chico, movimiento de cabeza para mover su cabello.
—Hermosísimo —dijo de inmediato, cerrando los ojos con fuerza al notar la rapidez con la que había dicho aquello, consiguiendo que la chica se echara a reír. "Vamos Ryuu, es ahora o nunca"—. Hanna-chan, acerca del manga que viste...
—Horimiya, ya lo leí —lo interrumpió con una brillante sonrisa.
—En realidad es de mi hermana, sí, eso. No tenía nada más que leer y solo tomé uno al azar —aseguró tratando de sonar lo más convincente posible. Fallando en el intento, claro está.
—Ya, y por eso estabas leyendo el capítulo 27 en lugar del 1 —habló cruzándose de brazos, casi notando una diminuta gota de sudor cayendo por la frente del chico—. Pero te creo, en serio.
En ese momento ambos se quedaron completamente callados debido a que varios compañeros pasaron entre ellos para entrar al aula de clases.
Hanna, notando entonces como Ryuu no parecía querer hablar más, tomó la iniciativa de iniciar nuevamente la conversación. Si no era en ese momento, no sabría cuándo tendría otra oportunidad como aquella.
—Ryuu, si ese manga, hipotéticamente hablando, fuera tuyo no habría ningún problema, ¿lo sabes? —Comenta viendo como este agachaba el rostro tratando de evitar su mirada.
—Es un manga shoujo —dijo sin más como si eso explicara todo.
— ¿Y? One Piece es shonen y yo sigo leyéndolo, eso no quiere decir nada —explicó rodando los ojos viendo que el chico se avergonzara por algo tan tonto—. Puedes perfectamente leer mangas "para chicas" y yo puedo leer mangas "para chicos" y no pasa nada malo.
Viendo como este aún parecía algo reacio, suspiró para usar su última carta sacándose la mochila para empezar a rebuscar en esta dando por fin con el pequeño libro.
Un confundido Tanaka observó el tomo de manga que la chica extendía hacia él, viendo a dos personajes desconocidos para él en la portada para luego leer el nombre: "Yoru no yomeiri". Sin pensarlo tomó el manga para acto seguido alzar la mirada hacia ella.
—Es un manga que recién terminé y pensé que te gustaría —comenta, sonriendo al ver el tierno sonrojo en las mejillas del chico.
—G-Gracias —susurró apretando el objeto contra su pecho brindándole una gran sonrisa—. A penas llegue a mi casa lo leeré, luego podremos hablar de la historia.
Siendo entonces interrumpidos por su profesora, ambos entraron al salón cada uno en dirección a su respectivo asiento.
En dicho momento la clase dio inicio con dos jóvenes entre los estudiantes, estos con sus corazones latiendo como locos ante la simple situación que acababan de tener. Para cualquiera sería una escena de lo más trivial, no obstante aquella había sido la primera conversación que estos habían tenido más allá de un simple "hola" cuando se veían.
Era la primera de muchas, verdaderamente muchas.
No se imaginan lo sorprendida que estoy de todo lo que he escrito mientras hago aún trabajos de la universidad, imagínense cuando tenga vacaciones.
No me alargaré mucho y solo diré que leeré entusiasmada cada uno de sus comentarios, me hacen sumamente feliz cuando comentan hasta lo más mínimo, en serio amo sus comentarios.
Me despido de nuevo, ¡hasta la próxima, mis bellezas!
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